Sam
Todo sucede en apenas tres segundos que no soy capaz de registrar. Solo puedo escuchar el pitido incesante en los oídos cuando mi cabeza se golpea contra el muro de hormigón y la mirada se me nubla por el aturdimiento, sin ser consciente de lo que está pasando a mi alrededor.
El ruido sordo de los disparos hace que me paralice, demasiado aturdido como para ser capaz de comprender que estoy en el suelo, con el corazón a mil por hora y el mundo a mi alrededor comenzando a tambalearse cuando la veo tendida en el suelo, respirando entre jadeos entrecortados con la mano sobre su vientre, donde no deja de manar sangre a niveles preocupantes.
Ya ni siquiera me preocupa la presencia de sus ojos sobre nosotros cuando, como si fuera un niño pequeño, me arrastro hasta Becca con las rodillas y las manos, sintiendo como el pecho comienza a dolerme como si quisieran atravesármelo con un
Dos meses después El sol acaricia mis mejillas como pensé que nunca volvería hacerlo; es agradable volver a sentirme en casa. Bueno, al menos sé que esta es mi casa, nuestra casa.Por fin hemos logrado tener algo nuestro, de los tres.Recuerdo que la cabeza me daba vueltas, igual que mis extremidades se sentían pesadas. Intentaba abrir los ojos, pero estaba tan cómoda en el mundo de los narcóticos que pensé que no sería capaz de lograrlo.Apenas era capaz de recordar más que el ruido de las balas impactar contra el suelo, el dolor mudo en mi cuerpo, Sam llorando a mi lado, rogándome que no me muriera, el olor a antiséptico del hospital y después... Nada.¿Significa eso que estaba muerta?No, supongo que me negué a morirme. No podía aban
El teléfono empieza a vibrar sobre la almohada e intento cogerlo, pero Tyler me lo impide cuando comienza a besarme, dejándome sin defensas para resistirme, ya que me encanta su efusividad.Intento separarme de él, pero me tumba en la cama y se coloca a horcajadas sobre mí.—Tengo que cogerlo —digo entre sus labios.—No tienes porque —murmura mientras sigue acariciándome los muslos de arriba a abajo con una lentitud que es una tortura.Le pongo las manos en el pecho e intento sacármelo de encima, pero pesa demasiado y que siga besándome no ayuda en absoluto.—Tyler —farfullo—, déjame.Finalmente, se coloca a un lado y se cruza de brazos con resignación, fulminándome con la mirada de manera cómica. No sé quién será a estas horas, pero sea quien sea ya me ha fastidiado. Pongo los ojos en blanco y le regalo
Cuando llego hasta el coche estoy hecha un mar de lágrimas y ni siquiera tengo muy claro del por qué esto me afecta tanto. Me deslizo dentro del asiento y apoyo la frente sobre el volante, irremediablemente agotada por la emoción del momento.«¿Por qué, por qué ahora?»Precisamente tenía que volver ahora que estaba más cerca de pasar página, ya me había acostumbrado al dolor que se había alojado en mi pecho desde que se fue, desde que me había dejado. Y para que engañarme, sigo dolida por haber sido manipulada e engañada. Hubo muchos alicientes para que sucedería, pero ninguna explicación por su parte...Empiezo a reírme entre sollozos. Es irónico, porque siempre fue él quien decía que no lo dejara nunca, que se moriría sin mí... entonces, ¿por qué no está muerto? Me gustaría que se sintiera precisamente como yo me he sentido, porque fue exactamente él quien me dejó a mí.En un instantáneo arranque de ira comienzo a golpear el volante con furia. Paso de la tr
Hasley inunda el ambiente y cuando la canción termina, voy a darle al botón de repetición, pero parece que Sam piensa lo mismo, haciendo que nuestros dedos se rocen al darle al botón, lo que esa electricidad vuelva a mi cuerpo; pensé que nunca volvería a sentirme así. Nos miramos un instante y aunque no lo diga con palabras puedo ver en sus ojos bicolores que no me ha olvidado, que todavía queda algo de aquello que nos unía.Y por ello sé que no debo sucumbir a sus encantos.Me separo todo lo posible, hasta que rozo el cristal con la cabeza; necesito la distancia entre nosotros. Así que para distraerme comienzo a canturrear para distraerme.—Soy una nómada, soy el sueño de una noche, no pertenezco a ninguna ciudad, no pertenezco a ningún hombre, soy la violencia en medio de la lluvia...—Ven y desvanéceme —termina por mí.<
Una vocecilla interna me dice que he metido la pata hasta el fondo.Me siento en el bordillo de la acera y me envuelvo las rodillas con los brazos. Sam parece realmente cabreado, pero no sé si es conmigo o con lo que acaba de suceder, porque en este momento yo estoy muy enfadada conmigo misma.Todo esto ha sido culpa mía, yo permití que llegara demasiado lejos. Ahora más que nunca sé que no podemos volver a vernos, no al menos solos, aunque lo mejor será no tener que vernos más, en ninguna circunstancia.Finalmente, se sienta a mi lado y agacha la cabeza mientras se frota la nuca como siempre hacía cuando no sabía que decir. Yo tampoco sé que decir, todo ha sucedido demasiado rápido, como una ráfaga de viento que deja una culpabilidad como único testigo.—¿Estás enfadado conmigo? —pregunto en un susurro. Tengo la voz áspera por haber
Cuando llego a la casa de mamá estoy más calmada y no hay rastro de esa angustia que me carcomía por dentro ahora que he tenido tiempo para replantearme la situación.Evitar a Sam va a ser complicado, porque no sólo formó parte de mi vida, sino que es parte de la del resto de mis amigos. Además, es el hermano de Kaia. Por ello tendré que aprender a vivir con eso igual que debo convivir con él más que como un simple conocido; quiera o no, siempre será algo más.En cuanto abro la puerta Nick sale de la cocina corriendo con sus patitas aún de bebé mientras agita una hoja en la mano. Me inclino hacia delante y lo cojo en brazos, haciendo que se ría de manera chillona cuando le doy un sonoro beso en la mejilla.Sus grandes ojos verdes me miran con felicidad y señala con el puño hacia el salón principal.—Abu, mami —balbucea.—¿Están aquí? —pregunto, abriendo los ojos con sorpresa.Asiente agitando sus ricitos castaños y sonríe mostrando sus profundos h
Acaricio sus rizos con suavidad, inclinada sobre la cuna mientras dormita inclinado de un lado, abrazado a su perrito de peluche favorito. Mi índice recorre su brazo de tez morena, tan suave que parece una manta de cachemir; sus labios rosados entreabiertos. Es tan hermoso.Desde el mismo segundo en el que vi su carita de ángel supe que siempre lo amaría; fue un milagro.El móvil en el bolsillo de la sudadera vibra, haciendo que baje la mirada, frustrada porque aún a las tres de la mañana tengan que molestarme. Pero no es lo que me fastidia cuando me doy la vuelta y leo la bandeja de entrada. Sam vie, 29 jun
Me doy la vuelta y bajo las escaleras de nuevo para poder alejarme de Sam. Tomo asiento en el borde de la piscina y cruzo las piernas mientras mi mirada se pierde en los animales que nadan de un lado a otro, felices e ignorantes en su mundo acuático.A mí también me gustaría ser uno de ellos.Puede que lo mejor es que no hubiera aceptado venir, así tal vez podría haber protegido un poco mejor todos mis sentimientos. Aún no estaba preparada para desnudar lo que siento frente a él, ni siquiera estoy preparada para hablarle con sinceridad y preguntarle la verdad, lo que me atormenta cada día.¿Por qué me dejó después de prometer que no lo haría?No me importa que todo el mundo me diga que necesitaba que me dejara, que nuestra relación era tóxica y que no hubiera ido a ningún lado. Porque lo que nadie sabía es que durante todo el tiempo que estuve con él fui feliz, realmente feliz, porque cada discusión, cada voz más alta que la otra, cada polvo de reconciliación