Cuando llego hasta el coche estoy hecha un mar de lágrimas y ni siquiera tengo muy claro del por qué esto me afecta tanto. Me deslizo dentro del asiento y apoyo la frente sobre el volante, irremediablemente agotada por la emoción del momento.«¿Por qué, por qué ahora?»Precisamente tenía que volver ahora que estaba más cerca de pasar página, ya me había acostumbrado al dolor que se había alojado en mi pecho desde que se fue, desde que me había dejado. Y para que engañarme, sigo dolida por haber sido manipulada e engañada. Hubo muchos alicientes para que sucedería, pero ninguna explicación por su parte...Empiezo a reírme entre sollozos. Es irónico, porque siempre fue él quien decía que no lo dejara nunca, que se moriría sin mí... entonces, ¿por qué no está muerto? Me gustaría que se sintiera precisamente como yo me he sentido, porque fue exactamente él quien me dejó a mí.En un instantáneo arranque de ira comienzo a golpear el volante con furia. Paso de la tr
Leer más