Amelia.
—Mamá… ¿Estás bien? —parpadeé varias veces y miré a Máximo.—Sí…—Tienes rato mirando a la nada… ¿Segura de que estás bien? ¿Es papá? —mis ojos se nublaron mucho, y sentí un nudo enorme en la garganta.Recordé el momento de ayer en esa reunión, cuando a la fuerza tuve que salir de esa sala y vomitar hasta que mi estómago se vació.Nunca en mi vida había estado tan nerviosa y con tanto miedo, y ahora que Máximo estaba frente a mí, me arrojé a sus brazos, como si él fuese el adulto.—Mamá… tranquila… —sus manitas de apenas cinco años acariciaron mi cabello, y dejé que las lágrimas salieran.—Solo… no es nada… —sequé mis lágrimas rápidamente y luego tomé su carita—. ¿Cómo fue tu día de escuela…?—Bien… quería saber, ¿por qué debo estar listo para la cena con ropa de salir? Papá me dijo qué…Mis manos temblaron mucho.Edric había invitado a Ares a una cena esta noche, y yo me estaba volviendo loca.—Tendremos un invitado muy importante para papá… pero quiero pedirte algo…Máximo frunció su ceño y asintió.—Vamos a decirle a papá que estás muy cansado… y quieres dormirte cuanto antes… ¿De acuerdo? No quiero que estés presente en esa cena…—¿Por qué mamá? Ni siquiera sé si voy a tener sueño… —apreté mis dientes.Aún temblaba como una desquiciada.—No me gustan los temas que se va a tocar allí… no es para niños… además, ¿no tienes una actividad importante mañana en la escuela?Él alzó los hombros no muy contentos, y siguió mirándome de forma inquisitiva.—Mamá… si te sientes mejor que no esté… entonces está bien, tendré sueño temprano…Mi boca se apretó, abracé a Máximo con fuerza.—¿Sabes que lo eres todo para mí? Que vivo por ti y para ti…—Si…—Eres todo para mi Maxi… todo…—Pero no llores mamá… ¿De acuerdo? —los deditos de Máximo limpiaron las lágrimas de mis ojos, y luego la puerta se abrió, haciéndonos saltar a ambos.Edric entró en el momento y me miró con extrañeza.—¿Qué pasa? —negué.—Nada…—Mamá se siente tensa… —apreté la mano de Máximo.Edric sonrió un poco y luego llegó a él para moverle el cabello.—Hoy verás a tus abuelos… ¿Qué te parece? —mis ojos se abrieron y me puse de pie.—¿La cena está cancelada? —Pregunté con un poco de alivio.—Por supuesto que no… mis padres estarán presentes, al igual que mi hermana… ¿Qué te parece? Todo en comunidad para los negocios…Me sentí desvanecer ante la situación.—¿Cuándo planeabas decírmelo? Se supone que mandé preparar poca comida… —Edric se giró y se quitó la corbata.—Ya he hablado en la cocina… solo tienes que… —él se giró y miró a Máximo mientras mis manos se posicionaron en los hombros de mi chico—. Juega afuera Máximo…—Si papá…Máximo salió enseguida, y la puerta se cerró.—Solo tienes que ser una anfitriona dedicada, que ama a su marido y a la familia de su marido.—Tu hermana es insoportable…—¿De verdad?—Debiste mantener esta cena privada, Edric…—No me da la gana… además, nuestro acompañante estará con su esposa, qué sé yo…Mi boca tembló un poco.—¿Es casado? —Edric se giró y achicó los ojos.—No lo sé… tal vez, dijo que vendría acompañado, así que lo supongo… ¿Tienes algún problema con eso…? —entonces negué.—Lo pregunto porque… sería genial compartir con su esposa…—Más te vale que seas buena, porque es un trato importante…Me senté en la cama cuando Edric se metió a la ducha, y miré mis manos.Ni siquiera sabía cómo iba a poder soportar esta cena, y menos con la presencia de Ares.Lo que no podía entender es por qué era un empresario, si él incluso podía ser un teniente ahora. Y por qué se hacía llamar “William”¿Quería vengarse de mí? ¿Sabía lo de Maxi?No pude evitar meterme en la habitación de mi propio closet cuando Edric cerró la llave del agua, y me descargué en llanto. Entonces, cuando Edric se fue de la habitación, tomé mi teléfono y le marqué a la única persona que podía contarle algo.—Amelia… ¿Todo bien?—Emily… Es Ares… él está aquí…—¡Dios Santo!***Recogí la pulsera por segunda vez que me estaba colocando en la muñeca, y luego me miré en el espejo. No recordaba la última vez que me había arreglado con esmero, y los toques en la puerta me alertaron de que ya no tenía escapatoria.—Señora… el chef dice que está listo para que revise el menú…—Gracias, iré en un minuto.Terminé de colocarme perfume y luego caminé a la habitación de Máximo que estaba colocando los libros en su biblioteca.—Ya le dije a papá que no bajaría… que estaba agotado por la piscina de hoy… —y le sonreí dándole un beso en la mejilla.—Muchas gracias… vendré más tarde…Máximo asintió, y bajé para comprobar la comida.Ordené preparar la mesa, y escuché cómo el sonido de llegada a la casa resonó por toda la planta.Mis palmas se frotaron muchas veces, y me levanté tomando el aire suficiente, cuando vi entrar a mis suegros, y a la hermana de Edric.—Buenas noches… —me quedé de pie, y erguida, viendo cómo Edric los saluda y los invitaba a entrar.—Amelia, querida… —besé las mejillas de mis suegros, y luego miré directamente a Jessia.—Cuñada… —ella me sonrió dándome una mirada larga—. ¡Qué guapa estás!—Gracias… pasen a la mesa… —Edric sonrió todo el tiempo, y cuando el timbre volvió a resonar, vino a mi lugar para tomarme de la mano.—Nuestro invitado especial… —reprimí mis ojos, y luego abrí la boca.Podía jurar que los latidos de mi alma se escuchaban en toda la casa cuando el servicio abrió la puerta, y ese traje, pegado a su cuerpo, solo me hicieron temblar.Ares venía vestido de negro, con una camisa blanca que hacía relucir su piel dorada. Y aunque si había una mujer a su lado, yo no pude detallarla ni un segundo, cuando eran sus ojos lo que observaba directamente.Había algo que él no había perdido, y esa era su rudeza, bajando despacio sin perder su esencia, tomó la mano de aquella mujer castaña, y yo parpadeé cuando mis ojos se nublaron.—Bienvenidos… —Escuché que Ares presentó a la mujer, y Edric besó su mano.—¿Amelia? —parpadeé varias veces y me giré a Edric—. Cintia, la novia de nuestro socio…Por primera vez me giré a la mujer, y luego extendí la mano.—Amelia…—Amelia Rausing… —Completó Edric, y yo asentí.—Mucho gusto, Cintia…—Ammm… bienvenidos… —me giré hacia Ares—. ¿Señor…?—William… —apretó él con tono grueso, y afirmé.—Si… señor William, pueden pasar a la mesa…Ares me quedó mirando fijo, y sin disimular, bajó a detallar mi cuerpo, luego, tomó la mano de la mujer, y caminó hacia donde el servicio lo condujo.—¿Qué está pasando contigo? —Edric me zarandeó el brazo bruscamente, e hice un gesto en mi rostro, y estaba a punto de quitarle la mano, cuando mis ojos se posicionaron en Ares, que, a lo lejos, nos estaba mirando…—Suéltame… el señor Parker nos observa ahora mismo.Edric cambio su postura, y se puso de espaldas a Ares, para mirarme y sostenerme la barbilla.—Si lo arruinas… atente a las consecuencias…Y yo solo vi cómo Edric se fue al comedor, pero todavía tenía los ojos de Ares encima de mí, cuando vi que Máximo estaba en la escalera.—Mamá… —y todos se giraron de golpe en su dirección, mientras a mí, me temblaba la vida…Ares Miller. —Mamá… —Solo me giré para ver al chico que se restregó los ojos, y tapó su rostro, además que su posición no me permitía verlo de frente, pero parecía tener un problema y Amelia se fue casi corriendo para abrazarlo y subirlo a su cuerpo. —Cariño… vamos a la cama. Estaba manteniendo mi seguridad aquí, pero saber que tenía un hijo ahora, también rompió algo dentro de mí. Esta misión que tomé para encubrir a Collins era una mierd@ y él me iba a escuchar muy pronto. Mi mandíbula se tensó y quité la mirada para observar a Rausing que tenía su ceño fruncido, y también recordé cómo le tomó el brazo a Amelia. Cintia, otro agente al servicio, me tocó la rodilla y con sus ojos me señaló a Rausing que estaba tomando un cigarrillo de su chaqueta mientras sus dedos temblaban ligeramente. Parecía sacado de su genio, como si algo le estuviese molestando. —Mi hijo… Máximo… lástima que no lo conozcan, mi esposa dijo que estaba murto del sueño, pero parece que… no era así… —Hasta
Amelia. Literalmente el alma se me salía cuando llegué arriba, y me metí a la habitación principal sosteniendo la mano que me ardía. Necesitaba acompasar mi respiración, pero cuando sentí que la puerta se estaba abriendo, corrí al baño tomando el botiquín y sacando todas las cosas. —¡Qué coños! ¡Esto es una cena importante y estás desaparecida! —me pegué a la pared. —No podía estar con esta mano sangrando… —¿Qué es lo que te pasa? ¿Qué fue eso allá abajo? —traté de mantenerme, y abrí la boca. —Sabes que tu hermana… —¡Y un carajo! ¡Se supone que estoy en un put* negocio que me traerá millones, joder! —brinqué un poco ante su grito, y mi mente recordó las palabras de Ares. “Son negocios” pero muy dentro de mí sabía que había algo más. Por supuesto, nunca lo delataría, además, ni siquiera sabía nada de su vida, ni tampoco cómo había hecho para abandonar la academia militar. Cerré el botiquín sin decir una palabra, pero su mano en mi cuello me estrelló contra la pared. —No enti
Ares Miller. —¿General…? —El mismo… ¿Cómo sigues de las piernas…? —Mi general… yo… creo que mejor… me parece increíble que esté aquí… Y me senté en sus piernas mientras él gritó. —Perfecto que estés mejor, porque estas piernas se volverán a quebrar… —Mi general… ¡Ahhh! —Pareces un marica gritando… —palmeé su mejilla, y pronto apareció Anthony, mi mejor amigo desde que entré en la academia hace unos años. —¡Coronel! —Anthony se cruzó de brazos cuando el teniente Collins gimió. —Has jodido todo… y yo debo pagar… se suponía que confié en ti porque tenías todo perfecto en este caso… ahora ascenderá tu abuela en vez de ti… El sudor era extravagante en la frente del teniente Collins. —¿Sabes lo que le va a pasar al coronel por tu culpa? —pregunté y Collins negó apretando sus dientes, porque aún estaba sentado en sus piernas—. Puede ser removido de su cargo… Y Anthony me miró para decir: —Me haré cargo, General… —Ahora hablaremos usted y yo coronel, no me interrumpa… —pero Anth
Amelia. —Ok … ¿Qué? —No alces la voz, a veces no si estás paredes escuchan… —Emily se pasó las manos por el rostro como si quisiera arrancarse las mejillas. Ella no era la favorita de Edric, aunque nadie lo era. Sin embargo, al menos con ella podía hablar. Era mi mejor amiga de la universidad, y nuestra amistad había perdurado pese a todas las situaciones. —Es que… ¿Él vio a Máximo? —y no pude evitar ir a taparle la boca. —Mejor vayamos a otro lugar. Casi la obligué a salir de la casa, y el chofer que Edric tenía especial para mí, nos acercó a un café, eso antes de que él le informara a Rausing el recorrido. —No lo vio… pero no creo que se dé cuenta… sí, tienes sus ojos… pero… —Tal vez no se dé cuenta, pero, es su padre… —literalmente quería quitarme la piel. —Quiero morir… —¿Más? Por Dios Amelia, has estado muerta por seis largos años… ¿Qué más dá? —negué rápidamente. —¿Crees que le haría eso a Maxi? Emi, él cree que su padre es Edric, y no importa lo horrendo que sea, co
Amelia. Fueron los cinco minutos más eternos de toda mi vida, y la efusión de Emily no me estaba ayudando para nada.—Amelia, por favor… —ella me tomó la mano y se acercó mucho—. Bésalo… necesitas saber si…—¡Cállate! —apreté duro, y luego giré un poco mi cabeza—. ¿El guardaespaldas está mirando?—No… ahora mismo no…—Espera que mire… y me avisas…Ella asintió, y al minuto, me lo dijo.—Está mirando ahora.Entonces me levanté y le hice la mímica de que iba al baño.Emily me sonrió, pero apretó los dientes.—Demórate mucho, querida…Mis mejillas se calentaron. Caminar no fue lo mismo esta vez, y sentía que las piernas me vibraban. Pasé un pasillo del café, y cuando tomé el pomo de la puerta, un brazo me haló, y me metió quién sabe dónde.Era un cubículo lleno de trastes, apenas había una luz tenue, y la mano de Ares posó en mi boca.—Solo escucharás… —mi pecho subía y bajaba notablemente, estábamos a pocos centímetros de distancia y el espacio era reducido.Aún tenía que mirar hacia a
Amelia. “Hay un lugar… solo cuando estés segura, irás allá… espero que sea mañana mismo.”—Tienes rato perdida… ¿En dónde estás? —Levanté la mirada hacia Edric, y luego miré a Máximo, que también me miraba con preocupación. Así que negué.—Nada… Emily tiene algunos problemas, y estaba pensando en las cosas que me dijo…Edric masticó con lentitud sin quitarme la mirada, pero yo bajé mis ojos al plato que estaba casi intacto.—¿También te quitó el apetito? —y tomé el tenedor para meterme un poco de comida en la boca.La verdad es que tenía el estómago revuelto, las emociones sacadas de mi piel, y tenía una mezcla de ansiedad. Había besado a Ares esta mañana, y ahora por la noche, aún me ardía la boca, y un líquido caliente seguía emergiendo de mi sistema.Era como un volcán encendido que tomaba fuerza con cada segundo.Un golpe se hizo en la mesa, y salté mirando a Edric que se detuvo.—¡¿Qué coños te pasa?! ¿Te hablo y no respondes? —Máximo se alertó y negué hacia Edric.—Edric… Máxim
Ares Miller. —Es más complicado de lo que pensamos… —Anthony llamó mi atención y me acerqué a la computadora.Eran las once de la noche, y no paraba de revisar el expediente, pero lo dejé a un lado para observar.Allí se mostraba todas las áreas que operaban con mercancía de contrabando, y zonas de descarga que el mismo Rausing utilizaba para sus negocios ilegales. Mientras más indagábamos en el informe, más se extendían las personas que estaban mezcladas con los Rausing.—Collins debió guardarse todo… pensó que este sería un éxito, así como tú ascendiste en pocos años por tus méritos. Te imita en todo…Mi ceño se frunció un poco.—Es extraño que fuese un caso tan complejo y no haya dado informes tan pronto cuando lo tenía.—Por eso digo… —Anthony me miró—. Creo que estaba escalando a lo alto…—O… —interrumpí—. Hay más en esto…—¿El teniente Collins? Es listo… por eso le di la oportunidad, pero es un hombre muy trasparente…Y sonreí.—No creo que en la lealtad de nadie.Y Anthony tor
Amelia. A pesar de la agitación y el extremo deseo, puse mi mano en el hombro y cerca del cuello y negué.—Un golpe…—Sé que es un golpe… —Ares intentó seguir revisando, pero lo aparté bruscamente.No era el momento de revelar mis intensiones ni mi desgracia, si decía una sola cosa, él comenzaría a saberlo todo, una cosa detrás de otra, y por ahora, no podía colocar a Máximo en medio de Edric y él.Y aunque él pensaba que me tenía en su plan, también yo estaba haciendo planes, aunque sabía que podía odiarme aún más después de saber que había ocultado a su propio hijo.Bajé la mirada llenándome de amargura y negué.—No es nada, estaba jugando con mi hijo… me golpeé con una mesa…Ares frunció el ceño, y sus ojos llenos de deseo, cambiaron por unos neutros.—No puedo quedarme mucho…—Te quedarás lo que sea necesario… —caminó tranquilamente, mientras yo era la única que sabía que el tiempo era un asesino para mí.—Entraré en la empresa… —y él se giró de golpe—. Tus negocios están resuel