Amelia. —El señor William me pidió que la llevara a donde quiera… —alcé mi rostro hacia un conductor que me abrió la puerta del auto, e intenté mirar hacia arriba del edificio, sabiendo que no podría adivinar donde estuve en unos minutos.Mis manos temblaban mucho, y me metí al auto sin chistar.«Donde demonios estás»Había otra notificación de Edric, y pegué mi cabeza al respaldo del asiento para cerrar los ojos, y luego, cuando me alejé del sitio unos diez minutos más tarde, marqué la llamada y él contestó en el primer tono.—¡Maldita sea! —y apreté los dientes pasando el trago—Salí sin el chofer, se lo dije a Emily… ¿No te dijo?—Me importa una mierd@!, ¡tienes una chofer…! ¿Dónde estás?—En la norte… comprando algunas cosas… esta tarde iré a la empresa…—Envíame la ubicación, ¡ahora mismo…!Miré al chofer que entendió todo perfecto, y en cinco minutos estuvimos en aquella avenida repleta de tiendas. Mis manos temblaron cuando envié la dirección, y me metí a cualquiera, tomando c
Ares Miller. No sé por qué algo se activó en mí, era demasiado extraño y pasé el brazo que Anthony puso para que me detuviera, y tomé el brazo de Amelia para girarla.—¿Estás bien? —la mirada de Rausing se fue rápidamente a mi mano y juro que su labio tembló.Sin embargo, la mirada de Amelia era la peor. Sus ojos incluso me hablaban cuando negó diciéndome que retrocediera, pero como soy un cabrón, no lo hice.—¿Estás bien? —volví a preguntar y ella abrió mucho los ojos como si me implorara algo.—Sí… me atoré señor William…Me la quedé mirando por unos segundos, y luego bajé la mirada a su cuello, que tenía unas grandes marcas, pero en ese momento, el tacto de ese hombre sobre mi brazo, hizo que desviara la mirada hacia él.—Ella está bien, señor Parker… suéltela… —su voz se puso grave, e incluso amenazadora.Mis ojos miraron su mano, y luego volví a su rostro haciendo caso omiso a su instrucción.—Puedo jurar que vi sus manos en el cuello de su esposa… ¿Quizás estaba alucinando? —mi
Amelia. —Estás colmando mi paciencia…—No es algo nuevo… no entiendo para qué me quieres a tu lado, si solo te causo esto…Edric se acercó mucho a mí y cerró la puerta tras nosotros.—Porque eres mi propiedad… y me da la gana… tú nunca me muestras amor, así que no te quejes…Sonreí de la pura ironía.—¿Amor? ¿Qué amor? Desde el principio…—¿Desde el principio? —Edric dio un golpe en la mesa—. Desde el principio me engañaste… llegaste embarazada… —y mis ojos se agrandaron.—No voy a trabajar con ese hombre corrupto… —lancé mi primera jugada—. Trabajaré aquí en la empresa, pero me niego a ser parte de esta sociedad… corrompida…La sonrisa de Edric se ensanchó y se limpió la boca. Conocía demasiado bien a Edric como para saber lo que venía a continuación.—¿Querías trabajar aquí? Bien… pues lo harás conmigo en esta sociedad… y experimentarás que el dinero, es dinero de donde venga… sucio o limpio, mantiene nuestros lujos.—No quiero trabajar con este tipo de personas Edric… no soy como
Amelia. —Mi chica, ven aquí… —Emily me envolvió en un abrazo, y me dejé ir mientras mis lágrimas corrieron. —Sigo enamorada de ese hombre, Emi… —sollocé—. Cada fibra, cada célula… todo de mí late fuertemente por él… lo juro. Emily me acarició el cabello y asintió. —Lo sé… lo sé… Y ahora temo por ti, estás muy vulnerable… —me quité de su agarre y limpié mis lágrimas negando. —No… sé que Ares también siente algo por mí, y aunque suene cruel, estoy usando eso para sacar a Maxi de todo esto. —Sí, es cruel… porque también es su hijo. Se ha perdido todo de él y Maxi cree que su padre es ese monstruo… Mis labios se compungieron. —¿Puedes creer que tus peores enemigos son tu misma familia? —Lo son… —Emily se puso erguida—. Tu familia es la peor mierd@ que puede existir… y lo juro Amelia… espero que cuando Ares sepa toda la verdad, los mande al infierno… Negué volviendo a recostarme en sus piernas, venir al apartamento de Emi era una parte de mi refugio, y trataba de aprovechar su co
Amelia. —Cariño… —mis ojos parpadearon, pero Ares ya no estaba frente a mí, aunque bajé para mirar mis manos, donde aún estaba esta copa que me dio minutos antes—. ¿Quién te dio esa copa? —Un camarero… —respondí rápidamente observando a Edric, y me bebí el resto de contenido de un solo sorbo. —¿Qué pasa contigo? —Edric pareció escandalizado y le sonreí. —Nada… quería beber algo, y… —Amelia… —su boca se apretó y puse mi mano en su mejilla. —Tranquilo esposo… voy a actuar frente a toda esta gente de que somos una pareja perfecta y de que estamos muy enamorados… que nuestra familia es la mejor, y que no puedo ser más feliz… haré todo lo que a mi esposo le dé la put@ gana… Los ojos de Edric se pusieron oscuros, y estaba a punto de tomar mi brazo, cuando escuché esa voz de nuevo. —Señor Rausing… —tanto Edric como yo nos giramos. Allí estaba Ares, y su abogado. Pero yo solo podía mirarlo a él mientras mi boca se abría. Edric le asomó una sonrisa y asintió. —Bienvenido… —Señora…
Amelia. Cuando nuestras lenguas se rozaron en una danza demoledora, y un líquido caliente comenzó a emerger dentro de mi vientre, supe que no había vuelta atrás.La boca de Ares me sabía a gloria y desesperada pasaba mis manos en todo su cuerpo. Sabía que hoy no sería detallado, pero nos urgía, la necesidad había llegado al límite, y no podíamos esperar un minuto más.La mano de Ares tomó mi mandíbula y apretó mi boca cuando profundizó el beso, mientras con su otra mano, separaba mi vestido completamente, y arqueaba mis piernas, para rodear su torso.Su mano apretó mi pecho, y su cuerpo se frotaba con el mío, hasta que se fue a su centro, y bajó su bragueta.Ares no se tomó un tiempo, no lo vi rasgar el envoltorio de un preservativo, sino que sentí su piel caliente y lisa, y los sonidos salieron de mi boca creando un éxtasis como ningún otro cuando entró en mí sin previo aviso.Quería arrancarme la piel del puro placer, y fue inevitable que mis ojos se cerraran con fuerza, mientras s
Amelia. —Señor William… —Edric estaba fuera de sus cabales. Sentí que el cuerpo me temblaba, y quería involucrarme, pero era imposible. Conocía muy bien a Edric y sabía que él era capaz de todo. Pero de un momento a otro, una mujer que parecía de la logística llegó casi corriendo. —Señor Rausing, por fin lo consigo, usted ha sido elegido para dar unas palabras… y en cinco minutos tiene que estar dentro… Miré a Ares y lo supe todo. Él había planeado cortar la electricidad, esta mujer que llegó de repente, y quién sabe que otras cosas más. La postura de Ares se relajó un poco, y Edric me miró como si me prometiera una descarga. —Cariño… nuestro problema tendrá que esperar, trabajo es trabajo… —su mano y dedos se enrollaron en los míos, y antes de caminar, se dirigió a Ares—. Puede presentarme a sus amigos… Ares sonrió con cierto cinismo y asintió. —Esta noche será exitosa… así que relájese… —¿Usted lo está? —preguntó Edric caminando, pero Ares se detuvo. —Como si seis años se
Amelia. —Señor William… —sentí que el cuerpo me temblaba, y quería involucrarme, pero era imposible.La rodilla en constante movimiento de Edric, solo me decía que estaba esperando que esto acabara, para tener su momento de descarga. Mis manos se juntaban con nervios, y aún ni siquiera sabía qué podía decirle.Eso, sumando a esta respuesta repentina de que se iba de viaje.No pasó mucho cuando la reunión terminó y repartieron algunos cocteles. Y cuando nos pusimos de pie, yo solo miré a Ares, que parecía muy confiado en su mismo.—Señores, ahora si nos retiramos… —Y Edric me dio la espalda para ir a despedirse de uno en uno de al menos diez hombres que estaban en la mesa.Rápidamente, miré a Ares y susurré:—Él se dará cuenta…Noté como Ares sacó algo de su bolsillo y luego se acercó.—Que tenga feliz noche, señora Rausing… —hizo como si fuese a despedirse, puso su cuerpo de espaldas a Edric, y pensé que besaría mi mejilla, pero sus dedos fueron a mi boca y metieron una pastilla en e