CAPÍTULO 12

Amelia.

A pesar de la agitación y el extremo deseo, puse mi mano en el hombro y cerca del cuello y negué.

—Un golpe…

—Sé que es un golpe… —Ares intentó seguir revisando, pero lo aparté bruscamente.

No era el momento de revelar mis intensiones ni mi desgracia, si decía una sola cosa, él comenzaría a saberlo todo, una cosa detrás de otra, y por ahora, no podía colocar a Máximo en medio de Edric y él.

Y aunque él pensaba que me tenía en su plan, también yo estaba haciendo planes, aunque sabía que podía odiarme aún más después de saber que había ocultado a su propio hijo.

Bajé la mirada llenándome de amargura y negué.

—No es nada, estaba jugando con mi hijo… me golpeé con una mesa…

Ares frunció el ceño, y sus ojos llenos de deseo, cambiaron por unos neutros.

—No puedo quedarme mucho…

—Te quedarás lo que sea necesario… —caminó tranquilamente, mientras yo era la única que sabía que el tiempo era un asesino para mí

.

—Entraré en la empresa… —y él se giró de golpe—. Tus negocios están resuel
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