Amelia. —Señor William… —sentí que el cuerpo me temblaba, y quería involucrarme, pero era imposible.La rodilla en constante movimiento de Edric, solo me decía que estaba esperando que esto acabara, para tener su momento de descarga. Mis manos se juntaban con nervios, y aún ni siquiera sabía qué podía decirle.Eso, sumando a esta respuesta repentina de que se iba de viaje.No pasó mucho cuando la reunión terminó y repartieron algunos cocteles. Y cuando nos pusimos de pie, yo solo miré a Ares, que parecía muy confiado en su mismo.—Señores, ahora si nos retiramos… —Y Edric me dio la espalda para ir a despedirse de uno en uno de al menos diez hombres que estaban en la mesa.Rápidamente, miré a Ares y susurré:—Él se dará cuenta…Noté como Ares sacó algo de su bolsillo y luego se acercó.—Que tenga feliz noche, señora Rausing… —hizo como si fuese a despedirse, puso su cuerpo de espaldas a Edric, y pensé que besaría mi mejilla, pero sus dedos fueron a mi boca y metieron una pastilla en e
Amelia. —Trate de descansar… el medicamento contrarrestará la droga… —mi ceño se frunció e intenté alzar mi cabeza, pero estaba muy mareada, así que pregunté.—¿Droga? —veía de forma borrosa a la enfermera, cuando ella se apartó ante la entrada de alguien.Sentía un fuerte tintineo en la cabeza, e intenté levantarla, pero es como si todo me diera vueltas.—Yo estaré aquí… puede irse… —esa era la voz de Ares, y luego sentí sus dedos en mi rostro y la comisura de mis labios—. ¿Crees que estés apta para hacer el amor de nuevo conmigo?Y no podía creer lo que estaba diciendo.—¿Qué me diste?—Shuuu… —su dedo se posicionó en mi boca, y luego sentí sus labios encima de mí—. Acompáñame a la ducha… necesitamos limpiarte…—Ares… ¿Qué crees que haces?—Vamos, confía en mí… no te caerás… ese maldito sabrá. Lo sabrá créeme…No había contestado a nada cuando mi cuerpo se fue en sus brazos, pero mi rostro hizo un gesto lastimero cuando sentí el ardor cuando se haló el cable de mi brazo.—Ok… ok… —
Amelia. Ver cómo Edric se despedía de Maxi y le susurraba cosas, solo me aceleraba el corazón, pero una vez que se subió al auto, y nos envió un adiós con su mano, fue algo liberador para mí.Además, ya había dejado un par de amenazas hacia mí, que solo me revolvieron el estómago, pero estar una semana sin él, quizás sería el alivio más grande que había experimentado.—Extrañaré mucho a papá… —Máximo me hizo pasar un trago con amargura y luego se recostó a mí—. ¿Me llevarás tú al colegio?Me agaché de inmediato.—Por supuesto… y te recogeré también, ya que mamá irá a trabajar, pero me arreglaré el horario para estar para ti… —su sonrisa hizo sacar unas mías, y luego su boca se curvó más para notar que cada vez él tenía más ademanes de Ares.Por supuesto, yo lo podía notar porque sabía todo, e instando a Maxi a que entrara a la casa, le pedí que se comiera su desayuno, mientras yo me iba a arreglar.No sé, pero se sentía bien no tener ese par de ojos a mi espalda, y me miré al espejo
Amelia. Eran las ocho de la noche, pero para mí era como la una de la mañana en medio del desespero, la incertidumbre, y el nudo de nervios que tenía en mi estómago.Mi uña estaba acabada, y no dejaba de dar vueltas en mi habitación, mirando el teléfono, para ver si Emily enviaba una señal.Así que volví a escribir.“¿Nada?”Pero en medio del mensaje, recibí una llamada de Edric, que me volvió el corazón añicos.Esperé al menos tres tonos, y tomé el aliento.—Hola…—Amelia… —pasé el trago.—Dime…—He ordenado que entren unos hombres al cambio de seguridad, baja y recíbelos y que se pongan en sus puestos…—¿Nuevos hombres? De que se trata…—De la seguridad de la casa… he contratado más… —mi ceño se frunció visiblemente, y luego asentí.—De acuerdo, estaba por meterme a la cama, pero…—¿Tan temprano?—Sí. Estoy cansada…—Bien… ¿Cómo está Maxi?—También está cansado, hoy tuvo natación, así que sabes cómo llega.—Perfecto, una cosa más…—¿Qué es?—Te amo…Apreté el móvil, y solo miré la
Amelia. Ares tomó mi cuello con delicadeza, y unió su rostro con el mío sin dejar de mirarme a los ojos. Como si tuviéramos la conexión de toda la vida de nuevo. Yo quería gritar entre la emoción y la nostalgia que me sacaba esto. Y aunque estaba excitada y extasiada por vivir este momento, sabía que mi mayor emoción, era este corazón que volvía a latir de verdad. Con fuerza, con amor, con esa emoción que había olvidado. No había dejado de amar a Ares ni un solo segundo. No había dejado de desearlo, de anhelarlo, y antes de que incluso me besara, tuve que abrazarlo con fuerza, como si no quisiera despegarme de él nunca más. Sentí cómo su cuerpo se tensó un poco, no se esperaba esta reacción, y traté de amortiguar un sollozo, y retener las lágrimas, pero cuando él tomó mi rostro en sus manos para mirarme, tuve que hacer que mi corazón se endureciera de nuevo. —¿Qué ocurre? —preguntó en susurro. Negué varias veces. —Estoy emocionada de verte de nuevo, pensé que… —Ares restregó s
Ares Miller. No fue como la primera, ni la segunda, ni mucho menos aquella noche de rapidez y de deseo descontrolado. Esta vez era como si el tiempo se detuviera teniendo misericordia de mí, de todos mis sentidos contrariados, de mis restricciones, y la rabia contenida durante tanto tiempo, que de alguna forma había cambiado. Un hombre no describía a ciencia cierta sus sentimientos. Teníamos palabras cortas, como si o no, y básicamente, en la mayoría de veces, prefería uno mostrar de lo que estábamos hechos. Sin embargo, había una necesidad extraña en mí de decirle estas cosas mientras la hacía mía, y una necesidad muy importante de saber que a pesar de todas las mierd@s, Amelia me pertenecía. Pero el hecho de que declarara esas palabras, que no tenía nada que ver con sus acciones, inmediatamente me desconcertó. —Te amo, Ares… —sus ojos se cristalizaron como si tuviera un montón de cosas escondidas en ellos, mientras mi cuerpo, se dejaba ir dentro de ella como nunca. No podía ne
Ares Miller. —¿Te has vuelto loco? —miré la laptop intentando concentrarme en lo que estaba haciendo y sin mirar a Anthony, pregunté:—¿En el informe…? ¿Cuál es el tipo de sangre de Edric Rausing?—A POSITIVO —Anthony miró los papales, un poco distraído.—¿El de Amelia?—O NEGATIVO…—Arregla una reunión con Collins… en unos días tal vez… —me agité un poco.—¿Cuál es la razón? —se puso un poco alerta, pero negué no dándole importancia.Si había alguien que me conocía, ese era él.—Solo quiero hablar unas cosas con él antes de que lo envíes a la mierd@…—Trata de no matarlo… no quiero hacer el papeleo.—Lo necesito vivo…El tipo de sangre de Amelia, no era O NEGATIVO, y mirando el informe del hospital, y los resultados que pasaron, marcaba su tipo de sangre como AB POSITIVO.Así que había una incongruencia en el informe.—¿Necesitas saber algo en especial? —negué hacia Anthony, sabía que estaba interesado por mis preguntas.—Solo quiero una reunión con Collins, ya te lo dije…Y tenía u
Amelia. —¡Wooow! Encontré la casa de mi amigo Lucio… Mira mamá…Me giré, pero era inevitable que mis labios no temblaran.Ares no podía saber que Máximo era su hijo, al menos no por ahora.—¿Qué es lo que haces? Nunca te di autorización, y este hombre será despedido por Edric… eso sin contar a lo que él puede hacer… tú… tú no sabes…—No sabrá nada… Casi me reí frenética—No sabes lo que él hace con Maxi… Tú… —¿Qué hace? —Ares me miró con atención, y yo negué. —No vuelvas a inmiscuirte en las cosas de mi hijo, te lo pido… mantente alejado —casi susurraba, pero él me cortó.—¿Maxi? —Máximo dejó el aparato y se acercó un poco cuando él lo llamó mientras yo solo era un manojo de nervios.—Aquí estoy… —¿Quieres comer algo…?—¡Pollo y papitas…! —Ares sonrió asintiendo.—Lo imaginé… Conozco un lugar donde son especialistas en pollo y papitas… Mi hijo sonrió asintiendo y luego desvaneció el gesto cuando su mirada vino a mí. —¿Estás preocupada, mamá? He hecho la promesa, guardaré el sec