Ares Miller. —General… —Entra al auto… vamos a otra parte… Amelia y su hijo ya se habían ido, mientras Jonas se metió en el auto y arranque con urgencia. Utilicé una sola mano para la palanca y el volante, entre tanto, metía el lapicero lleno de la muestra de Máximo. ~ —Aucchhhss… —¿Qué pasa? —Algo me picó… —¿Sí? —Máximo asintió y escondí el lapicero en la chaqueta—. Déjame ver… El chico extendió su mano, el hoyuelo se llenó de dos grandes gotas de sangre, porque la punción no fue una picadura normal. Este lapicero podía extraer unos mililitros en segundos, y esperaba que fuera suficiente para la muestra. Restregué el dedo en su piel y luego saqué un hielo. —Te aliviará… —Gracias… —Máximo me sonrió, y me lo quedé mirando por largo rato. Con mi mano batí su cabello oscuro, y luego le alcé su barbilla. —Recuerda que tenemos un trato… —él asintió serio. —Sí… lo recuerdo… —Bien… confió en ti. ~ Pasé un trago al recordar lo ocurrido en la mesa, y como Jonas había enviado
Amelia. —No me va a perdonar… —Emily se tomó del pelo y negó.Al día siguiente de la noche con Ares, le había pedido a mi amiga que me acompañara a la empresa, y desde que me tomé las copas con Ares, ya habían pasado dos días.Nuestras noches eran largas, apasionadas, e increíblemente, aunque ya nos habíamos consumido hasta el alma, yo sentía una fuerte necesidad de él cada día.—¿Cuándo llega Edric?—Dijo que el sábado por la tarde… y Ares lo confirmó, porque termina su trabajo en Washington.—Entonces…Asentí.—Esta será nuestra penúltima noche, sí…—¡Dios, Amelia…! Yo como tú… se lo confieso todo… —me limpié las lágrimas u negué.Ambas estábamos en el café privado de la empresa, porque en una hora, debía reunirme con Ares y su abogado.—No me va a perdonar… —repetí, entonces Emily tomó mis manos.—Pero debes decírselo… —asentí.—Esperaré la última noche…—Díselo hoy, amiga —pero negué de nuevo.—No… hoy no Emi, no me siento preparada. Yo… necesito un poco más de tiempo… le diré pr
Ares Miller. —¿Cuándo me hablarás sobre tus condiciones? —pregunté mientras noté que el cabello de Amelia se movía con fuerza, porque hoy había preparado una cena en la azotea del edificio, donde nadie sabía su existencia. A excepción de todas las noches, había planificado esta cena al aire libre, y por muy extraño que pareciera, era el mismo de aquella primera vez que estuvimos juntos.—Te lo diré mañana… así lo tengo planeado… —alcé mi ceja y miré su copa.Amelia se notaba algo melancólica. Quizás podía pensar que estaba planeando acabar con este plan pronto.—¿Así que planeas todo…? ¿Así que todo es premeditado…?Ella pasó un trago y negó.—Solo esto, lo juro… —sonreí.Y odiaba desconfiar, pero me era imposible creerle todo.Así que, ignorando su confesión, tomé su mano y la conduje a la zona donde estaba la comida, en una mesa baja con almohadones. Y llenando su copa de nuevo, la choqué con la suya para decir:—Voy a extrañar mucho esto…—Lo dices como si fueses a desaparecer… —
Amelia.—¡Edric! —mi cuerpo fue abalanzado a la zona del estacionamiento de autos de la mansión, y mis rodillas recibieron el primer golpe.Y entonces, venían muchos hombres de seguridad, con cuatro hombres esposados, y además de eso, estaba Jonas con el rostro golpeado.Mis ojos se escandalizaron al ver a Jonas, y aunque intentaron revisar sus bolsillos, no sacaron nada de ellos.—¿Para quién trabajan? —Y Jonas negó.—Somos un equipo de seguridad… solo eso… —mis labios temblaron con fuerza, cuando mi cabello fue halado, y mi cuerpo levantado del suelo.—¿Tú los contrataste, o son de tu amante? —mirando a los ojos rojos de Edric, supe que no sabía nada de Ares.—Yo los contraté…—y la mandíbula de Edric se contrajo.—De igual forma, voy a dar con ese hombre, Amelia…— y de alguna forma, un suspiro salió de mí—. Los contrataste para poder salir en las noches… —Edric se acercó mucho y luego me susurró—. Sí… hueles a put@ barata… —me arrojó de nuevo al suelo y todo fue un caos después de e
Ares Miller.Estaba exasperado cuando llegue a la sede, y Jonas seguía sin responder.—Buenos días, jefe… —Anthony se metió a mi oficina, y me ofreció un café que había comprado de camino—. ¿Cómo amaneces? —negué.—Jonas no contesta… —su ceño se frunció.—Debe estar dormido, ¿no? Su turno ya cambió…—Comunícate con los demás que están a su cargo, debo saber algo…Sin embargo, cuando Anthony asintió mi teléfono local sonó de inmediato, así que le asomé el dedo a Anthony y este comenzó a beber su café caliente.—¿Sí?—Señor… lamentamos molestarlo. Pero hace dos días que está el resultado de RH…—¿Puede enviarlos a mi correo?—¿Un correo personal?—Si…—Ahora mismo señor…Colgué el teléfono y pasé un trago, y luego volví a marcar al número de Jonas, pero estaba muerto.—Nada… —Anthony colgó su teléfono también—. Vendré en un momento, intentaré dar a la ubicación, si resulta…Asentí encendiendo mi computadora, y rápidamente fui al correo.Sin duda allí estaba el examen de laboratorio, y m
Ares Miller.—¿Realmente está sucediendo? —solté el aire pesado.—La conozco…—¿La conoces? Escucha, te hablo como amigo, y te lo pido, esto se está jodiendo…Arrinconé a Anthony y lo señalé.—Y te hablo como tu superior, Anthony… he trabajado toda mi vida con hombres malos, quizás no sepa diferenciar la vulnerabilidad de alguien, las víctimas no son lo mío, pero la conozco a ella… estoy seguro de que me oculta algo, además… —apreté mi boca, y negué, no iba a hablar aquí con Anthony del resultado del RH.—¿Qué pasa? —él preguntó insistente y negué.—Solo… tengo que hablar con ella… lo demás te lo cuento en el camino —y Anthony se restregó los ojos como si no tuviera elección.—Bien… dame unos minutos… has tiempo en la recepción…Asentí a su indicación, y Anthony se fue al baño un momento, mientras la mujer, que era asistente de Rausing, comenzaba a sonreírme.Mis dedos toquetean mi pantalón, y estaba a punto de llegar al ascensor, cuando la alarma contra incendios comenzó a activarse.
Amelia.—¿Cuándo me hablarás de tu amante? ¿O esperarás que yo mismo lo averigüe y sea peor? —miré a Edric, mientras el auto nos conducía a la mansión.Después de un tiempo extremadamente largo para mí, aún tenía la esperanza que con seguirle la cuerda a Edric, me dejara ver a Máximo.—¿Cuándo lo veré?Y él sonrió.—Tal vez mañana… —mi boca se frunció y mi garganta se puso dura.—Edric… debe estar asustado, por favor… déjame estar con él… yo… lo juro… lo juro…—¿Sabes lo que el abogado me dijo? —él me cortó y negué—. Que con todas las pruebas de las cámaras cuando sales de la casa, y llegas en la mañana… puedo quedarme con la custodia de Maxi…Mis labios temblaron mucho, y me odié como nunca.—Estoy haciendo todo lo que me dices… —y su mano apretó mi cara y me hundió en el asiento.—No es suficiente para mí… encontraré al hombre con el que te revuelcas, lo juro, y lo mataré frente a tus ojos…Mis lágrimas cayeron en el instante.—¿Creías que te dejaría? No maldit@ te haré la vida, un
Ares Miller.—General… —miré cómo Collins se echó hacia atrás al abrir la puerta, y después de mirarme a mí, completamente pálido, observó a Anthony, que lo agarró del cuello y lo metió a la casa donde se encontraba.—Siéntate… y solo responde… —Lo sentó de golpe, mientras él dejó caer sus muletas y su rostro hizo un gesto de dolor.—Capitán… yo…Tomé una silla, y la puse frente a él, mientras Anthony golpeaba su hombro.—Cállate y escucha…—Vamos a hablar un rato… pero antes… —le asomé el dedo—. Tienes una esposa… estás recién casado… una madre en Texas, y un padre enfermo…El teniente Collins asintió temblando.—Sí… el coronel sabe todo de mí… él sabe que…Chasqueé la lengua negando todas las veces.—No… no sabe un coñ* todo de ti. Confió en ti porque traías grandes aspiraciones, pero no sabe todo de ti, porque lo traicionaste… —el teniente Collins miró a Anthony y negó.—Yo… no… señor, yo no lo traicioné, debe escucharme…—¿Por qué hay datos falsos en el expediente de Rausing? —Col