Ares Miller. No fue como la primera, ni la segunda, ni mucho menos aquella noche de rapidez y de deseo descontrolado. Esta vez era como si el tiempo se detuviera teniendo misericordia de mí, de todos mis sentidos contrariados, de mis restricciones, y la rabia contenida durante tanto tiempo, que de alguna forma había cambiado. Un hombre no describía a ciencia cierta sus sentimientos. Teníamos palabras cortas, como si o no, y básicamente, en la mayoría de veces, prefería uno mostrar de lo que estábamos hechos. Sin embargo, había una necesidad extraña en mí de decirle estas cosas mientras la hacía mía, y una necesidad muy importante de saber que a pesar de todas las mierd@s, Amelia me pertenecía. Pero el hecho de que declarara esas palabras, que no tenía nada que ver con sus acciones, inmediatamente me desconcertó. —Te amo, Ares… —sus ojos se cristalizaron como si tuviera un montón de cosas escondidas en ellos, mientras mi cuerpo, se dejaba ir dentro de ella como nunca. No podía ne
Ares Miller. —¿Te has vuelto loco? —miré la laptop intentando concentrarme en lo que estaba haciendo y sin mirar a Anthony, pregunté:—¿En el informe…? ¿Cuál es el tipo de sangre de Edric Rausing?—A POSITIVO —Anthony miró los papales, un poco distraído.—¿El de Amelia?—O NEGATIVO…—Arregla una reunión con Collins… en unos días tal vez… —me agité un poco.—¿Cuál es la razón? —se puso un poco alerta, pero negué no dándole importancia.Si había alguien que me conocía, ese era él.—Solo quiero hablar unas cosas con él antes de que lo envíes a la mierd@…—Trata de no matarlo… no quiero hacer el papeleo.—Lo necesito vivo…El tipo de sangre de Amelia, no era O NEGATIVO, y mirando el informe del hospital, y los resultados que pasaron, marcaba su tipo de sangre como AB POSITIVO.Así que había una incongruencia en el informe.—¿Necesitas saber algo en especial? —negué hacia Anthony, sabía que estaba interesado por mis preguntas.—Solo quiero una reunión con Collins, ya te lo dije…Y tenía u
Amelia. —¡Wooow! Encontré la casa de mi amigo Lucio… Mira mamá…Me giré, pero era inevitable que mis labios no temblaran.Ares no podía saber que Máximo era su hijo, al menos no por ahora.—¿Qué es lo que haces? Nunca te di autorización, y este hombre será despedido por Edric… eso sin contar a lo que él puede hacer… tú… tú no sabes…—No sabrá nada… Casi me reí frenética—No sabes lo que él hace con Maxi… Tú… —¿Qué hace? —Ares me miró con atención, y yo negué. —No vuelvas a inmiscuirte en las cosas de mi hijo, te lo pido… mantente alejado —casi susurraba, pero él me cortó.—¿Maxi? —Máximo dejó el aparato y se acercó un poco cuando él lo llamó mientras yo solo era un manojo de nervios.—Aquí estoy… —¿Quieres comer algo…?—¡Pollo y papitas…! —Ares sonrió asintiendo.—Lo imaginé… Conozco un lugar donde son especialistas en pollo y papitas… Mi hijo sonrió asintiendo y luego desvaneció el gesto cuando su mirada vino a mí. —¿Estás preocupada, mamá? He hecho la promesa, guardaré el sec
Ares Miller. —General… —Entra al auto… vamos a otra parte… Amelia y su hijo ya se habían ido, mientras Jonas se metió en el auto y arranque con urgencia. Utilicé una sola mano para la palanca y el volante, entre tanto, metía el lapicero lleno de la muestra de Máximo. ~ —Aucchhhss… —¿Qué pasa? —Algo me picó… —¿Sí? —Máximo asintió y escondí el lapicero en la chaqueta—. Déjame ver… El chico extendió su mano, el hoyuelo se llenó de dos grandes gotas de sangre, porque la punción no fue una picadura normal. Este lapicero podía extraer unos mililitros en segundos, y esperaba que fuera suficiente para la muestra. Restregué el dedo en su piel y luego saqué un hielo. —Te aliviará… —Gracias… —Máximo me sonrió, y me lo quedé mirando por largo rato. Con mi mano batí su cabello oscuro, y luego le alcé su barbilla. —Recuerda que tenemos un trato… —él asintió serio. —Sí… lo recuerdo… —Bien… confió en ti. ~ Pasé un trago al recordar lo ocurrido en la mesa, y como Jonas había enviado
Amelia. —No me va a perdonar… —Emily se tomó del pelo y negó.Al día siguiente de la noche con Ares, le había pedido a mi amiga que me acompañara a la empresa, y desde que me tomé las copas con Ares, ya habían pasado dos días.Nuestras noches eran largas, apasionadas, e increíblemente, aunque ya nos habíamos consumido hasta el alma, yo sentía una fuerte necesidad de él cada día.—¿Cuándo llega Edric?—Dijo que el sábado por la tarde… y Ares lo confirmó, porque termina su trabajo en Washington.—Entonces…Asentí.—Esta será nuestra penúltima noche, sí…—¡Dios, Amelia…! Yo como tú… se lo confieso todo… —me limpié las lágrimas u negué.Ambas estábamos en el café privado de la empresa, porque en una hora, debía reunirme con Ares y su abogado.—No me va a perdonar… —repetí, entonces Emily tomó mis manos.—Pero debes decírselo… —asentí.—Esperaré la última noche…—Díselo hoy, amiga —pero negué de nuevo.—No… hoy no Emi, no me siento preparada. Yo… necesito un poco más de tiempo… le diré pr
Ares Miller. —¿Cuándo me hablarás sobre tus condiciones? —pregunté mientras noté que el cabello de Amelia se movía con fuerza, porque hoy había preparado una cena en la azotea del edificio, donde nadie sabía su existencia. A excepción de todas las noches, había planificado esta cena al aire libre, y por muy extraño que pareciera, era el mismo de aquella primera vez que estuvimos juntos.—Te lo diré mañana… así lo tengo planeado… —alcé mi ceja y miré su copa.Amelia se notaba algo melancólica. Quizás podía pensar que estaba planeando acabar con este plan pronto.—¿Así que planeas todo…? ¿Así que todo es premeditado…?Ella pasó un trago y negó.—Solo esto, lo juro… —sonreí.Y odiaba desconfiar, pero me era imposible creerle todo.Así que, ignorando su confesión, tomé su mano y la conduje a la zona donde estaba la comida, en una mesa baja con almohadones. Y llenando su copa de nuevo, la choqué con la suya para decir:—Voy a extrañar mucho esto…—Lo dices como si fueses a desaparecer… —
Amelia.—¡Edric! —mi cuerpo fue abalanzado a la zona del estacionamiento de autos de la mansión, y mis rodillas recibieron el primer golpe.Y entonces, venían muchos hombres de seguridad, con cuatro hombres esposados, y además de eso, estaba Jonas con el rostro golpeado.Mis ojos se escandalizaron al ver a Jonas, y aunque intentaron revisar sus bolsillos, no sacaron nada de ellos.—¿Para quién trabajan? —Y Jonas negó.—Somos un equipo de seguridad… solo eso… —mis labios temblaron con fuerza, cuando mi cabello fue halado, y mi cuerpo levantado del suelo.—¿Tú los contrataste, o son de tu amante? —mirando a los ojos rojos de Edric, supe que no sabía nada de Ares.—Yo los contraté…—y la mandíbula de Edric se contrajo.—De igual forma, voy a dar con ese hombre, Amelia…— y de alguna forma, un suspiro salió de mí—. Los contrataste para poder salir en las noches… —Edric se acercó mucho y luego me susurró—. Sí… hueles a put@ barata… —me arrojó de nuevo al suelo y todo fue un caos después de e
Ares Miller.Estaba exasperado cuando llegue a la sede, y Jonas seguía sin responder.—Buenos días, jefe… —Anthony se metió a mi oficina, y me ofreció un café que había comprado de camino—. ¿Cómo amaneces? —negué.—Jonas no contesta… —su ceño se frunció.—Debe estar dormido, ¿no? Su turno ya cambió…—Comunícate con los demás que están a su cargo, debo saber algo…Sin embargo, cuando Anthony asintió mi teléfono local sonó de inmediato, así que le asomé el dedo a Anthony y este comenzó a beber su café caliente.—¿Sí?—Señor… lamentamos molestarlo. Pero hace dos días que está el resultado de RH…—¿Puede enviarlos a mi correo?—¿Un correo personal?—Si…—Ahora mismo señor…Colgué el teléfono y pasé un trago, y luego volví a marcar al número de Jonas, pero estaba muerto.—Nada… —Anthony colgó su teléfono también—. Vendré en un momento, intentaré dar a la ubicación, si resulta…Asentí encendiendo mi computadora, y rápidamente fui al correo.Sin duda allí estaba el examen de laboratorio, y m