Amelia. —Mi chica, ven aquí… —Emily me envolvió en un abrazo, y me dejé ir mientras mis lágrimas corrieron. —Sigo enamorada de ese hombre, Emi… —sollocé—. Cada fibra, cada célula… todo de mí late fuertemente por él… lo juro. Emily me acarició el cabello y asintió. —Lo sé… lo sé… Y ahora temo por ti, estás muy vulnerable… —me quité de su agarre y limpié mis lágrimas negando. —No… sé que Ares también siente algo por mí, y aunque suene cruel, estoy usando eso para sacar a Maxi de todo esto. —Sí, es cruel… porque también es su hijo. Se ha perdido todo de él y Maxi cree que su padre es ese monstruo… Mis labios se compungieron. —¿Puedes creer que tus peores enemigos son tu misma familia? —Lo son… —Emily se puso erguida—. Tu familia es la peor mierd@ que puede existir… y lo juro Amelia… espero que cuando Ares sepa toda la verdad, los mande al infierno… Negué volviendo a recostarme en sus piernas, venir al apartamento de Emi era una parte de mi refugio, y trataba de aprovechar su co
Amelia. —Cariño… —mis ojos parpadearon, pero Ares ya no estaba frente a mí, aunque bajé para mirar mis manos, donde aún estaba esta copa que me dio minutos antes—. ¿Quién te dio esa copa? —Un camarero… —respondí rápidamente observando a Edric, y me bebí el resto de contenido de un solo sorbo. —¿Qué pasa contigo? —Edric pareció escandalizado y le sonreí. —Nada… quería beber algo, y… —Amelia… —su boca se apretó y puse mi mano en su mejilla. —Tranquilo esposo… voy a actuar frente a toda esta gente de que somos una pareja perfecta y de que estamos muy enamorados… que nuestra familia es la mejor, y que no puedo ser más feliz… haré todo lo que a mi esposo le dé la put@ gana… Los ojos de Edric se pusieron oscuros, y estaba a punto de tomar mi brazo, cuando escuché esa voz de nuevo. —Señor Rausing… —tanto Edric como yo nos giramos. Allí estaba Ares, y su abogado. Pero yo solo podía mirarlo a él mientras mi boca se abría. Edric le asomó una sonrisa y asintió. —Bienvenido… —Señora…
Amelia. Cuando nuestras lenguas se rozaron en una danza demoledora, y un líquido caliente comenzó a emerger dentro de mi vientre, supe que no había vuelta atrás.La boca de Ares me sabía a gloria y desesperada pasaba mis manos en todo su cuerpo. Sabía que hoy no sería detallado, pero nos urgía, la necesidad había llegado al límite, y no podíamos esperar un minuto más.La mano de Ares tomó mi mandíbula y apretó mi boca cuando profundizó el beso, mientras con su otra mano, separaba mi vestido completamente, y arqueaba mis piernas, para rodear su torso.Su mano apretó mi pecho, y su cuerpo se frotaba con el mío, hasta que se fue a su centro, y bajó su bragueta.Ares no se tomó un tiempo, no lo vi rasgar el envoltorio de un preservativo, sino que sentí su piel caliente y lisa, y los sonidos salieron de mi boca creando un éxtasis como ningún otro cuando entró en mí sin previo aviso.Quería arrancarme la piel del puro placer, y fue inevitable que mis ojos se cerraran con fuerza, mientras s
Amelia. —Señor William… —Edric estaba fuera de sus cabales. Sentí que el cuerpo me temblaba, y quería involucrarme, pero era imposible. Conocía muy bien a Edric y sabía que él era capaz de todo. Pero de un momento a otro, una mujer que parecía de la logística llegó casi corriendo. —Señor Rausing, por fin lo consigo, usted ha sido elegido para dar unas palabras… y en cinco minutos tiene que estar dentro… Miré a Ares y lo supe todo. Él había planeado cortar la electricidad, esta mujer que llegó de repente, y quién sabe que otras cosas más. La postura de Ares se relajó un poco, y Edric me miró como si me prometiera una descarga. —Cariño… nuestro problema tendrá que esperar, trabajo es trabajo… —su mano y dedos se enrollaron en los míos, y antes de caminar, se dirigió a Ares—. Puede presentarme a sus amigos… Ares sonrió con cierto cinismo y asintió. —Esta noche será exitosa… así que relájese… —¿Usted lo está? —preguntó Edric caminando, pero Ares se detuvo. —Como si seis años se
Amelia. —Señor William… —sentí que el cuerpo me temblaba, y quería involucrarme, pero era imposible.La rodilla en constante movimiento de Edric, solo me decía que estaba esperando que esto acabara, para tener su momento de descarga. Mis manos se juntaban con nervios, y aún ni siquiera sabía qué podía decirle.Eso, sumando a esta respuesta repentina de que se iba de viaje.No pasó mucho cuando la reunión terminó y repartieron algunos cocteles. Y cuando nos pusimos de pie, yo solo miré a Ares, que parecía muy confiado en su mismo.—Señores, ahora si nos retiramos… —Y Edric me dio la espalda para ir a despedirse de uno en uno de al menos diez hombres que estaban en la mesa.Rápidamente, miré a Ares y susurré:—Él se dará cuenta…Noté como Ares sacó algo de su bolsillo y luego se acercó.—Que tenga feliz noche, señora Rausing… —hizo como si fuese a despedirse, puso su cuerpo de espaldas a Edric, y pensé que besaría mi mejilla, pero sus dedos fueron a mi boca y metieron una pastilla en e
Amelia. —Trate de descansar… el medicamento contrarrestará la droga… —mi ceño se frunció e intenté alzar mi cabeza, pero estaba muy mareada, así que pregunté.—¿Droga? —veía de forma borrosa a la enfermera, cuando ella se apartó ante la entrada de alguien.Sentía un fuerte tintineo en la cabeza, e intenté levantarla, pero es como si todo me diera vueltas.—Yo estaré aquí… puede irse… —esa era la voz de Ares, y luego sentí sus dedos en mi rostro y la comisura de mis labios—. ¿Crees que estés apta para hacer el amor de nuevo conmigo?Y no podía creer lo que estaba diciendo.—¿Qué me diste?—Shuuu… —su dedo se posicionó en mi boca, y luego sentí sus labios encima de mí—. Acompáñame a la ducha… necesitamos limpiarte…—Ares… ¿Qué crees que haces?—Vamos, confía en mí… no te caerás… ese maldito sabrá. Lo sabrá créeme…No había contestado a nada cuando mi cuerpo se fue en sus brazos, pero mi rostro hizo un gesto lastimero cuando sentí el ardor cuando se haló el cable de mi brazo.—Ok… ok… —
Amelia. Ver cómo Edric se despedía de Maxi y le susurraba cosas, solo me aceleraba el corazón, pero una vez que se subió al auto, y nos envió un adiós con su mano, fue algo liberador para mí.Además, ya había dejado un par de amenazas hacia mí, que solo me revolvieron el estómago, pero estar una semana sin él, quizás sería el alivio más grande que había experimentado.—Extrañaré mucho a papá… —Máximo me hizo pasar un trago con amargura y luego se recostó a mí—. ¿Me llevarás tú al colegio?Me agaché de inmediato.—Por supuesto… y te recogeré también, ya que mamá irá a trabajar, pero me arreglaré el horario para estar para ti… —su sonrisa hizo sacar unas mías, y luego su boca se curvó más para notar que cada vez él tenía más ademanes de Ares.Por supuesto, yo lo podía notar porque sabía todo, e instando a Maxi a que entrara a la casa, le pedí que se comiera su desayuno, mientras yo me iba a arreglar.No sé, pero se sentía bien no tener ese par de ojos a mi espalda, y me miré al espejo
Amelia. Eran las ocho de la noche, pero para mí era como la una de la mañana en medio del desespero, la incertidumbre, y el nudo de nervios que tenía en mi estómago.Mi uña estaba acabada, y no dejaba de dar vueltas en mi habitación, mirando el teléfono, para ver si Emily enviaba una señal.Así que volví a escribir.“¿Nada?”Pero en medio del mensaje, recibí una llamada de Edric, que me volvió el corazón añicos.Esperé al menos tres tonos, y tomé el aliento.—Hola…—Amelia… —pasé el trago.—Dime…—He ordenado que entren unos hombres al cambio de seguridad, baja y recíbelos y que se pongan en sus puestos…—¿Nuevos hombres? De que se trata…—De la seguridad de la casa… he contratado más… —mi ceño se frunció visiblemente, y luego asentí.—De acuerdo, estaba por meterme a la cama, pero…—¿Tan temprano?—Sí. Estoy cansada…—Bien… ¿Cómo está Maxi?—También está cansado, hoy tuvo natación, así que sabes cómo llega.—Perfecto, una cosa más…—¿Qué es?—Te amo…Apreté el móvil, y solo miré la