Amelia. Literalmente el alma se me salía cuando llegué arriba, y me metí a la habitación principal sosteniendo la mano que me ardía. Necesitaba acompasar mi respiración, pero cuando sentí que la puerta se estaba abriendo, corrí al baño tomando el botiquín y sacando todas las cosas. —¡Qué coños! ¡Esto es una cena importante y estás desaparecida! —me pegué a la pared. —No podía estar con esta mano sangrando… —¿Qué es lo que te pasa? ¿Qué fue eso allá abajo? —traté de mantenerme, y abrí la boca. —Sabes que tu hermana… —¡Y un carajo! ¡Se supone que estoy en un put* negocio que me traerá millones, joder! —brinqué un poco ante su grito, y mi mente recordó las palabras de Ares. “Son negocios” pero muy dentro de mí sabía que había algo más. Por supuesto, nunca lo delataría, además, ni siquiera sabía nada de su vida, ni tampoco cómo había hecho para abandonar la academia militar. Cerré el botiquín sin decir una palabra, pero su mano en mi cuello me estrelló contra la pared. —No enti
Ares Miller. —¿General…? —El mismo… ¿Cómo sigues de las piernas…? —Mi general… yo… creo que mejor… me parece increíble que esté aquí… Y me senté en sus piernas mientras él gritó. —Perfecto que estés mejor, porque estas piernas se volverán a quebrar… —Mi general… ¡Ahhh! —Pareces un marica gritando… —palmeé su mejilla, y pronto apareció Anthony, mi mejor amigo desde que entré en la academia hace unos años. —¡Coronel! —Anthony se cruzó de brazos cuando el teniente Collins gimió. —Has jodido todo… y yo debo pagar… se suponía que confié en ti porque tenías todo perfecto en este caso… ahora ascenderá tu abuela en vez de ti… El sudor era extravagante en la frente del teniente Collins. —¿Sabes lo que le va a pasar al coronel por tu culpa? —pregunté y Collins negó apretando sus dientes, porque aún estaba sentado en sus piernas—. Puede ser removido de su cargo… Y Anthony me miró para decir: —Me haré cargo, General… —Ahora hablaremos usted y yo coronel, no me interrumpa… —pero Anth
Amelia. —Ok … ¿Qué? —No alces la voz, a veces no si estás paredes escuchan… —Emily se pasó las manos por el rostro como si quisiera arrancarse las mejillas. Ella no era la favorita de Edric, aunque nadie lo era. Sin embargo, al menos con ella podía hablar. Era mi mejor amiga de la universidad, y nuestra amistad había perdurado pese a todas las situaciones. —Es que… ¿Él vio a Máximo? —y no pude evitar ir a taparle la boca. —Mejor vayamos a otro lugar. Casi la obligué a salir de la casa, y el chofer que Edric tenía especial para mí, nos acercó a un café, eso antes de que él le informara a Rausing el recorrido. —No lo vio… pero no creo que se dé cuenta… sí, tienes sus ojos… pero… —Tal vez no se dé cuenta, pero, es su padre… —literalmente quería quitarme la piel. —Quiero morir… —¿Más? Por Dios Amelia, has estado muerta por seis largos años… ¿Qué más dá? —negué rápidamente. —¿Crees que le haría eso a Maxi? Emi, él cree que su padre es Edric, y no importa lo horrendo que sea, co
Amelia. Fueron los cinco minutos más eternos de toda mi vida, y la efusión de Emily no me estaba ayudando para nada.—Amelia, por favor… —ella me tomó la mano y se acercó mucho—. Bésalo… necesitas saber si…—¡Cállate! —apreté duro, y luego giré un poco mi cabeza—. ¿El guardaespaldas está mirando?—No… ahora mismo no…—Espera que mire… y me avisas…Ella asintió, y al minuto, me lo dijo.—Está mirando ahora.Entonces me levanté y le hice la mímica de que iba al baño.Emily me sonrió, pero apretó los dientes.—Demórate mucho, querida…Mis mejillas se calentaron. Caminar no fue lo mismo esta vez, y sentía que las piernas me vibraban. Pasé un pasillo del café, y cuando tomé el pomo de la puerta, un brazo me haló, y me metió quién sabe dónde.Era un cubículo lleno de trastes, apenas había una luz tenue, y la mano de Ares posó en mi boca.—Solo escucharás… —mi pecho subía y bajaba notablemente, estábamos a pocos centímetros de distancia y el espacio era reducido.Aún tenía que mirar hacia a
Amelia. “Hay un lugar… solo cuando estés segura, irás allá… espero que sea mañana mismo.”—Tienes rato perdida… ¿En dónde estás? —Levanté la mirada hacia Edric, y luego miré a Máximo, que también me miraba con preocupación. Así que negué.—Nada… Emily tiene algunos problemas, y estaba pensando en las cosas que me dijo…Edric masticó con lentitud sin quitarme la mirada, pero yo bajé mis ojos al plato que estaba casi intacto.—¿También te quitó el apetito? —y tomé el tenedor para meterme un poco de comida en la boca.La verdad es que tenía el estómago revuelto, las emociones sacadas de mi piel, y tenía una mezcla de ansiedad. Había besado a Ares esta mañana, y ahora por la noche, aún me ardía la boca, y un líquido caliente seguía emergiendo de mi sistema.Era como un volcán encendido que tomaba fuerza con cada segundo.Un golpe se hizo en la mesa, y salté mirando a Edric que se detuvo.—¡¿Qué coños te pasa?! ¿Te hablo y no respondes? —Máximo se alertó y negué hacia Edric.—Edric… Máxim
Ares Miller. —Es más complicado de lo que pensamos… —Anthony llamó mi atención y me acerqué a la computadora.Eran las once de la noche, y no paraba de revisar el expediente, pero lo dejé a un lado para observar.Allí se mostraba todas las áreas que operaban con mercancía de contrabando, y zonas de descarga que el mismo Rausing utilizaba para sus negocios ilegales. Mientras más indagábamos en el informe, más se extendían las personas que estaban mezcladas con los Rausing.—Collins debió guardarse todo… pensó que este sería un éxito, así como tú ascendiste en pocos años por tus méritos. Te imita en todo…Mi ceño se frunció un poco.—Es extraño que fuese un caso tan complejo y no haya dado informes tan pronto cuando lo tenía.—Por eso digo… —Anthony me miró—. Creo que estaba escalando a lo alto…—O… —interrumpí—. Hay más en esto…—¿El teniente Collins? Es listo… por eso le di la oportunidad, pero es un hombre muy trasparente…Y sonreí.—No creo que en la lealtad de nadie.Y Anthony tor
Amelia. A pesar de la agitación y el extremo deseo, puse mi mano en el hombro y cerca del cuello y negué.—Un golpe…—Sé que es un golpe… —Ares intentó seguir revisando, pero lo aparté bruscamente.No era el momento de revelar mis intensiones ni mi desgracia, si decía una sola cosa, él comenzaría a saberlo todo, una cosa detrás de otra, y por ahora, no podía colocar a Máximo en medio de Edric y él.Y aunque él pensaba que me tenía en su plan, también yo estaba haciendo planes, aunque sabía que podía odiarme aún más después de saber que había ocultado a su propio hijo.Bajé la mirada llenándome de amargura y negué.—No es nada, estaba jugando con mi hijo… me golpeé con una mesa…Ares frunció el ceño, y sus ojos llenos de deseo, cambiaron por unos neutros.—No puedo quedarme mucho…—Te quedarás lo que sea necesario… —caminó tranquilamente, mientras yo era la única que sabía que el tiempo era un asesino para mí.—Entraré en la empresa… —y él se giró de golpe—. Tus negocios están resuel
Amelia. —El señor William me pidió que la llevara a donde quiera… —alcé mi rostro hacia un conductor que me abrió la puerta del auto, e intenté mirar hacia arriba del edificio, sabiendo que no podría adivinar donde estuve en unos minutos.Mis manos temblaban mucho, y me metí al auto sin chistar.«Donde demonios estás»Había otra notificación de Edric, y pegué mi cabeza al respaldo del asiento para cerrar los ojos, y luego, cuando me alejé del sitio unos diez minutos más tarde, marqué la llamada y él contestó en el primer tono.—¡Maldita sea! —y apreté los dientes pasando el trago—Salí sin el chofer, se lo dije a Emily… ¿No te dijo?—Me importa una mierd@!, ¡tienes una chofer…! ¿Dónde estás?—En la norte… comprando algunas cosas… esta tarde iré a la empresa…—Envíame la ubicación, ¡ahora mismo…!Miré al chofer que entendió todo perfecto, y en cinco minutos estuvimos en aquella avenida repleta de tiendas. Mis manos temblaron cuando envié la dirección, y me metí a cualquiera, tomando c