Ares Miller.
General mayor de la fuerza armada americana, (OF 10 rango más alto)
Caminé con prisa y me metí al primer baño que vi, estrellando el maletín de mierd@ que había en mis manos contra la pared.
Apreté mi mandíbula, y luego miré a la nada, sin poder evitar golpear la pared con fuerza mientras trataba de acompasar mi respiración.
¿Qué era esta mierd@?
Tomé el teléfono celular y marqué al número, y en un solo tonó, escuché:
—General… lo escucho, señor…
—¿Cómo carajos no investigaron primero? ¿Quién estaba al frente cuando no me dijeron sobre la esposa de esa mierd@?
Hubo un silencio largo, y me apreté los ojos.
—General Miller… yo…
—¿Todo lo tengo que hacer yo? ¡Ni siquiera debía estar aquí, m*****a sea!
—Hablaré con el Teniente Collins…
—¡Dile al Teniente que se vaya a la mierd@! —casi grité al teléfono, y colgué la llamada.
Fui rápidamente al lavamanos y abrí la llave para mojarme las manos, y odié tener un traje para esta ocasión.
Mi extremo de perfección me había traído aquí, aun cuando era el jefe de la armada, no había tenido confianza suficiente para dejar en manos esta misión a nadie más, después de que el Teniente Collins sufriera un accidente.
Él era la persona que había trabajado todos estos meses en el caso, y el que estaría encubierto como el empresario William Parker, una figura creada por la CIA.
Yo debía estar sentado en una silla enviando los comandos, colocando a gente infiltrada en este caso, pero me había empecinado con este maldit* hombre que no habíamos podido joder y ya me estaba hartando.
Así que después de saber que Collins no podía con sus piernas partidas, yo mismo tomé la decisión.
Y ahora me encontraba con que Collins no me informó sobre que el maldit* estaba casado con Amelia… la única mujer que no quería volver a ver en mi vida.
Apreté mis puños y tomé el aire, entonces, mi teléfono volvió a sonar.
Era el teniente Collins.
—General… ¿Me dijeron que tiene una complicación?
—¿Complicación? La esposa del tipo me conoce… se supone que debías alertarme sobre eso…
—Señor, no tenía idea que conocía a la esposa del hombre… —apreté la boca.
Ni siquiera podía decir que se trataba de una mujer de mi pasado, porque qué podía importarles a mis inferiores. Pero este plan se iba a joder si ella al menos decía que había ido a la escuela militar alguna vez.
—Teniente Collins envíeme la investigación completa, y lo que investigó de ella… solo tengo información de Edric Rausing…
—No hay mucho de ella… no es tan importante, así que como fue de último momento, solo le envié lo necesario…
—Teniente… —apreté con amenaza.
—Sí, mi general, enseguida… aunque no creo que sea una amenaza para la misión.
Volví a finalizar la llamada negando, y vi el maletín en el suelo, que pateé en el instante nuevo.
Acomodé las mangas de mi camisa, y luego me miré en el espejo, mientras las imágenes volvían a mí como un rayo.
“Ares… perdóname, pero no puedo seguir con esto, yo… merezco una vida mejor, y creo que no será contigo… por favor, haz tu vida y no me busques, no quiero tener problemas con mi familia, me he dado cuenta de que debe priorizar, y tú no eres una opción… Amelia…”
—Me importará una jodida mierd@ que hayas decidido este camino… te hundirás también con tu marido…
Ajusté mi chaqueta, y tomé el maletín. Salí del baño rumbo a la sala de reuniones, y la mujer asistente volvió a mirarme con lujuria como cuando llegué.
—Bienvenido, de nuevo… —asentí lentamente y entré al lugar.
Era evidente que había una tensión en esa sala, y luego los ojos de Rausing, el hombre que la CIA le había puesto el ojo, me observó como si fuera su salvador.
Y tuve que sonreír.
—La llamada era importante —el idiota sonrió haciendo que no le importaba, y luego mis ojos se desviaron nuevamente a ella.
Parecía que tenía binoculares en mis ojos cuando detallé su boca abierta, y juraba que sus labios temblaban. Bajé a su pecho agitado, y luego a sus manos empuñadas.
Su cuerpo había cambiado un poco, estaba más atlético, y tenía más curvas.
Era evidente que estaba afectada por mi llegada, tal vez tenía miedo, aunque ella misma podía delatarme.
Sin embargo, mi función era jugar.
—Siéntese por favor… —me encantaría asesinar a Rausing de una vez y por todas, pero la ley era mi guía, así que, nada… me senté—. Y bien, señor Parker…
También le iba a sacar el aire a Collins por esta mierd@ de apellido.
Asentí.
—Estoy aquí por negocios… —el maldit* de Rausing se acomodó la chaqueta y sonrió.
—Y yo… créame, estoy abrumado en gran manera de que una persona como usted, se una conmigo… revisé el sitio de internet… usted tiene las mejores calificaciones de la bolsa…
Y eso se lo debía a la CIA, por crear un perfil perfecto.
—Sí… donde pongo el ojo… pongo la bala… —esta vez miré a Amelia que parecía perdida en ella misma.
—Ella es mi esposa… Amelia Rausing… —Amelia alzó el rostro, me levanté de la mesa, y extendí la mano.
—Un placer, señora Rausing… —ella miró mi mano y luego a su esposo.
Rápidamente, puso la mano encima de mi palma, y todo volvió, como si los put*s cinco años, no hubiesen cauterizado mi jodida piel.
Amelia iba a retirar su mano como si se intoxicara, pero se la apreté con fuerza.
—William Parker… —y sus ojos se abrieron con incredulidad.
—Señor Parker… ¿Entonces ya conoce mis instalaciones? ¿Cree que podemos hacer negocios? —Rausing tenía prisa, pero noté que estaba descontrolado internamente por mi toque con su esposa.
Aunque tenía mis ojos prendados en los ojos color miel de Amelia, que nunca se fueron de mi mente, me obligué a mirarlo a él, que movía la rodilla sin parar.
¿Era solo el negocio, o estaba celoso?
De todas formas, él era el hombre que hundiría, hasta que, literalmente, tragara toda la mierd@ del suelo.
—He investigado lo suficiente… y por supuesto que haremos un trato… —respondí secamente.
Mi sonrisa se ensanchó con la suya, podía ver el brillo de triunfo en sus ojos, porque el muy hijo de put@ pensaba que estaba cerrando un trato millonario, pero solo era el inicio de su caída.
Y aun con mi sonrisa en la boca miré a Amelia, que parecía aún en estado de Shock. Era una lástima que ella también cayera, pero, de todas formas, ella lo merecía…
Y debía ingeniarme un plan perfecto, además del que estaba ejecutando, para que ella ni siquiera mencionara mi carrera militar de un inicio. Tal vez le inventara que nunca me había ido, y quizás me creyera que, así como su esposo, también estaba hundido en negocios ilícitos.
Quizás así también le atrajera, sería una buena idea, porque ella, ella era amante del dinero y de los lujos… y William Parker, además de Ares, lo tenían de sobra…
Amelia. —Mamá… ¿Estás bien? —parpadeé varias veces y miré a Máximo. —Sí… —Tienes rato mirando a la nada… ¿Segura de que estás bien? ¿Es papá? —mis ojos se nublaron mucho, y sentí un nudo enorme en la garganta. Recordé el momento de ayer en esa reunión, cuando a la fuerza tuve que salir de esa sala y vomitar hasta que mi estómago se vació. Nunca en mi vida había estado tan nerviosa y con tanto miedo, y ahora que Máximo estaba frente a mí, me arrojé a sus brazos, como si él fuese el adulto. —Mamá… tranquila… —sus manitas de apenas cinco años acariciaron mi cabello, y dejé que las lágrimas salieran. —Solo… no es nada… —sequé mis lágrimas rápidamente y luego tomé su carita—. ¿Cómo fue tu día de escuela…? —Bien… quería saber, ¿por qué debo estar listo para la cena con ropa de salir? Papá me dijo qué… Mis manos temblaron mucho. Edric había invitado a Ares a una cena esta noche, y yo me estaba volviendo loca. —Tendremos un invitado muy importante para papá… pero quiero pedirte algo
Ares Miller. —Mamá… —Solo me giré para ver al chico que se restregó los ojos, y tapó su rostro, además que su posición no me permitía verlo de frente, pero parecía tener un problema y Amelia se fue casi corriendo para abrazarlo y subirlo a su cuerpo. —Cariño… vamos a la cama. Estaba manteniendo mi seguridad aquí, pero saber que tenía un hijo ahora, también rompió algo dentro de mí. Esta misión que tomé para encubrir a Collins era una mierd@ y él me iba a escuchar muy pronto. Mi mandíbula se tensó y quité la mirada para observar a Rausing que tenía su ceño fruncido, y también recordé cómo le tomó el brazo a Amelia. Cintia, otro agente al servicio, me tocó la rodilla y con sus ojos me señaló a Rausing que estaba tomando un cigarrillo de su chaqueta mientras sus dedos temblaban ligeramente. Parecía sacado de su genio, como si algo le estuviese molestando. —Mi hijo… Máximo… lástima que no lo conozcan, mi esposa dijo que estaba murto del sueño, pero parece que… no era así… —Hasta
Amelia. Literalmente el alma se me salía cuando llegué arriba, y me metí a la habitación principal sosteniendo la mano que me ardía. Necesitaba acompasar mi respiración, pero cuando sentí que la puerta se estaba abriendo, corrí al baño tomando el botiquín y sacando todas las cosas. —¡Qué coños! ¡Esto es una cena importante y estás desaparecida! —me pegué a la pared. —No podía estar con esta mano sangrando… —¿Qué es lo que te pasa? ¿Qué fue eso allá abajo? —traté de mantenerme, y abrí la boca. —Sabes que tu hermana… —¡Y un carajo! ¡Se supone que estoy en un put* negocio que me traerá millones, joder! —brinqué un poco ante su grito, y mi mente recordó las palabras de Ares. “Son negocios” pero muy dentro de mí sabía que había algo más. Por supuesto, nunca lo delataría, además, ni siquiera sabía nada de su vida, ni tampoco cómo había hecho para abandonar la academia militar. Cerré el botiquín sin decir una palabra, pero su mano en mi cuello me estrelló contra la pared. —No enti
Ares Miller. —¿General…? —El mismo… ¿Cómo sigues de las piernas…? —Mi general… yo… creo que mejor… me parece increíble que esté aquí… Y me senté en sus piernas mientras él gritó. —Perfecto que estés mejor, porque estas piernas se volverán a quebrar… —Mi general… ¡Ahhh! —Pareces un marica gritando… —palmeé su mejilla, y pronto apareció Anthony, mi mejor amigo desde que entré en la academia hace unos años. —¡Coronel! —Anthony se cruzó de brazos cuando el teniente Collins gimió. —Has jodido todo… y yo debo pagar… se suponía que confié en ti porque tenías todo perfecto en este caso… ahora ascenderá tu abuela en vez de ti… El sudor era extravagante en la frente del teniente Collins. —¿Sabes lo que le va a pasar al coronel por tu culpa? —pregunté y Collins negó apretando sus dientes, porque aún estaba sentado en sus piernas—. Puede ser removido de su cargo… Y Anthony me miró para decir: —Me haré cargo, General… —Ahora hablaremos usted y yo coronel, no me interrumpa… —pero Anth
Amelia. —Ok … ¿Qué? —No alces la voz, a veces no si estás paredes escuchan… —Emily se pasó las manos por el rostro como si quisiera arrancarse las mejillas. Ella no era la favorita de Edric, aunque nadie lo era. Sin embargo, al menos con ella podía hablar. Era mi mejor amiga de la universidad, y nuestra amistad había perdurado pese a todas las situaciones. —Es que… ¿Él vio a Máximo? —y no pude evitar ir a taparle la boca. —Mejor vayamos a otro lugar. Casi la obligué a salir de la casa, y el chofer que Edric tenía especial para mí, nos acercó a un café, eso antes de que él le informara a Rausing el recorrido. —No lo vio… pero no creo que se dé cuenta… sí, tienes sus ojos… pero… —Tal vez no se dé cuenta, pero, es su padre… —literalmente quería quitarme la piel. —Quiero morir… —¿Más? Por Dios Amelia, has estado muerta por seis largos años… ¿Qué más dá? —negué rápidamente. —¿Crees que le haría eso a Maxi? Emi, él cree que su padre es Edric, y no importa lo horrendo que sea, co
Amelia. Fueron los cinco minutos más eternos de toda mi vida, y la efusión de Emily no me estaba ayudando para nada.—Amelia, por favor… —ella me tomó la mano y se acercó mucho—. Bésalo… necesitas saber si…—¡Cállate! —apreté duro, y luego giré un poco mi cabeza—. ¿El guardaespaldas está mirando?—No… ahora mismo no…—Espera que mire… y me avisas…Ella asintió, y al minuto, me lo dijo.—Está mirando ahora.Entonces me levanté y le hice la mímica de que iba al baño.Emily me sonrió, pero apretó los dientes.—Demórate mucho, querida…Mis mejillas se calentaron. Caminar no fue lo mismo esta vez, y sentía que las piernas me vibraban. Pasé un pasillo del café, y cuando tomé el pomo de la puerta, un brazo me haló, y me metió quién sabe dónde.Era un cubículo lleno de trastes, apenas había una luz tenue, y la mano de Ares posó en mi boca.—Solo escucharás… —mi pecho subía y bajaba notablemente, estábamos a pocos centímetros de distancia y el espacio era reducido.Aún tenía que mirar hacia a
Amelia. “Hay un lugar… solo cuando estés segura, irás allá… espero que sea mañana mismo.”—Tienes rato perdida… ¿En dónde estás? —Levanté la mirada hacia Edric, y luego miré a Máximo, que también me miraba con preocupación. Así que negué.—Nada… Emily tiene algunos problemas, y estaba pensando en las cosas que me dijo…Edric masticó con lentitud sin quitarme la mirada, pero yo bajé mis ojos al plato que estaba casi intacto.—¿También te quitó el apetito? —y tomé el tenedor para meterme un poco de comida en la boca.La verdad es que tenía el estómago revuelto, las emociones sacadas de mi piel, y tenía una mezcla de ansiedad. Había besado a Ares esta mañana, y ahora por la noche, aún me ardía la boca, y un líquido caliente seguía emergiendo de mi sistema.Era como un volcán encendido que tomaba fuerza con cada segundo.Un golpe se hizo en la mesa, y salté mirando a Edric que se detuvo.—¡¿Qué coños te pasa?! ¿Te hablo y no respondes? —Máximo se alertó y negué hacia Edric.—Edric… Máxim
Ares Miller. —Es más complicado de lo que pensamos… —Anthony llamó mi atención y me acerqué a la computadora.Eran las once de la noche, y no paraba de revisar el expediente, pero lo dejé a un lado para observar.Allí se mostraba todas las áreas que operaban con mercancía de contrabando, y zonas de descarga que el mismo Rausing utilizaba para sus negocios ilegales. Mientras más indagábamos en el informe, más se extendían las personas que estaban mezcladas con los Rausing.—Collins debió guardarse todo… pensó que este sería un éxito, así como tú ascendiste en pocos años por tus méritos. Te imita en todo…Mi ceño se frunció un poco.—Es extraño que fuese un caso tan complejo y no haya dado informes tan pronto cuando lo tenía.—Por eso digo… —Anthony me miró—. Creo que estaba escalando a lo alto…—O… —interrumpí—. Hay más en esto…—¿El teniente Collins? Es listo… por eso le di la oportunidad, pero es un hombre muy trasparente…Y sonreí.—No creo que en la lealtad de nadie.Y Anthony tor