Ares estacionó la camioneta frente al hospital privado, y con cuidado ayudó a Amelia a bajar. Ella se aferraba a su brazo, débil y temblorosa.—Voy a alzarte de nuevo… —ella negó varias veces.—No… deja que camine un poco… me siento entumecida.—Está bien, pero hazlo con cuidado, estás muy débil…—Ares… —ella se detuvo—. Gracias… yo…—General… —ambos se volvieron, y Amelia frunció el ceño significativamente—. El médico los espera señor… el teniente también…Ares lo hizo callar alzando su palma y miró a Amelia.—Vamos…—¿General? —ella preguntó, y él se apresuró a que entraran.Además, por toda la situación, ella no había reparado en nada, pero este no era el hospital principal del condado, de hecho, nunca en su vida la había visto.Dentro todos parecían uniformados de militares, y algunos médicos en bata blanca.A Ares se dirigían con mucho respeto, y luego ella fue pasada a una habitación.Amelia fue sometida a una serie de evaluaciones médicas mientras Ares esperaba ansiosamente. De
Al menos fueron tres días enteros en el hospital, y Ares se mantuvo vigilante al lado de Amelia, mientras los médicos continuaban supervisando su estado y el desarrollo del bebé. A medida que los días pasaban, Amelia mostraba signos de mejoría, aunque seguía siendo frágil y necesitaba reposo.Ares se aseguró de que la seguridad en el hospital estuviera reforzada, a pesar de que era un hospital militar y que ninguno de sus nombres se mezclara entre el personal, mientras Cintia, de forma voluntaria, había estado cuidado a Maxi.Por supuesto, Ares iba y venía todo el tiempo, y los días le estaban pasando factura cuando Amelia le tomó la mano.—Debes estar agotado… —él negó masajeando su mano.—No… solo quiero seguir desde cerca todo este lío sin descanso.Amelia apretó la boca, quería hacerle muchas preguntas, y extrañaba mucho a Maxi.—Ares, no puedo evitar sentirme culpable por todo lo que ha sucedido. No solo puse en peligro mi propia vida, sino también la tuya y la de Maxi.Ares apre
—Por favor, Edric… te lo suplicamos… —Edric se giró para ver a los padres de Amelia bañados en sudor y lágrimas, y… a uno de sus hermanos muerto, que yacía en el suelo. —Tomen… llámenla… y no solo le pidan, dígale que mataré a su otro hermano en… —él miró su reloj—. Una hora si ella no llega. Henry miró a Rausing y sacó su teléfono celular, mientras los sollozos de su esposa lo desquiciaban. Él marcó, pero la llamada se desvió al buzón de mensajes instantáneamente y las gotas de sudor, resbalaron por su frente. No levantó la cabeza para mirar a aquel demonio que no tenía límites, y aunque el teléfono se le resbalaba de las manos, volvió a marcar, aunque estaba completamente desestabilizado, y Edric apuntaba a la cabeza de su hijo mayor… Pero el buzón fue lo único que sus oídos escucharon, y aunque no quería hacerlo de nuevo, miró a Edric con desespero. —Parece que… ella no… no contesta. Edric torció la boca, y alzó los hombros. —Te quedan… cincuenta y ocho minutos… el tiempo cor
—¿Te sientes fresquito con ese baño? —Máximo asintió soñoliento mientras Amelia acarició su cabeza.Ella quería despedir a Ares, pero necesitaba que Maxi se quedara totalmente dormido.—Quiero contarte una historia, quizás podamos responder todas tus incógnitas por la mañana…—Está bien mamá… —Máximo bostezó y le miró con atención.—Había una vez una chica… —los ojos de Amelia se pusieron muy nublados, y trató de parpadear rápido—. Que… tenía muchos sueños, pero el mayor de ellos, era ser muy feliz con el amor de su vida…—¿Cómo se llamaba esa chica? —Maxi se interesó y ella negó.—Recuerda, las preguntas para la mañana… —tocó su nariz y le dio un beso corto—. Ella quería vivir una vida con este chico, al cual amaba mucho… pero de pronto, la tragedia llegó a su vida…La noche cayó sobre la ciudad como un manto oscuro y tenso, y Amelia cerró la puerta de la habitación cuando Maxi se durmió para ver que Ares estaba de pie mirando hacia la nada hasta que notó su presencia.Él levantó la
—¿El sonido está activado?—Si… —Anthony respondió por el auricular como un susurro, mientras Ares tomaba sus auriculares de nuevo.—No hagan ruido en absoluto, y tu Anthony dame el monitoreo de la señal de Edric.—Él se está moviendo, pero de forma lenta, aunque viene en esta dirección.—Bien…Y Ares estaba por quitar los binoculares de sus ojos, cuando un auto que no esperaban se estacionó.Movió unos centímetros en la movilidad para acercar más la vista y su respiración se atascó cuando notó que de ese auto, estaba saliendo en coronel Summer, jefe de toda la zona costera del país, y embarcaciones.Su cuerpo se quedó helado, y notó como entró a aquel galpón.—¿General? —la voz de Anthony resonó en sus oídos—. Está viendo lo mismo que yo…Ares pasó un trago grueso.—Lo estoy viendo… —Summer era un hombre de unos cincuenta años.Muy respetado en el ejército, y sobre todo un hombre con experiencia. Junto con Anthony habían tenido intercambios en varias ocasiones, pero sobe todo porque
La tensión era demasiado densa, los hombres de Ares estaban como una piedra, y él se movió rápido saliendo de aquella estructura alta de escombros, mientras su equipo, que no era pequeño, se desplazaba por todo el lugar.Incluso confiaba a ojo cerrado en sus francotiradores, cuando llegó al suelo arenoso, y todo se volvió un compendio de caras sorprendidas a pesar de que todo su equipo llevaba pasamontañas. Las armas se activaron, Summer y Smith se quedaron quietos en las puertas del galpón, pero sus hombres eran muy pocos, comparados con todo el equipo que ahora mismo los estaban rodeando. Anthony se puso delante, y Ares llegó al lugar sin dejar de mirar a sus espaldas, mientras Summer solo miraba de reojo a Smith. —¿Qué es esto? —masculló bajo—. Dijiste que la zona era segura. Smith negó varias veces, e intentó levantar las manos. —¿Quiénes son? —¿Listos? —preguntó Ares de forma apretada, ignorando lo que el hombre preguntó, mientras la tensión se ponía más grande. —Listos, ge
La sede militar estaba sumida en un caos controlado. Ares caminaba por los pasillos con la mirada fija en el suelo y perdido en sus pensamientos mientras esperaba la notificación, y cuando no la recibió, envió otra que decía: “Aléjate del edificio para llamarte” La noche había sido intensa, y estaba agotado, sabía que esto apenas comenzaba, pero después de la reunión, quería ir a abrazar a Amelia, y estar todo el día con ella. Y mientras se dirigía a la sala de reuniones, su mente repasaba los eventos de las últimas horas. Al entrar en la sala, se encontró con la mirada seria y expectante de varios altos mandos militares. La atmósfera estaba cargada de tensión y desconfianza. A medida que Ares avanzaba hacia la mesa principal, las miradas se dirigían hacia él, algunas llenas de expectación, otras de incertidumbre. —Señor, todos están listos para comenzar —informó el oficial a cargo de la reunión. Ares asintió y se sentó en la cabecera de la mesa. La tensión en la sala era palpabl
Amelia parpadeó soñolienta, e intento girarse. Le había parecido que golpearon la puerta, pero los sonidos se hicieron más insistentes y se ayudó con una mano a levantarse de la cama, observando que Maxi dormía plenamente.Miró la hora del reloj. Eran las doce y media de la noche, y bostezó, pero se dio cuenta de que los golpes eran aquí en el departamento.Apretó su bata, y cerró un poco la puerta de la habitación, encendió la luz de la sala, y caminó para mirar por el ojo.Allí estaba Cintia con su hijo, y ella no dudó en abrir.—¿Cintia? —la mujer parecía muy nerviosa, y Amelia la dejó entrar—. ¿Estás bien?Su hijo parecía cansado.—¿Qué ocurre? Es muy tarde…—Gracias por dejarme entrar… —Amelia negó mirando de nuevo al niño.—¿Pasó algo? —Cintia mordió su boca y luego tomó el aire.—Realmente lo siento mucho… mucho… —Cintia estaba muy extraña mientras Amelia pasó un trago.—¿Le pasó algo a Ares? —y la mujer negó.Ella se apartó de su hijo, y luego caminó a la puerta, pasó el segur