CAPÍTULO 46

—Señorita… señorita Amelia… —Amelia sintió que alguien la sacudía y abrió los ojos con dificultad.

Se sentía muy pesada y le dolía todo el cuerpo.

Cuando ella se giró haciendo un gesto de dolor en su brazo, notó que la había inyectado de nuevo.

Lucy estaba delante de ella con preocupación en sus ojos, y ella intentó decir algo.

—Tengo sed… —Lucy asintió con temblor en sus manos, estaba preocupada por su señora, y tomó un vaso de agua de la encimera y la ayudó a sentarse, solo que Amelia estaba muy descoordinada.

Tomó el agua como una sedienta y luego se agarró la cabeza.

Extrañaba a Maxi con locura, y solo pedía a gritos en su inconsciencia, que Ares no se atreviera a venir a donde ella estaba.

Prefería tenerlos lejos y salvos, que en peligro con este hombre loco.

—El señor… quiere que usted baje a comer…

—Está loco…

—Señora Amelia… por favor…

—Déjalo que me mate, Lucy.

—Él nunca lo va a hacer, y usted lo sabe… por favor, acompáñeme, me mandó buscarla…

Amelia hizo un gesto de negació
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