¿Cómo irá todo en la consulta médica? Les pido disculpas por la demora. Entre los cortes de luz y los problemas en mi internet me fue imposible entrar a la página Gracias por su apoyo, comentarios y calificaciones. Las quiero :)
Esmeralda iba en el automóvil de Kenton perdida en sus pensamientos y con el estómago revuelto. Ella no sabía si su malestar era por su embarazo o tal vez debido a los nervios o a quien la acompañaba. Cualquiera de esas posibilidades era factible. Kenton la observaba. Él quería tomar su mano, decirle que todo estaría bien, pero sabía que su gesto no sería bien recibido. Lo mejor era darle espacio para asimilar la realidad que los unía, aunque eso le resultara particularmente difícil. Al llegar a la clínica, los dos descendieron del vehículo. Esmeralda le pidió que la dejara ingresar primero y que él lo hiciera después. Le daba temor a que los vean juntos. Para él eso fue un gran insulto que debió soportar, ¿En algún momento ella cambiaría en su modo de tratarlo? Dentro de la clínica, él pudo acercarse, aunque fue ella quien ingresó primero a la consulta y él lo hizo después. Cuando las preguntas de rutina del médico finalizaron y llegó el momento de subir a la camilla fue cu
Las semanas pasaban lentamente para Esmeralda. Los días parecían no tener final e ir a trabajar le costaba demasiado. Sentía sueño a todas horas, así como también náuseas y debilidad. Había días donde vomitaba hasta el agua que bebiera. Kenton intentaba convencerla de dejar su puesto de trabajo. Él podría hacer que trabajara desde casa e incluso que tomara una licencia por salud, pero ella se negaba rotundamente. Lourdes estaba inmensamente preocupada por su hermana y temía que pudiese desmayarse en la oficina. Tenía necedad y orgullo para repartir, no había persona capaz de convencerla. El vicepresidente también estaba atento a lo que ocurriera con Esmeralda. Lourdes se lo había pedido como favor y él no veía el momento de poder solicitar algo a cambio. Extrañaba sentir su piel desnuda, escuchar sus gemidos, sentirla estremecerse... Al transcurrir tres semanas desde la consulta médica, Kenton decidió intentar nuevamente que Esmeralda pasara la noche con él. Ella solamente s
Kenton había ido al apartamento de Esmeralda muy molesto. Ese mismo día habían discutido en su oficina porque él quería llevarla a casa, pero ella se negaba a que alguien los viera juntos. Él llegó y esperó estacionado en su automóvil para verla llegar y entrar juntos. -¿No te das cuenta de lo extraño que es ver un automóvil así estacionado en un edificio como este?- Reclamó por el deportivo rojo que él había decidido usar ese día -¿Quieres que conduzca uno más económico así no te avergüenzas de mi dinero?- Preguntó irónicamente demasiado molesto por lo extraña que le resultaba ella Jamás, el CEO, se había sentido más incómodo en su vida. No había conocido jamás a una sola mujer que lo apartara por ser millonario, mucho menos que se avergonzara de su poderoso estatus. Claramente Esmeralda tenía otra manera de pensar. -No sería mala idea. Además no imagino un coche así con un asiento de niños- Lo observó retadora y él solo pudo respirar profundamente para calmarse -Si
Al dormirse Esmeralda, Kenton debió ir al baño para aliviar su deseo sexual solo. Estar a su lado, besarla, tocarla y escuchar sus gemidos había provocado un profundo deseo que había quedado inconcluso. Llevaba mucho tiempo sin tener contacto con ninguna otra mujer, pero aunque su cuerpo pedía con desesperación ser aliviado él solo podía desear a Esmeralda. Esmeralda se despertó y escuchó que él estaba en el baño. Podría haber jurado que él había dicho su nombre y fue cuando comprendió lo que él había hecho. Se sintió un poco culpable, pero aún más avergonzada por haber permitido que él la hiciera llegar al climax. No lograba reconocerse ni a si misma. Ella cerró sus ojos y fingió dormir cuando escuchó a Kenton salir del baño. -No sabes cuánto te quiero a ti y a nuestro hijo. ¿Será posible que algún día sientas lo mismo?- Habló en voz baja creyendo que ella dormía, pero Esmeralda escuchó cada palabra Al llegar la mañana, Esmeralda se despertó sintiendo deseos y fue al baño p
25 de Diciembre, 19:30 horas. Esmeralda bufaba cansada. Su hermana mayor era obsesiva con los detalles y esa noche estaba más insoportable que nunca. -Solo iré al hotel por mi premio y regresaré. No entiendo por qué debo arreglarme tanto- Se quejó, pero eso no detuvo a Lourdes en su tarea de embellecerla Usando un vestido verde a la altura de las rodillas y unos preciosos tacones negros, Esmeralda observó su imagen en el espejo. Se veía muy bella, pero lo creía excesivo. Dos días atrás, ella había resultado favorecida con uno de los tantos premios que la empresa donde llevaba ocho meses trabajando sorteaba cada año en esas fechas. Ella necesitaba el dinero y sentía que el premio que recibiera le ayudaría a salir de la catastrófica situación económica que atravesaba. Con mucho esmero, finalmente su hermana terminó por estar satisfecha con el resultado y luego de darle un abrigo largo que la protegiera del frío invierno la acompañó a la puerta de entrada. Allí la abrazó
25 de Diciembre 23:35 horas Esmeralda estaba de camino a su apartamento más que avergonzada. Aún en su mente persistía el recuerdo del grandísimo sorteo y lo emocionada que se sintió al ser una de las ganadoras. Ella había comenzado a trabajar en la compañía hacía menos de un año. Al comenzar el mes de diciembre los murmullos y la emoción de sus compañeros de trabajo eran constantes y no comprendía por qué. Samantha, una joven que trabajaba en su departamento de contabilidad le había explicado el por qué la emoción de todos. La empresa Gilmore siempre había destinado dinero a obras de caridad a favor de los niños desprotegidos y con enfermedades graves. Aunque tenían muchísimo dinero para varias vidas, también ayudaban a quien lo necesitara en varias ocasiones. El mes de diciembre era muy esperado por todos. Los sorteos que organizaba la empresa para premiar a los trabajadores por su compromiso y también para motivarlos a donar a obras benéficas eran estupendos. Kenton G
La alarma sonó con insistencia y Esmeralda la apagó con deseos de permanecer en la cama. El pequeño Alvarito dormía acurrucado a su cuerpo y por primera vez sintió envidia de ese pequeño ángel. Debía de ser lindo no tener preocupaciones ni un posible despido por no acostarse con su jefe en Navidad. Más que furiosa con el recuerdo, llevó a su sobrino con Lourdes y se encerró en el minúsculo baño para asearse e ir a trabajar. Se sentía intranquila, un manojo de nervios con piernas. El corazón le latía desbocado dentro del pecho y tenía un mal presentimiento que con el correr de los minutos se volvía peor. En la empresa Gilmore las mujeres podían escoger entre vestir un traje con falda tubo o pantalón. Muchas empleadas guapísimas usaban falda así se les congelara hasta la última terminación nerviosa del cuerpo. Esmeralda había usado su falda en invierno, solo cuando sus sobrinos manchaban su pantalón entallado, algo que ocurría con mucha frecuencia. -¿Mostrar las piernas sabi
Kenton buscaba con desesperación concentrarse en el documento que tenía frente a él. El recuerdo del rechazo de Esmeralda y no una, sino ¡Dos veces! en menos de veinticuatro horas era insólito. ¿Cómo se atrevía? Además de su osadía al decir que era lesbiana. Él era generoso, complaciente. Victoria, a quien habían apodado Vampiro era su amante más antigua, la que tenía el título de oficial. Él era un hombre práctico, seguro de si mismo y en momentos de gran estrés perezoso para buscar una nueva mujer. Siempre Victoria estaba disponible, a una llamada de distancia y haría lo que fuera por complacerlo. Aquella mañana era particularmente dura y su humor empeoraba a cada minuto a causa de esa hermosa mujer que se atrevió a rechazarlo y hasta a desafiarlo. ¿Ella creía que se lo pondría fácil y la despediría? Ella no tenía ni idea, pero estaba equivocada. Con frustración dejó los papeles de lado. Así lo intentara no lograba concentrarse. Su mano derecha reprimió una sonrisa y lo miró