Esmeralda finalmente descubrió la verdad, ¿Que hará ahora? ¿Decidirá tomar un camino lejos de su esposo o lo perdonará?
Esmeralda llevó sus cosas al cuarto de huéspedes. Volver a su apartamento no sería sencillo porque debería llevar todas sus pertenencias y las de su hijo allí. Además eso alertaría a la prensa y era lo que menos le interesaba en ese momento. Lo que prefería era resolver la situación de la manera más tranquila y discreta que le fuera posible. Cuando Kenton llegó a casa fue a su cuarto y no encontró nada de Esmeralda. Al ir al cuarto de su hijo encontró a Tamara con él y se sintió tranquilo. -¿Sabes dónde está Esmeralda?- Preguntó en voz baja para no despertar al pequeño -La señora llegó muy alterada. Le dió pecho al niño y me pidió que cuide de él. No la vi desde entonces señor- Contestó ella sin dar más detalles porque no tenía más información Kenton buscó en los otros cuartos y al no poder abrir una de las puertas imaginó que ella estaba allí. -Esmeralda, amor, ábreme necesitamos hablar- Pidió hablando a través de la puerta -Kenton ya está todo más que dicho, ¿Puede
Esmeralda había recibido la visita de Lourdes y le había pedido que hablaran en privado. Por supuesto que ella sabía todo lo que estaba ocurriendo y esperaría a que su hermana se lo dijera para que pudiese así desahogarse. -¿No sabías nada de esto?- Esmeralda confrontó a su hermana con una pregunta que por el tono empleado pareció acusatoria -Jamás hubiese callado una verdad semejante de haberlo sabido. Acabo de enterarme- Se defendió sin molestarse porque comprendía que su novio era el mejor amigo de Kenton y que de allí nacían las sospechas de su hermana -Era obvio que Kenton había planeado todo, ¿Por qué no me di cuenta? Fui ingenua y creí que era un excelente hombre por ser tan comprensivo cuando le dije que estaba embarazada. ¿Cómo no me di cuenta de que todo era un plan suyo?- Lamentó culpándose a si misma -No voy a defender a mí cuñado, pero escúchame. Aunque actuó mal, tuvo muy buenas acciones. Hizo todo al revés, es cierto, pero por sus acciones lo estás haciendo pa
Lourdes había llegado al cuarto mes de embarazo y con ilusión fue a la consulta médica acompañada de su pareja. Su vientre se veía de un tamaño similar al que tenía en el sexto mes de embarazo de Alvarito y se sentía enorme. No quería imaginar como se vería cuando llegara al momento de dar a luz. -¿Cómo te has sentido?- Le preguntó su doctor y ella suspiró agotada -Aún tengo náuseas y comienzo a perder la esperanza de que se me quiten- Contestó desesperanzada -Suele ocurrir en embarazos múltiples y más que la medicación para que no tengas vómitos no puedo darte- Respondió -¿Hoy podremos saber el sexo?- Intervino el futuro padre ansioso -Vamos a descubrirlo ahora. No siempre se puede ver, pero lo intentaremos -¿Que estamos esperando?- Preguntó emocionado haciendo reir a Lourdes Algunos minutos después, Lourdes estaba sintiendo como el doctor le aplicaba el gel frio en el vientre. -Estos son los latidos- Los escucharon- Aquí podemos ver claramente que es una niña
Lourdes había ido a casa de su hermana y llevaba consigo aquel vestido verde junto a los maquillajes que había usado aquel día. Esmeralda había acordado encontrarse con Kenton en la habitación de hotel y desde que él se había ido transcurrieron algunas horas. Ella debió prepararse para salir, pero lo primero fue extraerse leche para dejarle a su hijo. Lourdes maquilló tal como aquella navidad a su hermana y le deseó suerte. -Díselo. Tal vez hasta regresen siendo tres- Le aconsejó acompañándola hacia la puerta -¿Estás loca? No quiero otro niño ahora y Kenton tampoco. Si algún día quedo nuevamente embarazada seguro se desmaya- Garantizó, al menos coincidían en algo -La reconciliación está asegurada a juzgar por tus palabras. Diviértete y por favor no regreses temprano- Aconsejó Lourdes y le dio una palmada en el trasero haciendo que riera. Definitivamente estar de novia con alguien tan bromista había logrado que ella enloqueciera un poco (......) Esmeralda llegó a la
Cuando terminaron de hacer el amor, Kenton se puso de lado en la cama y apoyó su mano en la cadera de su esposa. Habían pasado algunos minutos en silencio para recuperar el aliento, pero Esmeralda se había mantenido callada aún después. -¿Es cierto lo que me dijiste?- Rompió el silencio expectante -Fui a decírtelo, quería comer contigo ese día... pero bueno, fui yo quien acabó sorprendida- Kenton comprendió absolutamente todo y tomó una larga respiración antes de hablar -¿Me perdonas? Jamás quise que esto sucediera, pero en realidad no estoy muy arrepentido porque tenemos un hijo precioso por mi culpa- Esmeralda sonrió pensando en las primeras sonrisas de su hijo -Yo también debí tomar precauciones, pero confie ciegamente en ti. Creo que los dos cometimos errores. Mi intención es que dejemos esto en el pasado y empecemos desde aquí- Se sinceró por completo -Nada me haría más feliz que eso. No más contratos semanales- Esmeralda sonrió y luego se quedó pensativa -Ten
25 de Diciembre, 19:30 horas. Esmeralda bufaba cansada. Su hermana mayor era obsesiva con los detalles y esa noche estaba más insoportable que nunca. -Solo iré al hotel por mi premio y regresaré. No entiendo por qué debo arreglarme tanto- Se quejó, pero eso no detuvo a Lourdes en su tarea de embellecerla Usando un vestido verde a la altura de las rodillas y unos preciosos tacones negros, Esmeralda observó su imagen en el espejo. Se veía muy bella, pero lo creía excesivo. Dos días atrás, ella había resultado favorecida con uno de los tantos premios que la empresa donde llevaba ocho meses trabajando sorteaba cada año en esas fechas. Ella necesitaba el dinero y sentía que el premio que recibiera le ayudaría a salir de la catastrófica situación económica que atravesaba. Con mucho esmero, finalmente su hermana terminó por estar satisfecha con el resultado y luego de darle un abrigo largo que la protegiera del frío invierno la acompañó a la puerta de entrada. Allí la abrazó
25 de Diciembre 23:35 horas Esmeralda estaba de camino a su apartamento más que avergonzada. Aún en su mente persistía el recuerdo del grandísimo sorteo y lo emocionada que se sintió al ser una de las ganadoras. Ella había comenzado a trabajar en la compañía hacía menos de un año. Al comenzar el mes de diciembre los murmullos y la emoción de sus compañeros de trabajo eran constantes y no comprendía por qué. Samantha, una joven que trabajaba en su departamento de contabilidad le había explicado el por qué la emoción de todos. La empresa Gilmore siempre había destinado dinero a obras de caridad a favor de los niños desprotegidos y con enfermedades graves. Aunque tenían muchísimo dinero para varias vidas, también ayudaban a quien lo necesitara en varias ocasiones. El mes de diciembre era muy esperado por todos. Los sorteos que organizaba la empresa para premiar a los trabajadores por su compromiso y también para motivarlos a donar a obras benéficas eran estupendos. Kenton G
La alarma sonó con insistencia y Esmeralda la apagó con deseos de permanecer en la cama. El pequeño Alvarito dormía acurrucado a su cuerpo y por primera vez sintió envidia de ese pequeño ángel. Debía de ser lindo no tener preocupaciones ni un posible despido por no acostarse con su jefe en Navidad. Más que furiosa con el recuerdo, llevó a su sobrino con Lourdes y se encerró en el minúsculo baño para asearse e ir a trabajar. Se sentía intranquila, un manojo de nervios con piernas. El corazón le latía desbocado dentro del pecho y tenía un mal presentimiento que con el correr de los minutos se volvía peor. En la empresa Gilmore las mujeres podían escoger entre vestir un traje con falda tubo o pantalón. Muchas empleadas guapísimas usaban falda así se les congelara hasta la última terminación nerviosa del cuerpo. Esmeralda había usado su falda en invierno, solo cuando sus sobrinos manchaban su pantalón entallado, algo que ocurría con mucha frecuencia. -¿Mostrar las piernas sabi