El vicepresidente siempre se mantiene cerca. No podemos negar que sabe cómo acercarse. ¿Que opinan de los accidentes que debió afrontar? ¿Sería un buen padrastro?
Lourdes llegó al penthouse del vicepresidente y allí lo vió con Alvarito en brazos intentando darle de comer. Para ella fue gracioso ver aquella ropa costosa manchada de postre, aunque también le despertó demasiada ternura. Ese último sentimiento decidió ignorarlo, no era bueno porque sabía bien la clase de hombre que era él. -¿Cómo te atreves a traer a mis hijos sin permiso y hacerme venir por ellos?- Se cruzó de brazos en actitud desafiante frente a él Al ejecutivo lo recorrió la excitación. Le fascinaba verla enojada, le parecía súper sexy. -Dylan quiso venir, yo se lo propuse obviamente. Compré algunos nuevos juguetes para mí colección y necesitaba su opinión para hacer una nueva compra- Se justificó usando la peor excusa -Es verdad mami, él no sabía cuáles comprar- El pequeño en su inocencia creía que lo había ayudado y estaba orgulloso de haber podido hacerlo -Tu y yo hablaremos más tarde- Le dijo con absoluta seriedad al empresario -En mi cuarto- Ella leyó aque
Esmeralda veía todo lo que había comprado y no podía evitar sentirse aún más agotada. Ella sabía que debía comenzar a implementar cambios en su guardarropa, pero justamente eso era lo que más la estresaba. El cansancio que le producía estar embarazada sumado a tener que quitar lo que ya no usaría para poner las nuevas prendas le resultaba agotador. Kenton miró las distintas bolsas y no le parecieron suficientes. Él quería ofrecerle todo y hasta más a quien consideraba su mujer, pero ella sentía que no necesitaba nada. -¿Sabes que acabarás necesitando más cosas en poco tiempo? Espero que no te quejes cuando debas ir de compras de nuevo- Aunque intentó ser amable, Esmeralda no recibió bien esa observación del padre de su hijo -¿Por qué me lo recuerdas? Parece ser que tú disfrutas de mis desgracias- Sacó las compras de las bolsas y las miró aún con más frustración -¿Cuál desgracia? Peor sería no tener dinero para comprar y necesitar con urgencia un nuevo guardarropa- Comenzó a
Kenton se preguntaba como haría para explicarle a Esmeralda lo que había hecho. Hasta ese momento, su secreto estaba a salvo porque ni su mejor amigo lo sabía a ciencia cierta, aunque creía que eso no dudaría por mucho tiempo más. Aunque Kenton sabía que su amigo era de entera confianza y que, probablemente, al saber la verdad no lo divulgaria en situaciones normales... el estar en cierta aventura con Lourdes eso podría lograr que lo delatara así no fuera accidental. La hermana de Esmeralda jamás se lo perdonaría y era más que seguro que le diría a Esmeralda aquel secreto que seguramente lo alejaría aún más de su mayor deseo. Para Kenton, mientras su amigo no se enterara de la verdad aún por más tiempo estaría a salvo de perder para siempre a Esmeralda; pero algo era seguro... era un gran peso para si mismo no poder hablar con nadie sobre ello. (.....) Lourdes cenaba junto a sus hijos y aquel hombre que parecía cada día más irracional por tener su compañía. Al terminar lo qu
Cuatro largas semanas pasaron para las dos parejas y la frustración de los empresarios era brutal porque las hermanas no daban su brazo a torcer y se esforzaban para mantenerlos lejos. Para Lourdes alejar al vicepresidente no le fue tan difícil. Ser una madre soltera con dos hijos pequeños le proporcionaba buenas excusas para evadir múltiples propuestas. En la primer semana, Alvarito había enfermado. El malestar estomacal del pequeño le había servido para no dejarlo solo en ningún momento. -Tal vez la próxima semana podamos vernos- Comentó desilusionado el empresario, comprendiendo que ella tenía una prioridad en su vida y esa eran sus hijos La segunda semana de abstinencia para el amigo de Kenton se había hecho interminable, pero también esperanzadora. Él había planeado pasar unas horas a solas con Lourdes, pero su deseo acabaría inconcluso nuevamente. Dylan había ido a un cumpleaños de uno de sus amiguitos y jugar desabrigado había logrado que enfermara. Lourdes no solame
Algunas semanas pasaron y llegó un nuevo control médico donde Esmeralda podría finalmente conocer el sexo de su bebé en camino. Kenton esperaba junto a Esmeralda a ser atendida. Él tomaba su mano para darle apoyo y calmar su ansiedad. -Estás temblando- Le dijo Esmeralda al CEO -Quiero saber que es para decorar un cuarto- Esmeralda se quedó en silencio Esmeralda no fue capaz de decir una palabra y aún cuando el médico los llamó a su consultorio, el ánimo de la futura madre parecía haber desaparecido. -¿Quieren saber el sexo del bebé?- Preguntó el doctor sabiendo que varias parejas preferían descubrirlo en el momento del nacimiento -Si nos gustaría- Respondió Esmeralda con una sonrisa triste -En ese caso, es un niño- Reveló lo que más deseaban saber Kenton sonrió y Esmeralda también lo hizo, aunque con tristeza. En su mente pensaba en cuanto deseaba poder decorar un cuarto para su hijo pero sabía que eso era imposible. En el apartamento no había cuartos libres n
Esmeralda sonreía un tanto incómoda por ser el centro de atención, algo a lo que definitivamente no estaba acostumbrada. Había gente con la que había compartido apenas el saludo que se acercaba a preguntarle cómo se sentía por su embarazo. Algo que llamó poderosamente la atención de los presentes, fue cuando los sobrinos de la festejada le prestaron atención a las dos personas más importantes de la empresa. Dylan había abrazado a Kenton y lo había tratado sin ningún tipo de formalismo. El CEO lo había cargado en sus brazos. El vicepresidente sostenía a Alvarito y le hablaba. -¿Quieres venir conmigo?- Una compañera de Esmeralda quiso cargar a Alvarito, pero él se aferró al vicepresidente con fuerza -Creo que no quiere. Tal vez más tarde entre más en confianza y vaya contigo- Respondió el vicepresidente con amabilidad, ignorando la sorpresa en su empleada Algunas personas comentaban con disimulo sobre la extraña cercanía que había entre las hermanas y los empresarios. De lo q
Lourdes se preparaba para ir de compras. Kenton había contratado a una niñera para que cuidara de los niños y que ella así pudiera dedicarse a comprar lo que Esmeralda necesitaba para la que sería una noche inolvidable. En una inesperada casualidad, el vicepresidente vio a la mujer que tanto deseaba entrar a una de las tiendas más importantes de la ciudad. Él debía ir al banco que estaba situado en la misma calle y decidió aplazar aquel trámite por varios minutos mientras la seguía. Lourdes tomó su teléfono espantada por los precios de los vestidos y llamó al CEO. Le parecía muy exagerado pagar tal suma por un evento que duraría pocas horas. -Kenton estoy en una de las tiendas que me dijiste y todo aquí cuesta un dineral, ¿Estás seguro de querer que compre aquí? Conozco lugares más económicos- Le preguntó mirando la etiqueta de una de las prendas -Solo quiero que Esmeralda se vea más hermosa de lo que es y el dinero necesario para eso es lo que menos me preocupa. Compra l
Kenton se encontraba ansioso, apenas faltaba un día para la gala en la que se aseguraría de tener a Esmeralda a su lado para siempre. Había enviado un mensaje a alguien que seguramente le ayudaría a llevar a cabo su plan y estaba a la espera de su visita. Un periodista se dirigía a ver a Kenton. Él era uno de los más reconocidos de la ciudad debido al gran número de participaciones en eventos que tenía. Debido a su profesionalidad y a la aceptación de las grandes figuras, él era invitado a las mejores galas dónde varios famosos le concedían una entrevista. Él y Kenton eran conocidos desde sus épocas de universidad y debido a su trabajo, el CEO había sido entrevistado en numerosas oportunidades. Para Martin Latreal era más que seguro que si Kenton lo llamaba y le pedía que lo visitara, una jugosa primicia recibiría, por lo que dejó sus actividades de lado y fue a visitarlo. Con un vaso de whisky en su mano derecha, Kenton lo recibió y después de una breve conversación fue el mo