Las semanas pasaban lentamente para Esmeralda. Los días parecían no tener final e ir a trabajar le costaba demasiado. Sentía sueño a todas horas, así como también náuseas y debilidad. Había días donde vomitaba hasta el agua que bebiera. Kenton intentaba convencerla de dejar su puesto de trabajo. Él podría hacer que trabajara desde casa e incluso que tomara una licencia por salud, pero ella se negaba rotundamente. Lourdes estaba inmensamente preocupada por su hermana y temía que pudiese desmayarse en la oficina. Tenía necedad y orgullo para repartir, no había persona capaz de convencerla. El vicepresidente también estaba atento a lo que ocurriera con Esmeralda. Lourdes se lo había pedido como favor y él no veía el momento de poder solicitar algo a cambio. Extrañaba sentir su piel desnuda, escuchar sus gemidos, sentirla estremecerse... Al transcurrir tres semanas desde la consulta médica, Kenton decidió intentar nuevamente que Esmeralda pasara la noche con él. Ella solamente s
Kenton había ido al apartamento de Esmeralda muy molesto. Ese mismo día habían discutido en su oficina porque él quería llevarla a casa, pero ella se negaba a que alguien los viera juntos. Él llegó y esperó estacionado en su automóvil para verla llegar y entrar juntos. -¿No te das cuenta de lo extraño que es ver un automóvil así estacionado en un edificio como este?- Reclamó por el deportivo rojo que él había decidido usar ese día -¿Quieres que conduzca uno más económico así no te avergüenzas de mi dinero?- Preguntó irónicamente demasiado molesto por lo extraña que le resultaba ella Jamás, el CEO, se había sentido más incómodo en su vida. No había conocido jamás a una sola mujer que lo apartara por ser millonario, mucho menos que se avergonzara de su poderoso estatus. Claramente Esmeralda tenía otra manera de pensar. -No sería mala idea. Además no imagino un coche así con un asiento de niños- Lo observó retadora y él solo pudo respirar profundamente para calmarse -Si
Al dormirse Esmeralda, Kenton debió ir al baño para aliviar su deseo sexual solo. Estar a su lado, besarla, tocarla y escuchar sus gemidos había provocado un profundo deseo que había quedado inconcluso. Llevaba mucho tiempo sin tener contacto con ninguna otra mujer, pero aunque su cuerpo pedía con desesperación ser aliviado él solo podía desear a Esmeralda. Esmeralda se despertó y escuchó que él estaba en el baño. Podría haber jurado que él había dicho su nombre y fue cuando comprendió lo que él había hecho. Se sintió un poco culpable, pero aún más avergonzada por haber permitido que él la hiciera llegar al climax. No lograba reconocerse ni a si misma. Ella cerró sus ojos y fingió dormir cuando escuchó a Kenton salir del baño. -No sabes cuánto te quiero a ti y a nuestro hijo. ¿Será posible que algún día sientas lo mismo?- Habló en voz baja creyendo que ella dormía, pero Esmeralda escuchó cada palabra Al llegar la mañana, Esmeralda se despertó sintiendo deseos y fue al baño p
Kenton y su amigo veían a los niños y se miraban ellos mismos sin saber que harían. Alvarito estaba muy enérgico y él vicepresidente no tuvo mejor idea que ponerse a jugar con él con cierta brusquedad. -Le gusta, mira como sonríe- Le dijo a Kenton mientras escuchaba las carcajadas del pequeño -No se si deberías hacer eso- El ceo dudaba que fuera buena idea lanzarlo hacia arriba y atraparlo así fuera poca distancia -¿Qué sabes tú de niños?- Reclamó continuando el juego -¿Qué es lo que sabes tu? Al menos ahora que Esmeralda está embarazada he leído un poco- Comentó orgulloso sabiendo que su amigo no tenía ni idea -Leiste sobre embarazadas, no de niños. Además míralo, está muy entretenido- Dijo dispuesto a ignorar las recomendaciones recibidas -Alvarito tomó leche, si lo agitas así es probable que...- Dylan intervino pero no alcanzó a terminar la frase cuando su hermanito vomitó a quien jugaba con él -¿Quieres seguir jugando?- Preguntó Kenton entre risas El vicepre
Lourdes llegó al penthouse del vicepresidente y allí lo vió con Alvarito en brazos intentando darle de comer. Para ella fue gracioso ver aquella ropa costosa manchada de postre, aunque también le despertó demasiada ternura. Ese último sentimiento decidió ignorarlo, no era bueno porque sabía bien la clase de hombre que era él. -¿Cómo te atreves a traer a mis hijos sin permiso y hacerme venir por ellos?- Se cruzó de brazos en actitud desafiante frente a él Al ejecutivo lo recorrió la excitación. Le fascinaba verla enojada, le parecía súper sexy. -Dylan quiso venir, yo se lo propuse obviamente. Compré algunos nuevos juguetes para mí colección y necesitaba su opinión para hacer una nueva compra- Se justificó usando la peor excusa -Es verdad mami, él no sabía cuáles comprar- El pequeño en su inocencia creía que lo había ayudado y estaba orgulloso de haber podido hacerlo -Tu y yo hablaremos más tarde- Le dijo con absoluta seriedad al empresario -En mi cuarto- Ella leyó aque
Esmeralda veía todo lo que había comprado y no podía evitar sentirse aún más agotada. Ella sabía que debía comenzar a implementar cambios en su guardarropa, pero justamente eso era lo que más la estresaba. El cansancio que le producía estar embarazada sumado a tener que quitar lo que ya no usaría para poner las nuevas prendas le resultaba agotador. Kenton miró las distintas bolsas y no le parecieron suficientes. Él quería ofrecerle todo y hasta más a quien consideraba su mujer, pero ella sentía que no necesitaba nada. -¿Sabes que acabarás necesitando más cosas en poco tiempo? Espero que no te quejes cuando debas ir de compras de nuevo- Aunque intentó ser amable, Esmeralda no recibió bien esa observación del padre de su hijo -¿Por qué me lo recuerdas? Parece ser que tú disfrutas de mis desgracias- Sacó las compras de las bolsas y las miró aún con más frustración -¿Cuál desgracia? Peor sería no tener dinero para comprar y necesitar con urgencia un nuevo guardarropa- Comenzó a
Kenton se preguntaba como haría para explicarle a Esmeralda lo que había hecho. Hasta ese momento, su secreto estaba a salvo porque ni su mejor amigo lo sabía a ciencia cierta, aunque creía que eso no dudaría por mucho tiempo más. Aunque Kenton sabía que su amigo era de entera confianza y que, probablemente, al saber la verdad no lo divulgaria en situaciones normales... el estar en cierta aventura con Lourdes eso podría lograr que lo delatara así no fuera accidental. La hermana de Esmeralda jamás se lo perdonaría y era más que seguro que le diría a Esmeralda aquel secreto que seguramente lo alejaría aún más de su mayor deseo. Para Kenton, mientras su amigo no se enterara de la verdad aún por más tiempo estaría a salvo de perder para siempre a Esmeralda; pero algo era seguro... era un gran peso para si mismo no poder hablar con nadie sobre ello. (.....) Lourdes cenaba junto a sus hijos y aquel hombre que parecía cada día más irracional por tener su compañía. Al terminar lo qu
Cuatro largas semanas pasaron para las dos parejas y la frustración de los empresarios era brutal porque las hermanas no daban su brazo a torcer y se esforzaban para mantenerlos lejos. Para Lourdes alejar al vicepresidente no le fue tan difícil. Ser una madre soltera con dos hijos pequeños le proporcionaba buenas excusas para evadir múltiples propuestas. En la primer semana, Alvarito había enfermado. El malestar estomacal del pequeño le había servido para no dejarlo solo en ningún momento. -Tal vez la próxima semana podamos vernos- Comentó desilusionado el empresario, comprendiendo que ella tenía una prioridad en su vida y esa eran sus hijos La segunda semana de abstinencia para el amigo de Kenton se había hecho interminable, pero también esperanzadora. Él había planeado pasar unas horas a solas con Lourdes, pero su deseo acabaría inconcluso nuevamente. Dylan había ido a un cumpleaños de uno de sus amiguitos y jugar desabrigado había logrado que enfermara. Lourdes no solame