Victoria atravesó la verja que le daba acceso a su casa, mejor dicho, a la casa de sus padres, en cuanto se estacionó, observó un hermosos convertible negro, estacionando justo en la puerta, ¿Quién podría estar en casa visitando a sus padres?, lo curioso es que no lo conocía.
Al entrar a la casa, de topó con Nancy, la señora del servicio.—Niña Victoria, bienvenida a casa.—Querida Nancy—le sonrió amablemente— he visto un auto afuera.—Su padre está reunido con un jóven en el despacho.—¿Un jóven?, ?Sabes de quién se trata?—Segun recuerdo, dijo apedillarse McCloskey.—McCloskey... ¿Dónde está mi madre?—La señora está en la cocina, insistió en preparar ella misma el café para el invitado.—Muchas gracias, Nancy— le sonrió a la mujer antes de marcharse en dirección a la cocina, su madre ya tenía la bandeja preparada. —Hola, Madre.—Cariño—Ellen Comway la abrazó, proporcionándole un beso en la mejilla derecha—llegas temprano.—Si. He visto un auto afuera, Nancy me ha dicho que papá está reunido con el señor McCloskey.—Si, llegó hace poco. —sonrió—voy a llevarles café.—Permítame y yo llevo la bandeja, por favor...—¿Por qué ?, ¿Acaso le conoces?—Si... bueno, no.—¿Podrías ser más explícita, Victoria?—¿Quién no conoce al gran Brailon McCloskey?, empresario multimillonario, el cual forjó su fortuna de la nada, y además el Playboy, más reconocido de todos, pero no le conozco, no hemos sido presentados aún, con un poco de suerte y papá me lo presente — sonrió forzadamente. Aquel hombre si le generaba curiosidad, pero aún más curiosidad le ocasionaba saber qué asuntos tenía pendiente con su padre.—Comprendo, cariño.—¿Qué negocios tendrá con papá?—no pudo evitar fruncir el ceño.—No lo sé, sabes que no soy de inmiscuirme en los asuntos de tu padre —le palmeó la mano—apresúrate a llevar el café, se enfría— le guiñó un ojo— ve y cerciorate si es tan guapo como le anuncia la prensa y las revistas de corazón.Victoria, le sonrió a su madre y tomó la bandeja encaminando se hacía el despacho de su padre, se quedó de piedra frente a la puerta al escuchar la desesperación en la voz de su padre, quién suplicaba ante una negativa rotunda.—¡Es inhumano, señor McCloskey!—¡Es lo justo, Comway, y lo sabes!—Quizás, pero... piense en mi familia, por favor.—Ese no es mi asunto, Comway."¿De qué estaban hablando?", se preguntó Victoria, tomó aire y entró a la habitación.—Disculpen que los interrumpa. Padre, mi madre les envío café— dijo colocándolo sobre el escritorio— lo ha preparado ella misma, para tu invitado.—Gracias, cariño. —Victoria sirvió dos tazas, hasta que una profunda voz a sus espaldas, le hizo volverse.—En vista de que su padre no tiene intención de presentarnos, lo haré yo mismo...—le tendió una de sus manos— Soy Brailon McCloskey."¡Cómo si no lo supiera!" pensó Victoria con sarcasmo.—Victoria Comway—dijo estrechando aquella mano fuerte, que cubrió la suya—es un placer señor McCloskey. —dijo con voz aparentemente fría, aquel hombre era no guapo, si no guapísimo, realmente las fotos no le hacían justicia. Se giró hacia su padre—¿Sucede algo, papá?—Nada de lo cual debas preocuparte, asuntos de negocios.—Te noto tenso, preocupado.—He dicho que son asuntos de negocios, Victoria. Ahora déjanos solos.—pidió con voz firme.—¿No vas a decirme lo que sucede?—¡Que nos dejes solos!—se puso tensa al escuchar el tono que usó su padre y sin pensarlo dos veces se encaminó hacia la puerta.—¿Realmente quieres saber lo que sucede?— le interrogó aquella voz, ronca y sensual—Me gustaría, pero...—Señor McCloskey, los asuntos de negocios, los va a tratar conmigo, no con mi hija.—De una u otra forma, Victoria y su madre se verán afectadas.—Mi mujer y mi hija, no tienen nada que ver en esto, este asunto es entre usted y yo. — Victoria miró a uno, luego a otro.—Tienen todo que ver. Así que decide Comway, ?Se los ices tú, o se lo digo yo?Victoria observó la forma fría en la que su padre miraba a aquel imponente hombre y también observó la sonrisa cínica en el rostro del extraño.—Victoria, cariño... el negocio de la inmobiliaria se ha desplomado en lo últimos años, me ví obligado a buscar al señor McCloskey y solicitarle un préstamo.—Que no tiene como cancelar.—le interrumpió.—Las acciones han bajado mucho—siguió Antonio Comway— y no he tenido como saldar l deuda.—Debe haber alguna solución.—declaró ella entendiendo la preocupación del padre.—Por supuesto que la hay, siempre la hay. —respondió Brailon.—¿Cuál?—Que vendan absolutamente todo lo que poseen— dijo Brailon.—Y me declare en banca rota— aseguró Antonio.—¿Qué?—Victoria abrió muy grandes los ojos—mi padre no puede hacer eso, mi madre moriría de dolor si perdieramos la casa. Está fue la casa que le obsequiaron sus padres cuando se casó, es la casa en la que se crió, mi madre no lo soportaría. — caminó hacia su padre y lo estrechó entre sus brazos. Luego encaró al hombre que se estaba encargando de lastimar a su progenitor— Debe haber alguna posibilidad negociar—No la hay—declaró Brailon—el plazo está por vencerse.—Señor, ¿acaso no podría ser un poco más indulgente?, mi padre prometes trabajar en algunos contratos y le cancelaremos, lo prometo. ¿Cuando se vence el plazo acordado?—El viernes de la semana próxima.—Es muy poco tiempo—respondió angustiada.—Es el establecido.—Quizás... podría usted extender un poco el plazo.—No.—Por favor—pidió tragándose su orgullo— es solo una prórroga.—No. —repitió firme.—¡Es usted un inhumano!—Yo solo protejo mis intereses.—Mi padre no se niega a pagarle, solo desea un poco más de tiempo.—¿Y yo que ganaría con ello?h—Victoria lo observó en silencio y presionó los labios con fuerza en un gesto de frustración.—Me equivoqué con usted, no es inhumano, es un mounstro egoísta. — se giró para abrazar a su padre. —Tranquilo papá, solventaremos esto juntos, saldremos adelante, te juro que te ayudaré como sea posible, haré todo lo que esté en mis manos por ustedes, papá. No te preocupes.Brailon observó a victoria atentamente, era una mujer decidida, alta, con una muy buena figura, que la falda recta beige y camisa blanca no lograban ocultar, aquella Melena rubia que brillaba exquisitamente, esos ojos, verdes... tan claros y tan fríos... y aquellas deliciosas piernas que reclamaban su atención.Victoria Comway, no era su objetivo, pero aquello parecía un oportunidad de oro.—Creo que quizás podríamos llegar a un acuerdo —dijo interrumpiendolos. Victoria se soltó del abrazo con su padre y se giró para mirar a aquel hombre que la desesperaba.—¿A qué se refiere?—A un nuevo acuerdo en el cuál tú serás la ficha clave, acabas de jurarle a tu padre que harías todo por ayudarlo—¡NO!—gritó Antonio —¡NO TE ATREVAS MCCLOSKEY!—Vamos Comway, es una oportunidad a fin y al cabo. —sonrió.—He dicho que no, deja a mi hija fuera de esto— Victoria miró a uno y luego al otro, rogando a Dios que no fuese lo que ella estaba imaginando.¡Brailon McCloskey no podía estar pensando en convertirla en su amante!—Explíqueme— le pidió.—No lo escuches hija, yo solucionare esto, vé con tu madre ahora mismo.—Si sales de esta habitación, tu padre perderá la única oportunidad que le ofrezco.—¡Estás loco!—exclamó Antonio angustiado.—¡Con un demonio, termine de decir que es lo qué quiere!—Es sencillo; Te quiero a ti—admitió con una sonrisa maliciosa.Victoria creyó escuchar mal, rogó por haber escuchado mal. —¿A mí?— preguntó sin aliento.—A ti—asintió él — te Vi por primer vez en una fiesta en casa de los Webber, y aunque no fuimos presentados, supe que algún día volvería a verte. —No... No le entiendo —No Victoria, no hables con este hombre, vete de aquí. —Es muy fácil, le daré a tu padre todo el tiempo que necesita para ponerse al día conmigo, de hecho, podrá cancelar me en pequeñas cuotas, sin más interés, sin lapsos, sin presiones. Siempre y cuando...—¿Siempre y cuando qué?—Te cases conmigo.— declaró tranquilamente. —¿Está usted loco?—preguntó aturdida— yo no puedo casarme con usted. —Si puedes, el trato es sencillo; te casas conmigo, tu padre tiene todo el tiempo que necesite para pagarme y solo podremos divorciarnos cuando Comway haya pagado la totalidad de la deuda. —¡Es una locura!— gimió Antonio. —¡Debe estar bromeando!— gimió Victoria. —No estoy de acuerdo—dijo el padre— no dejaré que uses a mi hija como gara
Conteniendo sus emociones, lo miró de la manera más fría posible. —¿Debería dar las gracias ó gritar de histeria?—Supongo que lo primero, después de todo es un cumplido. —Vaya—dijo sarcástica—Muchas gracias. —No deberías estar siempre a la defensiva, aunque debo reconocer que te ves hermosa y tentadora cuando te enfadas. —Soy la mujer más feliz del mundo por recibir tantos halagos del mismísimo Brailon Mccloskey. —Deja el cinismo, querida. La verdad es que si, muchas estarían felices de estar en tu lugar. —¡Eres un infeliz arrogante!— le dijo enojada, y se sorprendió cuando él dejó escapar una fuerte carcajada, que por un instante logró hacerla encogerse en su asiento, pero instantes después, logrando reponerse, enderezó la espalda con actitud desafiante. —¿Así que soy un arrogante?—Exactamente. ¿Por qué no te quedas con una de esas desesperadas por obtener atención tuya, y me dejas en paz?—¿Realmente es eso lo que te gustaría?—¡Si!—Si hago eso, Antonio pierde su oportunid
—Hija, no sé por qué presiento que te has apresurado con este matrimonio. —Nada de eso, mamá, sé perfectamente lo que hago. Mi matrimonio con Brailon es, la mejor decisión que pude tomar.—No suenas como suena novia muy feliz—su madre la miró con preocupación. —No trates de confundirme, madre. Te agradó Brailon desde que lo viste. —Si, pero...—Mamá, por favor...—De acuerdo—suspiró la mujer—solo quiero que seas feliz. "Este matrimonio no puede hacerme feliz porque no es lo que quiero, porque no conozco a ese hombre despiadado que intenta vengarse, pero no sé de qué"—Seré muy feliz, madre—mintió mientras le sonreía—Brailon es... el hombre de mis sueños. —"De mis pesadillas" quiso decir, aunque había Sido su crush y había fantaseado con conocerlo, ser su novia y a la larga ser su esposa, nunca imagino que el pudiese ser tan cruel... una garantía, una moneda de cambio, eso es lo que era para él. —Apresuremonos tesoro, el novio está esperando. El matrimonio fue sencillo, tal y com
Estaba inmóvil, como una estatua, los ojos de Brailon brillaban de un modo extraño al recorrer sus hombros prácticamente desnudos, excepto por los tirantes de encaje de su camisón, el femenino corazón latió a un ritmo acelerado y empezó a temblar sin cesar. —¡Suéltame, Brailon!— le exigió. Él sonrió triunfante mientras seguía acariciando su piel y la sentía estremecerse. Si aquel hombre era el demonio y esa habitación, su infierno terrenal, aquellas caricias eran la representación de las llamas del infierno contra su piel. —¿Por qué huyes de mi?, ¿Es que acaso no dejé bastante claro desde un principio, lo que esperaba de ti?— tiró de su femenino cuerpo, estrechándolo contra él, permitiéndole sentir toda aquel cuerpo que era un enorme cuerpo de músculos y poder. Victoria se removió inquieta, y Brailon se burló de sus absurdos intentos por escapar de su abrazo, bajó su cabeza en busca de sus labios para apoderarse de ellos con vehemencia.La boca de Brailon era firme y fuerte, logran
Victoria se estiró con pereza y sintió la tibia seda de la sábana resbalar por su cuerpo, abrió los ojos y por un instante no reconoció la habitación en dónde se encontraba, hasta que por fin todos los recuerdos llegaron a ella; la deuda de su padre, su boda, la casa, aquella habitación y la noche de bodas que compartió con su esposo. Brailon había sido tan tierno y complaciente la noche anterior, la hizo olvidar de las extrañas circunstancias que rodeaban su matrimonio. Se sintió ruborizar y dió gracias a Dios de que Brailon no se encontrará en la habitación, estaba totalmente desnuda y se sentía vulnerable como para tener un nuevo enfrentamiento con él. Recordó que la noche anterior le había confesado que ella lo había amado y sintió un peso en su pecho. ¿Se burlaría de ella por sus sentimientos ó se aprovecharía de ellos?, Victoria decidió que lo mejor era tranquilizarse, reaccionaría de acuerdo a las acciones de su esposo. Se movió, tenía que levantarse y tomar una ducha, pero
Después de mucho rato, Victoria bajó a la cocina por un vaso con zumo de fruta o con agua, debía tomar algo. Al entrar se topó con una mujer madura que se movía por toda la cocina como pez en el agua. Al mirarla, se detuvo y le sonrió;—Usted debe ser la señora Victoria.—al verla asentir prosiguió— yo soy Sophie. —Un placer, Sophie. Mi... mi esposo me habló sobre usted, es un gusto conocerla. —El gusto es mío. ¿Desea algo, señora?—Venía por un poco de zumo. —En un instantes se lo sirvo — y así muy rápidamente, le entregó un vaso. —Muchas gracias, Sophie. Mi esposo... ¿Lo ha visto?—Acaba de irse. Creo que eran asuntos de la inmobiliaria y al parecer así tos delicados, salió furioso. —¿Furioso?— Victoria abrió mucho los ojos, no pudo ocultar su reacción. —Tranquila, señora. Brailon tiene mal carácter, pero le aseguro que es un buen hombre, es solo que ha tenido una vida muy dura y el sufrimiento lo ha cambiado. —¿Sufrimiento?—Asuntos de su familia, no me extraña que no lo sepa
Victoria intentó moverse, aún adormilada pero, la mano de Brailon. descansaba en uno de sus senos y el brazo aprisionaba su cuerpo como si no quisiera que ella se apartará de él.Aprovecho la oportunidad de que él estuviese dormido para apreciar la hermosura masculina de su esposo. Sus facciones estaban tan relajadas en aquel momento, su boca entreabierta era muy sensual, su cabello totalmente revuelto le daba un aspecto juvenil y descuidado, parecía vulnerable, pero estaba claro que sí algo no estaba en el diccionario que definiría a Brailon era la palabra vulnerable, todo el reflejaba poder y seguridad. Tuvo un fuerte impulso de besarlo y no pudo contenerlo, así que se movió un poco, solo lo necesario hasta que pudo posar sus labios en los de él, que al sentir la presión sobre ellos, formaron una linda sonrisa. —Que dicha sería despertar así todos los días — dijo y abrió los ojos. Victoria se ruborizó, se sintió como una niña a la que acaban de pillar comiéndose el dulce antes de
Brailon despertó primero y decidió tomar una ducha, tras recibir un mensaje de Arthur se preparaba para ir a la oficina. Al vestirse, y salir del vestidor hacia la habitación para acomodar su corbata, se encontró con la.imagen se una dormida Victoria. No pudo evitar admirarla, sus hermosos rizos rubios estaban esparcidos por la almohada, sus labios rosados, su piel pálida. Era hermosa y suya... al menos por ahora y eso lo atormentaba. Estaba enamorado de la hija del hombre que arruinó su vida. Desde aquella primera vez que la vio, en aquel baile, quedó prendado de ella, y aunque no los presentaron aquella noche, se dedicó a admirarla desde lejos. Decepción, eso fue lo que sintió al descubrir que era hija de su enemigo, a pesar de ello, no pudo evitar investigar la, averiguar un poco más sobre la hermosa rubia que había despertado en él un sentimiento de obsesión. Con el paso de los meses se descubrió pensando en ella cada día, cada noche... había tenido un par de aventuras y al cons