—Hija, no sé por qué presiento que te has apresurado con este matrimonio.
—Nada de eso, mamá, sé perfectamente lo que hago. Mi matrimonio con Brailon es, la mejor decisión que pude tomar.—No suenas como suena novia muy feliz—su madre la miró con preocupación.—No trates de confundirme, madre. Te agradó Brailon desde que lo viste.—Si, pero...—Mamá, por favor...—De acuerdo—suspiró la mujer—solo quiero que seas feliz."Este matrimonio no puede hacerme feliz porque no es lo que quiero, porque no conozco a ese hombre despiadado que intenta vengarse, pero no sé de qué"—Seré muy feliz, madre—mintió mientras le sonreía—Brailon es... el hombre de mis sueños. —"De mis pesadillas" quiso decir, aunque había Sido su crush y había fantaseado con conocerlo, ser su novia y a la larga ser su esposa, nunca imagino que el pudiese ser tan cruel... una garantía, una moneda de cambio, eso es lo que era para él.—Apresuremonos tesoro, el novio está esperando.El matrimonio fue sencillo, tal y como lo sería cualquier matrimonio de índole civil. El novio frío y seguro de si mismo, la hacía sentir vulnerable pero, fue un sentimiento que como muchos otros, no demostró.Luego del matrimonio se reunieron en casa de los Conway para un pequeño brindis.—No sabes cuánto me odio por permitir que Mccloskey te hiciera ésto, me odio y nunca me lo perdonaré. —le había dicho Antonio a su hija.—Papá no te hagas daño, todo va a estar bien.—Con este tipo, uno nunca sabe.—Déjalo todo en mis manos, solo debes trabajar para pagar tu deuda, y ya.—Me siento tan culpable.—Yo haría cualquier cosa por ustedes. Los amo.—Gracias hija, no te merezco.Luego del brindis, Brailon le susurró al oído a Victoria.—Es hora de irse a casa."Irse a casa", la sola palabra produjo en ella un escalofrío, ya que Victoria consideraba que en ese momento estaba en casa. Brailon se despidió y dijo que la esperaría en el auto, Victoria no pudo evitar que su corazón se aceleraba cuando su padre seguía al hombre que acababa de convertirse en su yerno.—¡Eres un maldit* aprovechado, Mccloskey!—Asi es, estoy aprovechando la oportunidad de cobrarte esa vieja deuda, Antonio Conway.—¿Vieja deuda?—preguntó Victoria que llegaba hasta ellos— ¿de que deuda.estan hablando?—Preguntale a tu padre, me encantaría ver si es capaz de responderte.—¡Infeliz!— Antonio lo miró con odio— sé que tienes derecho a vengarte si así lo deseas pero, ¿utilizar a mi hija?, eres muy ruin, Mccloskey. Soy yo quien debe pagar, no mi hija.—¿Van a decirme lo que sucede?—preguntó frustrada ante la rabia de su padre y la burla en el rostro de su esposo— Dejen de mantenerme al margen de algunas cosas, estoy lo bastante involucrada como para saberlo todo.—Querida, deja que sea el suegro quien te explique todo, si se atreve.—¡No soy tu suegro!—dijo el hombre enojado.—Pero si acabo de casarme con tu hija—sonrió—soy tu yerno, aunque los fantasmas del pasado te atormenten.—¿Fantasma?, ¿cuáles fantasmas? —Antonio Conway lo miró enojado, y luego a su hija con tristeza.—Sube al auto Victoria, nos vamos ahora.—Pero...—Sube al maldit* auto antes de que grite a los cuatro vientos lo que sucede, y tú madre termine lamentando haberse casado con... este hombre.—¡Respeta a mi padre!—¡Desgraciado, Mccloskey!—¡Sube!— abrió la puerta del vehículo y la miró con autoridad, Victoria le devolvió una mirada llena de odio. Girandose besó a su padre y caminó alrededor auto, miróa su esposo con la barbilla erguida y se deslizó al interior en silencio.El trayecto no fue tan largo, el auto se detuvo en una enorme casa, con gigantescos ventanales, era toda lujo y belleza. Brailon la hizo pasar a un amplio salón.—Te invito una copa, querida esposa— dijo él con ironía—celebremos nuestra unión.—No acostumbro a beber de noche.—Solo será una copa—insistió.—Intento declinar con amabilidad tu oferta. —advirtió.—¿Por qué tan a la defensiva?—Indícame cuál será mi habitación, estoy agotada y deseo tomar una ducha.—De acuerdo— suspiró— al salir toma a la derecha sube las escaleras, luego a la izquierda, la tercera habitación es la nuestra. — "nuestra" pensó Victoria, al tiempo que se le secaba la garganta, imaginándose compartiendo la habitación con aquel demonio. Si. decir una palabra se dirigió a la puerta— Te alcanzaré luego— ella lo miró y se alzó de hombros restándole importancia.Fue fácil conseguir la habitación, era una alcoba amplia, desde cuyo ventanal se podía admirar el hermoso jardín, las gruesas cortinas eran del mismo azul oscuro con bordes dorados de la colcha que cubría el enorme lecho matrimonial, con una hermosa cabecera de madera tallada, y una gruesa alfombra color beige que cubría todo el suelo.Caminó hasta la cama y se sentó sobre ella, sin poder evitarlo lágrimas de dolor y frustración corrieron por sus mejillas, entrelazó sus manos y sintió la alianza matrimonial que descansaba en su dedo, se lo quitó, mirándolo a través de su mirada cristalizada a causa de las lágrimas.En situaciones normales, sería un anillo precioso, sintió deseos de arrojarlo lejos pero de nuevo sintió frustración, con o sin alianza ella era legalmente Victoria Mccloskey, la legítima esposa del cruel Brailon Mccloskey... ella era su garantía, su propiedad. Nada lograría con lamentarse, así que decidió tomar un baño, colocó el anillo en su dedo, se secó las lágrimas dispuesta a encontrar paz en un relajante baño.La dicha no había logrado relajar sus tensos músculos, se sentía muy nerviosa, se sentó frente al espejo y con destreza colocó crema perfumada en todo su cuerpo y sin pensarlo dos veces se metió a la cama.Las palmas de sus manos estaban húmedas y su pulso acelerado.¿Le daría Brailon tiempo de acostumbrarse a su nueva vida ó intentaría reclamar aquella misma noche la garantía, que no era menos que su cuerpo?"Deja de atormentarme, Victoria" se recriminó. Pero a pesar del esfuerzo sobre humano que hacía para tratar de tranquilizarse, no lo lograba. Todo lo contrario, mientras más pensaba en el momento en el que Brailon llegará a la habitación, más nerviosa se ponía.Sintió que alguien ingresaba al lugar y la tensión se apoderó de ella.—Victoria... ¿estás dormida?—supo que de nada valdría fingir.—Aun no. Déjame en paz, ¿quieres?, si vienes a reñir...—No tengo la menor intensión de reñir en nuestra noche de bodas— respondió interrumpiendola."Noche de Bodas" aquellas palabras divagaron hasta llegar a las profundidades de su cerebro. Aquella situación no merecía el nombre de "noche de bodas""Noche de Bodas" aquellas horas que eran el anhelo, el momento más deseado para los recién casados, para ella eran momentos de agonía. Una voz interior le gritó que lo disfrutará, era el hombre del cual había estado enamorada en secreto por mucho tiempo, era su amor platónico, aquel que parecía inalcanzable, pero era también su verdugo, el causante del estrés de su padre.—Dejame en paz, debes darme tiempo para acostumbrarme a esto.—No hay tiempo de acostumbrarse a nada, debemos asumir nuestra realidad.—No dejaré que me toques. No dejaré que me hagas el amor. —Brailon sonrió burlon.—¿Quién dijo que haríamos el amor?— preguntó con sarcasmo.—¿Ah no?— preguntó casi con alivio.—No. Nada de "hacer el amor", yo tomaré posesión de mi garantía.—¡Eres vil y despreciable!—Y tú eres mía, me perteneces. —Brailon se sentó el la cama y Victoria dió un respingo, salto fuera de la cama.—¡Déjame en paz, imbécil!— él se puso de pie y ella se movió al otro lado para que no pudiera alcanzarla— lo vió sonreír maliciosamente.—Me gusta jugar al gato y el ratón. No hay mayor "Victoria" para el cazador que lograr obtener su presa. — dió dos grandes zancadas logrando así alcanzarla y tomarla por los hombros.Algo dentro de Victoria le gritaba que él no tendría clemencia con ella, que no había ni un ápice de compasión en todo su cuerpo. Su verdugo estaba dispuesto a lastimarla, quería hacerle pagar con creces la.ofensa de Antonio Conway, y Victoria pensó con tristeza que ni siquiera sabía cuál era la deuda que estaba saldando, porque era obvio que no se trataba solo del dinero prestado, la maldad con la que Brailon actuaba solo podía ser producto del odio y la vanganza.Ella solo era un peón en aquel cruel juego.Estaba inmóvil, como una estatua, los ojos de Brailon brillaban de un modo extraño al recorrer sus hombros prácticamente desnudos, excepto por los tirantes de encaje de su camisón, el femenino corazón latió a un ritmo acelerado y empezó a temblar sin cesar. —¡Suéltame, Brailon!— le exigió. Él sonrió triunfante mientras seguía acariciando su piel y la sentía estremecerse. Si aquel hombre era el demonio y esa habitación, su infierno terrenal, aquellas caricias eran la representación de las llamas del infierno contra su piel. —¿Por qué huyes de mi?, ¿Es que acaso no dejé bastante claro desde un principio, lo que esperaba de ti?— tiró de su femenino cuerpo, estrechándolo contra él, permitiéndole sentir toda aquel cuerpo que era un enorme cuerpo de músculos y poder. Victoria se removió inquieta, y Brailon se burló de sus absurdos intentos por escapar de su abrazo, bajó su cabeza en busca de sus labios para apoderarse de ellos con vehemencia.La boca de Brailon era firme y fuerte, logran
Victoria se estiró con pereza y sintió la tibia seda de la sábana resbalar por su cuerpo, abrió los ojos y por un instante no reconoció la habitación en dónde se encontraba, hasta que por fin todos los recuerdos llegaron a ella; la deuda de su padre, su boda, la casa, aquella habitación y la noche de bodas que compartió con su esposo. Brailon había sido tan tierno y complaciente la noche anterior, la hizo olvidar de las extrañas circunstancias que rodeaban su matrimonio. Se sintió ruborizar y dió gracias a Dios de que Brailon no se encontrará en la habitación, estaba totalmente desnuda y se sentía vulnerable como para tener un nuevo enfrentamiento con él. Recordó que la noche anterior le había confesado que ella lo había amado y sintió un peso en su pecho. ¿Se burlaría de ella por sus sentimientos ó se aprovecharía de ellos?, Victoria decidió que lo mejor era tranquilizarse, reaccionaría de acuerdo a las acciones de su esposo. Se movió, tenía que levantarse y tomar una ducha, pero
Después de mucho rato, Victoria bajó a la cocina por un vaso con zumo de fruta o con agua, debía tomar algo. Al entrar se topó con una mujer madura que se movía por toda la cocina como pez en el agua. Al mirarla, se detuvo y le sonrió;—Usted debe ser la señora Victoria.—al verla asentir prosiguió— yo soy Sophie. —Un placer, Sophie. Mi... mi esposo me habló sobre usted, es un gusto conocerla. —El gusto es mío. ¿Desea algo, señora?—Venía por un poco de zumo. —En un instantes se lo sirvo — y así muy rápidamente, le entregó un vaso. —Muchas gracias, Sophie. Mi esposo... ¿Lo ha visto?—Acaba de irse. Creo que eran asuntos de la inmobiliaria y al parecer así tos delicados, salió furioso. —¿Furioso?— Victoria abrió mucho los ojos, no pudo ocultar su reacción. —Tranquila, señora. Brailon tiene mal carácter, pero le aseguro que es un buen hombre, es solo que ha tenido una vida muy dura y el sufrimiento lo ha cambiado. —¿Sufrimiento?—Asuntos de su familia, no me extraña que no lo sepa
Victoria intentó moverse, aún adormilada pero, la mano de Brailon. descansaba en uno de sus senos y el brazo aprisionaba su cuerpo como si no quisiera que ella se apartará de él.Aprovecho la oportunidad de que él estuviese dormido para apreciar la hermosura masculina de su esposo. Sus facciones estaban tan relajadas en aquel momento, su boca entreabierta era muy sensual, su cabello totalmente revuelto le daba un aspecto juvenil y descuidado, parecía vulnerable, pero estaba claro que sí algo no estaba en el diccionario que definiría a Brailon era la palabra vulnerable, todo el reflejaba poder y seguridad. Tuvo un fuerte impulso de besarlo y no pudo contenerlo, así que se movió un poco, solo lo necesario hasta que pudo posar sus labios en los de él, que al sentir la presión sobre ellos, formaron una linda sonrisa. —Que dicha sería despertar así todos los días — dijo y abrió los ojos. Victoria se ruborizó, se sintió como una niña a la que acaban de pillar comiéndose el dulce antes de
Brailon despertó primero y decidió tomar una ducha, tras recibir un mensaje de Arthur se preparaba para ir a la oficina. Al vestirse, y salir del vestidor hacia la habitación para acomodar su corbata, se encontró con la.imagen se una dormida Victoria. No pudo evitar admirarla, sus hermosos rizos rubios estaban esparcidos por la almohada, sus labios rosados, su piel pálida. Era hermosa y suya... al menos por ahora y eso lo atormentaba. Estaba enamorado de la hija del hombre que arruinó su vida. Desde aquella primera vez que la vio, en aquel baile, quedó prendado de ella, y aunque no los presentaron aquella noche, se dedicó a admirarla desde lejos. Decepción, eso fue lo que sintió al descubrir que era hija de su enemigo, a pesar de ello, no pudo evitar investigar la, averiguar un poco más sobre la hermosa rubia que había despertado en él un sentimiento de obsesión. Con el paso de los meses se descubrió pensando en ella cada día, cada noche... había tenido un par de aventuras y al cons
Ante la mirada furiosa de su esposo, Victoria tuvo la necesidad de defenderse. —No te desobedeci nunca me dijiste que tenía prohibido algún lugar de la casa, además, Julieta está mintiendo. —¿Qué motivos tendría para mentirme?—¡No lo sé, pero miente! Fue Julieta quien me animó a entrar a la habitación y además me entregó la llave, dijo que era prohibido para los empleados, pero que no para mí, y es cierto, nunca dijiste nada. ¡Julieta miente, no sé por qué hizo esto, y porque está llorando, pero tienes que creerme!—¿Por qué debería creerte?— preguntó de mal humor. —¿Por qué?— preguntó indignada— Quizás porque soy tu esposa, tu mujer, ¿no pensarás que yo miento y la joven de servicio dice la verdad?—Eso es exactamente lo que parece. — dejó la foto en la cama, tomándola bruscamente del brazo arrastrándola fuera de la habitación que cerró nuevamente con llave—Esta es una habitación sagrada en la que nadie puede entrar y tú, la has profanado. —Sólo quería saber más de tu madre. —N
Era ya bastante tarde y Brailon no había regresado y aunque se dijo que debía tomarlo con calma, Victoria no podía evitar preocuparse, ¿le había sucedido algo?Yacía en la cama, pero no había logrado dormir ni un minuto, su preocupación iba en aumento a medida de que avanzaba la hora. Eran al rededor de las tres de la madrugada cuando sintió cómo alguien ingresaba a la habitación, iluminada únicamente por la tenue luz de la lamparita sobre la mesita de noche. —Es muy tarde—le dijo en un susurro. —No pensé que estuvieses despierta aún. Nunca nadie me ha esperado hasta que vuelva a casa. —Eso era antes—se sentó en la cama— soy tu esposa ahora. —él se sentó en la cama a su lado y el olor a alcohol llegó hasta ella. —Estás ebrio. —Solo he tomado unas cuentas copas. —Lamento que por mi culpa hayas recurrido al alcohol, y de verdad lamento mucho haber entrado allí, Brailon, lamento la discusión, los gritos, las ofensas, estaba fuera de mi. —Yo también lo lamento, debí ser más compren
La mañana siguiente los sorprendió abrazados y poco habían dormido, pues su cuerpo e habían amado en varias ocasiones. —Buenos días, preciosa—respondió besando su frente. —Buen día...—siguió una conversación divertida y amistosa dónde conversaban los "motivos" para dormir bien, a pesar de no haber dormido. Ante todo aquello, la conversación de la tarde anterior con Julieta volvió a ella. —Brailon... quiero conversar de algo importante contigo. —¿Qué sucede?—Quiero contar con tu consentimiento para hacer... algunos cambios. Las cosas no pueden seguir como hasta ahora, ya no eres un hombre soltero. —Permiso concedido— le dijo con una sonrisa. ¿Qué deseas cambiar?, ¿la decoración de la habitación?, ¿la cocina?, ¿la sala?—No... tienes buen gusto, no me refiero a esa clase de cambios. Quiero contratar a otra chica de servicio.—¿Otra?, pero no la necesitamos. —De hecho si, quiero otra mujer que se encargue de tus cosas. —Pero de eso se encarga Julieta— la miró confundido. —Lo sé,