Estaba inmóvil, como una estatua, los ojos de Brailon brillaban de un modo extraño al recorrer sus hombros prácticamente desnudos, excepto por los tirantes de encaje de su camisón, el femenino corazón latió a un ritmo acelerado y empezó a temblar sin cesar.
—¡Suéltame, Brailon!— le exigió. Él sonrió triunfante mientras seguía acariciando su piel y la sentía estremecerse. Si aquel hombre era el demonio y esa habitación, su infierno terrenal, aquellas caricias eran la representación de las llamas del infierno contra su piel.—¿Por qué huyes de mi?, ¿Es que acaso no dejé bastante claro desde un principio, lo que esperaba de ti?— tiró de su femenino cuerpo, estrechándolo contra él, permitiéndole sentir toda aquel cuerpo que era un enorme cuerpo de músculos y poder.Victoria se removió inquieta, y Brailon se burló de sus absurdos intentos por escapar de su abrazo, bajó su cabeza en busca de sus labios para apoderarse de ellos con vehemencia.La boca de Brailon era firme y fuerte, logrando despertar en ella extrañas sensaciones, él tiró de su cabello obligándola a echar su cabeza atrás, para deleitarse besando su esbelto cuello, Victoria se maldijo cuando un débil gemidos escapó de su boca, ante las caricias recibidas, su cuerpo le gritaba que aquel era su sueño hecho realidad, estaba con el hombre que tontamente había amado... Brailon la hizo girar, en un movimiento brusco ella encontró con que su espalda estaba contra el pecho de su esposa, e igualmente con un rápido movimiento su delicada bata quedó rota y fue arrojada al otro lado de la habitación, las hábiles manos de su esposo se movieron por su abdomen, y ascendieron hasta encontrarse con los gemelos, a los cuales tomó con fuerza y oprimió, Victoria cerró los ojos, gimiendo ante el contacto, una.mano ascendió, tomándola del cuello y haciéndola ladear la cabeza, la otra masculina mano descendió en busca de su húmedo tesoro, colándose bajo las delicadas bragas, Brailon se dedicó a besar el cuello mientras la acariciaba, separó sus labios íntimos y fue en busca de su botón del placer... Victoria quería negar cuánto lo desseaba, pero su cuerpo no mentía y la humedad que emanaba de él, tampoco.—¡Por Dios!—gimió ella mientras sus caderas se movían al encuentro de aquella mano que la acariciaba tan íntimamente... ¿Cómo podía sentirse tan bien, las caricias de un hombre que debía odiar? , se sobresaltó cuando sus bragas también fueron rotas y se encontró de nuevo, de frente con su ardiente verdugo.—Hay sangre en tus venas, Victoria Conway — le dijo con burla.—¡Suéltame!— le exigió— ¡Eres un... aprovechado!—No me culpes a mí, cuando es tu cuerpo quien te traiciona. —Victoria se hallaba en un fuerte conflicto emocional, una parte de ella le pedía que se rindiera a aquel hombre que le brindaba tan arduas caricias, pero otra parte le gritaba que se resistiera, que lo rechazará, había dejado de ser el hombre que amaba inocentemente, se había convertido en su verdugo.Sintió como la elevaba y caminaba con ella hasta la cama donde la depositó suavemente, no le dió tiempo a pensar, cuando él se lanzó contra su boca para seguirla besando... su mente estaba nublada, el éxtasis comenzaba a apoderarse de ella... mientras él la besaba, batallaba por no aplastarla con su peso, mientras ella gemía de placer al sentirlo oprimiendola por completo.Una garantía, eso era para él...Distorsionó su cuerpo en señal de protesta.—¡Suéltame!—¿Qué rayos te ocurre, Victoria?— se alejó enojado, sentándose en la cama—¡Te comportas como una quinceañera virginal, basta de gritar que te suelte cuando tú cuerpo me está pidiendo a gritos!—¡Cállate!— le gritó con ojos llenos de lágrimas mientras se sentaba en la cama—¡No puedes esperar que esté disponible para ti y te reciba con brazos abiertos, después d Elo que has hecho!—Tenemos un acuerdo, no te hagas la inocente— se puso en pie enojado. Ella le gustaba mucho, pero también lo sacaba de sus casillas.—¿Cómo podría olvidarlo?— también bajó de la cama y lo encaró orgullosa— no dejas de recordarme que no soy más que tú garantía, ni siquiera me ves como una persona, solo soy un objeto para ti, tu propiedad— le miró con ojos humedecidos— ¡Eres cruel, vil, despiadado, no sé cómo pude haberme enamorado de ti!— exclamó furiosa, mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas. Brailon, frunció el ceño, la miró con confusión.—¿De qué rayos hablas?— preguntó sin comprenderla. ¿Enamorada de él?, ¿cómo era eso posible?—Soy una idiota, te veía en revistas, en el periódico, un hombre que forjó su fortuna de la nada. ¡Te admiraba y adoraba con el transcurso de los años!— se burló de si misma— te creí un hombre bueno, soñaba con conocerte, con poder mirarte si quiera. Entrar al despacho aquella tarde fue mi perdición, entre ansiosa de conocer al hombre que por mucho tiempo había amado en silencio, solo para que mis ilusiones se rompieran al descubrir la clase de monstruo que eres.—Brailon se sintió descolocado, ella lo amaba... o al menos lo había hecho, porque era obvio que lo detestaba. — eres despreciable, no tienes sentimientos y por si fuese poco, pretendes acabar con mi familia. ¿Qué fue lo que te hizo mi padre?— él la observó en silencio por varios minutos que parecieron eternos.—Victoria... sé que hemos iniciado mal, pero... no puedo hablarte de los asuntos que me atañen con tu padre... No soy un mounstro— se acercó a ella con paso lento— quisiera poder separarte de todo lo que sucede, pero lamentablemente para ti, no puedo hacerlo— la miró directo a los ojos, elevó una mano y limpió la mejilla bañada en lágrimas— me gustaste desde la primera vez que te vi, pero no puedo amarte, no puedo...—¿Por qué quieres lastimarme?— le preguntó llorando.—No es a tí a quien quiero hacer daño. —le tomó ambas mejillas con la mano, acunando su rostro— Esto no debería ser, pero... déjame hacer esto cómo se debe. — se inclinó besando sus mejillas, y luego la punta de su nariz, le enternecia saber que ella lo había amado, el sentimiento de saber que alguien podía sentir amor por él, lo llevó a querer mostrarse tierno, de alguna manera quería demostrarle que no era del todo cierto que era vil y despreciable.Se apoderó de su boca en un beso tierno, que de inmediato batalló contra las defensas de Victoria, quién no pudo evitar responderle al sentir que él estaba siendo suave y delicado.Con aquel cambio, se desató nuevamente el deseo en su interior, él, el hombre con el que tanto había soñado, al parecer podía ser tierno también.Brailon la lleno de besos y dulces caricias, recorrió su cuerpo con devoción, haciéndola sentir deseada, en aquel momento no era su garantía, no era su propiedad, era un hombre que le hacía el amor a su esposa, de manera tierna y cariñosa, en ese momento desapareció la venganza, la riña, el odio, el desprecio, solo el placer y los gemidos estaban presentes, recordándoles que nada puede igualar el deseo de dos cuerpos que quieren fundirse en un solo ser.Cuando Brailon se hundió en ella, convirtiéndolos oficialmente en marido y mujer, Victoria se aferró a él mientras disfrutaba de la sensación de plenitud, ser suya era increíble, Brailon Mccloskey era un ardiente y excelente amante...Victoria se estiró con pereza y sintió la tibia seda de la sábana resbalar por su cuerpo, abrió los ojos y por un instante no reconoció la habitación en dónde se encontraba, hasta que por fin todos los recuerdos llegaron a ella; la deuda de su padre, su boda, la casa, aquella habitación y la noche de bodas que compartió con su esposo. Brailon había sido tan tierno y complaciente la noche anterior, la hizo olvidar de las extrañas circunstancias que rodeaban su matrimonio. Se sintió ruborizar y dió gracias a Dios de que Brailon no se encontrará en la habitación, estaba totalmente desnuda y se sentía vulnerable como para tener un nuevo enfrentamiento con él. Recordó que la noche anterior le había confesado que ella lo había amado y sintió un peso en su pecho. ¿Se burlaría de ella por sus sentimientos ó se aprovecharía de ellos?, Victoria decidió que lo mejor era tranquilizarse, reaccionaría de acuerdo a las acciones de su esposo. Se movió, tenía que levantarse y tomar una ducha, pero
Después de mucho rato, Victoria bajó a la cocina por un vaso con zumo de fruta o con agua, debía tomar algo. Al entrar se topó con una mujer madura que se movía por toda la cocina como pez en el agua. Al mirarla, se detuvo y le sonrió;—Usted debe ser la señora Victoria.—al verla asentir prosiguió— yo soy Sophie. —Un placer, Sophie. Mi... mi esposo me habló sobre usted, es un gusto conocerla. —El gusto es mío. ¿Desea algo, señora?—Venía por un poco de zumo. —En un instantes se lo sirvo — y así muy rápidamente, le entregó un vaso. —Muchas gracias, Sophie. Mi esposo... ¿Lo ha visto?—Acaba de irse. Creo que eran asuntos de la inmobiliaria y al parecer así tos delicados, salió furioso. —¿Furioso?— Victoria abrió mucho los ojos, no pudo ocultar su reacción. —Tranquila, señora. Brailon tiene mal carácter, pero le aseguro que es un buen hombre, es solo que ha tenido una vida muy dura y el sufrimiento lo ha cambiado. —¿Sufrimiento?—Asuntos de su familia, no me extraña que no lo sepa
Victoria intentó moverse, aún adormilada pero, la mano de Brailon. descansaba en uno de sus senos y el brazo aprisionaba su cuerpo como si no quisiera que ella se apartará de él.Aprovecho la oportunidad de que él estuviese dormido para apreciar la hermosura masculina de su esposo. Sus facciones estaban tan relajadas en aquel momento, su boca entreabierta era muy sensual, su cabello totalmente revuelto le daba un aspecto juvenil y descuidado, parecía vulnerable, pero estaba claro que sí algo no estaba en el diccionario que definiría a Brailon era la palabra vulnerable, todo el reflejaba poder y seguridad. Tuvo un fuerte impulso de besarlo y no pudo contenerlo, así que se movió un poco, solo lo necesario hasta que pudo posar sus labios en los de él, que al sentir la presión sobre ellos, formaron una linda sonrisa. —Que dicha sería despertar así todos los días — dijo y abrió los ojos. Victoria se ruborizó, se sintió como una niña a la que acaban de pillar comiéndose el dulce antes de
Brailon despertó primero y decidió tomar una ducha, tras recibir un mensaje de Arthur se preparaba para ir a la oficina. Al vestirse, y salir del vestidor hacia la habitación para acomodar su corbata, se encontró con la.imagen se una dormida Victoria. No pudo evitar admirarla, sus hermosos rizos rubios estaban esparcidos por la almohada, sus labios rosados, su piel pálida. Era hermosa y suya... al menos por ahora y eso lo atormentaba. Estaba enamorado de la hija del hombre que arruinó su vida. Desde aquella primera vez que la vio, en aquel baile, quedó prendado de ella, y aunque no los presentaron aquella noche, se dedicó a admirarla desde lejos. Decepción, eso fue lo que sintió al descubrir que era hija de su enemigo, a pesar de ello, no pudo evitar investigar la, averiguar un poco más sobre la hermosa rubia que había despertado en él un sentimiento de obsesión. Con el paso de los meses se descubrió pensando en ella cada día, cada noche... había tenido un par de aventuras y al cons
Ante la mirada furiosa de su esposo, Victoria tuvo la necesidad de defenderse. —No te desobedeci nunca me dijiste que tenía prohibido algún lugar de la casa, además, Julieta está mintiendo. —¿Qué motivos tendría para mentirme?—¡No lo sé, pero miente! Fue Julieta quien me animó a entrar a la habitación y además me entregó la llave, dijo que era prohibido para los empleados, pero que no para mí, y es cierto, nunca dijiste nada. ¡Julieta miente, no sé por qué hizo esto, y porque está llorando, pero tienes que creerme!—¿Por qué debería creerte?— preguntó de mal humor. —¿Por qué?— preguntó indignada— Quizás porque soy tu esposa, tu mujer, ¿no pensarás que yo miento y la joven de servicio dice la verdad?—Eso es exactamente lo que parece. — dejó la foto en la cama, tomándola bruscamente del brazo arrastrándola fuera de la habitación que cerró nuevamente con llave—Esta es una habitación sagrada en la que nadie puede entrar y tú, la has profanado. —Sólo quería saber más de tu madre. —N
Era ya bastante tarde y Brailon no había regresado y aunque se dijo que debía tomarlo con calma, Victoria no podía evitar preocuparse, ¿le había sucedido algo?Yacía en la cama, pero no había logrado dormir ni un minuto, su preocupación iba en aumento a medida de que avanzaba la hora. Eran al rededor de las tres de la madrugada cuando sintió cómo alguien ingresaba a la habitación, iluminada únicamente por la tenue luz de la lamparita sobre la mesita de noche. —Es muy tarde—le dijo en un susurro. —No pensé que estuvieses despierta aún. Nunca nadie me ha esperado hasta que vuelva a casa. —Eso era antes—se sentó en la cama— soy tu esposa ahora. —él se sentó en la cama a su lado y el olor a alcohol llegó hasta ella. —Estás ebrio. —Solo he tomado unas cuentas copas. —Lamento que por mi culpa hayas recurrido al alcohol, y de verdad lamento mucho haber entrado allí, Brailon, lamento la discusión, los gritos, las ofensas, estaba fuera de mi. —Yo también lo lamento, debí ser más compren
La mañana siguiente los sorprendió abrazados y poco habían dormido, pues su cuerpo e habían amado en varias ocasiones. —Buenos días, preciosa—respondió besando su frente. —Buen día...—siguió una conversación divertida y amistosa dónde conversaban los "motivos" para dormir bien, a pesar de no haber dormido. Ante todo aquello, la conversación de la tarde anterior con Julieta volvió a ella. —Brailon... quiero conversar de algo importante contigo. —¿Qué sucede?—Quiero contar con tu consentimiento para hacer... algunos cambios. Las cosas no pueden seguir como hasta ahora, ya no eres un hombre soltero. —Permiso concedido— le dijo con una sonrisa. ¿Qué deseas cambiar?, ¿la decoración de la habitación?, ¿la cocina?, ¿la sala?—No... tienes buen gusto, no me refiero a esa clase de cambios. Quiero contratar a otra chica de servicio.—¿Otra?, pero no la necesitamos. —De hecho si, quiero otra mujer que se encargue de tus cosas. —Pero de eso se encarga Julieta— la miró confundido. —Lo sé,
Un golpe a la puerta, reclamó la atención de ambos, deteniendo así la discusión. —¡Adelante!—exclamó una enojada Víctoria. — quién entró fue Julieta con una bandeja. —Está lista su agua de limón, señora. —Gracias— dijo de mala gana, tomó el vaso de la bandeja e ingirió parte del contenido pero entonces lo escupió, haciendo un gesto de desagrado, aquello era una limonada extremadamente dulce. Miró a Julieta y observó el brillo malicioso de sus ojos. —¿Sucede algo, señora? —¿Que si sucede algo?, ¡eso es un asco!, te pedía gua de limón, Julieta, agua de limón — colocó el vaso con mucha fuerza sobre la bandeja, logrando así que saltaran muchas gotas, salpicado a Julieta— te pido agua de limón y me traes una limonada, asquerosamente dulce. — se encaminó a la puerta y gritó —¡Ana... Ana, venga un momento, por favor!— un minuto después, la joven llegó apresuradamente. —Digame, señora. —Ana, ¿Crees que sea posible que me traigas un agua de limón? —Si, claro señora. Vuelvo en un mi