La mañana siguiente los sorprendió abrazados y poco habían dormido, pues su cuerpo e habían amado en varias ocasiones. —Buenos días, preciosa—respondió besando su frente. —Buen día...—siguió una conversación divertida y amistosa dónde conversaban los "motivos" para dormir bien, a pesar de no haber dormido. Ante todo aquello, la conversación de la tarde anterior con Julieta volvió a ella. —Brailon... quiero conversar de algo importante contigo. —¿Qué sucede?—Quiero contar con tu consentimiento para hacer... algunos cambios. Las cosas no pueden seguir como hasta ahora, ya no eres un hombre soltero. —Permiso concedido— le dijo con una sonrisa. ¿Qué deseas cambiar?, ¿la decoración de la habitación?, ¿la cocina?, ¿la sala?—No... tienes buen gusto, no me refiero a esa clase de cambios. Quiero contratar a otra chica de servicio.—¿Otra?, pero no la necesitamos. —De hecho si, quiero otra mujer que se encargue de tus cosas. —Pero de eso se encarga Julieta— la miró confundido. —Lo sé,
Un golpe a la puerta, reclamó la atención de ambos, deteniendo así la discusión. —¡Adelante!—exclamó una enojada Víctoria. — quién entró fue Julieta con una bandeja. —Está lista su agua de limón, señora. —Gracias— dijo de mala gana, tomó el vaso de la bandeja e ingirió parte del contenido pero entonces lo escupió, haciendo un gesto de desagrado, aquello era una limonada extremadamente dulce. Miró a Julieta y observó el brillo malicioso de sus ojos. —¿Sucede algo, señora? —¿Que si sucede algo?, ¡eso es un asco!, te pedía gua de limón, Julieta, agua de limón — colocó el vaso con mucha fuerza sobre la bandeja, logrando así que saltaran muchas gotas, salpicado a Julieta— te pido agua de limón y me traes una limonada, asquerosamente dulce. — se encaminó a la puerta y gritó —¡Ana... Ana, venga un momento, por favor!— un minuto después, la joven llegó apresuradamente. —Digame, señora. —Ana, ¿Crees que sea posible que me traigas un agua de limón? —Si, claro señora. Vuelvo en un mi
—¿Cómo te atreviste a arrebatarle el contrato a mi padre?—preguntó indignada. —No le arrebaté nada, solo presenté una propuesta y fue aceptada. —¡Muy fácil lavarte las manos de esa manera!, ?cómo pretendes que te pague, si no le das la oportunidad de trabajar? —Ése es su problema, Victoria. —¡Eres un bestia!—le dijo furiosa— ¡Lo estás presionando demasiado y mi padre está enfermando!, ¡Por Dios, ten piedad!, ¿Qué es lo que te hemos hecho?—preguntó con las lágrimas bailando en sus ojos. —Victoria... —¡Dímelo!—exigió— ¿Que demonios te hemos hecho?, ¡dímelo! —Te lo diré, pero no ahora. —Entonces, ¿cuando? —Mañana—suspiró pesadamente. —¿Por qué mañana y no ahora? —Por que es lo mejor—aseguró— así que no insistas Victoria, porque no lograrás nada. —furiosa, le sostuvo la mirada por varios minutos, luego se dió media vuelta y salió apresuradamente de la habitación. Quince minutos más tarde, alguien llamó a su habitación, sin otorgar el permiso de acceso, caminó y le abrió, en
—¡Eso es una cruel mentira!—gimió Victoria—¡Mientes, tú mientes!—No lo es, ese hombre al que llamaste inhumano por la manera en la que trató a mi madre, no es más que él ser que tanto amas, ¡Antonio Conway, fue el gran amor de mi madre y el mismo que la llevó a la tumba!, !Por culpa de tu padre, perdí a mi madre y a nuestro hermano, porque ese niño que murió, también era tu hermano, Victoria!— las lágrimas corrieron por las mejillas de Brailon. — Antonio Conway, por su culpa perdí todo lo que más amaba en este mundo. Victoria, se sintió desfallecer, sus ojos se llenaron de lágrimas, aquello no podía ser cierto... su padre no podía haber engañado a su madre, su padre... era un buen hombre, un hombre respetable, un padre amoroso, jamás habría abandonado a su hijo... ¡Aquello no podía ser, tenía que haber un error!—Tiene que ser falso, tienes que estar mintiendo. ¡No te creo McCloskey, no te creo!—sollozó—¡ te odio por querer manchar el nombré de mi padre!, ¡Te odio!— y con lágrimas n
No supo cuánto tiempo estuvo llorando, no podía creer que el hombre al que adoraba y al cual veía como su héroe, se hubiese caído de esa estima en el que lo tenía. Un llamado a la puerta la puso en alerta, amaba a su padre, pero no quería verlo... Cuando la puerta se abrió, su corazón se encogió de dolor al ver a su madre, Ellen parecía realmente triste, lo que le hacía suponer que estaba al tanto de la situación.—Cariño, ¿cómo te sientes?—preguntó mientras se acercaba a la cama. —Si te refieres al dolor físico, no se compara en nada con el dolor que tengo en el alma, madre. ¿Lo sabes?— preguntó mirándola a los ojos, y antes de que llegara la respuesta, ya los ojos de su progenitora le habían dado la respuesta. —Me he enterado hoy, al igual que tú... me ha resultado todo tan abrumador—sus ojos se cristalizaron— no podía creer que Antonio me hubiese hecho eso. Ha sido desde que lo conocí, el amor de mi vida, mi esposo, mi compañero de vida— su voz se quebró —¿Cómo es posible, Vict
Dos días más tarde, Victoria entraba despacio a la casa, aún con collarín pero bastante recuperada. —¿Quieres ir a la terraza, Victoria?, se cuánto te agrada ese lugar. —No, por favor llévame a la habitación, me duele un poco la cabeza. —Me preocupa verte tan triste— dijo con sinceridad. —Estaré bien, solo necesito descansar un poco. — Brailon la llevo hasta la habitación y la ayudó a meterse a la cama, luego se disponía a marcharse. —Brailon...—¿Si?—Lamento mucho no haber creído en ti—dijo con profunda tristeza. —No te culpes, es tu padre, sería completamente ilógico que me creyeras. —Nunca creía que mi padre fuese capaz de cometer acciones tan bajas, Brailon. Lastimar así a tu madre, abandonar a su hijo... ¿Qué clase de hombre y ser humano es?, debo haberte dado al menos el beneficio de la duda. —Ya pasó, nada solucionaremos con con seguirle dando vueltas al asunto y tú no estás bien, es necesario que descanses y te recuperes. Descansa. —Estoy bien. —No, debes descansar.
Victoria sabía que no podía seguir evitando la situación, así que llena de ansiedad decidió visitar a sus padres. Ellen, la recibió con un gran abrazo y un beso en cada mejilla. —Tesoro mío, me alegra verte. —Igual a mi, madre. ¿Cómo estás?, ? cómo van las cosas con mi padre?—No ha Sido fácil, no mentiré, hemos tenido varias conversaciones, y seguimos en ello, intento comprenderlo pero es difícil para mí, sé que sucedió hace muchos años ya, pero me resulta difícil de digerir, mientras tanto estamos en un punto extraño; No estamos peleados, pero tampoco reconciliados, digamos que estoy dejando que las cosas fluyan por si solas, además Antonio ha estado muy estresado con él trabajo, está enfrascado en saldar la deuda con McCloskey y que asi puedas regresar a casa. —Victoria negó y suspiró suavemente. —¿Dónde está?—En su despacho. —Iré a verlo, creo que nos hará bien conversar un poco— la madre asintió y le regaló una pequeña sonrisa antes de besar la frente. Victoria caminó hast
Estacionó su auto frente al edificio Russell y ya sin poder evitarlo, comenzó a llorar con desconsuelo. ¿Un hijo?, ¿Un hijo con Julieta?, ¿Aquel había sido en plan de Brailon?, negar su relación con esa mujer, tener a su amante bajo el mismo techo que a ella y luego restregarle a la cara que ella estaba embarazada. ¿Aquello era parte de su estúpida venganza?, ¿Acaso no estaba pensando en que le estaba rompiendo el corazón? Era doloroso imaginarse que Brailon fuese capaz de aquello, capaz de engañarla, capaz de lastimarla de aquel modo, capaz de pasarse el día haciendo el amor con aquella mujer, mientras ella esperaba en casa por él. Lloró con desconsuelo, mientras permitía que su cuerpo se convulsionarse por los fuertes espasmos. —¡Hola, Victoria!— escuchó, ella levantó el rostro y el "extraño" pudo notar cómo sus hermosos ojos estaban hinchados de tanto llorar. —¡Jhon!—Victoria, ¿Qué te sucede?— ella rápidamente se echó a sus brazos en busca de consuelo. —¡Oh,Jhon!—¿Que está s