Hola queridas lectoras y lectores Espero les guste el capítulo, pronto Guadalupe ira viendo cómo se acomodan las cosas por un tiempo.
Desde aquella noche, Pietro le pidió a Guadalupe dormir en la habitación principal, esa petición le salió de manera natural sin pensar. Esa misma noche después de cenar, ambos se fueron a sus respectivas habitaciones, Pietro tomó un baño, se puso el pijama y se recostó en la cama, reconoció que esa petición fue demasiado precipitada, ella apenas había llegado a casa, recién se había divorciado y estaba embarazada, se sintió tonto al pensar lo que le había pedido durante el día. Después de pensarlo un rato, se puso sus lentes y comenzó a leer un libro que tenía en la mesita de noche, su lectura fue interrumpida cuando escucho que llamaban a la puerta. - ¡Adelante! - Dijo Pietro cerrando su libro y sintiendo emociones encontradas. Guadalupe había ido a su habitación, estuvo parada frente a su ventana viendo la oscuridad de la noche, reflexionó en cómo su vida estaba cambiando, llevaba en su vientre un bebé, el fruto de un amor no correspondido, pero, ahora la vida le presentaba la op
Guadalupe y Pietro fueron a su visita con el Ginecólogo, todo marchaba bien, el saquito gestacional ya había crecido unos cuantos milímetros más y todo se veía bajo control. Preguntaron al médico si podían hacer viajes largos, Pietro se preocupaba de más y no quería dejar pasar ningún detalle, el cumpleaños de la abuela Caterina estaba a la vuelta de la esquina y el viaje en auto era largo.Luego de ahí, Guadalupe y Pietro salieron y caminaron por las calles que estaban cerca del hospital, ella despertó con un antojo incontrolable por pastel de fresas, así que andaban en búsqueda de aquel bocadillo que tanta agua en la boca le producía a su mujer. Ultimadamente Guadalupe se había vuelto muy glotona, le agradaba todo aquello que fuera dulce, muy dulce, eso le había hecho ganar un poco de peso, a ojos de Pietro eso era encantador.- Guadalupe, mira ¡Aquí hay una pastelería! – Dijo Pietro señalando el local.- ¡Entremos! – Dijo Guadalupe entusiasmada.Ya dentro del local, había variedad d
El día del cumpleaños de la abuela Caterina había llegado, Pietro había revisado su agenda y podían salir desde viernes para no ir con prisas, era consciente de que ya no podía manejar a exceso de velocidad. Alistaron maletas y Angostina les preparo una pequeña maleta llena de postres y fruta para el camino, Guadalupe no debía malpasarse en su estado.Guadalupe ese día se sentía un poco o muy nerviosa, hoy la abuela se enteraría de que ellos habían comenzado una relación y no cualquier relación, ambos eran conscientes de que no era un noviazgo, ya estaban viviendo como una pareja, así que le ponía los nervios de punta, el solo pensar que tendrían que contarle todo a la abuela.Pietro entro a la habitación y vio a Guadalupe parada frente a la ventana, se veía perdida en sus pensamientos, así que no hizo más que llegar por detrás y darle un cálido abrazo.- ¡Tranquila! ¡Todo saldrá bien! Ya verás que la abuela no tomara a mal nuestra relación, si lo hiciera que no lo creo, ¡No hay proble
Después de un par de horas, Pietro despertó descansado, el viaje le había agotado y, sobre todo, el estar con Guadalupe le provocaba mucha somnolencia, por lo que, al llegar a casa de la abuela, no veía la hora de acurrucarse con su amada para descansar un poco.Guadalupe seguía dormida, pero al sentir que Pietro se movía fue despertando y tal como siempre, se estiraba como gato, el aprovecho para hacerle cosquillas y sus risas no pasaron desapercibidas. La abuela Caterina que no veía la hora en que este par saliera de la habitación, fingió pasar por el pasillo y toco a la puerta, Guadalupe se llevó las manos a la boca en señal de sorpresa, por un momento se le había olvidado que estaban en casa de la abuela.- ¡Pietro querido! – Dijo la abuela.- ¿Si abuela? ¿Qué sucede? – Dijo Pietro tratando de aguantarse la risa.- ¿Hijo puedo pasar?- ¡Abuela no estoy visible!- ¡Pietro Pellegrini! ¿Qué estas ocultando? – Dijo la abuela entrando intempestivamente a la habitación.Guadalupe se leva
Mientras la familia Pellegrini cenaba tranquilamente en La Toscana, en Lazio se comenzaban a gestar varios movimientos que afectarían gravemente a Guadalupe Priego.- Señorita Amato, tanto mi hermano como yo, somos inocentes, solo queremos la seguridad de que podremos dejar de huir. – Dijo Camila Priego.- Camila seamos sinceras, ¡Tu muy bien sabes que esa no es la verdad! Lo que quieren es que su padre cargue con la culpa porque es viejo y ya no pasaría tanto tiempo en la cárcel. De tratarse de ustedes, bueno pues, les van a dar varios años y sin contar que sus propiedades serian vendidas para reparar el daño. ¿Acaso me equivoco?- Señorita, ya le he dicho nuestro precio, si ahora mismo hacen la transferencia, nosotros firmaremos la declaración y así como lo quieren, mañana que mi padre este en casa de Caterina lo podrán detener.- Son muchos ceros los que veo que necesitas, ¿Acaso te va a alcanzar la vida para gastar ese dinero?- Señorita, eso a usted no le debería interesar. Se bie
Una vez firmadas las declaraciones, Alessia le indico al personal que trabajaba para el Juez Amato que las dos personas ahí podrían marcharse a donde ellos quisieran, hizo la transferencia y salió con destino a la oficina de su abuelo.- Abuelo te tengo ¡Excelentes noticias! Ya firmaron los hijos de Alberto Priego la declaración. Mañana durante el cumpleaños de la vieja de Caterina podremos proceder al arresto de Alberto Priego. – Dijo Alessia con una sonrisa siniestra.- ¡Perfecto hija! Estaba claro que eras la indicada para llevar a cabo la negociación. -Dijo el Juez Amato mientras la sujetaba de los hombros y le daba un beso en la frente.- Abuelo, una cosa más, no quiero que la policía toque a Guadalupe Priego, ella debe pagar de otra manera, debe pagar por el tiempo que me quito con Massimo y que mas castigo que ver como encarcelan a su abuelo y yo me caso con su exmarido, le doy un hijo y vivo una vida llena de opulencia, mientras ella vive en quien sabe dónde de Gaeta.- Hija mí
Después de haberle dado la gran noticia a la abuela Caterina, los tres se dirigieron a cenar, pero con lo que no contaba Guadalupe, era que había una gran sorpresa que le esperaba sentado en la mesa del jardín. Habían pasado poco mas de 5 largos años para volverle a verla, al escuchar la voz de la chica que iba saliendo, Alberto Priego se levanto y volteo a verle.Se sorprendió y sus ojos se llenaron de lágrimas, al ver la chica que iba saliendo de la mansión, ya no se trataba de la misma niña que había dejado en Lazio. Esta niña ya era toda una mujer tan hermosa como su madre, se percató que iba de la mano de un apuesto caballero que supuso era su esposo, había muchas cosas de que ponerse al día.- ¡MI NIÑA! – Grito Alberto al ver a la joven.- ¡ABUELO! ¡Estas aquí! – Dijo Guadalupe soltando la mano de su amado y corriendo al encuentro de su tan querido abuelo.Ambos se estrecharon en un gran abrazo, Alberto a pesar de la avanzada edad que tenía, aun se mantenía erguido y era por much
Después de una amena cena, la temperatura comenzó a bajar, por lo que los cinco entraron a la mansión, Leopoldo ya había solicitado les sirvieran café en la sala. Guadalupe al revelar que estaba embarazada, ya no había motivos por que ocultar sus antojos, por lo que rechazo el café y pidió un vaso con leche y una rebanada de pastel, no importaba el sabor, solo quería saborear algo dulce y delicioso.Guadalupe tomo asiento en el amplio sillón de la sala, Alberto se sentó de un lado y Pietro del otro. La chica no podría sentirse más feliz, tenía a toda su familia reunida, pensaba en silencio: “Bebe, somos muy afortunados. Tenemos todo lo que necesitamos, tu abuelo está a nuestro lado y tu papa nos ama y adora”.Caterina y Leonardo estaban sentados en el sillón que se encontraba frente a los tres, Caterina se sentía tal cual pavorreal, sus nietos le darían bisnietos casi al mismo tiempo, la familia estaba creciendo. Leonardo no podía creer que aquel chico que estaba frente a él, era su hi