(…) Centro Comercial Logias / Oficinas de Litium
Salir de casa tan temprano dio sus frutos, llegue una hora antes de que empezara el día de trabajo, estaba asignado a un horario de nueve de la mañana a seis de la tarde, aunque ya estaba avisado de que este solo se mantendría de manera provisional, los tiempos variaban en función de los turnos, existían tres distintos, el más común era el de en medio, comprendido de diez am a 7 pm. Sea cual fuera lo tomaría, después de todo no tenía nada mejor que hacer que estar en la casa discutiendo trivialidades por teléfono con Arturo, quien también estaba desempleado debido a una razón muy similar a la mía, solo que la empresa para la cual laboraba por internet quebró.
Al llegar fui recibido nuevamente por la cordialidad del vigilante y la frialdad de la recepcionista, ambos no parecían estar sorprendidos de verme, por lo que asumí que ya estaban enterados o los chismes se esparcían como la pólvora, tras esperar aproximadamente treinta minutos apareció Albert, quien sería mi compañero de estudio y quien también decidió ser puntual.
—Vaya ¿Hace cuánto llegaste? —Cuestionó este con su voz grave, sentándose enfrente de mí.
—Un rato, creo que los dos estamos interesados en el puesto —Mencioné con un tono cómico.
—Bueno, después de la pandemia creo que todos quedamos igual —Carcajeó de manera profunda.
El coronavirus, condenada enfermad, yo mismo fui víctima de sus efectos, quedando permanentemente con un cuadro alérgico que anteriormente no poseía, solo pensar en aquello me producía muchísima rabia. China fue uno de los países más afectados y se ve que la razón por la que esa empresa estaba negada a pagarme, era por el aprieto financiero en el que se metieron, el efecto mariposa sin duda era real, aunque ese malestar fue más un tornado que un simple aleteo. Cuando el reloj marco la hora y nadie nos llamaba, me di cuenta de que esto se retrasaría un poco.
// —Habla con Litium ¿En qué podemos ayudarle? Okay… Claro ya los subo —Indicó la chica con su característica voz serena. // —Acompáñenme muchachos —Solicitó dirigiéndose al ascensor.
—Gracias —Hablamos con agradecimiento, viendo cómo se cerraba la compuerta y esta mostraba una cara de fastidio.
—Debe pasar todo el día contestando llamadas —Alegó el chico viéndome de reojo.
—Sí, ese es nuestro destino —Aseguré con desidia.
Nunca había trabajado en call center, pero sabía de las historias de mi mamá lo tedioso que podía llegar a ser, especialmente la parte de ventas, la cual se basaba en ofrecer la misma cartera de productos cientos de veces en un mismo día. Asegurándote de que todas propuestas fueran con el mismo entusiasmo y la misma positividad, después de todo ¿Alguna vez le han comprado a alguien que se escuche cansado o fatigado? Lo que pensamos inmediatamente es que el artefacto seguramente sea de una mala calidad.
Finalmente llegamos a la sala pautada para el encuentro con la encargada de capacitarnos, solo que esta no se encontraba por ningún lado, la mesa estaba vacía, tomamos asiento y seguimos esperando, distrayéndonos con todo, el reflejo en el televisor, el ruido de los aires acondicionados que producían un frio tremendo y el foco de luz que parpadeaba de vez en cuando. Eso fue lo que hicimos por aproximadamente treinta minutos, hasta que el umbral se abrió de par en par.
—Lamento el retrasó muchachos —Se disculpó un tanto agitada, era una muchacha en extremo flaca, con el cabello largo y unas ojeras pronunciadas, se le notaba un tanto enfermiza.
—No se preocupe, buenos días —Comentó mi compañero con elegancia y caballerosidad, sacando el asiento para que esta lo usara.
—Que voz tan esplendida, seguro te desarrollaras de maravilla por aquí —Dijo esta con un tono cordial, dejando su bolso a una esquina de la sala.
Sentí que debía decir algo, solo que no se me ocurrió nada pertinente, yo no era alguien tan espontaneo, más bien era metódico y planificado, cosa que sin duda me afectaría en mis labores, la mujer en cuestión se mantuvo en silencio, mientras encendía los equipos y salía de la habitación, al volver nos entregó dos cuadernos, unos bolígrafos y un dúo de resaltadores amarillos. Una vez ingreso sesión con su usuario y cargo unos programas, nos dirigió nuevamente la palabra.
—Muy bien, hola chicos, mi nombre es Rosa Córdoba, voy a ser la encargada de la capacitación, tengo trabajando cuatro años en la empresa, me he desempeñado en el área de originación remota y ventas —Explicó esta voz orgullosa, aunque su cara no expresaba mucha emoción —¿Cómo se llaman ustedes? —Preguntó más por cortesía que por genuino interés. Ambos nos miramos, por lo que decidí ser yo quien rompiera el silencio.
—Yo soy Liam Maxwell, un gusto —Declaré estirándome un poco.
—Yo soy Albert Estrada, un placer Rosa —Expresó este bajando la cabeza con amabilidad.
—Creo que lo más adecuado antes de empezar a entrar en materia es comentarles de que va todo esto —Afirmó la instructora colocando unas diapositivas —Litium es una empresa que se dedica a muchísimas cosas, se ocupa de crear centros comerciales, supermercados, ferreterías, tiendas de ropa y demás, aunque todo eso lo hace bajo distintos nombres, no obstante su punto fuerte es la venta de aparatos electrónicos de alta gama, importados desde distintas partes del mundo para que llegue directo a los hogares de sus clientes —Explicó de forma meticulosa, mostrándonos varias laminas con las diferentes descripciones dadas.
—¿Ósea que básicamente nuestra labor será contactar con los clientes y ofrecerles los servicios? —Dudó con intriga.
—Es correcto, aunque también puede ser que nos llamen para solicitar nuestros servicios, en ese caso tendremos que registrarlos en el sistema y ver si son elegidos para disfrutar de los beneficios —Este último punto me pareció curioso.
—¿No todo el mundo puede adquirirlos? —Interrogué viéndola con intriga.
—Lo que pasa es que estas cosas se venden a créditos, la maravilla de la corporación es que todos los dispositivos cuentan con el magnífico Chip Litium, este es un aparato que va incrustado a los dispositivos, brindándole información al cliente sobre su estatus, alguna falla y cuantas cuotas le falta para terminar de cancelarlo, nuestro sistema analiza el historial de una persona, si este es negativo no se le puede vender —Puntualizó esta de forma fascinante, dándonos a entender otro punto importante.
—¿Qué pasa si el cliente se atrasa con los pagos? —Pregunté imaginando lo que ocurría.
—En ese caso, el aparato se apaga y no funciona hasta que se cancele la deuda, además de que se le generan distintos intereses, ahora, esto último le compete al departamento de cobros, por lo que no hablaremos mucho de eso —Especificó en señal de no saber mucho al respecto.
—Vaya, es una medida un tanto extrema —Aclaró Albert nervioso.
—Pero eficiente, de hecho, muchos competidores han empezado a usarla —Garantizó ella con una sonrisa ladina —Dicho eso, creo que es momento de comenzar a enfatizar sobre sus labores como agentes de ventas —Comentó cambiando de presentación.
Los siguientes días no nos relacionamos para nada con el tema de los scripts, en su lugar estudiamos un montón de fórmulas financieras y datos sobre logística de la empresa, allí nos comentaron que pasaríamos únicamente semana y media allí, después bajaríamos y seriamos monitoreados por personal que ya tuviera experiencia en el área. El día número cuatro la cosa se puso verdaderamente interesante, pues comenzamos a meternos en los programas que utilizaríamos, estos eran vitales, pues nos permitirían contactarnos con los clientes y encargarnos de la asignación de los pedidos, cerciorarnos de la disponibilidad, ofrecer descuentos y lo más importante, concretar las ventas. —Los dos sistemas más valiosos para nosotros son los siguientes, Celumark o Britune, Litium Marked y Phonework —Abriendo varias diapositivas, Rosa menciono a cada una de ellas. —¿Para qué sirven? —Cuestioné viéndola fijamente. —Los dos primeros son para contactar con los clientes, solemos darle prioridad a al p
Al día siguiente llegue unos diez minutos más tarde, estaba acostumbrado a que los dos tortolos se retrasaran, ya fuera mostrando largas jornadas de afecto o simplemente porque Rosa se tardaba en aparecer, seguramente ocupada con su novio. Subí por las escaleras pues había unas cuantas personas esperando para usar el ascensor.No fue nada fácil realizar el script, tuve que redactarlo y borrarlo varias veces, no quedaba convencido con las actitudes tomadas, por lo que me decante por un modelo neutro, honestamente siempre quieren venderte la idea de que tienes que ser insistente con los clientes para conseguir que te compren, sin embargo yo detestaba a los vendedores que estuvieran constantemente molestándome, eso sí, era innegable que las estrategias funcionaban, tal vez porque muchos acaban aceptando el trato simplemente para quedar bien o para quitarse el fastidio de encima.Yo no tendría esa actitud, me aseguraría de llamar a todos y cada uno de los compradores posibles que me asign
Llegue en esta ocasión de forma puntual, quería tomarme el tiempo necesario para leer calmadamente mi script, al cual ya le había agregado las modificaciones pertinentes, estas se centraban en incluir preguntas de seguridad en caso de que la llamada fuera entrante, solo si la respuesta de este era afirmativa cuando se le consultaba respecto al hecho de si tenía cuenta con la compañía Litium.El fin de semana se me paso ridículamente rápido, Arturo fue a mi casa y jugamos durante todo el sábado, entre eso, ver series, leer un poco y hacer diligencias con mi madre, sentí que volví aquí en menos tiempo del deseado, eso era algo que a veces tenía el poder de consternarme, como la vida se iba sin que hiciéramos nada relevante, atrapados en rutinas que se convierten en sentencias.En la recepción reposaba cómodamente en el asiento, la recepcionista no llego en ningún momento, por lo que asumía que ella también estaba de descanso, de hecho, esta vez no iríamos a la sección administrativa, si
Llegar a la oficina el día siguiente fue todo un cumulo de emociones fuertes, primeramente, porque me pare tarde, razón que provoco que tuviera que despertarme agitado y estresado, correr por la casa como un enajenado e improvisar un desayuno, menos mal que los almuerzos siempre se preparaban el día anterior, acto seguido me fui velozmente a la calle y tome el transporte público.Me presente ante la imponente fachada del centro comercial Logias, una parte positiva de que fuera un call center es que no necesitaba llevar un uniforme en particular y estos no me darían la llamativa camisa hasta no superar el mes de prueba o al menos eso era lo que Marjorie me había revelado. Caminé por el lugar con tranquilidad, por primera vez, al llegar un poco más tarde pude contemplar movimiento entre sus corredores, saludé al animado guardia y subí el ascensor, para toparme con la siempre impasible recepcionista y su extenso maquillaje facial.—Buenos días Liam —Me saludó de forma cordial, algo extre
Rosa me indicó que se encendiera la computadora, labor que hice de forma silenciosa y calmada, apenas vi a las dos muchachas que estaban trabajando a mi derecha, uno de ellas tenía una cantidad ingente de páginas abiertas al mismo tiempo, mientras que la otra estaba en medio de una llamada, la velocidad tan asombrosa con la que decía su script me dejo frio, mientras esperaba que la computadora se cargara note que una mujer, justo a mi izquierda me miraba fijamente.—Bu —Dijo con una sonrisa, debido a que me sobresalte un poco —Este es divertido —Carcajeó al mismo tiempo que las demás mujeres —Oye, pero no entiendo ¿No eran dos? —Dudó la chica de contextura gruesa y gran altura.—Uno de ellos renuncio Tyana —Indicó la instructora con un suspiro pronunciado.—Wuao ¿Qué les haces a los chicos que capacitan? ¿Te maltrataron? —Interrogó una muchacha de piel oscura, con ojos curiosos y graciosos.—Nada que ver —Negué con una sonrisa.—¡Yo no les hago nada! —Reclamó Rosa ofendida.—Tal vez e
—Hola Liam —Saludó de forma cordial mi jefa, dándole una mordida a la carne que llevaba, nunca considere que una chica se viera sexy al comer, solo que al introducir esos objetos redondos en sus labios y sorber para succionar la pasta, bueno, uno imagina muchas cosas.—Olesia, buen provecho —Comuniqué concentrándome en mi plato, degustando el arroz frito.—¿Interrumpí tu vista? —Cuestionó está volteando a ver a Jordania.—Para nada, solo la estaba saludando —Argumenté con una risa.—Compartir con ella es todo un compromiso, tiene tres hijos —Al decir eso mis ojos se abrieron como platos.—Cielos —No pude ocultar mi asombro ante esa revelación.—Y por supuesto, los hombres no se hacen responsables, le pagan algo al mes, tal como dicta la ley, pero es ella quien debe vigilarlos y pagar cuentas —Afirmó esta con cierto desprecio.—Muchas personas no se toman en serio la vida —Acoté agarrando un poco de ensalada.—¿Qué hay de ti? —Habló mirándome.—No tengo hijos ¿Y usted? —Interrogué trat
Terminar esa llamada fue para mí una gran victoria, observe a mi instructora con alegría, quien alentó gratamente mi éxito, confirme que todos los datos colocados en la computadora estuvieran perfectos y que nada estuviera fuera de lugar, me sentía como todo un vencedor, la emoción de haber conseguido esa venta era algo sencillamente incomparable.—Wuao, definitivamente envidio eso de los nuevos, cuando yo empecé me sentía también igual de motivada, ya después el sentimiento se va apagando poco a poco —Afirmó convencida Mery, quien empezó a recibir un cliente en ese mismísimo instante.El mismo estaba interesado en un equipo de sonido, la chica le realizo la venta en un tiempo record y su cara apenas mostraba emociones, Alison por su parte realizo cuatro gestiones casi simultáneamente, ambas eran tan eficientes que me dejaban en shock, quizás ese fuera un reflejo de mi destino próximo, porque era cierto ¿Cuánto podían prevalecer esas sensaciones tras hacer tantas veces la misma cosa?
Subí al interior del vehículo acompañado de Jordania, nos dirigimos al asiento del fondo ella se colocó en todo el final y yo justamente en el punto medio, las personas fueron ingresando en el orden que les correspondería bajarse de la unidad, de esa manera los primeros que llegarían eran los últimos en subirse, pues serían los que más rápido se bajarían. —No sé si este bien esto Jordania, desconozco en que punto de la ruta me bajare —Indiqué a punto de cambiar de lugar, hasta que ella coloco su mano en mi cintura. —Quédate aquí Liam, este es tu posición —Sonrió esta de forma maliciosa, comenzando a masajearme. Tuve la intención de decirle que se detuviera, pero ninguna palabra salió de mi boca, estaba completamente embelesado por las sensaciones. Pude notar eso sí que el coche se fue llenando con una cantidad considerable de personas, mientras aguantaba las ganas que tenia de suspirar ante sus caricias, definitivamente era una experta, yo no le importaba en lo absoluto, lo único qu