Capítulo 1
Eso solo lo suficiente para que se vieran sus rostros, aquello era lo más cercano que tendría a una venganza.—Leah... —pronunció el señor D saliendo de su despacho—¿Estas bien? Porque lo subiste, podíamos hacerlo de otra manera... No quiero a la gente hablando a tus espaldas.
—Estoy bien, no se preocupe... Lo pensé mucho, y digamos que es una forma de darles un golpe duro— mencionó fríamente—, me aseguraré de que esto no nos afecte negativamente.
— No me importa lo que pueda decir la prensa, no quiero que esto te afecte negativamente... Los chismes y los malos comentarios de otros, aunque lo neguemos nos afecta, ni tu ni yo somos una excepción— le aconsejo sentándose en el escritorio—, no quiero leer tus correos este fin de semana, mi nieto llega hoy de Inglaterra así que lo haré ponerse al día con los proyectos.
Leah resoplo no le parecía aquello, quería mantener su mente ocupada.
—Señor Dimitri, no puede...
Empezó a quejarse mientras este volvía a su oficina y con mirada seria le ordeno.
—No quiero ningún email tuyo el fin de semana, ve al spa, cómprate ropa, date una cena cariñosa... No te lo pido, te lo ordeno.
—Mejor iré por un trago.
—Te lo mereces, gracias por todo tu gran trabajo.
Al terminar todo el trabajo Leah recogió sus cosas y se cambió en el amplio baño de la oficina, menos mal había guardado un vestido de emergencia en la oficina. Se maquillo un poco y se recio perfume, bajaría y que todos vieran que aquello no le afectará. Terminó y espero que las puertas del ascensor se abrieran, ingreso y pulso el botón del primer piso.
Cuando estas se abrieron todos la observaban y hacían comentarios, en el vestíbulo a Rosa quien gritaba y luchaba contra el guardia de seguridad.
—Pensé que ya te habías marchado — dijo lo suficientemente alto, los hombres se giraron para darle una explicación.
—Estamos reteniendo todas sus cosas, no sabemos si puede haber memorias o USB como información o en su teléfono, le explicamos que es un procedimiento legal, pero se niega a ceder.
—Llamen a la policía si se niega a abandonar el edificio, no tienen por qué soportar los insultos de esta mujer— les aconsejo, por primera vez no le afectaría que fuera su amiga, ella tal vez nunca pensó de la misma manera que Leah hacía ella, entonces, ella tampoco lo haría.
—Tu m*****a perra... tú lo hiciste — le grito enojada mientras intentaba llegar a ella.
—Eso es algo que tampoco yo sé, pero me alegra saber qué clase de persona eres —le respondió —, dicen que nadie se mete donde nadie deja a un tercero entrar, pero creo es más tu sentido de querer ser más que yo, que realmente estás dispuesta a todo... Nunca sabemos las verdaderas caras de las personas hasta momentos como este.
—Nunca serás más que yo, mientras yo viva jamás estarás por encima de mi— dijo enojada mientras soltaba miles de insultos.
Leah por su parte se mantuvo seria sin caer en sus palabras maliciosas.
—En estos momentos demuestras que ambas podemos decir de manera claro lo que pensamos... pero tu solo eres irrespetuosa mientras tanto yo con respeto demuestro que nos criaron de manera distintas — soltó dejando a todos congelados se sabía que Leah era una chica muy calmada y nunca respondía ante las injurias y malos comentarios de otros. Una leona acaba de surgir y nadie se atrevía a meterse en su camino.
No dejaría que nadie más jugará con ella.
Subió en el primer taxi que encontró, y se dirigió a un bar cerca de la empresa, hoy se daría el gusto de gastar dinero bebiendo como si no hubiera mañana, no se detendría. Al llegar el ambiente era calmado, aunque cuando la noche empezará a caer sin duda la música suave cambiaría por una más movida, tomó asiento en la barra y le sonrió al barban. Siempre evitaba los lugares con muchas personas, pero por hoy intentaría no pensar tanto en aquello.
— ¿Qué desea beber? —le preguntó el chico sonriéndole.
—Mmmm, no se mucho de tragos, pero me gustaría empezar con algo liviano—le explico nerviosa.
—Okey, lo que la señorita desee —dijo para empezar a preparar el trago,
Y luego de eso vinieron uno tras otros a medida que el lugar llegaba aún más personas, se sentía relajada y fresca como si no hubiera nada más que aquella emoción, luego de eso el sueño se hizo presente sentía sus ojos pesados, todo el cansancio de los últimos dos días empezaba a ser peso sobre si, al igual que la tristeza.
—¿Sabes por qué estoy aquí ahogando mis penas? —le preguntó al hombre a su lado quien realmente no parecía nada interesado en lo que la chica hablaba, más bien era muy parlanchina para su gusto.
—No podría saberlo, señorita y tampoco estoy interesado en hacerlo— le respondió tangente, bebiendo de su copa estaba de mal humor para aguantar a alguien borracho.
—Ese maldito hombre me engaño y cuando no consigo información por mí se acostó con mi mejor amiga —dijo dándole un sorbo a lo que sea que estuviera tomando —. Pero les enseñe una lección, pero ¿sabes qué? No me siento satisfecha.
—Entonces deberías darle una lección — le respondió el hombre, su voz era grave y muy fuerte, apoyo la cabeza en la palma de su mano observando su perfil. Era guapo, jamás había observado detalladamente a un hombre, pero era alto con hombros anchos y unos fuertes y marcados brazos, volvió a concentrarse en su rostro, el azul de sus ojos sin duda eran increíble al igual que sus labios se veían suaves.
—Lo he pensado, pero decir que el sexo nunca fue bueno sería una mentira—se lamentó soltando un gran suspiro.
—Entonces... de vuelve todo lo que te hizo.
—¿Engañarme? No sé si lo has notado.... pero el desgraciado me engaño de muchas maneras, me uso y ahora parece que soy la idiota la cual salía con un hombre que no valía ni un segundo de mi tiempo y no puedo evitar pensar la ex loca que subió un video suyo a las redes.
—Entiendo cómo te sientes, pero te recomendaría que dejaras todo pasar o...
Ella se sentó rápidamente e inclino la cabeza para observar su rostro o lo que las luces del lugar dejaban ver.
—¿O...? —repitió lo último que dijo de manera esperando que terminara sus palabras.
—¿Juego peligroso? —propuso.
—¿Peligroso? Dices que le lance algo a su carro—ella sonrió de solo pensarlo, y aplaudió emocionada. O tal vez huevos, aquel pensamiento le hizo recordar a Bajo la misma estrella.
—Págale con la misma moneda—dijo susurrando cerca de su oído haciendo que se estremeciera, ella lo miró y sus ojos se encontraron, sus alientos se mezclaban. Nunca había pensado que solo aquel pequeño rose podría tener esa sensación.
Ella no podía apartar la mirada de aquellos hermosos ojos.
—Engañarlo, tienes muchos peces por aquí.
Leah lo pensó por un momento tal vez hacer aquello no la hiciera sentir mejor tal vez luego de aquello podría creer que le causaría el mismo dolor; tal vez para Ricardo nunca significó nada o solo era un juego ante sus ojos, una chica que no tenía nada con la cual un chico rico podía divertirse. Nunca había salido con chicos tal vez una que otras citas, pero una aventura de una noche, aquello de solo pensarlo le pareció emocionante, no había sentimientos pasajeros, solo lujuria, luego cada uno desaparecería y nunca jamás se encontrarían. Sonrió al hombre a su costado, un juego peligroso no estaría demás.
—¿Debería? —apoyo el codo de la barra, y con una sonrisa se acercó y le susurro al oído—¿Quieres?
Fabio la observó, no parecía tener experiencia seduciendo a los hombres. Aquello sin duda le fascinó de una manera inexplicable.
—¿Qué me estas ofreciendo? — dijo mientras tomaba el ultimo sorbo de su bebida.
—Una noche.
Esa fue su única respuesta. Un escalofrió le recorrido el cuerpo en expectativa de la respuesta del hombre.—La tomo, una noche con esta hermosa señorita—se levantó tomando su chaqueta y le tendió la mano para ayudarla a incorporarse.Leah tomó su mano sin dudarlo, al levantar la mirada noto la gran diferencia de altura entre ambos altos, parecía vestir casual, aunque llevaba un aire informal traje, pero sin corbata y zapatos mocasines.—Señorita, ahora que hemos subido a este plan... Puede llamarme Fabio— con voz ronca, Leah le sonrió y le grito su nombre en medio de todo el ruido.—Leah, un placer.
—¿Qué deseas ahora?
Aquella pregunta le hizo sentir su piel erizarse ante esa sensación de preámbulo, mordió su labio inferior todo y más que podía sentir quedaba en la lujuria nada más.
Leah jamás había sentido a esa que le llaman atracción sexual hacia alguien, a veces pensaba que sólo por amar se encontraba ese mismo placer, la espera de que se sentiría a que sus manos la acariciaran o subieran poco a poco por sus piernas hasta llegar al valle donde se aculaba ese placer, se acercó un poco más sus respiraciones se mezclaban, ambos corazones latían fuertemente, sus ojos brillaban expectantes y emocionados.
—Todo lo que quieras —susurró, su respiración era cada vez más rápida. Tal vez fuera un error, mañana pero ahora estaba dispuesta a todo, mañana tal vez se sintiera miserable, pero lo disfrutaría. ¿Venganza? nada de eso, disfrutaría la aventura junto a Fabio al final solo quedaría como un recuerdo—. Todo lo que resta de la noche. Quiero olvidar.
Fabio le dedicó una sonrisa, y acarició suavemente su rostro para luego unir sus labios con los suyos, era un beso feroz de esos que te roban toda la fuerza, ella pasó los brazos alrededor de su cuello atrayendo lo más así ella, ambos rompieron el beso buscando aire sin separarse en lo más mínimo, estaba vez fue ella quien unió sus labios llevando el ritmo del beso. Fabio acarició la curva de su cuello y dirigió su boca así allí para luego esparcir pequeños besos hasta su oído.—Esta noche será única, una que jamás olvidaras—dijo prometiendo, los vellos de su cuello se erizaron ante tal promesa, y sin vergüenza alguna Leah respondió sintiéndose como una ninfa.—Eso espero, señor Fabio.— No se arrepentirá, Leah —musito su nombre como si fuera una caricia, ella lo observo con una gran sonrisa en el rostro.—Espero Fabio, pasar contigo una noche extraordinaria-—dijo dándole una mirada coqueta—. Una donde solamente olvidarás el hoy y disfrutarás hasta el mañana.Fabio se sorprendió al no
"Fabio" ese nombre de pronto apareció en su mente y todos los recuerdos de la noche pasada, sus manos, sus besos y sus caricias como recorrían su cuerpo. Se estremeció solo pensar de sentir aquello tan íntimo de nuevo; pero sin duda tal vez nunca lo volviera a ver, aquello tal vez sería lo mejor. Le evitaría la vergüenza de verlo a la cara, jamás había hecho algo como aquello, todos los hombres con los que se había acostado habían sido sus novios, durante la mayor parte de su adolescencia y años después Ricardo, sólo recordarlo provocaba que el malestar aumentara, enrolló la sábana en su cuerpo cubriendo su desnudez, buscó en la habitación su ropa hasta encontrarla, pero no había rastro de su ropa interior, con vergüenza se vistió con una camisa que halló al lado de la mesa de noche, sus mejillas se tiñeron de un fuerte rosa. Salió de la habitación en pequeños pasos, mirando así los lados, camino hasta llegar a lo que parecía una sala, tenía que marcharse antes que alguien la viera.
Leah se preparó para su último día de vacaciones, luego de preparar el desayuno y dejarlo listo; antes de salir le dio un beso a su pequeña en la frente y se despidió de la niñera.Al revisar su teléfono vio un mensaje de su jefe.Señor D: Disfruta tu último día de vacaciones, mañana al fin es el gran día.Te exprimiré el doble. Pásalo bonito.Leah no pudo evitar soltar una carcajada, sin duda siempre salió con unas locuras que solo el señor Damián podía decir, le respondió con un pulgar arriba. Detuvo el taxi y le dio la dirección del spa del nuevo hotel, sabía que se lo había dado para que disfrutara, pero sin duda quería que viera el control del nuevo lugar. Los últimos años habían sido un completo caos, pero algo siempre era seguro el cariño y la confianza de su jefe.Al llegar al lugar bajo y pago al taxista y al entrar se dirigió al lobby y pregunto por su cupón, la atendieron inmediatamente guiándola al nuevo sector del hotel sin duda al mirar se sintió orgullosa de ser parte d
—Buenos días, mami— dijo una voz cantaría por la mañana, Leah sonrió ampliamente antes de darle un beso en la mejilla, y ver esos hermosos ojos azules sin duda se parecían mucho, en la forma de sus ojos y nariz, hasta la forma como… negó fuertemente tenía que dejar de pensar en ese pervertido, deseaba no verlo más nunca. Había soñado muchas veces con volver a verlo, sin duda cualquier ilusión se había esfumado, como lo que fueron simples fantasias.—Buenos días, amor… recuerda portarte bien en el colegio— dijo al terminar de desayunar para irse a trabajar—. Ten un hermoso día, y nada de travesuras a Sandra.—Lo prometo, mami.—Te amo.—Yo te amo, mas.Ella negó y sonrió tomando su bolso, le lanzo un beso y salió para dirigirse al trabajo un poco ansiosa sabía que hoy llegaba el nieto del señor Damián quien se retiraba luego de muchos años manejando la empresa, sin duda él era el claro ejemplo de lo que era trabajar y sudárselo para tener lo que uno lograr lo que se propusiera. Hoy er
A la hora del almuerzo un mensaje llego al grupo principal de la empresa. Leah abrió sus ojos completamente al ver donde había escrito. Sabía que tal vez se había equivocado, pero sin embargo ella había sido extremadamente cuidadosa en explicárselo.Fabio: señorita Leah, muero de hambre........... Quiero ir a comer........ Terminé todo mi trabajo, abuelo...... Leah; Señor Fabio, está escribiendo en el grupo principal... Puede ir a comer si lo desea. Escribió rápidamente una respuesta y la envió, segundos después el mensaje de Fabio desapareció del chat, a lo que está río fuertemente. Y volvió a escribir otro mensaje.Leah: No se preocupe puede ir a comer... —Tomemos un descanso, iré por un café.Le aviso y se dispuso a marchar.—Por favor, podrías traerme uno—le pidió a lo que ella sonrió y respondió.—Me lo pensaré.Fue su única respuesta ante de marcharse. Bajo a la cafetería del décimo piso, obviamente mucha gente estaba en la cafetería y al verla ingresó susurrando cosas.—Mati
Tomó lo que necesitaba y camino hasta el pequeño cuarto de papelería que había en el piso, puso la hoja y pulso pero esta no parecía querer fotocopiar o hacer algo, apago y la volvió a encender, reviso si tenía papel, aquello la estresada de sobremanera, suspiro cuando empezó a fotocopiar al menos algo funcionaba hoy hasta que parecía que no lo haría más había intentado arreglar esa cosa cinco veces todavía no entendía porque se estancaba el papel, dio una patada a la cosa esa, ya había intentado de todo, saco el papel lo arreglo, verifico si no había una atorada, pero, nada. Sin duda el lunes la estaba maldiciendo.—Maldita máquina— grito, esta acalorada, era evidente en sus mejillas.Fabio se encontraba entreteniendo con la escena, parecía no muy entusiasmada con la pobre fotocopiadora, si supiera que si la dañaba le costaría tres veces su sueldo de cuatro meses, sería una pena. Se aclaró la garganta llamando la atención de la joven, se volvió y casi murió del susto, ahí estaba el q
Leah no podía creer que se atreviera a venir a la empresa y cada vez solo a provocar habladurías y malos comentarios, se suponía que toda conexión entre ellos se había acabado. Solo ver su cara le causaba molestar no quería imaginar que pasaría si el señor D regresaba y lo hallaba en la oficina.—¿Qué haces acá? El grupo Heims no tiene ningún tipo de relaciones con el grupo Kalher — mencionó sarcástica, aunque había algo que emanaba de él que no le agradaba y menos saber que estaba lejos del botón de emergencia.—Yo había pensado que ya lo habías superado, aunque vengo a ver a tu jefe… siempre creando problemas para nosotros, así que hoy vine a dar una advertencia empezando contigo—mencionó amenazante dando un paso así ella, Ricardo era unos siete centímetros más alto que ella por lo que tenía que alzar el rostro para verlo—. Espero que tu jefe pueda firmar esto, es una citación por artículos mal intencionados, últimamente he estado pensando en algo.Leah miro el sobre e hizo una muec
Ricardo, sin duda jamás lo conoció sólo la parte amable de él conocía quien pensaría que detrás de cada sonría se escondía una persona calculadora, se sentía asqueada al pensar cada pequeña cosa que compartió con él, la forma en que lo amo y a pesar de todo siempre lo apoyo... Era increíble cómo podía usar aquella baraja para presionarla, usar la confianza que había compartido entre ellos ni siquiera quería pensar en cuántas copias tenía o si había más de esas. ¿Tenía miedo de arruinar el apellido de su familia o el poco descaro que le quedaba? Río sin poder que aquello le estuviera sucediendo. Todo el mundo conocía a la familia Heims, eran también grandes empresarios, accionistas, pero uno de los más reconocidos era su bufete. Aunque su principal fuente de ingresos era su empresa de arquitectura, con quien eran competidores laborales y en los cuales en los últimos años había quedado debajo de la empresa del señor Damián quien sin duda era un buen hombre de negocios, y sin pequeños e