Fabio le dedicó una sonrisa, y acarició suavemente su rostro para luego unir sus labios con los suyos, era un beso feroz de esos que te roban toda la fuerza, ella pasó los brazos alrededor de su cuello atrayendo lo más así ella, ambos rompieron el beso buscando aire sin separarse en lo más mínimo, estaba vez fue ella quien unió sus labios llevando el ritmo del beso. Fabio acarició la curva de su cuello y dirigió su boca así allí para luego esparcir pequeños besos hasta su oído.
—Esta noche será única, una que jamás olvidaras—dijo prometiendo, los vellos de su cuello se erizaron ante tal promesa, y sin vergüenza alguna Leah respondió sintiéndose como una ninfa.
—Eso espero, señor Fabio.
— No se arrepentirá, Leah —musito su nombre como si fuera una caricia, ella lo observo con una gran sonrisa en el rostro.
—Espero Fabio, pasar contigo una noche extraordinaria-—dijo dándole una mirada coqueta—. Una donde solamente olvidarás el hoy y disfrutarás hasta el mañana.
Fabio se sorprendió al notarla muy cerca de él, había quedado flecha do de sus labios hasta podía decir que deseaba besarla sin parar, sus ojos estaban dilatados y se podía notar el deseo en ellos, Leah no se alejó manteniendo sus brazos al redor de su cuello, se acercó quedan aún más cerca, rosando sus labios, Fabio se intentaba controlar no quería desnudar su cuerpo y mostrar mucho menos delante de su chófer, ella luego se lo agradecería de eso estaba seguro.
—Leah—dijo con vos sensual, ella trago saliva fuertemente.
—¿Sí?
—Está noche sin duda será inolvidable para ambos.
Ella sonrió y volvió a besarlo, esperaba con ansias lo que aquella noche depararía para ambos; se entregaría a ese placer sin esperar algún tipo de sentimiento o afecto. Al final había amado a alguien que, durante mucho tiempo la uso, al final tal vez el destino le enseñaba un nuevo camino, a alguien a quien no se volvería a cruzar en toda su vida.
Fabio se sorprendió al notarla muy cerca de él, había quedado flecha do de sus labios hasta podía decir que deseaba besarla sin parar, sus ojos estaban dilatados y se podía notar el deseo en ellos, Leah no se alejó manteniendo sus brazos al redor de su cuello, se acercó quedan aún más cerca, rosando sus labios, Fabio se intentaba controlar no quería desnudar su cuerpo y mostrar mucho menos delante de su chófer, ella luego se lo agradecería de eso estaba seguro.
—Leah—dijo con vos sensual, ella trago saliva fuertemente.
—¿Sí?
—Está noche sin duda será inolvidable para ambos.
Ella sonrió y volvió a besarlo, esperaba con ansias lo que aquella noche depararía para ambos; se entregaría a ese placer sin esperar algún tipo de sentimiento o afecto.
Pero sin embargo aquello labios carnosos y suaves a la vista, lo tentaban termino acercándose más sus labios se tocaban y sus respiraciones se mezclaban. El la atrajo así su boca colocando su mano en la nuca de ella, abrió los labios dándole paso a un beso suave y lento, que se volvió poco a poco desenfrenado, se besan con desesperación.
"Jamás la habían besado así" pensó ella mientras se entregaba por completo a todas esas sensaciones. Siempre recordaba besos fríos y sin pasión.
Fabio gruño contra su boca y se obligó a separar sus labios de los de ella, buscando aire. Jamás había visto a alguien capaz de hacerle perder la razón, aquella dama tenía unos labios exquisitos.
Leah soltó suspiro, estaba frenética e inquieta, el montón de sensaciones que se concentraban en su vientre, su respiración era acelerada. Con osadía se colocó horcadas sobre sus piernas, el suspiro pidiendo paciencia para no desnudar desnudarla, y poco a poco fue apareciendo un destello de deseo en sus ojos. En ese momento entendió que aquella mujer, lo volvía loco. Quería llegar rápido a casa, desnudarla lentamente y besar cada espacio de su piel. Leah había perdido el sentido de la vergüenza, pero en su revuelo de lamentaciones de la razón como había termina allí tomando hasta la última gota de alcohol. Se aferró a sus hombros, y con los ojos dilatados.
Fabio un momento se quedó estático, se sintió contrariado sin duda aquella mujer era atractiva, era una belleza andante. Aquel hombre era un idiota por herir y lastimar a semejante mujer.La tomo por los hombros besándola, Leah abrió sus ojos como platos sorprendida por el repentino beso, además no había esperado aquellas dulces palabras. Sin apartar la mirada de aquello ojos obsidiana mientras se besaban lentamente saboreándose el uno al otro sus hermosos ojos eran hipnóticos y, a pesar de que ahora sus pupilas estaban dilatadas y apenas se podían apreciar, seguían luciendo demasiado atractivos como para ser reales, brillaban cuales diamantes bajo la luz de la luna. Retazos del reflejo de Fabio bailaban en el iris de sus ojos, como si él fuera lo más preciado en ese mundo para ella. Aquella mujer parecía un ángel, no podía negarlo era hermosa su rostro perfilado, labios gruesos pero pequeños, y unos hermosos ojos color esmeralda, aquella mujer incitaba al pecado, su largo cabello castaño caía más abajo de sus pechos pensó, hasta podría ser una gran modelo. La manera en cómo sus mejillas se sonrojaban le encantó.
Fabio gimió, casi quiso festejar habían llegado a casa. Se apartó un poco para observar el rubor en sus mejillas y sus ojos llenos de anhelo. Al fin podría hacerla suya perderse en ella. Hacerla ver el cielo o llevarla a conocer el infierno.
Fabio mordisqueó los carnosos y sus suaves labios.
—Hemos llegado al paraíso— aquello sonó como una promesa, que tal vez fuera efímera.
Fabio la acerco a él agarrando su cabeza y uniendo sus labios sus manos se detuvieron en su cintura, el cuerpo de ella tembló con emoción, adrenalina y deseo.
—¿Esta segura? Porque cuando entremos a mi habitación no habrá marcha atrás.
Leah lo meditó por un segundo, y con confianza susurró:
—Lo estoy, quiero tener sexo contigo.
El la cargo haciendo que esta enrollarla sus piernas alrededor de su cintura, la luz de la luna apenas se filtraba por el ventanal, sintió su corazón latir descontrolado contra su pecho, Fabio acarició su cuello y bajo hasta donde empezaba los botones de la camisa empezando a quitar uno a uno. Ella espero que el acabará para sacarle el saco y empezar a desabotonar su camisa, tragó saliva fuertemente al sentir su piel caliente bajo su tacto. Él tomó sus labios una vez más antes de bajar desde su boca hasta la clavícula, bajando lentamente hasta el valle de sus ceños, con rapidez desabrochó el lindo sostén negro que tenía. Leah gimió cuando sintió como mordía y besaba sus senos, enredó sus dedos en su cabello sedoso, con un movimiento en el apoyo contra la pared de la habitación mientras terminaba de sacarle por completo el vestido, camino despacio hasta la cama recostándola, aquella vista era hermosa estaba sonrojada, con los ojos dilatados y sus pechos bajaban y subían por su respiración acelerada.
Parecía una diosa pensó mientras se arrodillaba, se acercó lentamente y empezó a besar su tobillo subiendo lentamente besando sus muslos, hasta que le estorbo la falda, ella alzo sus caderas para ayudarlo quedando solo en un tanga negro a juego con su bracier. Beso hasta llegar a su vientre dejando un beso ahí, para subir lentamente hasta sus labios, aquellos carnosos y suaves labios. La ropa flotante desapareció quedando ambos desnudos, sus manos recorrían cada centímetro de su piel, recordando cada superficie. Perdiéndose en el placer que se daban, él la hizo ver el cielo con su boca al igual con sus dedos, lento y suave, aquello era intenso la habitación solo se escuchaban sus gemidos y respiraciones, y aquellas pequeñas palabras incoherentes que se escapaban de sus bocas. Se devoraron, consumiéndose el uno al otro, entregando todo. Cuando Fabio la hizo suya penetrándola lentamente, Leah se sintió como si al fin fuera llegar el cielo, cerró los ojos fuertemente tratando de no gritar por el montón de sensaciones que la invadían, en su vientre con cada embestida sentía que tocaba el cielo agarró fuertemente las sabanas de seda con sus dedos arqueado la espalda. Aquello era diferente a toda relación sexual que había tenido antes, Fabio era dulce susurrando palabras de cuán hermosa era, y cuanto la sentía.
—Tienes que mirarme hermosa, cuando llegues al paraíso quiero ver esos hermosos ojos— gruñó, apretó fuertemente su barbilla, ambos estaban apuntados de alcanzar el clímax, él aumentó sus embestidas dándole todo lo que ella pedía en susurros.
El beso tragándose cada uno de sus gemidos, cuando ambos alcanzaron el clímax, sin duda había sido el sexo único en su vida. Sus cuerpos los cubría una pequeña capa de sudar, sus respiraciones eran frenéticas, Fabio salió de ella y boto el condón en la papelera, la atrajo así su cuerpo jamás dejaba que alguien se quedara con él, pero tal vez hoy fuera la excepción. Leah cerró los ojos pegándose a su cuerpo caliente, y se dejó llevar por el sueño.
Sin duda había sido una noche agradable, después de todo o ¿No?
— Todavía nos queda toda una noche.Y así fue ambos disfrutaron de cada parte de sus cuerpos, explorando y conociendo entres besos y caricias hasta que el sueño al llegar el amanecer ambos se quedaron dormidos entre los brazos del otro. Leah se sentía en una nube, su cama de costumbre se sentía más suave, suspiro enrollándose en aquellas sedosas sabanas ¿sedosas? Abrió los ojos lentamente, los cerró rápidamente ante la cantidad de luz que entraba por la ventana, se sentó abruptamente apretando fuertemente la sábana contra su pecho, aquella no era su habitación, de hecho aquel lugar era más grande que su apartamento; sin duda el dueño de aquel tenía un buen gusto, altas paredes pintadas de un azul noche con una que otras paredes blancas, algunos cuadros y muebles de madera, la cual sin duda debía ser cara, aquella habitación era puro lujo y elegancia. De repente todo llegó a su cabeza haciendo que esta comenzará a doler, masajeo su sien intentando calmar el pulsante dolor.
"Fabio" ese nombre de pronto apareció en su mente y todos los recuerdos de la noche pasada, sus manos, sus besos y sus caricias como recorrían su cuerpo. Se estremeció solo pensar de sentir aquello tan íntimo de nuevo; pero sin duda tal vez nunca lo volviera a ver, aquello tal vez sería lo mejor. Le evitaría la vergüenza de verlo a la cara, jamás había hecho algo como aquello, todos los hombres con los que se había acostado habían sido sus novios, durante la mayor parte de su adolescencia y años después Ricardo, sólo recordarlo provocaba que el malestar aumentara, enrolló la sábana en su cuerpo cubriendo su desnudez, buscó en la habitación su ropa hasta encontrarla, pero no había rastro de su ropa interior, con vergüenza se vistió con una camisa que halló al lado de la mesa de noche, sus mejillas se tiñeron de un fuerte rosa. Salió de la habitación en pequeños pasos, mirando así los lados, camino hasta llegar a lo que parecía una sala, tenía que marcharse antes que alguien la viera.
Leah se preparó para su último día de vacaciones, luego de preparar el desayuno y dejarlo listo; antes de salir le dio un beso a su pequeña en la frente y se despidió de la niñera.Al revisar su teléfono vio un mensaje de su jefe.Señor D: Disfruta tu último día de vacaciones, mañana al fin es el gran día.Te exprimiré el doble. Pásalo bonito.Leah no pudo evitar soltar una carcajada, sin duda siempre salió con unas locuras que solo el señor Damián podía decir, le respondió con un pulgar arriba. Detuvo el taxi y le dio la dirección del spa del nuevo hotel, sabía que se lo había dado para que disfrutara, pero sin duda quería que viera el control del nuevo lugar. Los últimos años habían sido un completo caos, pero algo siempre era seguro el cariño y la confianza de su jefe.Al llegar al lugar bajo y pago al taxista y al entrar se dirigió al lobby y pregunto por su cupón, la atendieron inmediatamente guiándola al nuevo sector del hotel sin duda al mirar se sintió orgullosa de ser parte d
—Buenos días, mami— dijo una voz cantaría por la mañana, Leah sonrió ampliamente antes de darle un beso en la mejilla, y ver esos hermosos ojos azules sin duda se parecían mucho, en la forma de sus ojos y nariz, hasta la forma como… negó fuertemente tenía que dejar de pensar en ese pervertido, deseaba no verlo más nunca. Había soñado muchas veces con volver a verlo, sin duda cualquier ilusión se había esfumado, como lo que fueron simples fantasias.—Buenos días, amor… recuerda portarte bien en el colegio— dijo al terminar de desayunar para irse a trabajar—. Ten un hermoso día, y nada de travesuras a Sandra.—Lo prometo, mami.—Te amo.—Yo te amo, mas.Ella negó y sonrió tomando su bolso, le lanzo un beso y salió para dirigirse al trabajo un poco ansiosa sabía que hoy llegaba el nieto del señor Damián quien se retiraba luego de muchos años manejando la empresa, sin duda él era el claro ejemplo de lo que era trabajar y sudárselo para tener lo que uno lograr lo que se propusiera. Hoy er
A la hora del almuerzo un mensaje llego al grupo principal de la empresa. Leah abrió sus ojos completamente al ver donde había escrito. Sabía que tal vez se había equivocado, pero sin embargo ella había sido extremadamente cuidadosa en explicárselo.Fabio: señorita Leah, muero de hambre........... Quiero ir a comer........ Terminé todo mi trabajo, abuelo...... Leah; Señor Fabio, está escribiendo en el grupo principal... Puede ir a comer si lo desea. Escribió rápidamente una respuesta y la envió, segundos después el mensaje de Fabio desapareció del chat, a lo que está río fuertemente. Y volvió a escribir otro mensaje.Leah: No se preocupe puede ir a comer... —Tomemos un descanso, iré por un café.Le aviso y se dispuso a marchar.—Por favor, podrías traerme uno—le pidió a lo que ella sonrió y respondió.—Me lo pensaré.Fue su única respuesta ante de marcharse. Bajo a la cafetería del décimo piso, obviamente mucha gente estaba en la cafetería y al verla ingresó susurrando cosas.—Mati
Tomó lo que necesitaba y camino hasta el pequeño cuarto de papelería que había en el piso, puso la hoja y pulso pero esta no parecía querer fotocopiar o hacer algo, apago y la volvió a encender, reviso si tenía papel, aquello la estresada de sobremanera, suspiro cuando empezó a fotocopiar al menos algo funcionaba hoy hasta que parecía que no lo haría más había intentado arreglar esa cosa cinco veces todavía no entendía porque se estancaba el papel, dio una patada a la cosa esa, ya había intentado de todo, saco el papel lo arreglo, verifico si no había una atorada, pero, nada. Sin duda el lunes la estaba maldiciendo.—Maldita máquina— grito, esta acalorada, era evidente en sus mejillas.Fabio se encontraba entreteniendo con la escena, parecía no muy entusiasmada con la pobre fotocopiadora, si supiera que si la dañaba le costaría tres veces su sueldo de cuatro meses, sería una pena. Se aclaró la garganta llamando la atención de la joven, se volvió y casi murió del susto, ahí estaba el q
Leah no podía creer que se atreviera a venir a la empresa y cada vez solo a provocar habladurías y malos comentarios, se suponía que toda conexión entre ellos se había acabado. Solo ver su cara le causaba molestar no quería imaginar que pasaría si el señor D regresaba y lo hallaba en la oficina.—¿Qué haces acá? El grupo Heims no tiene ningún tipo de relaciones con el grupo Kalher — mencionó sarcástica, aunque había algo que emanaba de él que no le agradaba y menos saber que estaba lejos del botón de emergencia.—Yo había pensado que ya lo habías superado, aunque vengo a ver a tu jefe… siempre creando problemas para nosotros, así que hoy vine a dar una advertencia empezando contigo—mencionó amenazante dando un paso así ella, Ricardo era unos siete centímetros más alto que ella por lo que tenía que alzar el rostro para verlo—. Espero que tu jefe pueda firmar esto, es una citación por artículos mal intencionados, últimamente he estado pensando en algo.Leah miro el sobre e hizo una muec
Ricardo, sin duda jamás lo conoció sólo la parte amable de él conocía quien pensaría que detrás de cada sonría se escondía una persona calculadora, se sentía asqueada al pensar cada pequeña cosa que compartió con él, la forma en que lo amo y a pesar de todo siempre lo apoyo... Era increíble cómo podía usar aquella baraja para presionarla, usar la confianza que había compartido entre ellos ni siquiera quería pensar en cuántas copias tenía o si había más de esas. ¿Tenía miedo de arruinar el apellido de su familia o el poco descaro que le quedaba? Río sin poder que aquello le estuviera sucediendo. Todo el mundo conocía a la familia Heims, eran también grandes empresarios, accionistas, pero uno de los más reconocidos era su bufete. Aunque su principal fuente de ingresos era su empresa de arquitectura, con quien eran competidores laborales y en los cuales en los últimos años había quedado debajo de la empresa del señor Damián quien sin duda era un buen hombre de negocios, y sin pequeños e
Al siguiente día los chismes por la empresa no se hacían esperar de la presencia del heredero lo del Heims en la empresa y que hubiera llegado acompañado de Rosa, entonces llegaron a la conclusión de lo que se decía últimamente por ahí era cierto, aunque habían salido algunos artículos sobre ella habían sido rápidamente borrados de las misma aunque como decían, lo que una vez está en Internet llega a todo el mundo y eso no se puede borrar, ahora muchos entendían porque su actitud si no era otra más chica rica que se dedicaba hablar mal de otros para quedar bien; ahora había una opinión divida sobre el porqué de la actitud de Rosa cuando se trataba del heredero de los Heims sin duda era una chica caprichosa por robar el novio de su amiga. O tal vez había algo más debajo de aquella fachada.Muchos comentaron sobre lo atrevida que había sido el otro día y también sobre los comentarios que había soltado sobre su bebé estadía en la empresa. Fabio molesto por el susurrar y los locos que se