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Princesa del Oriente
Princesa del Oriente
Por: J.C.Castro
Capítulo 1; Recordar.

La vida estaba resultando sumamente dura en aquel momento, para todos, pero en especial para Vanessa y Nael, quienes se habían visto arrastrados por el capricho de la francesa, arrojándolos a la miseria emocional. Se sentía terriblemente mal, ver a Nael con tanta tristeza en los ojos, ver a Vanessa sumida en aquel estado de dolor, que aunque intentara disimular, resultaba muy obvio para todos los que la conocían, que estaba pasando uno de los peores momentos de su vida. 

Si tan solo pudiese hacer algo más para ayudarla, si tan solo pudiese hacer algo por Jamal, gustosa se sacrificaría por la felicidad de su amiga y su hermano, ¿por qué sencillamente no nació hombre?, aquello le hubiese dado derecho al trono, y a Jamal, la oportunidad de ser feliz junto a la mujer que amaba. 

Que injusto resultaban algunas cosas en su país, pero lo mas injusto de todo, era que el amor de dos jovenes que se amaban tan ardientemente se viera sacrificado por el beneficio de una nacin.

Suspiró con dolor.

Isabdiella, estaba en la habitación que había sido asignada como suya, en la casa de sus tío, estaba preocupada por todo lo que estaba sucediendo entre Nael y Vanessa, era una situación muy difícil, y realmente odiaba que Haleine se hubiese salido con la suya— suspiró— haber acorralado a Nael hasta dejarlo sin opciones más que acceder a su capricho, le resultaba algo tan vil y despreciable, no habría felicidad para ninguno, y la vida de Haleine en Palacio, sería lo más difícil que llegaría a experimentar, estaba segura de ello. Un llamado a su puerta la sacó de sus pensamientos.

—Adelante— dijo sentándose en la cama, se sorprendió cuando Drew apareció, entró y cerró la puerta tras él.

—Hola, Ella— la saludó amablemente.

—Hola, Drew— respondió con su corazón acelerado al verlo sentarse en la cama junto a ella— ¿Qué ocurre?

—Estoy algo triste y preocupado, me duele ver así a mi hermana, te juro que quiero viajar y acabar con Nael.

—Entiendo cómo te sientes— ella lo miró con comprensión— no es una situación difícil, y quién está siendo afectada es tu hermano, pero te puedo asegurar que Nael no lo ha hecho por placer, yo misma me encargaria de arrancarle los ojos si lastimara con premeditación a Vanessa— se acomodó junto a él— él está sufriendo tanto o peor que ella, porque sabe que es el responsable de la separación. Aquí la responsable de todo es esa bruja francesa, su capricho está acabando con la felicidad de dos seres que se aman, es despreciable.

—Una egoísta, malcriada y para colmo de males con mucha influencia. 

—Así es— ambos se quedaron en silencio mirándose por algunos minutos, Drew cómo hipnotizado se acercó un poco a ella, con la mirada fija en su boca— Drew. . .ya te he ordenado no volver a. . . besarme. 

—Sólo está vez, princesa— susurró junto a su boca, antes de comenzar a besarla. Su beso fue una lenta exploración, tocando con sus labios, la tomó de la parte trasera de la cabeza, lo que le permitió profundizar el beso y deslizar la lengua dentro de su boca, Isabdiella gimió al sentir esa sensual danza, Drew la hizo inclinarse, arrastrándola con su cuerpo a la cama, hasta colocarse sobre ella.

 Ardor.

Calor.

Era como si el mismísimo desierto Norusakistan se hubiese desatado en su interior, amenazando con consumirla desde adentro, el peso de Drew sobre ella no era incómodo, sino que hacía encender más su piel, gimió cuando él elevó su camisa y acarició su desnudo abdomen, una sensación de electricidad recorrió su cuerpo. No, aquello no era Norusakistan, ni siquiera en el propio desierto podría haber sentido éste calor. Cuando una de las manos ascendió y llegó hasta tocar su pecho izquierdo, Isabdiella abrió los ojos enormes. 

¡Drew la estaba tocando, la estaba tocando!

Hizo acopio de su fuerza y cortó el beso, separando su boca de la de él, y luego lo empujó para que bajara de sobre ella. 

—Isa, yo. . .

—Apártate, Drew— le dijo con voz temblorosa— ¡Apártate, ahora mismo! — Drew se asustó por el tono de ella, se apartó, entonces Isabdiella salto de la cama poniéndose en pie— ¡No te acerques a mi!— le dijo antes de salir corriendo de la habitación, totalmente espantada.

 —¡Isabdiella, Isabdiella, por favor espera!— dijo saltando de la cama y llegando a la puerta, la golpeó con fuerza, sintiendo frustración. ¡Lo había arruinado! no quería asustarla y había terminado espantándola.

¡Maldición!

***************

Vanessa, estaba acostada sobre su cómoda cama, abrazada a una almohada mientras su mente estaba a millones de kilómetros de aquella habitación. Su padre y su hermano, se habían tomado muy mal la decisión de Nael. 

Drew, amenazo con viajar a Norusakistan a romperle la cara. Matt, aseguro que iría a hacerle pagar cada una de las lagrimas que su hija había derramado. Fue un arduo trabajo convencerlos para que desistieran de sus ideas. Nada lograrían con golpearlo, y eso solo la haría sentir peor. Así que logró arrancarle a ambos la promesa de que no se involucrarían. Se sobresaltó cuando la puerta se abrió violentamente, dando paso a una sonrojada Isabdiella, con cabello despeinado, mejillas sonrojadas y labios hinchados.

—Isa, ¿Qué diab...?

—Vanessa— dijo casi sin respiración— Drew. . . él. . . me beso y. . .yo sentí que. . . luego el. . . me asusté y. . .

—Un momento, un momento— la interrumpió — debes calmarte porque no te entiendo nada, Isa. — ella caminó hasta la cama, pasándose unas temblorosas manos por su despeinado cabello. —¿Qué te hizo mi hermano?— se sentó en la cama. Isabdiella, la imitó y la miró con ojos nerviosos.

 —Drew. . . él se metió a mi habitación. 

—¡Desgraciado, voy a matarlo!— dijo Vanessa enojada— Es un descarado.

 —No. . .si. . . digo, No.— estaba muy nerviosa— ha vuelto a besarme, aún cuando le ordené no hacerlo.

—¿Le ordenaste? —preguntó burlonamente. 

—¡Por supuesto, soy una Princesa!

—Aquí solo eres una chica más, bueno, no tanto como una chica más, pero, no estás en tus tierras de gobierno, Isa— dijo con una sonrisa.

—A donde vaya, sigo siendo una Princesa— elevó su rostro, expresando claramente su orgullo Norusakistan— El caso es que me ha besado y yo. . . he sentido mucho calor Vane, calor como si estuviese en Norusakistan. Y entonces los besos. . . fueron mas. . . profundos— estaba aturdida intentando explicar la situación mientras hacia gestos desesperados con ambas manos. Vanessa no pudo contener la sonrisa — entonces él. . .¡Me ha acariciado un seno!, ¡Es un descarado!— tenía el rostro tan rojo como la grana— me asuste y salí. . . salí corriendo. 

—¿Qué es lo que te ha asustado?— preguntó sonriendo— ¿Qué Drew te haya hecho sentir todo eso o, que no lo sientas con el doctor?— Isabdiella moriría de vergüenza. Su rostro estaba muy rojo— es normal sentirse atraído por chicos. Según pude ver, le interesas mucho al doctor. 

— Yo. . .yo. . .La puerta volvió a abrirse dándole paso a un turbado Drew.—Debí suponer que estabas aquí— pasó una nerviosa mano por su cabello, mientras miraba fijamente a Isabdiella. 

—No quiero hablar contigo— le respondió ella.

—Pero, es necesario— le dijo apenado, tenía la clara necesidad de aclarar lo que estaba sucediendo entre ambos, porque estaba muy convencido que el alterado ante su presencia, no era sólo él, sino que era algo recíproco

.—Lo siento hermanito, pero Isa no tiene deseos de hablar.

—No te metas, Vanessa. Esto es entre ella y yo. 

—Si hubieses tenido quietas tus traviesas manos, seguramente ella querría hablar contigo. — Drew, miró a Isabdiella, quien avergonzada bajó la mirada— Isa, no es igual a Cintya, ni a ninguna otra que hayas frecuentado antes. Si deseas hablar con ella deberás tratarla diferente; como se merece y comportarte como un caballero.

Cómo un caballero, ¡y que se supone que era él?, ¿un canalla?, ¿un villano?, ¿un ser despreciable?

¿No se suponía que Vanessa era su hermana?, debería estarlo ayudando, defendiéndolo. . . bien, quizás no defendiéndolo, sabía que se había extralimitado, dejándose llevar por el ardor del momento, pero. . . al menos si debería ayudarlo.

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