La vida estaba resultando sumamente dura en aquel momento, para todos, pero en especial para Vanessa y Nael, quienes se habían visto arrastrados por el capricho de la francesa, arrojándolos a la miseria emocional. Se sentía terriblemente mal, ver a Nael con tanta tristeza en los ojos, ver a Vanessa sumida en aquel estado de dolor, que aunque intentara disimular, resultaba muy obvio para todos los que la conocían, que estaba pasando uno de los peores momentos de su vida.
Si tan solo pudiese hacer algo más para ayudarla, si tan solo pudiese hacer algo por Jamal, gustosa se sacrificaría por la felicidad de su amiga y su hermano, ¿por qué sencillamente no nació hombre?, aquello le hubiese dado derecho al trono, y a Jamal, la oportunidad de ser feliz junto a la mujer que amaba.
Que injusto resultaban algunas cosas en su país, pero lo mas injusto de todo, era que el amor de dos jovenes que se amaban tan ardientemente se viera sacrificado por el beneficio de una nacin.
Suspiró con dolor.
Isabdiella, estaba en la habitación que había sido asignada como suya, en la casa de sus tío, estaba preocupada por todo lo que estaba sucediendo entre Nael y Vanessa, era una situación muy difícil, y realmente odiaba que Haleine se hubiese salido con la suya— suspiró— haber acorralado a Nael hasta dejarlo sin opciones más que acceder a su capricho, le resultaba algo tan vil y despreciable, no habría felicidad para ninguno, y la vida de Haleine en Palacio, sería lo más difícil que llegaría a experimentar, estaba segura de ello. Un llamado a su puerta la sacó de sus pensamientos.
—Adelante— dijo sentándose en la cama, se sorprendió cuando Drew apareció, entró y cerró la puerta tras él.
—Hola, Ella— la saludó amablemente.
—Hola, Drew— respondió con su corazón acelerado al verlo sentarse en la cama junto a ella— ¿Qué ocurre?
—Estoy algo triste y preocupado, me duele ver así a mi hermana, te juro que quiero viajar y acabar con Nael.
—Entiendo cómo te sientes— ella lo miró con comprensión— no es una situación difícil, y quién está siendo afectada es tu hermano, pero te puedo asegurar que Nael no lo ha hecho por placer, yo misma me encargaria de arrancarle los ojos si lastimara con premeditación a Vanessa— se acomodó junto a él— él está sufriendo tanto o peor que ella, porque sabe que es el responsable de la separación. Aquí la responsable de todo es esa bruja francesa, su capricho está acabando con la felicidad de dos seres que se aman, es despreciable.
—Una egoísta, malcriada y para colmo de males con mucha influencia.
—Así es— ambos se quedaron en silencio mirándose por algunos minutos, Drew cómo hipnotizado se acercó un poco a ella, con la mirada fija en su boca— Drew. . .ya te he ordenado no volver a. . . besarme.
—Sólo está vez, princesa— susurró junto a su boca, antes de comenzar a besarla. Su beso fue una lenta exploración, tocando con sus labios, la tomó de la parte trasera de la cabeza, lo que le permitió profundizar el beso y deslizar la lengua dentro de su boca, Isabdiella gimió al sentir esa sensual danza, Drew la hizo inclinarse, arrastrándola con su cuerpo a la cama, hasta colocarse sobre ella.
Ardor.
Calor.
Era como si el mismísimo desierto Norusakistan se hubiese desatado en su interior, amenazando con consumirla desde adentro, el peso de Drew sobre ella no era incómodo, sino que hacía encender más su piel, gimió cuando él elevó su camisa y acarició su desnudo abdomen, una sensación de electricidad recorrió su cuerpo. No, aquello no era Norusakistan, ni siquiera en el propio desierto podría haber sentido éste calor. Cuando una de las manos ascendió y llegó hasta tocar su pecho izquierdo, Isabdiella abrió los ojos enormes.
¡Drew la estaba tocando, la estaba tocando!
Hizo acopio de su fuerza y cortó el beso, separando su boca de la de él, y luego lo empujó para que bajara de sobre ella.
—Isa, yo. . .
—Apártate, Drew— le dijo con voz temblorosa— ¡Apártate, ahora mismo! — Drew se asustó por el tono de ella, se apartó, entonces Isabdiella salto de la cama poniéndose en pie— ¡No te acerques a mi!— le dijo antes de salir corriendo de la habitación, totalmente espantada.
—¡Isabdiella, Isabdiella, por favor espera!— dijo saltando de la cama y llegando a la puerta, la golpeó con fuerza, sintiendo frustración. ¡Lo había arruinado! no quería asustarla y había terminado espantándola.
¡Maldición!
***************Vanessa, estaba acostada sobre su cómoda cama, abrazada a una almohada mientras su mente estaba a millones de kilómetros de aquella habitación. Su padre y su hermano, se habían tomado muy mal la decisión de Nael.
Drew, amenazo con viajar a Norusakistan a romperle la cara. Matt, aseguro que iría a hacerle pagar cada una de las lagrimas que su hija había derramado. Fue un arduo trabajo convencerlos para que desistieran de sus ideas. Nada lograrían con golpearlo, y eso solo la haría sentir peor. Así que logró arrancarle a ambos la promesa de que no se involucrarían. Se sobresaltó cuando la puerta se abrió violentamente, dando paso a una sonrojada Isabdiella, con cabello despeinado, mejillas sonrojadas y labios hinchados.
—Isa, ¿Qué diab...?
—Vanessa— dijo casi sin respiración— Drew. . . él. . . me beso y. . .yo sentí que. . . luego el. . . me asusté y. . .
—Un momento, un momento— la interrumpió — debes calmarte porque no te entiendo nada, Isa. — ella caminó hasta la cama, pasándose unas temblorosas manos por su despeinado cabello. —¿Qué te hizo mi hermano?— se sentó en la cama. Isabdiella, la imitó y la miró con ojos nerviosos.
—Drew. . . él se metió a mi habitación.
—¡Desgraciado, voy a matarlo!— dijo Vanessa enojada— Es un descarado.
—No. . .si. . . digo, No.— estaba muy nerviosa— ha vuelto a besarme, aún cuando le ordené no hacerlo.
—¿Le ordenaste? —preguntó burlonamente.
—¡Por supuesto, soy una Princesa!
—Aquí solo eres una chica más, bueno, no tanto como una chica más, pero, no estás en tus tierras de gobierno, Isa— dijo con una sonrisa.
—A donde vaya, sigo siendo una Princesa— elevó su rostro, expresando claramente su orgullo Norusakistan— El caso es que me ha besado y yo. . . he sentido mucho calor Vane, calor como si estuviese en Norusakistan. Y entonces los besos. . . fueron mas. . . profundos— estaba aturdida intentando explicar la situación mientras hacia gestos desesperados con ambas manos. Vanessa no pudo contener la sonrisa — entonces él. . .¡Me ha acariciado un seno!, ¡Es un descarado!— tenía el rostro tan rojo como la grana— me asuste y salí. . . salí corriendo.
—¿Qué es lo que te ha asustado?— preguntó sonriendo— ¿Qué Drew te haya hecho sentir todo eso o, que no lo sientas con el doctor?— Isabdiella moriría de vergüenza. Su rostro estaba muy rojo— es normal sentirse atraído por chicos. Según pude ver, le interesas mucho al doctor.
— Yo. . .yo. . .La puerta volvió a abrirse dándole paso a un turbado Drew.—Debí suponer que estabas aquí— pasó una nerviosa mano por su cabello, mientras miraba fijamente a Isabdiella.
—No quiero hablar contigo— le respondió ella.
—Pero, es necesario— le dijo apenado, tenía la clara necesidad de aclarar lo que estaba sucediendo entre ambos, porque estaba muy convencido que el alterado ante su presencia, no era sólo él, sino que era algo recíproco
.—Lo siento hermanito, pero Isa no tiene deseos de hablar.
—No te metas, Vanessa. Esto es entre ella y yo.
—Si hubieses tenido quietas tus traviesas manos, seguramente ella querría hablar contigo. — Drew, miró a Isabdiella, quien avergonzada bajó la mirada— Isa, no es igual a Cintya, ni a ninguna otra que hayas frecuentado antes. Si deseas hablar con ella deberás tratarla diferente; como se merece y comportarte como un caballero.
Cómo un caballero, ¡y que se supone que era él?, ¿un canalla?, ¿un villano?, ¿un ser despreciable?¿No se suponía que Vanessa era su hermana?, debería estarlo ayudando, defendiéndolo. . . bien, quizás no defendiéndolo, sabía que se había extralimitado, dejándose llevar por el ardor del momento, pero. . . al menos si debería ayudarlo.
Sus sueños estaban cargados de mucha intranquilidad, desde que Drew Penfoll, se había colado en su mente a toda hora, no podía tener una noche plenamente tranquila, en la que no despertara deseando tenerle con ella.No era justo, ya que posiblemente el descarado de Drew no se viese afectado por ella en los más mínimo.Isabdiella abrió los ojos a un nuevo día, se estiró y sonrió. —Gracias Alá, por un nuevo día. — restregó sus ojos. Se levantó y fue directamente al baño de sus habitaciones. Después de hacer sus necesidades y asearse como corresponde, después de rechazar la ayuda de Leisha. Estaba lista para afrontar un nuevo día. Se observó en el enorme espejo, el Caftan rosa la cubría con una innegable elegancia, el cinturón dorado hacia un pequeño ajuste a su hermosa figura. Hizo un rápido recogido en su cabello, no se aplicó maquillaje alguno, sonrió al recordar las palabras de su prima; " Eres una Princesa demasiado simplona" otra persona tomaría las palabras de Zahiry como un afr
Amaba a su familia, pasar tiempo todos juntos, compartiendo el te de jazmín, un vino, o sencillamente un momento en familia, pero también amaba esos momentos de intimidad, como ahora, cuando podía vagar por una habitación y dedicarse solo a pensar ya pensar.Isabdiella, suspiró pesadamente mientras sus ojos se deslizaban con letargo sobre la amplia pared cubierta de retratos hechos por su propia madre. Antes de que se casará con su padre, había sido una excelente fotógrafa del mundo occidental, había viajado mucho y había fotografiado lugares únicos, algunos a los que ningún hombre se aventuró a ir. Luego de casarse y convertirse en la Soberana de aquel exótico país, su pasión por la fotografía había disminuido un poco ya que no podía ejercerla con libertad absoluta, no podía simplemente abandonarlo todo y viajar a África, Siberia o algún otro lugar para realizar un álbum fotográfico, pues era una Reina dedicada al bienestar de su pueblo, sin embargo, la familia se convirtió en su cen
Qué agradable calor y protección sentía en los brazos de Hassan, su sola presencia la reconfortaba, la hacia sentir protegida y quería. ¿No era eso suficiente para amar a alguien?Debería serlo, debería ser suficiente sentirse de aquella manera, debería ser un requisito para el amor, o quizás no un requisito, sino lo único, pero sabía que no era cierto, el amor pedía más. Los brazos de Hassan eran fuertes, firmes, cálidos y la hacían sentir segura. Un sentimiento de vulnerabilidad la embargó, estaba acostumbrada a ser fuerte pero, aquel día de sentía especialmente sensible. Se alejó un poco y observó fijamente los oscuros y hermosos ojos de Hassan. Él era hermoso, con esa característica hermosura de los hombres Norusakistanes. Su mirada le trasmitía paz, sosiego y una adoración infinita. Él la amaba e Isabdiella no lo dudaba, aunque él nunca se hubiese atrevido a besar sus labios, aunque no le hubiese hecho una declaración formal, sabía que la quería, para ella era tan claro como su
Se había quedado pensando en la conversación que tuvo con sus padres, había sido algo. . . vergonzosa, pero no había logrado ayudarla mucho, de hecho, estaba preocupada. ¿Qué estaría pensando Hassan?¿Pensaría que era una princesa descarada?¿Cambiaría su opinión sobre ella?Hassan era muy recatado, noble y de principios firmes, esperaba realmente no haber arruinado su imagen frente a él.Se negó a salir de sus habitaciones, así que le habían enviado la cena para que pudiese disfrutar de su comida en la intimidad de su propio espacio. Luego abrió los amplios ventanales de su habitación y salió al balcón, aspiró con fuerza para llenar sus pulmones de aire puro. La noche había caído, cubriendo así el inmenso desierto con su oscura sombra.—¡Oh Alá!— dijo en un susurro mientras elevaba sus ojos al oscuro cielo y luego los cerraba. No entendía el porqué de su turbación, la vergüenza inicial ya había pasado, ahora no entendía la extraña sensación alojada en su pecho.—Hace frío acá afuera
Era momento de iniciar un nuevo día. Isabdiella despertó con los primeros rayos del sol, en cuanto se movió para levantarse, Zashirah abrió los ojos y le regaló una hermosa sonrisa. — Buen día, Isa— le susurró.—Buen día, Zash— respondió en un susurro.—Hoy iré contigo al hospital.—Perfecto— sonrió. Su prima se marchó a su propia habitación e Isabdiella se propuso a darse una ducha. Su padre no se sorprendió cuando entró y consiguió a Zahiry sobre sus sábanas. Tomaron su café en el balcón para no interrumpir el sueño de la princesa, y es que Zahiry no era para nada madrugadora, la princesa era amante del sueño y el profundo descanso, según sus propias palabras, eso le permitía permanecer bella. Pasaban las nueve de la mañana cuando salió de Palacio en compañía de Zashirah. Pasaron primero al orfanato, llevando algunas prendas y telas que se dedicarían a nuevo a vestuarios, Afortunadamente no eran muchos los niños sin hogar, la mayoría quedaban huérfanos por distintos motivos, pero e
De acuerdo, no podía permitirse ruborizarse y exponerse frente a todos, no podía darse la vuelta y salir huyendo, debía reponerse y enfrentar la situación. Isabdiella lo observó fijamente y se repuso de la primera impresión, sintió los ojos de Nael fijos en ella, sabía que su hermano estaba al pendiente de su reacción, se preocupaba por ella e Isabdiella se lo agradecía, aunque en aquel preciso instante se sentía como si fuese observada por todos, quería tener una reacción natural, lo más natural posible y rogaba porque sus nervios no la traicionaron frente a toda la familia. —¡Drew, pero que agradable sorpresa!— sonrió— Bienvenido a Palacio, que Alá bendiga tu estadía en nuestras tierras— sonrió, aunque internamente estaba muy nerviosa y temblaba ansiosa al sentirse observada.—Muchas gracias, Ella— le sonrió y la observó mientras tomaba su asiento— ha sido un viaje largo, pero ya era hora de tomar vacaciones. Extrañaba mucho a Vanessa.—Y yo estoy feliz de tenerte aquí— le sonrió
Fue muy poco lo que Isabdiella alcanzó a dormir aquella noche. Estaba sumida en un torbellino de sentimientos, y emociones, lloraba de forma silenciosa porque no sabía reconocer todos los sentimientos presentes en ella. Estaba avergonzada por su comportamiento y por la forma tan descarada en la que dejaba que aquel sinvergüenza la tocara, no entendía como su cuerpo era capaz de responder a sus caricias de aquella forma. Despertó al sentir que Zashirah salía de su cama, su prima le dio un dulce beso en la frente y se marchó a su habitación. Su padre le acompañó en su habitual café matutino y tuvieron una charla sobre el Reino. Ocultó el terrible dolor que taladraba su cabeza, de más valdría preocuparlo y no quería que su cabeza de llenara de los recuerdos de aquella noche. El desayuno se desarrollaba de manera muy normal y ella evitaba a toda costa mirar a Drew, que la buscaba insistentemente con la mirada. Toda la normalidad se acabo cuando Nael dijo;—Me honra informar que pronto se
Después de todo aquello Isabdiella se fue al salón fucsia, deseaba un día de tranquilidad, un día para ella, para relajarse y estar tranquila. No había tenido buena noche, aunque agradecía enormemente que su mañana hubiese sido iluminada por la noticia del nuevo bebé, un sobrinito o sobrinita, que llegaría para inundar sus vidas de amor, y llenar Palacio de risas. Estaba conmovida y agradecida. —¡Oh, Alá!— suspiró feliz— gracias, gracias. Sin embargo, los acontecimientos de la noche anterior no dejaban de atormentarla, no quería pensar pero, tampoco quería estar en compañía de nadie, sólo deseaba quedarse en aquel salón el resto del día. Se dedicó a leer por mucho rato y cuando se sintió agotada, tomó un lienzo, las pinturas y todo lo demás que era necesario para pintar. No era una experta como Zashirah, pero lo hacía bastante bien según su criterio, al menos eso se decía para animarse a sí misma. Pintó, pintó y pintó sobre el lienzo, podía apreciar como se comenzaba a apreciar el d