Zashirah, deslizaba lentamente el pincel sobre el lienzo dándole vida a su pintura, agregando las sombras y un poco de luz justo en el centro, la nostalgia inundaba su ser, jamás se había sentido tan triste, tan sola. . . realmente se alegraba de que Vanessa encontrara felicidad junto a Nael, pero ciertamente tenía múltiples obligaciones que le impedían pasar tanto tiempo juntas. Isabdiella se había marchado, persiguiendo su sueño de amor y felicidad junto a Drew— suspiró— aquello también la hacía feliz, saber que al fin, sus primas podrían disfrutar del amor, junto a los hombres que aman. Pero cada día la soledad se abría más y más espacio en su pecho. Últimamente Zahiry estaba muy preocupada por ella, constantemente le brindaba compañía a pesar de que sabía cuánto disfrutaba su hermana de su tiempo a solas. Pensaba que eso era algo más triste de todo, sentirse sola cuando estaba rodeada de tantas personas. —¿Soñando despierta?— la voz de su hermana la sacó de su ensimismamiento, a
La llegada a Palacio había sido una locura, todos gritaban de felicidad por el inesperado reencuentro, la dicha había inundado el lugar, abrazos, risas y más abrazos. Isabella, sostuvo con fuerza a su pequeña contra su pecho, trasmitiéndole todo el calor y el amor que tenía guardado para ella. —¡Mi amor, mi gran tesoro, mi Isabdiella!— decía con felicidad. —Madre, estoy tan feliz de estar nuevamente aquí— se abrazó con fuerza a la cintura de su madre.—¡Nosotros también estamos felices!— aseguró Ivette.—Siempre es bueno tener a la familia reunida—aseguró Zahir.—¡Oh por Alá, te he extrañado tanto!— le dijo Zashirah a su prima, envolviéndola en un fuerte abrazo— ¡Me hace tan feliz verte!— sus ojos se llenaron de lágrimas. —Ustedes también me han hecho mucha falta— respondió Isabdiella— Y éste precioso cada día está más grande— acarició el enorme abdomen de Vanessa. —Enorme me siento yo— dijo riendo— nunca imaginé estar tan pesada— sus pálidas mejillas estaban cubiertas de un hermo
Vanessa, tenía la frente perlada en sudor, mientras sostenía con fuerza la mano de su amado esposo.—¡Vamos Majestad, un poco más!— indicaba el médico— ¡Sólo un poco más!—Tu puedes hacerlo, mi amor.— Vanessa contrajo los dientes con fuerza, mientras pujaba con todo, tres veces más y escucho el llanto de su hijo, suspiró dejándose caer agotada. Nael contempló la escena, cómo tomaban a su bebé y lo limpiaban, cortaban el cordón y todo lo necesario, sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando una enfermera caminaba hacia él con el bultito en las manos. Su corazón dio un salto.—¡Oh, Excelencia, es un bebé precioso, fuerte y muy sano!— dijo la mujer— les entrego al futuro Jeque de Norusakistan.—¡Oh Alá!— gimió Nael tomando al niño entre sus brazos—¡Gracias, muchas gracias Alá!— elevó sus ojos al cielo. —Déjame verlo, mi amor— pidió Vanessa, con voz cansada y los ojos llenos de lágrimas. Nael, colocó al bebé en sus brazos—¡Oh, es precioso!— dijo mientras las lágrimas comenzaron a deslizars
Vanessa, tenía la frente perlada en sudor, mientras sostenía con fuerza la mano de su amado esposo.—¡Vamos Majestad, un poco más!— indicaba el médico— ¡Sólo un poco más!—Tu puedes hacerlo, mi amor.— Vanessa contrajo los dientes con fuerza, mientras pujaba con todo, tres veces más y escucho el llanto de su hijo, suspiró dejándose caer agotada. Nael contempló la escena, cómo tomaban a su bebé y lo limpiaban, cortaban el cordón y todo lo necesario, sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando una enfermera caminaba hacia él con el bultito en las manos. Su corazón dio un salto.—¡Oh, Excelencia, es un bebé precioso, fuerte y muy sano!— dijo la mujer— les entrego al futuro Jeque de Norusakistan.—¡Oh Alá!— gimió Nael tomando al niño entre sus brazos—¡Gracias, muchas gracias Alá!— elevó sus ojos al cielo. —Déjame verlo, mi amor— pidió Vanessa, con voz cansada y los ojos llenos de lágrimas. Nael, colocó al bebé en sus brazos—¡Oh, es precioso!— dijo mientras las lágrimas comenzaron a deslizars
Aunque es lo que siempre pedían, no podían creer la enorme dicha que se respiraba en Palacio, el legado Mubarack, ahora se extendía, abriendo paso a una nueva generación de soberanos, sin lugar a dudas Zhamir Mubarack, sería un futuro jeque bueno, justo, bondadoso, entregado a las necesidades de su pueblo, inculcarían en él, el amor y la responsabilidad de amar a su pueblo, y siempre, siempre seguir su corazón. —Sus ojos son verdes, tan hermosamente verdes— dijo Isabella sonriendo con su nieto en brazos — sin duda es una hermosa herencia que le has dado— le dijo a Vanessa quién sonreía orgullosa, a pesar de que los días avanzaban, no podía dejar de admirar a su pequeño hijo, lo veía tan pequeño, tan perfecto, tan hermoso, que se le complicaba creer que podía ser tan lindo. —Bien pudieran ser tú quien le dieras esa herencia, tía. Tus ojos también son verdes y muy bonitos. —¡O yo!— dijo Suseth— No olviden que mis ojos también son verdes— sonrió satisfecha— ¡Oh, no me roben la ilusión
La vida de casados era maravillosamente buena, dulce y sobre todo, muy apasionada y ardiente. Drew e Isabdiella, entraron a su nueva casa, desde la entrada principal les apareció preciosa, con una fachada imponente, sin duda una arquitectura majestuosa, pero entrar era maravilloso, te golpeaba un aire de elegancia y belleza. Una muestra más de como dos culturas se mezclaban, unificándose para encontrar la perfección. Vanessa, había hecho un trabajo maravilloso con la decoración, varios cuadros hechos por Zashirah llenaban el lugar de color, añadiendo así fotografías tomadas por la antigua Reina Norusakistana, ayudaban a otorgar el calor hogareño al nuevo lugar. —Lo amo, me encanta todo, mi amor— dijo Isabdiella emocionada, mientras caminaba junto a Drew, observando cada detalle de la casa— hicieron un trabajo majestuoso. —Estoy realmente impresionado— dijo él con una enorme sonrisa— mira las cortinas, las alfombras. ¡Es increíble! —Vanessa, me prometió que amaríamos el lugar, no m
La vida estaba resultando sumamente dura en aquel momento, para todos, pero en especial para Vanessa y Nael, quienes se habían visto arrastrados por el capricho de la francesa, arrojándolos a la miseria emocional. Se sentía terriblemente mal, ver a Nael con tanta tristeza en los ojos, ver a Vanessa sumida en aquel estado de dolor, que aunque intentara disimular, resultaba muy obvio para todos los que la conocían, que estaba pasando uno de los peores momentos de su vida. Si tan solo pudiese hacer algo más para ayudarla, si tan solo pudiese hacer algo por Jamal, gustosa se sacrificaría por la felicidad de su amiga y su hermano, ¿por qué sencillamente no nació hombre?, aquello le hubiese dado derecho al trono, y a Jamal, la oportunidad de ser feliz junto a la mujer que amaba. Que injusto resultaban algunas cosas en su país, pero lo mas injusto de todo, era que el amor de dos jovenes que se amaban tan ardientemente se viera sacrificado por el beneficio de una nacin.Suspiró con dolor.I
Sus sueños estaban cargados de mucha intranquilidad, desde que Drew Penfoll, se había colado en su mente a toda hora, no podía tener una noche plenamente tranquila, en la que no despertara deseando tenerle con ella.No era justo, ya que posiblemente el descarado de Drew no se viese afectado por ella en los más mínimo.Isabdiella abrió los ojos a un nuevo día, se estiró y sonrió. —Gracias Alá, por un nuevo día. — restregó sus ojos. Se levantó y fue directamente al baño de sus habitaciones. Después de hacer sus necesidades y asearse como corresponde, después de rechazar la ayuda de Leisha. Estaba lista para afrontar un nuevo día. Se observó en el enorme espejo, el Caftan rosa la cubría con una innegable elegancia, el cinturón dorado hacia un pequeño ajuste a su hermosa figura. Hizo un rápido recogido en su cabello, no se aplicó maquillaje alguno, sonrió al recordar las palabras de su prima; " Eres una Princesa demasiado simplona" otra persona tomaría las palabras de Zahiry como un afr