AÑO 2018
DAVID
La vida de adulto no es fácil, tener tantas responsabilidades me ha hecho madurar de manera forzada. Recuerdo cuando lo único en lo que pensaba era en salir con mis amigos, divertirme un rato y si tenía suerte, llevar a la cama a una linda chica que quisiera pasarla bien una noche.
«Muy a menudo tenía suerte»
No sé bien en qué momento cambió tanto la vida para mi familia. Nuestra manada siempre se ha caracterizado por ser pacífica, o por lo menos desde que tengo uso de razón así ha sido. Pero hace cinco años sucedió una tragedia que cambió el destino de todos como si fuésemos fichas de dominó.
«Jamás olvidaré esa noche»
Esos ojos que atormentan mis sueños hasta el día de hoy...
Después de eso, mi padre cayó en depresión, poco a poco fue dejando de lado sus obligaciones en la manada y se encerró en sí mismo. Fue un fuerte golpe para mi madre y mi hermana pequeña. Es como si mi padre se sintiera culpable de algún modo que no logro comprender.
Desde hace dos años tomé el control total de sus obligaciones, tanto de la empresa como de mi familia y de manera parcial de la manada. El Alfa sigue siendo mi padre y lo será hasta el día en que muera o decline de su rango, pero no es que él participe mucho últimamente.
***
Estoy revisando algunos documentos en mi escritorio cuando llaman a la puerta, al mismo tiempo que mi mejor amigo entra con la sonrisa tan característica en su rostro. A veces envidio su manera de ver todo desde el lado positivo, que sinceramente yo ya no sé ni cuál es.
—Buenos días hermano —canturrea, mientras avanza hacia el sillón frente a mi.
—No les veo lo buenos —digo secamente, ganándome una mala mirada de su parte.
—¿Alguien se levantó del lado izquierdo de la cama? —pregunta sonriendo de lado.
—Más bien, diría que ni siquiera toqué la cama, tengo mucho trabajo acumulado y dormir es un lujo que no puedo darme.
—Si puedo ayudar en algo no dudes en pedirlo.
—Gracias hermano —digo sinceramente.
Desde aquella noche fatal, él ha estado a mi lado aguantando mis malos ratos, que son muchos. Omar ha ocupado un lugar importante en mi familia, además de ser mi mejor amigo, es mi mano derecha también en los negocios.
—Mañana se cumple un año desde que descubrí a Lucía como mi pareja, y haremos una cena para celebrarlo —comenta, mientras yo no paro de escribir en mi computadora—. Está de más que te diga que espero que nos acompañes y no aceptaré un "NO" como respuesta.
Por supuesto que mi amigo ya encontró a su pareja y son muy felices juntos, pero esas cosas no me pasan a mí. Sueño con encontrar a la mía y, cuando lo haga, no perderé el tiempo; me casaré con ella de inmediato y formaremos una gran familia. Siento que se lo debo a Arturo, quiero vivir por él todo lo que no pudo.
—Mañana tengo un día muy apretado, daré un discurso de despedida en el Colegio Nueva Senda a los graduados de preparatoria, y tengo tres reuniones programadas con los proveedores saliendo de ahí. La verdad no sé de qué ánimo me encuentre al terminar el día.
—David, te urge delegar responsabilidades. No puedes seguir a este ritmo. A penas tienes 22 años y ya tienes el genio de un hombre de 40. —Sé que tiene razón.
» Además, serás el padrino de mi boda; tienes que acompañarme en todo el proceso.
—¿En todo? ¿Seguro? Porque no recuerdo que me hayas invitado en ninguna de tus reuniones íntimas con Lucía. —Me burlo, y él me arroja el bolígrafo que tenía en las manos. Alcanzo a esquivarlo con una sonrisa en mis labios.
—Eres muy gracioso ¿no te lo habían dicho? —espeta con sarcasmo.
—Todos los días —respondo igualmente.
» Está bien, no prometo nada pero haré lo posible por asistir. No puedo creer que hayas esperado tanto para casarte, yo en tu lugar ya tendría un cachorro corriendo por toda la casa y es posible que estuviéramos esperando otro —digo, medio en broma, medio en serio.
—Ambos queríamos disfrutar de nosotros antes de empezar a cuidar niños —dice y lo entiendo.
Seguimos conversando un poco más sobre trabajo y de cosas triviales, hasta que volvemos a nuestras obligaciones.
Mañana será un día muy cansado, si pudiera renunciaría a dar ese discurso. Lo último que necesito es estar rodeado de adolescentes hormonales que sueñan con dominar el mundo a su edad. Sin embargo, hice un compromiso y no sería correcto de mi parte cancelar.
Solo espero que termine rápido y pueda seguir con mi vida de inmediato.
AZULAmo sentir mis sábanas frescas y suaves en temporada de calor, el aroma dulce del suavizante me arrulla y me provoca quedarme acostada por más tiempo, aunque sé que debo levantarme. Mi alarma me recuerda que hoy es un gran día, por fin me gradúo de preparatoria y siento que comienza mi vida de verdad. Me digo a mi misma que solo serán cinco minutos más, cuando escucho la canción entonada por mis padres y mi hermanito que entran a mi habitación por sorpresa. —¡Estas son las mañanitas que cantaba el rey David, a las niñas más bonitas se las cantamos así: despierta Azul, despierta. Mira que ya amaneció, ya los pajarillos cantan. La luna ya se metió!Aunque ya me lo esperaba, mentiría si digo que no me sigue emocionando escuchar a mi familia cantar en mi cumpleaños; los amo tanto. Me conmueven sus detalles, sin importar que cada año lo hagan.—Levántate floja, hoy es un día doblemente especial —espeta mi mamá, mientras yo salgo de mi cama y voy a sus brazos—. Muchas felicidades mi
DAVID Tomo mi cena como de costumbre en compañía de mi familia, conversamos de cosas de trabajo y del próximo cumpleaños número 15 de mi hermana, que por supuesto planea celebrarlo a lo grande. Noto que mi padre se encuentra más animado que de costumbre y siento que me perdí de algo; últimamente trabajo demasiado y no he prestado suficiente atención a mi familia. Tengo una extraña sensación de estar fuera de mi cuerpo; como si observara la escena desde el techo y, mi yo sentado a la mesa solo fuese un robot que actúa mecánicamente. Seguimos cenando entre charlas y risas, pero algo no está bien. Arturo y Alicia juguetean entre ellos cariñosamente. Mis padres ríen de algo que dijo mi hermana Vicky, cuando no se de donde salen cinco enormes lobos que no había visto antes, estoy seguro de que no pertenecen a nuestra manada. De repente uno de los lobos se me viene encima mordiendo mi cuello. La sangre inunda mi pecho y el dolor es agonizante; siento cómo me desvanezco y mis ojos pesan
DAVIDMe siento confundido, o tal vez decepcionado, no lo sé. Tal vez debería sentirme molesto. Trato de entender por qué la vida se ensaña conmigo ¿A quién hice tanto daño? He estado con algunas mujeres, pero no tantas como para considerarme un promiscuo. Tampoco recuerdo que alguna de ellas se enamorara de mí, o por lo menos no que yo supiese.Voy en el auto aún consternado por la manera en que conocí a mi compañera. Manejo sin rumbo, no he decidido hacia dónde me dirijo.Hace un calor de los mil demonios, es 2 de Julio y este verano ha sido uno de los más calientes que recuerdo. Y no en el sentido que me gustaría. Sin embargo, sigo sintiendo las manos heladas por la impresión de haberla visto. Es una mezcla de emoción, ilusión, miedo y esperanza, junto a la incertidumbre de no saber cómo abordar la situación. Ella no quiere saber nada de su compañero (o sea de mí ). Si se lo digo, en el mejor de los casos sentirá la misma necesidad de estar conmigo, como yo lo sentí desde que la v
ACTUALMENTEDAVIDHa pasado una eternidad, o por lo menos así lo he sentido. En realidad hace cuatro años desde aquella mañana en el colegio cuando conocí a Azul.Cuatro. Jodidos. Años.Cuando eres hombre lobo el tiempo no parece tan relevante, no es que seamos inmortales; pero vivimos vidas mucho más largas que un ser humano. Aún así, ha sido mucho tiempo.La primera reacción de un lobo al encontrar a su pareja es meramente primitiva, surge la necesidad de reclamarla y marcarla como propia, impregnarla de su esencia hasta que el resto de la manada sepa que ella tiene dueño. Por más salvaje que se escuche, esa es nuestra naturaleza. Sin embargo, eso no impide que nuestra parte humana pueda actuar con raciocinio. Es difícil... muy difícil, más no imposible.Los primeros dos años que esperé fueron relativamente "fáciles". Azul siguió viviendo en el pueblo. Estudió una carrera de fotografía y se trasladaba hacia la ciudad que queda a una hora de aquí. De vez en cuando la encontré en ce
AZUL—Mía —dice el hombre que tengo frente a mí.Tardo un poco en reconocerlo, ha cambiado con el tiempo, ahora se ve más maduro y formal. Su cabello está más largo de lo que recuerdo y lleva una barba prolija que le queda bastante bien. Está buenísimo. Y su olor es...—¿Mía? —pregunto—. Aquí no vive ninguna Mía, lo siento. —Me hago la tonta, sé perfectamente a lo que se refiere. No soy tan ingenua como para no darme cuenta de que me está reclamando como suya.Mi loba lo siente, lo huele. Pero no hay instinto animal que me haga entregarme a alguien así de fácil. No le pertenezco ni a él ni a nadie.—Eres mi compañera —declara seguro—. ¿Podemos hablar? —cuestiona de manera cautelosa.—¿Siquiera sabes cuál es mi nombre? —interrogo incrédula.—Así es, Azul —espeta alargando mi nombre como si lo saboreara—. Escucha, se lo que piensas sobre esto...—¿Ah? ¿sí? ¿Y cómo es que sabes tanto sobre mí? Yo apenas y se cómo te llamas. —Lo corto antes de que termine.—¿Lo sabes? —Alza sus cejas con
DAVIDEL clima frío y lluvioso de octubre siempre ha sido uno de mis favoritos. Las nubes grises cubren el cielo y el pequeño diluvio que inunda las calles van muy acordes con el humor que cargo en estos momentos. Y no me refiero a las tristes gotas que caen, sino más bien a los truenos y rayos que atemorizan a cualquiera que esté desprotegido.Han pasado dos semanas desde que hablé con Azul, cuando muy educadamente me cerró la puerta en la cara después de que llegara ese imbécil a interrumpir nuestra hostil conversación; mi estado de ánimo ha ido del nerviosismo y la tristeza, a la más salvaje furia.Nunca había sentido celos como los que sentí cuando ese idiota posó sus asquerosas manos sobre mi pareja.Todo se fue a la mierda desde ahí.***El día en el trabajo fue duro con todos los compromisos que tenía programados, pero afortunadamente todo se encuentra en orden en la empresa. Es un pendiente menos en qué pensar.Estoy recogiendo mis cosas antes de salir de la oficina cuando re
AZULMe quedo parada en la calle, viendo como el auto de David desaparece en la distancia.Las últimas dos semanas que pasaron no hice otra cosa que pensar en él. La belleza de su físico es innegable, pero más allá de eso; me muero por saber la razón de que la Diosa Luna lo eligiera como mi compañero. Lo busqué por eso.Quiero conocerlo en todos los sentidos. Si no funciona, entonces lo rechazaré y seguiré con mi vida.Estoy por cruzar el portón para entrar a la casa de mi amiga cuando veo que sale un hombre dando largas zancadas; se ve afectado por alguna razón que desconozco.—¿No era ese el idiota de Liam? —interrogo algo extrañada.—Sí. —La simple respuesta de Daniela, y su semblante pálido me advierten de que algo acaba de suceder.—¿Qué pasó, te molestó? ¿Te hizo algo? —pregunto observándola con preocupación.—No —contesta en el mismo tono vacío.—Dime algo, Dany. Me estás preocupando ¿Qué te dijo? —murmura algo que no logro entender.» ¿Qué dijiste? —digo con confusión.—Es mi
AZULMi loba reacciona ante él.De seguro está aquí en representación de su padre, nuestro alfa; sé por Daniela que no se encuentra bien de salud y en ceremonias tradicionales como esta se agradece que el alfa se presente y de su aprobación a la pareja (es solo como muestra de respeto).Nuestras miradas se cruzan y sin dudarlo se acerca a mí. Es tan jodidamente perfecto.Se frena un poco cuando quedamos frente a frente y su mirada se pasea por mi cuerpo de la cabeza a los pies. Me hace sentir desnuda y lejos de molestarme, me gusta. Un escalofrío recorre mi espina dorsal haciéndome estremecer.—Estás bellísima. —Me dice sin saludarme antes.—Gracias, tú te ves muy bien —digo simplemente, aunque no le hago justicia.Lo sorprendo acercándome a darle un beso en la mejilla justo como él lo hizo la noche anterior. La diferencia de estatura me lo dificulta un poco y necesito sujetarme de su pecho para alcanzarlo.«Debí usar los tacones más altos»—Hola, Daniela, estás muy guapa —saluda a m