AZULCierro con llave la puerta de la galería donde trabajo, es mi hora de comida, así que me dirijo hacia la cafetería que se encuentra a dos calles de dónde estoy. La gente va y viene en todas direcciones por la acera, personas que como yo, toman su descanso del trabajo, o simplemente pasean entre las tiendas departamentales.Me detengo en una florería, huelo las orquídeas blancas que llaman mi atención y suspiro; me gustan las flores, pero en la tierra, llenas de vida, no cuando se encuentran en un ramo donde sus horas están contadas y solo queda verlas marchitar.Trato de retomar mi camino, mi estómago ya resiente las horas sin alimento y comienza a gruñir. Me volteo en mi sitio y retrocedo al chocar con un cuerpo duro y alto. Un olor conocido me hace reconocerlo al instante; es David.Lo observo asombrada, se ve increíblemente apuesto con ropa informal y su cabello un poco más corto de lo que lo recuerdo. ¡Mierda! ¿A caso puede ser más bello?—¿Azul? —pronuncia con una sonrisa de
DAVID—Eso no puede ser cierto —asevero sin salir de mi asombro—. Mi hermana no puede ser tu pareja.La lejanía de Azul, y los nuevos acontecimientos me hacen tambalear en mi sitio, y es que en muy poco tiempo mi vida se ha convertido en un cuello de botella de problemas. Nada pasa, todo se acumula y hasta el tipo más fuerte tiene un punto de quiebre. Creo que el mío se acerca.—¿Qué ganaría con mentirte? —inquiere Holton con gesto aburrido—. Anda, llámala que no tengo todo el día.—¿Crees que así de fácil te la llevarás? —pregunto con cinismo—. Desde luego se ve que no conoces a Vicky. —Me burlo en su cara, y él solo sonríe de lado, dándome a entender que conocerla es lo último que le importa.—Eso en realidad me da igual —confirma mis suposiciones despreocupadamente—. El hecho es que no volverán a quitarme lo que me pertenece, no precisamente ustedes —declara con frialdad.—Lo que hayan hecho mi hermano y Alicia, no tiene por qué pagarlo Victoria —espeto—. Además, si tienes razón e
DAVIDDos días pasan volando y hoy es el día en que entregaré a mi hermana a mi peor enemigo. La entereza con la que Victoria prepara su equipaje, como si de un viaje de vacaciones se tratase, me da cierta paz. Si alguien puede afrontar una situación tan jodida como esta, sin duda es ella; una de las personas más fuertes que conozco. Mi madre ayuda en la labor; su semblante no es el mejor y no es para menos. La sola imagen de ella y ese maldito lobo me hace dar un vuelco el estómago, me enferma.Las observo desde la puerta de la habitación; mamá limpia en silencio sus lágrimas, mientras que Vicky trata de bromear y aligerar el ambiente pesado que nos envuelve. De papá no se sabe nada desde la última conversación que tuvimos, se ha encerrado en una recámara de huéspedes y no deja entrar a nadie. Aunque duela aceptarlo, sabíamos que esto pasaría.Espero de todo corazón, que sólo sea una crisis de la cual pueda salir adelante, pero lo dudo. Al final, todo lo que pasó con mi hermano y aho
DAVIDMi madre llora desconsolada frente al cuerpo inerte de mi padre, quien acaba de fallecer, después de incontables días de agonía. Intento demostrar fortaleza ante los demás, pero la realidad es que me estoy desmoronando, poco a poco mis barreras se derrumban como una casa de naipes y, no sé cómo detenerlas. Ha sido un problema tras otro, cada golpe más fuerte que el anterior.La muerte de mi hermano, la partida de Vicky, el abandono de Azul y, ahora... Mi padre. El hombre que me cargó en sus brazos cuando llegué al mundo, que estuvo ahí cuando dí mis primeros pasos, que me ayudó a levantarme después de cada caída. «La primer palabra que pronuncié... Papá»Me siento fuera de mi cuerpo, lejos... muy lejos de aquí. No estoy seguro de que mi madre pueda soportar tan duro golpe. Entre nuestra especie, es bien sabido que cuando un compañero muere, la otra parte tiene muchas probabilidades de hacerlo también, y eso es algo más en qué pensar.Siendo sincero, hace mucho tiempo que mi pa
AZUL—¿A qué te refieres con que no puedes darme hijos? —inquiere David con un tono de voz que me sabe a decepción—. ¿No quieres hacerlo, o no....puedes? —pronuncia la última palabra despacio.—No puedo —digo, a penas en un susurro.—¿Estás segura?, Podemos buscar ayuda...—Para, por favor —ruego con cansancio—. Ya me he sometido a suficientes pruebas, solo tengo un cinco por ciento de probabilidades de quedar embarazada y yo... Yo no puedo hacerte eso... No puedo arrastrarte conmigo... —hablo rápido, cómo cuando quitas una bendita, esperando que la herida haya dejado de sangrar.—Azul... —Retira mis manos de mi rostro avergonzado—, ¿Aún no te queda claro que yo te amo?—¡Por la Diosa! David. —Me desespero—. Yo sé cuánto deseas ser padre....—Es verdad. —Me interrumpe—. Lo deseo, porque lo quiero contigo.Mis ojos se encuentran con los suyos al fin y una cálida sensación invade mi corazón, cuando veo la sinceridad en ellos.» Quiero estar contigo el tiempo que nos quede de vida. —Acun
AZUL—Amor, ¿Haz visto a "chato"? —pregunto a David mortificada, en lo que recojo juguetes por toda la habitación, sin ver el famoso perrito de felpa que me urge encontrar—. ¡Ayuda... Bebé llorando!—Lo tengo. —Se aproxima mi compañero con el peluche en sus manos, manteniendo una envidiable tranquilidad, mientras yo me estoy volviendo loca—. Tranquila, dámelo —pide, extendiendo sus brazos en mi dirección.—Con gusto —digo, entregándole a Connor, quien deja de llorar como por arte de magia en cuanto lo ve—. No sé cómo haces eso.—¿Qué cosa? —inquiere con el bebé feliz entre sus brazos.—Eso. —Apunto hacia Connor—. Contigo nunca llora, parece que me odia —murmuro apesadumbrada.—Qué dices, claro que no te odia. —Se acerca y me da un tierno beso en los labios—. Es solo que pasa más tiempo contigo. Creo que me extraña y solo se emociona cuando me ve.Hace dos años que David y yo nos unimos bajo la luz de la Luna y parece que fue anoche cuando nos prometimos amarnos apasionadamente, cosa q
****De vuelta en casa se forma la locura al dar la noticia a nuestros seres queridos. Mis padres apoyan a David en sobreprotegerme y su madre se encuentra feliz, tanto que parece aminorar su duelo y encuentra un nuevo motivo por el cual seguir viviendo después de perder a su compañero.Nuestros amigos tratan de estar en todo el proceso conforme pasan los meses y me vuelvo más grande, más achacosa y por sobre todas las cosas, más feliz de lo que podría haber imaginado algún día.Connor no quiere despegarse ni por un segundo de mi, duerme a mi lado, solo quiere que sea yo quien lo alimente y entiendo que es parte de mi embarazo. Festejamos el primer cumpleaños de nuestro hijo cuando ya tengo siete meses y una barriga sobresaliente que, lejos de hacerme sentir insegura, me vuelve más hermosa que nunca, más consciente de la vida y de las maravillas que puede lograr el cuerpo de una mujer.Dos meses pasan lentos cuando se espera ansiosamente por conocer al nuevo amor de tu vida. Pero hoy
David se aparta dejándome respirar, se tumba junto a mi en la cama y se queda observando el techo de la habitación. Desde que llegué he notado algo diferente en él, se encuentra distante y pensativo. Sin duda no es la persona cariñosa a la que empezaba a acostumbrarme. Fue como tener relaciones con otra persona; está vez no hubo abrazos ni caricias bonitas, no intentó confesar sus sentimientos como lo hizo la última vez que estuvimos juntos; cuando dijo que me amaba. Más bien fue algo frío y mecánico, que a decir verdad no disfruté. —Después de todo... Tenías razón, Azul. No creo que seamos el uno para el otro —declara David, dejándome en el limbo. —Pero tú dijiste que... —Ah… sí.. Eso fue en el calor del momento. No prestes atención a mis palabras. Sé que en nuestro "trato” dejaste muy claro que no querías esas «muestras de afecto», pero no te preocupes; no lo decía en serio —espeta, con el gesto más frío que he visto jamás en su rostro. No sé en qué momento se torcieron tanto