Kenneth.Al hacer mi confesión sus ojos se cristalizan; sus lágrimas caen, y mi mano no pierde tiempo en recogerlas antes de que se resbalen por sus mejillas. Mi mano se mantiene allí dándole una pequeña caricia con mi dedo pulgar, y siento todo mi cuerpo hormiguillar cuando su delicada mano va hacia la mía, apretándola con fuerza.Nos miramos mientras una sonrisa se dibuja en ambos.—Yo también te extraño mucho, Kenneth —confiesa, cerrando los ojos, dejando que caigan más lágrimas, lo que me parte el corazón—. Pero tenemos una vida ahora. Y yo…—No tienes que decir nada, lo sé —expreso—. Te hice una promesa, y la voy a cumplir. Y voy a esperar el tiempo que sea necesario para cuando estés lista para volver conmigo, princesa.Su rostro se arruga mientras el llanto aumenta, y tengo que levantarme de mi asiento para sentarme a su lado. Tomo sus hombros y la acerco a mí. Su cuerpo se estremece y suelta un suspiro en mí pecho que me eriza.“Santo Dios, yo nunca te he pedido nada, pero por
Lauren.—¿Estás bien? —cuestiona la morena a mi lado.La miro con una sonrisa que se desaparece poco a poco. Estoy asustada. Realmente pensé que podría manejarlo desde que lo vi frente a la empresa pero su confesión frente a frente haciéndome llorar fue lo último que pude soportar.“Voy a esperar el tiempo que sea necesario para cuando estés lista para volver conmigo, princesa.”Todo lo que ha salido de su boca hoy lo he recibido como un manantial de agua tibia en época de invierno, tan bueno para mí. Su mano en mi mejilla, junto a mi mano, esa sonrisa de enamorado que había odiado antes por pensar que era falsa, pero, no lo es.Soy consciente de todo lo que Kenneth ha tenido que sacrificar por mí, pero la situación que vivimos ahora no es la más adecuada, antes tampoco lo era, pero ahora me siento de alguna forma comprometida con Christian aunque haya metido el pie hasta el fondo, y él… Kenneth aún no ha salido de su compromiso. Y aunque puedo sentir que todo lo que me dice es cierto
Lauren.“He oído que te has enamorado, o algo parecido” “Tengo que decirte la verdad, s픓Quiero agarrarte por los hombros y sacudirte, beb锓Supéralo”“Tengo la sensación de que es demasiado tarde, baby, pero, supéralo”“Estaré aquí esperando tan pacientemente hasta que lo superes”La clara invitación de que deje a Christian me causa risas, pero hipnotizada por su tono de voz y la música, me uno a la multitud que se levanta para acercarse al escenario para bailar. A él parece motivarle eso mucho más, así que, entre risas, comienzo a bailar con Kasey mientras ella canta también. Parece que es su banda favorita. Salto, dejo caer mi cabello, y mi corazón se detiene en el momento en que Kenneth baja del escenario de un salto y camina hacia mí.“Cariño, ¿cómo puedes estar tan ciega?”Él comienza a bailar conmigo sin soltar el micrófono, tan solo antes de que se acabe la música. Yo termino riendo sobre su pecho. Todo el mundo aplaude, grita, y él toma mis hombros para sacudirlos levement
Kenneth.Christian da el primer golpe en mi pecho, casi ahogándome de dolor por mis heridas allí, pero mi rabia hacia él es tan grande que nada de lo que hace puede detenerme. Subo sobre él cuando de un golpe en su pierna este cae al suelo. Cada golpe en su cara bonita va por todas las veces que me ha denigrado. Los golpes en sus costillas, por ser un maaldito con Lauren.Al cansarme, veo todo su rostro ensangrentado, y por un momento tengo que sentarme en la cama, mirándolo en el suelo. Mi cabeza comienza a dar vueltas llevándome a imágenes pasadas.No soy este tipo de hombre.La sangre que veo no es la de mi madre.Lauren.El recuerdo de que está esperando que esto acabe, asustada, y llorando, me hace volver a la realidad.—¿Te crees más que yo eh? —le pregunto, mirando de forma dolorosa a lo que hemos llegado—. Pero eres mucho más idiota de lo que pensaba. Ella se ha estado rehusando a regresar conmigo por ti —le cuento, sintiendo pena por él—. Sí, cabrón, iba a volver contigo, pero
Lauren.La alarma sigue sonando y aunque me estresa un poco, no dejo de dejarme besar por el moreno después de habernos entregado apasionadamente.Hacía años que no dormía tan bien. Hacía años que no me sentía tan segura. Y ahora lo siento, a su lado, con sus brazos rodeando mi cintura, su nariz en mi cuello, atrapando mi cuerpo también con sus piernas, desnudos.El olor a sexo vuela por los aires, y la mirada que nos damos con el calor de nuestros cuerpos friccionándose nuevamente, me hace sonreír feliz. Me duelen las mejillas, mi intimidad gracias a la fuerza explosiva de sus estocadas y mi espalda baja por ser abrazada con tanta fuerza hacia él, pero nada de eso importa. Mi corazón nada en un mar pacífico y cálido aun sabiendo que es muy probable que aparezca un tiburón o quizás una medusa lista para atacarnos y llevarnos a las profundidades del dolor.Suspiramos, viéndonos a los ojos, y me erizo cuando sus labios chocan contra mi frente.—¿Por qué llorabas ayer cuando te vimos?Ex
Lauren Mitchell.Una vida tranquila, un empleo con buena paga, apoyar a mi madre, ahorrar para pagar mi carrera universitaria… Eso era todo lo que deseaba; pero hay cosas en la vida que pasan sin planearlas.Como un fuerte huracán que arrasa con la más estable de las estructuras, así era él para mí. Destruyendo cada línea que jamás le hubiese permitido si quiera ver a otros hombres; pisando mis terrenos sombríos, y apropiándose de ellos, para plantar fuertes árboles coloridos; con raíces que ni siquiera su mismo huracán tenía la fuerza de arrancar.—Lauren, dime la hora.Tomé el teléfono en mi bolsillo, y al verificar, suspiré.—Solo diez minutos para que su familia llegue, señor Sinclair —avisé, subiéndolo con cautela a su silla de ruedas—. ¿Qué va a pensar su familia cuando vea que es medio día y ni siquiera ha desayunado?El señor Sinclair soltó una áspera risa mientras lo llevaba hacia el ascensor de su mansión para bajar a la primera planta.—No te echarán la culpa a ti, cariño.
Lauren.—He terminado, Lauren.Apenas escuché el grito del señor Sinclair en el baño, me levanté de la cama rápidamente. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la puerta, su nieto apareció, inundando mis fosas nasales con su encantador perfume. Me dejó sorprendida su rapidez y la forma en que me vio, para decir:—De ahora en adelante yo me encargo de atenderlo en el baño, y cambiarlo.Quise abrir la boca para refutar, pero el moreno simplemente se adentró, dejándome paralizada. Luego escuché al señor Sinclair preguntar por mí, y respiré profundo.No iba a dejar que me dominara.Él no había cumplido un jodido día en la mansión y quería quitarme mi empleo. Mi sangre hervía cada que lo veía por allí, cazándome como una presa, receloso, como si yo quisiera hacerle algún daño a su abuelo.¿Acaso era idiota? Tenía muchas cosas para decirle.Me había dado cuenta que frente a su abuelo, era cortes, amable, conmigo, pero cuando no, en tan solo pocas horas, me hablaba con ese tono demandante, u
Kenneth Sinclair.Desperté muy temprano para salir a trotar. Me aseguré de ir por el camino principal, evitando el atajo que de adolescente solía tomar, pues solía vivir en la mansión Sinclair con mis padres.Ya estaba lo suficientemente claro cuando llevaba medio kilómetro recorrido. Mis airpoids reproducían música de Artic Monkeys, que me hacía el camino ligero. Y pronto algunas mujeres que seguramente no tenía tiempo de ir al gimnasio por ser amas de casa, se unieron detrás de mí, por lo que troté hacia atrás para hacer saber que me gustaría ir a su ritmo. Y una vez que me encontré con ellas, las detallé.Pude darme cuenta que tres de ellas eran madres, e incluso había una adolescente de al menos quince años que debería estar preparándose para la escuela.Conocía a una de esas tres mujeres del vecindario, así que no tardé en entablar conversación a medias, intentando descifrar cuál de las tres tenía más problemas con su marido y así poderla llevar a mi cama en el futuro.Debía ser