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Kenneth.Christian da el primer golpe en mi pecho, casi ahogándome de dolor por mis heridas allí, pero mi rabia hacia él es tan grande que nada de lo que hace puede detenerme. Subo sobre él cuando de un golpe en su pierna este cae al suelo. Cada golpe en su cara bonita va por todas las veces que me ha denigrado. Los golpes en sus costillas, por ser un maaldito con Lauren.Al cansarme, veo todo su rostro ensangrentado, y por un momento tengo que sentarme en la cama, mirándolo en el suelo. Mi cabeza comienza a dar vueltas llevándome a imágenes pasadas.No soy este tipo de hombre.La sangre que veo no es la de mi madre.Lauren.El recuerdo de que está esperando que esto acabe, asustada, y llorando, me hace volver a la realidad.—¿Te crees más que yo eh? —le pregunto, mirando de forma dolorosa a lo que hemos llegado—. Pero eres mucho más idiota de lo que pensaba. Ella se ha estado rehusando a regresar conmigo por ti —le cuento, sintiendo pena por él—. Sí, cabrón, iba a volver contigo, pero
Lauren.La alarma sigue sonando y aunque me estresa un poco, no dejo de dejarme besar por el moreno después de habernos entregado apasionadamente.Hacía años que no dormía tan bien. Hacía años que no me sentía tan segura. Y ahora lo siento, a su lado, con sus brazos rodeando mi cintura, su nariz en mi cuello, atrapando mi cuerpo también con sus piernas, desnudos.El olor a sexo vuela por los aires, y la mirada que nos damos con el calor de nuestros cuerpos friccionándose nuevamente, me hace sonreír feliz. Me duelen las mejillas, mi intimidad gracias a la fuerza explosiva de sus estocadas y mi espalda baja por ser abrazada con tanta fuerza hacia él, pero nada de eso importa. Mi corazón nada en un mar pacífico y cálido aun sabiendo que es muy probable que aparezca un tiburón o quizás una medusa lista para atacarnos y llevarnos a las profundidades del dolor.Suspiramos, viéndonos a los ojos, y me erizo cuando sus labios chocan contra mi frente.—¿Por qué llorabas ayer cuando te vimos?Ex
Lauren.Kenneth me dice que debe ir a la empresa con Kasey porque sus padres van a la empresa para hablar sobre lo que sucede. Y cuando le pregunto si tiene pensado decirles la verdad, el moreno asiente.—No voy a ocultarte, no de mi familia. Ellos tienen que saber lo valiosa que eres para mí, y que haré lo que sea para terminar mi compromiso con Dakota —declara, besando mi frente, luego mis labios.No lo discuto aunque no me gusta la idea de que Ellie o Will me echen la culpa de lo que sucede, pero sé que tarde o temprano se enterarán, por la boca de Ken o la de Christian, así que lo veo partir sin decirle tampoco lo que acaba de pasar con Eiden.Cerrando la puerta de la casa de Kasey, tomo un uber que me deje en West Point Home. Luego de un recorrido lento por el tráfico en la hora pico, bajo del auto. Ni siquiera le echo un vistazo a la recepcionista, solo subo por el ascensor hasta la oficina de Eiden.Al llegar al piso respiro profundo e intento sonreírle a su secretaria. Antes d
Will lleva a su esposa a su oficina, en donde ella da un grito lleno de impotencia. No puede creer que han perdido a su mejor aliado por culpa de Lauren. Piensa que, la chica le ha dado tantos problemas, que debe encontrar la forma de alejarla para siempre de toda su familia.Su esposo la sienta sobre sus piernas, logrando calmarla un poco.—No creas que no me he dado cuenta que odias a Lauren Mitchell —dice Will, apretando su cintura con un poco más de fuerza, antes de que ella pueda escaparse—. Y no entiendo por qué. Yo soy el que debería estar molesto con Laura por meterse en el matrimonio de mis padres. No tú, Ellie. Así que dime, ¿qué fue lo que te dijo mi madre antes de morir?La mujer respira profundo, sabiendo que tarde o temprano tenía que decírselo.—Me hizo jurar que cuidaría de la fortuna Sinclair de las manos de Laura. Halley estaba segura que ella podría quedarse con casi o todo por lo que su esposo había trabajado… —confiesa, y piensa en que no se equivoca, pues William
Lauren Mitchell.Una vida tranquila, un empleo con buena paga, apoyar a mi madre, ahorrar para pagar mi carrera universitaria… Eso era todo lo que deseaba; pero hay cosas en la vida que pasan sin planearlas.Como un fuerte huracán que arrasa con la más estable de las estructuras, así era él para mí. Destruyendo cada línea que jamás le hubiese permitido si quiera ver a otros hombres; pisando mis terrenos sombríos, y apropiándose de ellos, para plantar fuertes árboles coloridos; con raíces que ni siquiera su mismo huracán tenía la fuerza de arrancar.—Lauren, dime la hora.Tomé el teléfono en mi bolsillo, y al verificar, suspiré.—Solo diez minutos para que su familia llegue, señor Sinclair —avisé, subiéndolo con cautela a su silla de ruedas—. ¿Qué va a pensar su familia cuando vea que es medio día y ni siquiera ha desayunado?El señor Sinclair soltó una áspera risa mientras lo llevaba hacia el ascensor de su mansión para bajar a la primera planta.—No te echarán la culpa a ti, cariño.
Lauren.—He terminado, Lauren.Apenas escuché el grito del señor Sinclair en el baño, me levanté de la cama rápidamente. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la puerta, su nieto apareció, inundando mis fosas nasales con su encantador perfume. Me dejó sorprendida su rapidez y la forma en que me vio, para decir:—De ahora en adelante yo me encargo de atenderlo en el baño, y cambiarlo.Quise abrir la boca para refutar, pero el moreno simplemente se adentró, dejándome paralizada. Luego escuché al señor Sinclair preguntar por mí, y respiré profundo.No iba a dejar que me dominara.Él no había cumplido un jodido día en la mansión y quería quitarme mi empleo. Mi sangre hervía cada que lo veía por allí, cazándome como una presa, receloso, como si yo quisiera hacerle algún daño a su abuelo.¿Acaso era idiota? Tenía muchas cosas para decirle.Me había dado cuenta que frente a su abuelo, era cortes, amable, conmigo, pero cuando no, en tan solo pocas horas, me hablaba con ese tono demandante, u
Kenneth Sinclair.Desperté muy temprano para salir a trotar. Me aseguré de ir por el camino principal, evitando el atajo que de adolescente solía tomar, pues solía vivir en la mansión Sinclair con mis padres.Ya estaba lo suficientemente claro cuando llevaba medio kilómetro recorrido. Mis airpoids reproducían música de Artic Monkeys, que me hacía el camino ligero. Y pronto algunas mujeres que seguramente no tenía tiempo de ir al gimnasio por ser amas de casa, se unieron detrás de mí, por lo que troté hacia atrás para hacer saber que me gustaría ir a su ritmo. Y una vez que me encontré con ellas, las detallé.Pude darme cuenta que tres de ellas eran madres, e incluso había una adolescente de al menos quince años que debería estar preparándose para la escuela.Conocía a una de esas tres mujeres del vecindario, así que no tardé en entablar conversación a medias, intentando descifrar cuál de las tres tenía más problemas con su marido y así poderla llevar a mi cama en el futuro.Debía ser
Lauren.La mirada del moreno no se apartaba de mí mientras íbamos en la limusina. El señor Sinclair estaba conversando de forma amena con su chofer de confianza, Dick, mientras su nieto fingía estar concentrado en su teléfono, pero lo sentía, simplemente me estaba mirando.Podía darme cuenta que no me miraba porque tuviera interés en mí, sino porque intentaba hacerme sentir incomoda. Y estaba frustrada por mantener el control. De no ser el nieto de mi jefe lo habría sacado por la ventana. Aunque sacar su enorme cuerpo sería difícil para mí.Me sentí nerviosa cuando se arrimó un poco al medio del largo asiento y se inclinó para hablar.—Abuelo, ¿de qué amigos hablas? ¿Nuestros socios en Miami o tus amigos de la universidad?—Los de la universidad —respondió, y luego mi jefe giró un poco la cabeza para verme desde su asiento—. Por cierto, cariño. ¿A qué no adivinas quién me dijo Sebastian que iría?Sentí mi estómago revolverse.—No hace falta que me lo diga —respondí para rodar los ojos