William Sinclair.Con mi vista empañada de lágrimas, y la impotencia fluyendo por mis venas, la amenacé. Lauren me veía a punto de llorar igualmente, parecía que de un momento a otro se derrumbaría, pero de repente se puso de pie, mirándome con determinación.Esa misma determinación que un día me había dado su madre, Laura, para terminar lo nuestro, haciendo mis sentimientos correr entre el miedo y la desesperación.Conocí a Laura Mitchell cuando mi esposa Halley la llevó a la mansión. Laura solía trabajar junto a su madre para la familia de mi buen amigo Harrison, y cuando su madre murió, los Müller despidieron a Laura. Harrison, quien conocía a Laura desde pequeña, la refirió a mi esposa ya que nuestra antigua ama de llaves había muerto. Así que a la edad de veinticinco años, Laura llegó a nuestra mansión, con su desbordante cariño y su dulce timidez. Cabello pelirrojo, piel de leche, tan frágil como una hermosa flor.Quedé secretamente flechado con su belleza desde el primer instant
Kenneth.“Por favor, nunca te pido nada. Te necesito en esta dirección”El mensaje de Cassandra había sido claro, me necesitaba. Al ser la primera vez en 10 años que solicitaba mi presencia, supuse que se trataba de algo de vida o muerte. Por eso dejé a Lauren allí.Me despedí rápido de mis padres, dando una excusa tonta. Papá mencionó que habría una reunión con amigos en la noche, que no faltara, a lo que asentí. Salí la mansión en mi auto hasta la dirección de Cassandra.Me preocupé cuando me di cuenta que estaba en un motel barato. Di su nombre en la recepción, la mujer no respondió. Mencioné que era una emergencia, di sus características físicas, así que la chica me dio su número de habitación.La puerta estaba abierta, alarmándome aún más. Me adentré diciendo su nombre, y escuché su voz en algún lugar, llorando. Estaba en el piso, en la esquina de la cama. No parecía tener ninguna herida física. Entonces rápido la tomé en mis brazos, dándole tiempo para decirme lo que ocurría.Uno
Lauren.Creí oler el perfume de Kenneth entre tantas personas. Sabía que él estaba cerca, podía sentirlo. Sin embargo, antes de que pudiera buscarlo, Boris me detuvo.—Oh linda, ¿estás bien? Podemos hablar si quieres.Lo miré en agradecimiento. La verdad es que había decidido esperar a Kenneth fuera, pero Maira necesitaba manos para repartir algunos bocadillos, así que tuve que poner todo mi esfuerzo por no mostrar mi desesperación ante todos.Al volver a ver mi teléfono sin ninguna notificación de Ken, me dejé llevar por Boris hacia el patio trasero mientras él le pedía a Carter que nos diera unos minutos a solas.Sentí la mirada de Christian sobre mí en cada momento, pero lo ignoré.—Estoy… Voy a estar bien —dije, segura—. Pero no quiero involucrarte en esto, Boris, es… muy personal.Entonces Boris se inclinó para hablarme al oído.—Ya sé sobre eso. Me enteré el domingo en el hipódromo. Además, fue muy raro saber que Kenneth Sinclair había comprado mi colección y luego verte con uno
William Sinclair.Me encontraba demasiado agotado emocionalmente para fingir ante mis amigos que me encontraba bien. Le pedí a Will que se quedara conmigo, mientras Ellie se hacía cargo de continuar con la fiesta.Ya acostado en mi cama, con la preocupación insistente en mi pecho, la puerta se abrió.—¡Que sepas que es la última vez que vas a verme la cara! —gritó Kenneth, alterado.Su respiración estaba fuera de control. Podía ver en él el reflejo de mí, cuando Laura me terminó al no poder seguir con nuestra relación a escondidas.—¡Kenneth! —exclamó mi hijo tan fuerte como para detener que se fuera—. ¡No le hables así a tu abuelo! ¿Qué demonios te pasa?—¿Quieres saber qué me pasa, Will? —soltó con rabia—. Que tu padre es un aaaasco de persona. ¡Eso pasa!Sus palabras se clavaron como espinas. Kenneth se fue sin volver a verme, mientras todo mi cuerpo comenzaba a tensarse y doler como si estaba en el mismo infierno.Ahogado por el sentimiento, más el dolor insoportable, mi respiraci
Narrador.Al llegar a Nashville, se dirigieron al internado. Patrice dijo que ya había salido un equipo de búsqueda. Eran las once de la noche, y estaba demasiado oscuro, el terror de que algo malo pudiera pasarle a Laura aumentaba con cada segundo.Inmediatamente Christian se ofreció a acompañarla a buscar a pie.—¿Tienes idea de a dónde pueda estar?Lauren sacudió la cabeza. Por más que intentaba pensar con claridad no lo conseguía, como un yoyo el rostro de Kenneth desechándola era lo que la invadía, poniéndose en instantes por encima de la preocupación de su madre.Comenzaron a preguntar a algunos comercios aun abiertos si la habían visto pero no tuvieron noticias. De hecho, dos enfermeros del internado venían de regreso notificando la negativa de su búsqueda.Ya que Nashville era la ciudad más grande del estado, Christian pensó en buscar ayuda del sheriff, así que tres patrullas se unieron a la búsqueda tras emitir un boletín.Aun a pie, ambos caminaron al menos un kilómetro, toma
Cuatro años después.Septiembre 22.Kenneth.—No, no vas a convencerme —declaro hacia mi hermana.Kasey hace su puchero de costumbre, uno que no hace falta que haga dos veces para ceder. Y detesto que sea tan fácil para ella manipularme.—¡Bien! ¡Te veré aquí mañana! ¡Por favor no olvides vestirte acorde!Ruedo los ojos, y ante ello mi hermana me lanza un beso por la video llamada. Tengo el presentimiento de que la razón del porqué requiere mi presencia es porque ha conocido a un hombre y eso es realmente perturbador para mí.Will me dice que es momento de que ella quiera hacer incluso una familia propia, que ya tiene 27 años, pero por donde la vea, solo puedo reconocer a mi pequeña hermanita de ojos expresivos, cachetes inflados y rulos hermosos alrededor de su cabeza.Al terminar con mi papeleo mi secretaria me recuerda mi cita con la terapeuta; sin embargo, le digo que voy a posponerla. Ella me da una mirada de “¿otra vez?”, pero nadie, ni siquiera mi hermana pueden orillarme a asis
Lauren.Comenzar mi vida desde cero, con el corazón roto, no fue para nada sencillo. Aunque vivía a tan solo unas cuadras del internado de mamá, y la iba a ver a diario, no era suficiente para calmar la sensación de vacío en mi pecho.Se sentía como si hubieran arrancado una parte tan grande mí, casi imposible de volver a llenar.No dejaba de culparme diariamente por lo ingenua que había sido, y eso solo terminaba por derrumbarme en mi pequeña habitación alquilada, llorando hasta quedarme sin lágrimas.Con el pasar de un mes tras lo ocurrido, Patrice me dijo que el director del internado quería hablar conmigo. Entonces fui allá, y este soltó algo inesperado.—Sabe que su cuenta en el internado es pagada mensualmente por el señor William Sinclair —dijo, a lo que afirmé.—Lo sé. He renunciado a mi trabajo hace un mes pero tengo ahorros suficientes como para pagar dos meses de su internado mientras consigo un trabajo estable.Sin embargo, el director sacudió la cabeza.—He recibido una
Kenneth.Pierdo el conocimiento del tiempo solo admirándola mientras su rostro se sonroja gradualmente.Sé que no debía haberme acercado pero una vez que di un paso no pude detenerme.Sé que le he roto el corazón y posiblemente me odia por eso, pero la necesidad de volver a verla es mucho más grande. Y ahora estoy aquí, notando que su cabello rojo está casi diez centímetros más largos que la última vez que lo tomé entre mis manos; ya besando suavemente su espalda baja. Su rostro inocente se ha desvanecido por uno un poco más tenso, con algunas ojeras; pero no es lo único que ha cambiado en ella, y es que ahora parece que lleva al menos unos seis kilos más encima, haciendo lucir sus curvas un poco más divinas que antes.Todo en mi interior revolotea, la ansiedad me invade, queriendo volver a sentir esos labios rosados pequeños junto a los míos.Casi sin darme cuenta estoy por dar un paso más cerca de ella, cuando su sonrisa repentina me detiene. Su mano, que ahora noto que lleva muy bi