Julio tenía el fin de semana libre, ya que su jefe y Josefina estaban de vacaciones. Para él no fue del todo una sorpresa saber la verdadera historia de su jefe con esa mujer.Porque Julio no era tonto, sospechaba que Ricardo era un hombre con el corazón roto, uno que llevaba mucho tiempo añorando a alguien, lo había visto muchas veces, aunque jamás de un modo tan autotorturante como con Ricardo.Lo que sí le sorprendió muchísimo fue saber que Josefina era la mujer que lo torturaba, y todavía más, que Ricardo le ordenara investigar todos los negocios ilegales en los que estuviera involucrado su hermano cuando antes jamás se interesó por eso.Algo le hacía suponer que se estaba perdiendo parte importante del pasado de su jefe, aun así no importaba. Haría lo que Ricardo le pedía y lo ayudaría a enfrentarse a sus enemigos, aunque estos fueran parte de la familia de ese hombre.Pero por el momento haría como su jefe y se tomaría la noche libre e iría a ver a Alfonso, tenía algo muy import
—No lo dudes nunca— susurró Alfonso sin dejar de besarlo, abrazando su cuello y pegándose más contra su novio —mis labios, mi cuerpo, absolutamente todo te pertenece a ti — reconoció el amigo de Josefina, quien era la primera vez que se sentía de esa forma con alguien.Era cierto que Alfonso había tenido más relaciones, pero algo como aquello, no, aquello había entrado en su vida arrasando con todo, Julio se clavó en su corazón desde el instante en que lo vio por primera vez y había echado raíces. Julio no dejaba de besarlo mientras lo guiaba hasta el ascensor, no podía dejar de tocarlo ni desnudarlo mientras subían a pesar de no estar todavía en la casa, necesitaba marcar todo su cuerpo y hacerle saber que le pertenecía, no dejaría que nadie más lo tocara, nunca más, ese hombre era suyo.Alfonso jamás había tenido ese deseo de que alguien lo tratara con ese apego, es más, cada que alguno de sus amantes ocasionales trataba de portarse posesivo con él.El barman tendía a huir despavor
— Debes marcharte ya — dijo María quien despertaba en los brazos de su amante, cuñado y esposo de su prima.Había pasado la noche del viernes en su cama, el sábado entero en la casa y despertado el domingo juntos ¿Era posible que ella se estuviera enamorado de Miguel o solo estaba falta del cariño y la atención que él le daba? Lo que sí tenía muy claro era que él debía volver a su casa con su familia y ella no tenía derecho a seguir reteniéndolo con ellaBesaba su pecho con lentitud mientras que disfrutaba de las caricias que su amante le daba.Miguel aunque no lo deseaba, debía hacerlo y no precisamente para ir con su esposa. Debía ir a ver la mercancía que había llegado al centro de acopio en el cual era benefactor.Ese centro de acopio no era más que un albergue para niños de la calle con los cuales él comerciaba en el mercado negro le importaba poco para qué era que serían usados esos niños, lo único que le importaba era e— En realidad no quiero alejarme de ti, pero debes volver
Julio no mentía, se moría por acompañar a Alfonso al albergue, no era solo por hacer cosas juntos, también era por reconciliarse con ese niño que un día fue, ese niño al que le hubiera encantado que ayudaran cuando lo necesitó y que gracias a lugares como ese se podría evitar que otros niños sufrieran lo que él sufrió.Alfonso no podía estar más feliz ese domingo al presentarse tomado de la mano de Julio al albergue donde él era voluntario.Los niños corrieron a abrazarse a Alfonso al verlo llegar. No podían estar más feliz de verlo.—Hoy vino uno de los patrocinadores a visitarnos.Decían los niños, la encargada del albergue en ese momento se acercó a ver porque tanto alboroto de los niños.—Oh, eres tú Alfonso y con compañía — mencionó la mujer de edad sonriendo a Julio.—Sí, él es mi novio, su nombre es Julio y también viene a ofrecerse como voluntario.— Encantado, estoy aquí para ayudar en lo que se pueda.—Es un placer, Julio soy la encargada de este albergue, como han dicho los
El fin de semana pasaba rápido y Ricardo tenía que volver a casa, y era preferido quedarse en la playa con su mujer y su hijo, porque para él eran eso, pero tenía muy claro que debía saber si ellos corrían peligro y sobre todo hasta qué punto su hermano estaba implicado en ello.Tras dejar a Josefina y a Fede en casa, él no dudó en pasarse por casa de Julio, necesitaba encargarle la seguridad de sus hijos, lo que no esperaba al entrar era encontrarse con lo que se encontró.— Julio necesito que tú… — Ricardo se quedó completamente cortado al ver a ese hombre deseándose por el salón de su empleado completamente desnudo y mojado, sabía que no era su casa y no debía entrar sin llamar, pero su empleado jamás estaba ocupado.— ¿Y usted es?Alfonso en ese momento se quedó completamente en blanco, sobre todo al encontrarse en ese momento como dios lo trajo al mundo.Pero después de pasada la sorpresa, la mirada de Alfonso fue tan glacial como la del intruso, Sobre todo al escuchar la pregunt
— Vístete cariño, debemos salir, creo que Ricardo quiere hablarnos a los dos sobre Josefina.— Dijo Julio observando a su novio.—No te enceles, pero ahora sé por qué Josefina no ha logrado enamorarse, ninguno de los que la ha pretendido es la mitad de simpático que es el tal Ricardo, tu jefe.— ¿Así que te parece guapo mi jefe?— preguntó acercándose a él para atraparlo entre la pared y su cuerpo — porque no te ha dado tiempo a ver si es simpático o no.Después de eso, Alfonso intentó escabullirse, no sin antes bajar y marcar el cuello de su novio, porque algo le decía que Julio había estado enamorado de su jefe.Julio un gruñó por la forma en que su pareja se escapó de entre sus brazos, era cierto que antes había estado enamorado de Ricardo, más bien deslumbrado con él, era fácil mantenerse en el armario mientras le gustaba un heterosexual, era simplemente una forma de mantenerse dentro, pero ahora solo existía Alfonso y odiaba sentirse celoso, odiaba que pudiera siquiera fijarse en n
Ricardo no tenía ningunas ganas de volver a su casa, pero tenía muy claro que debía hacerlo y enfrentar a su esposa, pensaba decirle desde el primer momento que quería el divorcio y que cuanto antes empezaran las negociaciones mejor, pero antes tenía algo que averiguar y era si ella estaba enterada de las aportaciones a aquel hogar de niños.Cuando llegó Ricardo se encontró a su esposa esperándolo para cenar, así que se sintió mal por ella, la dejó sola todo el fin de semana y ni siquiera le hacía un reclamo, era una pena que María no se hubiera casado con otro hombre, porque estaba seguro de que haría muy feliz al hombre adecuado.La mujer lo tenía todo, era una mujer bella, educada y a veces sentía culpable por no haber podido darle todo lo que necesitaba, pero en ese momento no podía sentirse culpable, sabía que era egoísta, pero lo único que quería era vivir su vida junto a Josefina.— ¿Qué tal fue tu fin de semana?— preguntó Ricardo para romper el hielo mientras se sentaba junto
Aquella mañana Ricardo había ido a trabajar muy pronto, creía que era capaz de disimular frente a Miguel, pero veía a su hermano y no había más que tener arcadas.¿Cómo un padre de familia podía traficar con niños? ¿Cómo alguien que parecía un hombre ejemplar era capaz de algo así?Ni siquiera él mismo, antes de saber que era padre, habría sido capaz jamás de hacer algo así, pero ahora que sabía que tenía un hijo, la simple idea de que le sucediera algo lo aterraba.Observó el reloj de su escritorio y presionó el botón que lo comunicaba con su secretaria.— Anule cualquier cosa que tenga el resto del día, voy a salir.Tras aquello se puso su chaqueta y caminó en dirección a la salida, iría a buscar a su hijo a la escuela, recordaba que era el día de las familias, así que no pensaba dejar que el pequeño lo pasara mal.Josefina se encontraba en ese momento llegando a la escuela de Federico. Era la primera vez que ella asistía a un evento organizado por la escuela.Celebraban el día de l