María no podía siquiera creerse lo que estaba viendo, no daba crédito, su esposo en una fiesta de familias con otra mujer y con un niño que sospechosamente se parecía mucho a él.Las lágrimas resbalaban por sus mejillas, y no porque estuviera celosa, sino por la falta de respeto que le parecía aquello ¿Cómo podía humillarla así Ricardo?Llena de rabia María le mandó el vídeo a Miguel esperando su llamada, eso no podía quedar así se vengaría de él y por supuesto no pensaba darle el divorcio con facilidad, jamás en su vida creyó que Ricardo fuera capaz de hacerle algo así…Miguel estaba saliendo de una reunión cuando en su pantalla vio el nombre de María con una notificación, no tardó mucho en ver de qué se trataba.El rostro de Miguel se ensombreció al igual que su mirada. Sobre todo al ver a su hermano feliz con la maldita campesina.De inmediato tomó el móvil y llamó a Maria— ¿Te encuentras bien? Iré a dónde estés en este momento— pero antes de hacerse cargo de la campesina iría a ve
Después del día genial que había pasado junto a Josefina no le apetecía nada volver a casa, pero debía solucionar aquel tema cuanto antes, debía divorciarse de ella para poder hacer su vida junto a la mujer que amaba.De repente su teléfono empezó a sonar sacándolo de sus pensamientos, era lógico seguramente su esposa ya se habría enterado de todo. Al fin y al cabo había visto muchas caras conocidas en aquella fiesta de la escuela y aunque no era extraño que algunos hombres de su posición tuvieran hijos ilegítimos, eran muy extraño que se comportaran como él, Ricardo era muy consciente de ello.— Dime María — dijo Ricardo, apartándose un poco del bullicio, solo les quedaba recoger el premio y ya podrían marcharse.— Me marcho de la casa unos días — aseguró la voz femenina al otro lado de la línea — no me puedo creer que hayas sido capaz de hacerme esto.— María espérate en casa y deja que te explique — respondió Ricardo, sintiéndose culpable al escuchar el tono herido que usaba su esp
Llegaron tarde al departamento de Josefina, Fede estaba agotado porque fue subirse al coche y quedarse completamente dormido, por lo que Ricardo tuvo que llevarlo en brazos hasta su cama.Entre los dos le quitaron la ropa y luego lo arroparon hasta que se quedó dormido. Era momento de que Ricardo le contara lo sucedido con María a Josefina.—¿Tienes algo de vino?— preguntó él mientras observaba a la madre de su hijo, tan sexy que a él se le hacía la boca agua.—Si tengo vino y también algo de tequila— mencionó Josefina enfundada en un negligé que se amoldaba muy bien a su hermoso y tentador cuerpo.Colocó una copa de vino para Ricardo y un caballito de tequila para ella.—Hablaremos de ella ¿verdad?— No más de lo necesario, pero si quiero que sepas cómo están las cosas.Dijo él tomando su copa de vino, en ese momento le apetecía el sabor más suave y afrutado del vino para relajarse…— Ven aquí — le pidió tirando de su mano para que cayera sobre él. Le apetecía mucho tenerla sentada s
Sabía que la presión de las ataduras le provocaría incomodidad y dolor, sobre todo cuando hizo que uno de los ganchos del techo bajarán y lo ajustó a las ataduras de la espalda levantándola unos pocos centímetros del suelo— Encoge las piernas, como si quisieras estar en posición fetal.El roce de las cuerdas sobre su piel, ese ardor que provocaba al pasarlo por su piel, en cada uno de esos roces, que los amarres provocaban, tuvo que morder sus labios para no emitir sonido alguno, para no delatar lo mucho que eso le gustaba.Ella, al igual que su amo, tenía el control, sabía lo mucho que sus gemidos provocaban en Ricardo, por lo que le obsequiara sus gemidos y maullidos justo cuando ella quisiera, compensando por el placer brindado, y como una provocación para que la llevara aún más al límite.Se colocó tal y como le había pedido, haciendo que las cuerdas se tensaran y se apretaron aún más a su piel, provocando una sensación de dolor y placer que recorrió todo su cuerpo, casi haciéndo
En el pasado muchas veces ni siquiera se desnudaba para tomar a las chicas, simplemente se desabrochaba el pantalón y se desahogaba para luego volvérselo a abrochar y largarse, pero con ella no podía hacer eso, con ella necesitaba desnudarse por completo porque daba igual lo que estuvieran haciendo ahora, al terminar todo su cuerpo reclamaría su piel.Así que se quitó la camisa y luego deslizó los pantalones hacia abajo arrastrando con ellos el bóxer hasta quedar completamente desnudo cerca de la mujer.Josefina, había disfrutado de observar a través del espejo frente a ella la forma en que su señor se iba desnudando, como su ropa iba cayendo una a una, descubriendo su piel. El deseo se hizo presente haciendo que ella sintiera como el aire le faltaba y no a causa de la cuerda apretándose contra su cuerpo.Se posicionó a su espalda y bajo los ganchos lo justo para que quedara a la altura precisa de su cadera, exactamente dónde podía penetrarla mejor.Echo la cola de gatita a un lado de
Después de aquello no dejó de moverse, sus caderas siguieron embistiendo, pero a un ritmo más calmado mientras besaba cada una de las señales de sus dientes que había en su piel.Se echó hacia atrás saliendo de ella con delicadeza y caminó alrededor de ella para acariciarle el rostro sudoroso y enrojecido por lo que acababa de ocurrir entre ellos.Cada nuevo beso que él le daba hacía que ella se estremeciera y que su cuerpo se calentará, aun así su cuerpo se encontraba ya entumecido por las ataduras.—Por favor mi amor… desátame — le pidió ella casi en una súplica.Ricardo la tomó del mentón y se acercó a besarla con una dulzura que contrastaba con la ferocidad que demostró solo unos minutos atrás.— Te amo tanto…— murmuró acariciando sus labios con los de ella para luego descolgarla de los ganchos y llevarla en brazos hasta la cama.Pero todavía no estaba todo hecho, se dedicó a desatar cada uno de sus nudos viendo las marcas que la cuerda había dejado en su piel, sabía que en ese in
María caminaba de un lado a otro de la habitación de hotel que Miguel había reservado para ella con otro nombre, no esperaba que Ricardo la buscara, al menos no si no tardaba demasiado en volver, pero siempre era mejor asegurarse de que no la encontraría antes de que ella pudiera llegar con una sorpresa que su marido no esperaría.— Tienes que llevarme a los Estados Unidos Miguel, arreglarlas para hacerlo, pero debemos ir a una buena clínica de fecundación, no puedo esperar más tiempo.A pesar de haberse acostado con Miguel para quitarse parte de la rabia que sentía, esta no desaparecía, solo recordaba la humillación a la que la había sometido su marido, todo el amor que creyó tenerle en el pasado se convertía en odio a causa de su falta de respeto y no hay nada más peligroso que una mujer despechada.Miguel se encontraba acostado observando a María caminar de un lado a otro. La había tomado la gran parte de la mañana y de la tarde, aun así esa mujer parecía no dejar de estar enfadada
Habían pasado los días y María no aparecía, era algo que a Ricardo no le preocupaba en absoluto, no podría estar mucho tiempo perdida y para el divorcio era un hecho, solo faltaba su firma para completarlo y sería libre para llevar por fin la viuda que siempre había querido tener.Mientras tanto estaba como en una especie de luna de miel junto a Josefina, todo estaba lleno de felicidad, se levantaba feliz y se acostaba todavía más feliz todavía, agradecida con la vida. No le importaba nada llegar tarde al trabajo para llevar a su hijo a la escuela y salía pronto para recogerlo y pasar la tarde con ellos.Poco le importaban las miradas de Miguel, ni sus caras largas por lo sucedido y, mucho menos, sus reproches, o esa idea loca que tenía de que su vida personal le daba mala imagen a su familia y a sus negocios, estaba en un punto en que no confiaba para nada en su hermano e intentaba pasar el menor tiempo posible con él.Al menos hasta saber si era o no culpable de los delitos que pare