Capítulo 2

—Mateo——

En cuanto le pregunté acerca de el departamento de abogados ella bajó la mirada y pude notar como su cuerpo se ponía rígido.

Eso la incomodaba, tal vez la psicóloga de la empresa habría determinado la razón, pero estaba ahí rompiendo todos los protocolos. Yo lo asimilé con una mala experiencia laboral, fuera como fuera le ponía nerviosa y prefería evitarlo. Decidí callar y darle el trabajo, suponía que, después de todo, si ella decidía ser una secretaria nadie se lo podía negar.

–Bien, me sorprenden sus antecedentes, por lo cual tiene el puesto – Concluí observando la laptop, pero al notar la ausencia de palabras volví a repetir. –Mañana a las seis en punto se presentará en su oficina, la hora de su almuerzo y salida lo sabrá después – Informé ocultando la intriga que seguía sobre mí, no pude mirarla hasta que se levantó y comenzó a agradecer.

–Muchas gracias, agradezco esta oportunidad – Al terminar de pronunciarlo salió de la oficina con un apenas notable apuro. Era peculiar. Pero no contaba con el tiempo de concentrarme en eso.

Pensé que su sobre calificación podría beneficiar a la empresa e incluso a ella, el crecimiento personal y laboral dentro y al rededor de las paredes de la empresa era muy apoyado. Así que a la mañana siguiente entré a el edificio exactamente a las seis con cinco minutos, preparándome para un arduo día de trabajo y con una satisfacción llenadora.

Al llegar a el piso correspondiente no tuve rastros de mi asistente en ningún momento, y a pesar de que la tardanza en el personal no estaba para nada permitida; decidí no alterarme por eso en un día tan ocupado como el de hoy. No sentí verdadera incomodidad hacia la situación hasta que comencé a organizar papeleo, organizar reuniones y agendar citas.

Concluí con una parte antes de irritarme por el molesto sonido de el telefono sonar. Lamentablemente para Jessica, nadie era irremplazable y me costó una llamada para que alguien en recepción ocupara su lugar.

——Jessica——

Eran las seis con cuarenta minutos.

Y mientras me veía en el espejo del elevador sentía a mi corazón golpearme el pecho con brusquedad.

Estaba dandolo todo de mí y aún así no podía lograrlo, no quería permitir que esos cuarenta minutos hicieran que mi valentía se balanceara, pero incluso comenzaba a ser partidiaria de todas las personas que decidieron no contratarme. Me preguntaba si yo lo habría hecho.

Dejé caer mi bolsa sobre una blanca silla enfrente del escritorio del mismo tono. En ese instante un teléfono negro que se encontraba encima comenzó a sonar.

Permanecí estática observando el teléfono vibrar antes de que una voz a mis espaldas me exaltara.

–¿No contestaras? –Preguntó Mateo, reprendiendome. Yo asentí rápidamente dirigiendo mi mano hacia el teléfono, pero su hábil mano me detuvo colocandola justo sobre la mía y el telefono – A mi oficina – Mandó y me soltó caminando con paso ligero hacia la enorme puerta de madera y finalmente entrando en ella.

Maldije siguiendo su dirección, entré sin tocar y él ya se encontraba detrás de su escritorio con una mirada impasible.

– El antecesor en su puesto nos generó problemas, no es una experiencia que quiera repetir. – Traté de no inmutarme, pero él lanzaba dagas con la mirada.

–Necesito saber del compromiso que tiene con la compañía – Insistió, pero al no recibir respuesta de mi parte prosiguió – Por que, por lo visto; no tiene ni idea del compomiso – Se levantó de su lugar y lo supe. Había arruinado mi única oportunidad.

–No volverá a suceder.

– No volverá a suceder – Repitió asegurandolo. Recé en mi interior, necesitaba el empleo más que nadie. Su caminata ligera comenzó a dirigirse a mí, lo cual me ponía visiblemente nerviosa – O se atendrá a las consecuencias – finalmente paró su andar a pocos centímetros de mi.

-Lo lamen... -Pero no me dejó concluir.

-No hay excusas en ésta empresa - me silenció y se acercó a la puerta para abrirla – Pero me parece la oportunidad perfecta para recordar los principios básicos de la corporación. Después de la capacitación quiero folletos con la información, serán repartidos en todas las areas – Por un segundo mi mente colapsó.

–No es una tarea apropiada para mi emp...

–No estás en posición de comentar.

Asentí, por que no sabía que más hacer. Esa clase de pisoteadas eran parte de mi vida, había aprendido a lidear con ellas. –Vuelve a tu lugar de trabajo.

Al salir pensé en Sarah, y el orgullo y la presión se lavó con facilidad de mi cuerpo. Tal vez ni siquiera debía aclarar que mi tardanza se debía a ella, si dejaba que las palabras de Mateo me penetraran, sentía que Sarah necesitaba a alguien con un sentido de compromiso mejor que el mío.

Después de todo, ella apenas tenía un año, cumpliría dos en tan solo unos meses. Me quedaba darlo todo, había elegido hacerlo y continuaría con la lucha. Cuatro horas después ya había concluido con la capacitación, y dos horas más tarde el modelo del folleto se estaba imprimiendo.

Salí de mi oficina y toqué la puerta de la suya, segundos después entré cuando me dio la indicación, nuevamente no me dirigía la mirada pero aún así caminé hasta él y deje con firmeza 218 reportes de entrega sobre su escritorio, también separé algunas otras notas de inversiones que en llamadas anteriores me habían consultando.

–¿Que es esto? –Preguntó apartando sus lentes de su rostro y tomando los papeles con impresión.

– El cronograma actualizado, socios y horararios de reuniones –Observé su aceptación mientras leía los papeles y me felicité mentalmente – todos ya adecuados a sus asuntos tantos personales como labores, y la ultima... –Observé como fruncía el ceño al ver los folletos – Son las copias de los folletos, autorizados por trabajo social y recursos humanos – Dije esto último un poco molesta, lo terminé ahora tan solo para demostrarle que soy capaz de hacer cualquier cosa y que la tardanza de este día no se repetirá.

–Excelente – Halagó dejando cada uno de los papeles en su escritorio y sobó sus sienes en un gesto agotado – Muy bien hecho – Está vez su tono fue un poco arrepentido, sabía que era por el trabajo que me había encomendado aunque no pude evitar sentirme mal por él, estaba completamente cansado, quizá frustrado.

Aparte de toda su rutina diaria, hoy tuvo que lidiar con mi tardanza y mis deberes.

– Lamento haber generado esa distracción.

–Lamento la impuntualidad, no se volverá a repetir – Nuevamente levantó la vista y le sonreí con sinceridad.

Era mi hora de almuerzo pero dudaba que el fuera a abandonar su oficina sino hasta que terminara los pendientes; que por lo visto eran demasiados – Disculpa pero ¿Quieres algo para almorzar?

——Mateo——

Intriga.

Era el único sentimiento que generaba Jessica en mí.

Su agradable actitud, después de todas las tareas concluidas con excelente organización, me era peculiar. En cuanto terminó la pregunta sonreí, algo que rompió aún más la brecha de peculiaridad del día.

Estaba muriendo de hambre.

Me encantaría un café – Indiqué y ella asintió gustosa saliendo de la oficina, era una chica interesante, podía decir incluso, que mi mente había estando rondando alrededor de ella y su extraña actitud.

No se olviden de darle estrellita

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