Había ciertos errores de los que no podía escapar.
Tenía diesinueve años cuando me involucré con Dylan, lo habría dado todo por decifrar en su rostro la mirada de un psicopata, pero sus pupilas me rimaban con amor.
Sus besos me arrancaron el alma a pedazos, desfigurandome la vida poco a poco hasta encontrarme ahí, en ese departamento vacío con la oscuridad golpeandome la espalda.
Había huido, por mí y por ella.
Ahora que veía el refrigerador desierto comenzaba a perderme la fé, pero la bebé que dormía entre el hueco de mis brazos me impulsaba a seguir deslizandome en puntillas por el departamento. Eran las cinco treinta de la mañana cuando recosté a Sarah sobre la cama, retuve las lagrimas e ignoré lo pesado que se sentía mi cuerpo. Me sentía insuficiente.
Las personas a mi alrededor, que no paraban de juzgarme y verme como si hubiera tenido otra opción, fomentaban esa idea.
Quince entrevistas de trabajo habían sido deterioradas cuando había dado información sobre Sarah. Nunca pintaban bien mis veintitrés años de edad, la falta de disponibilidad y mi antiguo trabajo en el restaurante sobre la carretera veintidós, con un horario que involucraba a una niña durmiendo en la sala de descanso a las tres de la madrugada.
Entré a la ducha y dejé que el agua fría renovara las últimas veinticuatro horas sin dormir, cuando salí del baño Rebeca estaba acostada al lado de Sarah. Ella era docente, la había conocido en la universidad durante mi noviazgo con Dylan, fue una pieza decisiva para encontrar refugio después de escapar. Habían pasado seis meses de eso y seguía siendo un gran consuelo.
Salí del departamento con las zapitallas en las manos y cerré con cuidado la puerta, el casero estaba lejos de ser una persona amable, pero era mi única opción.
Una vez estuve afuera me monté sobre el pequeño y viejo auto, de esa manera llegué a una de las mejores zonas de la ciudad, estacioné a unas cuadras del edificio en donde sería la entrevista y partí hasta el lugar. Había hecho aquel proceso tantas veces que no me costó disimular los pasos tranquilos, y erguir la barbilla mientras me guiaban a las oficinas en donde había sido mi primera entrevista, para mi sorpresa el elevador se detuvo en el último piso.
Acomodé mi falda de tubo y verifiqué en el reflejo de los ventanales que todo mi aspecto estuviera en orden, a traves de ellas podía ver la ciudad perderse hasta el horizonte. Y con la ciudad a mis pies me decidí en avanzar.
En el piso solo había una pequeña oficina y una enorme puerta de madera, respiré profundo y cerré los ojos antes de tocar dos veces, cosa que al instante fue atendida con un simple y sencillo "pase".
Al entrar oculte mi impacto por la oficina, y aún más por la persona en medio de esta, que sentado detrás de un gran escritorio me observaba con atención.Ni siquiera había considerado la posibilidad de entrar a esa empresa, aún con el puesto más bajo, ahora se había vuelto mi opción más segura y no iba a arruinarlo, aunque tuviera que omitir ciertos detalles de mi vida.
——Mateo——
Hace un par de días se cometió un error atróz dentro de la compañía, hubo mucho papeleo de por medio y un par de despidos. La situación que nos había provocado un empleado no calificado me hizo ejercer ciertas medidas, entre ellas mayor restricción y supervisión en los nuevos empleados, principalmente en el puesto que había causado todo ese alboroto. Todos esos eeajustes dieron píe a ese momento, en donde la cancelación de juntas y mi molestia se habían convertido en intriga.
La mujer sobre calificada que se presentaba a su segunda entrevista tenía excelentes resultados académicos, acababa de concluir su licenciatura en derecho y era sabedora de tres idiomas, en donde abarcaba Inglés, Español y Francés.
A decir verdad no era el currículum lo que me sorprendía, si no el puesto a el que lo presentaba, con una preparación así sería algo sencillo entrar a el departamento de abogados y contemplar un sueldo mas elevado que el de una secretaria.
Faltaban dos minutos para las seis treinta cuando escuché dos débiles golpes en mi puerta, estaba completamente seguro de que era ella, pero dudaba un poco con quien encontrarme. Por mi puerta cruzó una chica de veintitrés años, logré analizarla durante algunos segundos, era una mujer difícil de ignorar, su cabello era de un suave color café y estaba atado en una alta coleta de la cual se escapaba un pequeño rizo que caía sobre su frente.
"Buenas Tardes" – Fueron las únicas palabras que escucé de su presentación, la cual fue con respeto y decisión, eso era algo que me agradaba.
Ella estaba dispuesta a conseguir este trabajo y dadas las circunstancias pasadas era seguro que lo tendría, pero antes quería comprender por que quería un puesto tan bajo teniendo en cuenta su preparación.
Me levanté de mi sitio y tomé su mano en forma de saludo – Tome asiento – Indiqué una vez acabado el saludo e interrogué sobre las preguntas marcadas por la trabajadora social que salió momentos antes de que entrara Jessica, tratando de ocultar mi curiosidad dirigiendo mi mirada hacía la computadora.
——Jessica——
No me miraba.
Estaba concentrado en su trabajo y su atención no se dirigía a mi y a decir verdad; no sabía si eso me tranquilizaba o me molestaba.
Había estado esperando por esta reunión mucho tiempo y aunque era una constumbre pasar por malos ratos, esa falta de interés formaba un gran desfalco en mi confianza.
– Yo... – Respiré profundo, el delito de falsedad documental y de intrusismo profesional habían sido pisoteados por mi bolígrafo al momento de hacer el currículum, y aunque en persona era más complicado romper la ley, me encontraba ahí. Entonces decidí ser sutilmente sincera –Necesidades económicas – contesté y el levantó la mirada con una sonrisa irónica a penas visible.
– Jessica – Pronunció con extremo cuidado –¿Usted sabe cuanto ganaría en un departamento de abogados? – Me preguntó con levedad. Tenía razón, así que afirmé con la cabeza.
Había intentado entrar a alguno de esos espacios, durante semanas hasta que entendí que a las empresas y bufetes jurídicos no les era conveniente contratar a una madre soltera, sin comentar sus miradas despectivas por la edad.
El permaneció en silencio durante algunos segundos, yo permanecía mirándome las manos arriba de mi regazo, la seguridad estaba tambaleando dentro de mí –Muy bien, me sorprenden sus antecedentes, por lo cual tiene el puesto – Dijo de la nada, hablando con total tranquilidad y regresando la vista a la pantalla de la portátil.
Levanté el rostro con agilidad y lo observé por un momento sin creerlo realmente. Si Anne with an e estuviera conmigo, me habría insistido en pellizcar mi brazo para despertar.
-Mañana a las seís en punto se presentará en su oficina, los detalles de su hora de salida y almuerzo los sabrá después – Sonreí afirmando mis pensamientos, intenté con mucho esfuerzo ocultar mi euforia.
Estaba contratada.
Era la mejor noticia que había recibido en meses e incluso me costaba coordinar mis movimientos.
–Muchas gracias –Hablé en cuanto me puse de pie –Le agradezco esta oportunidad – Sonreí en cuanto me miró.
Por fin tenía el trabajo.
Al salir de la oficina ahogué un grito de emoción y saqué mi móvil mientras caminaba por los pasillos. -Hola Jessica, ¿Sucede algo malo?
Preguntó
Rebeca angustiada, pero mi sonrisa no pudo evitar crecer.-Todo lo contrario -dije entusiasmada- ¡Tengo el Trabajo!
-Sabia que lo conseguirás, te esperaré aquí con Sarah, estará muy alegre de ver a su madre...
Bienvenidos a "Por ella"
Recuerden dar estrellita y comentar, eso me ayuda muchísimo ♡—Mateo—— En cuanto le pregunté acerca de el departamento de abogados ella bajó la mirada y pude notar como su cuerpo se ponía rígido. Eso la incomodaba, tal vez la psicóloga de la empresa habría determinado la razón, pero estaba ahí rompiendo todos los protocolos. Yo lo asimilé con una mala experiencia laboral, fuera como fuera le ponía nerviosa y prefería evitarlo. Decidí callar y darle el trabajo, suponía que, después de todo, si ella decidía ser una secretaria nadie se lo podía negar. –Bien, me sorprenden sus antecedentes, por lo cual tiene el puesto – Concluí observando la laptop, pero al notar la ausencia de palabras volví a repetir. –Mañana a las seis en punto se presentará en su oficina, la hora de su almuerzo y salida lo sabrá después – Informé ocultando la intriga que seguía sobre mí, no pude mirarla hasta que se levantó y comenzó a agradecer. –Muchas gracias, agradezco esta oportunidad – Al terminar de pronunciarlo salió de la oficina con un
Habían pasado tres semanas, la culminación del verano estaba abriéndole las puertas al otoño, y todo marchaba bien. Como las estaciones, el ambiente de trabajo estaba fluyendo con armonía. La hora de almuerzo llegó más temprano que tarde, y como de rutina, observé a Mateo salir de su oficina. Tardé apenas segundos en interceptarlo a mitad del piso y seguimos avanzando mientras notificaba de cosas y pasaba papeles para que los firmara. Así eran las cosas ahí, trabajabamos con tiempo limite y cualquier pequeño lapso de tiempo tenía que rendir al maxímo. Entramos al elevador en donde intercambiamos un par de palabras relacionadas a los documentos que le entregaba, hasta que las puertas se abrieron en el primer piso. Siempre era el mismo recorrido hasta la cafetería, en donde alcanzaba a entrar a la sección privada apenas unos segun
El cielo se oscurecía cada vez más después del arcoíris, antes de notarlo; llegaba la tormenta. Y temí que las piedras en el camino fueran tantas que formaran una montaña que no podria escalar.–No puedes – Repetí por segunda vez con la mirada fija en ma pared de enfrente.-No Jess, estaba en camino hacia tu casa pero el accidente cubrió todas las desviaciones.-La temporada de lluvias está iniciando, es mejor mantener la ruta de la carretera.-En serio lo lamento.—Ya veré que hacer.Colgué a Rebeca y me dí el luj
La observé, solo pude limitarme a eso.Y entre más tiempo pasaba junto a ella, los pequeños detalles comenzaban a hacerse visibles, como la pañalera escondida detrás del escritorio y la fotografía del fondo de pantalla en el celular de Jessica, el cual la infante comenzaba a bloquear y desbloquear.De pronto, una llamada cruzó el celular y de un manotazo la niña contestó.– Jessica – Llamó una mujer del otro lado, lo único que obtuvo fueron balbuceos y — ¿Sarah?, ¿En donde está mamá?No recuerdo con exactitud lo que pensaba en ese momento, lo más probable es que mi mente se hubiera mantenido en blanco, reco
Todo pasó de mal en peor, lo trabajos se volvían innecesarios y cada vez tenía mas tareas que hacer, ya no pedía nada para almorzar y cuando lo hacía era por que alguna chica estaba en su oficina.Siempre era lo mismo.Una rubia enfrente de él charlando animadamente.Era jueves y toda la semana había sido agotadora, la actitud de el señor zingmark había cambiado y lo comprendía, después de todo esta semana había sido muy ocupada, pero no lograba comprender por que razón siempre que tenía algún tiempo libre prefería pasarlo con alguna mujer.En mis primeras semanas no era así, en los momentos menos ocupados era cuando
Pasaron 2 semanas desde el incidente y ahora apenas nos dirigiamos la palabra, ya no deseaba nada para almorzar, nunca.A pesar de que yo no dejaba de tratar.Todos los días iba a su oficina y le preguntaba lo mismo, este día no era la excepción.Caminé hasta la puerta toqué tres veces y entré después de que lo indicara, era la misma rutina todos los días, ahora solo faltaba que él me rechazara y yo fuera a comprar tan solo mi comida.–Disculpe, pero me preguntaba si usted desea algo de...–No Jessica, para nada– Contestó abruptamente y sin mirarme, como siempre –Pero necesito que revise est
Mateo.-¿Cree que es facil? - Preguntó mostrando verdadero esmero por no llorar - ¿Cree que es sencillo tener que cuidar a una bebe día y noche?, ¿Ser rechazada de cualquier empleo por ella?. No tiene ni idea de lo duras que son las noches en las que no paro de pensar que soy una inútil y estúpida. -Dijo con odio destellando en sus ojos, y ese odio era por mí, esas lágrimas las había ocasionado yo por un arranque de ira y pesadez que el trabajo y las pequeñas mentiras habían ocasionado. -¡Por que sí, me equivoqué en un pasado!, no tomé las decisiones correctas y sé que ahora estoy pagando por ello, pero escuche, esa niña que usted vió hace algunas semanas es mi vida entera. Si mentí fue por que yo sabía que usted ni nadie me co
———Mateo———Las luces pasaban a mi costado en centellos que terminaban por colisionar en la parte trasera de mi auto.Eran las 2:40 de la tarde y estaba cruzando la última cuadra para llegar a el edificio.Habían pasado 2 días desde que Jessica renunció, desde ese día había hecho que le llamaran centenar de veces para que lo conciderara, sin embargo ni una de esas veces contestó.Y yo no tenía muchos ánimos por ir al trabajo ese día.Quizá después de pensar en lo sucedido; había caído en cuenta de que mi ideología había sido feudalista, b