En su luna de miel Danna y Wilmer coincidieron en que querían ir juntos a admirar de cerca "El beso", de Klimt en la Galeria Österreichische de Viena. Un museo en el que se encuentran otras maravillas de lo que se conoce como Sezession, un Modernismo a la vienesa. Recorrieron tomados de la mano el museo que está situado en uno de los palacios más llamativos de la ciudad, el Belvedere, rodeado de jardines por los que aprovechaban para besarse a cada momento.
Dos meses después la inauguración del Museo de Arte Latino en Londres propiedad de Wilmer, fue todo un éxito, pero lo más emotivo fue que un día antes de la apertura, el museo recibió una donación por parte del reconocido pintor y escultor mexicano Ricardo Rivera y la obra “Sentimientos infantiles” de la pintora Danna Montiel, pudo ser expuesta a la derecha de la obra desconocida de Da Vinci.
Junto con la obra de Danna, Wilmer rec
Eran las seis de la tarde y los invitados a la fiesta de cumpleaños comenzaban a llegar.—¡Dónde está Hanna? Ya están llegando los invitados y ella no aparece.—¡Aquí estoy tía! Me estaba bañando, pero ya estoy lista, en un momento salgo —Abrió la puerta de la habitación y asomó la cabeza para que su tía la viera.—¿Y Danna? Estaba aquí hace un momento.—¡Se está lavando los dientes!—Dense prisa, ustedes son las festejadas y deben salir a recibir a sus invitados.La joven cerró la puerta de la habitación y le puso el pestillo para que nadie entrara, se lavó la cara y se cambió la blusa. Una piedra golpeó a ventana y corrió a abrir, era su hermana gemela, se había escapado para ver a su novio, tenía que despedirse de él y terminar
El departamento que les alquiló su padre, era pequeño, pero estaba en una de las mejores zonas de la ciudad y tan sólo a dos calles de la universidad, así que podían ir y regresar caminando sin ningún problema.Hanna, decidió estudiar Administración de negocios, con el sueño de algún día dirigir su propia empresa, en cambio Danna, se inclinaba más por las artes, siempre le gustó la literatura, la música, pero sobre todo la pintura, realizaba unos maravillosos dibujos, y a dónde quiera que iba, llevaba su cuaderno de bocetos, lo que más le gustaba era hacer retratos, decía que algún día, iba a lograr plasmar las emociones de las personas en un lienzo y montar su propia galería.El pequeño departamento tenía dos habitaciones, Hanna, por supuesto, eligió la habitación principal, que tenía un gran ven
Hanna y Pablo, fueron novios durante un tiempo, pero nunca le presentó a Danna, a ella le gustaba conservar el misterio de su hermana gemela, no sabía cuándo iba a necesitar cambiar de identidad, todo iba bien, hasta que Pablo le pidió matrimonio.—Los siento mucho amor, te amo, pero yo no puedo casarme contigo, mi prioridad es terminar mi carrera, ejercer mi profesión y forjarme un futuro.—Pero puedes seguir estudiando, lo único que cambiaría sería que viviríamos juntos.—Perdóname, no me malinterpretes, pero es mejor que terminemos, eres muy guapo, me encantas y estoy enamorada de ti, pero yo no podría casarme con un plomero, estudia, prepárate y juntos saldremos adelante, yo no estoy buscando un novio millonario, pero sí un hombre con las mismas aspiraciones y preparación que yo.Danna escuchó desde su cuarto y sintió pena
A la mañana siguiente, Hanna pagó el vestido y los zapatos para la fiesta, costaban una fortuna, se gastó casi la mitad se sus ahorros, pero el objetivo, bien valía la pena, además por ser empleada del corporativo, le aplicaron un descuento.—¿Ya lista para la fiesta del año? Veo que ya adquiriste el mejor vestido del almacén.—¡Por supuesto! Es mi primera vez en esa fiesta y quiero que mi presencia se haga notar.—No hay manera de que tu presencia no se note Hanna, tu sabes que donde quiera que te pares, atraes todas las miradas y no solamente las miradas masculinas.—Tú dices eso porque me estimas Carlitos, pero te aseguro, que si me vieras cuando acabo de despertar, no pensarías lo mismo.—No te he visto, porque no has querido, siempre sales corriendo, si te quedaras, podría llevarte el desayuno a la cama y consentirte como te m
Hanna se quedó de pie, mirando hacia el hombre que había elegido para ella, era mucho más guapo en persona que las revistas, y sin duda alguna, iba a conquistarlo, o dejaba de llamarse Hanna Montiel.—¿Así que pusiste tus ojos en Wilmer Nava? Yo creí que no te interesaba pescar a un hombre rico.—No te equivoques Carlitos, no son sus millones los que me atraen, aun cuando ese hombre se quedara en la ruina, entre los dos, volveríamos a forjar un imperio.—Sabía que eras vanidosa, pero veo que me quedé corto, creo que más bien, caes en el narcisismo.—Ja, ja, ja, ja, no me hagas reír, estás hablando por despecho, sabes que nunca te podrías comparar con él.—No, no me comparo con él, yo soy más guapo, solo que a él, le favorecen los millones, pero bueno, te deseo suerte, ojalá y logres que se fije
Danna entró temerosa en la delegación, era un lugar horrible, le suplicó al ministerio público para que dejaran salir a su hermana y ofreció pagar la multa, pero le dieron un rotundo ¡No!—Lo siento señorita, el reglamento no se puede romper, la señorita fue encontrada en una situación bastante comprometedora, cometer faltas a la moral en vía pública, además de intentar sobornar a un oficial de policía, no es algo que se deje pasar por alto tan fácilmente, voy a dejar que la vea unos minutos, pero no podrá volver a casa hasta que se hayan cumplido las veinticuatro horas.La dejaron pasar, si la oficina era un lugar feo, las celdas eran espantosas, era un pasillo frío, con paredes que alguna vez fueron blancas, pero estaban sucias y rayadas, sintió un escalofrío al ver a su hermana sentada en una banca dentro de la celda.—&ique
Danna sintió como un escalofrío recorrió su cuerpo, cuando Wilmer, al colocar su pie sobre el piso, rozó ligeramente su tobillo con el dedo pulgar, logrando que, con solo un pequeño roce, se le erizara la piel.—Eh… Lo siento señorita Montiel, es tarde, tengo que irme, continuaremos otro día, voy a estar dos meses en Monterrey y me daré un tiempo para ver por completo el funcionamiento de la tienda, con su permiso — Salió a toda prisa, discretamente, acomodó el bulto que había comenzado a crecer bajo su pantalón, él no era partidario de involucrarse con sus empleadas, pero sin duda esa mujer, era capaz de volverlo loco, sólo con mirarlo, y al notar como ella se estremecía al contacto con su piel, le indicó que ella también había sentido esa atracción sexual que no siempre se consigue, y menos, con alguien a quien apenas conoce
Cuando Danna sintió que el beso de Pablo estaba subiendo de intensidad, se empezó a sentir incómoda, ya no sentía lo mismo que hacía cuatro años, esa sensación de no querer que parara y de llegar a algo más que besos y caricias atrevidas, se había quedado en el pasado.—Pablo, lo siento, me tengo que ir —Lo empujó para separarlo de su cuerpo.—Hanna, démonos otra oportunidad, yo no te he olvidado, todavía te amo —Suplicó y Danna sintió pena por él, Hanna ya había puesto sus ojos en Wilmer Nava, y seguramente, ya no iba a querer nada con Pablo.—No sé, por favor, déjame pensarlo, en este momento, mi vida está muy complicada, perdóname, me tengo que ir.Subió rápidamente al auto y se alejó lo más rápido que pudo, cuando al fin llegó a su casa, se qu