Danna sentía un dolor en el pecho, intuía que algo no estaba bien con su hermana, siempre habían tenido esa conexión de gemelas, aunque regularmente Hanna la ignoraba, pero ella si solía preocuparse porque siempre acertaba.
No sabía si llamarla, solo para preguntarle si estaba bien, aunque en realidad lo que quería era saber qué había pasado entre ella y Wilmer; si habían terminado, o seguían juntos(esperaba lo primero)
Finalmente se atrevió a llamar, pero su hermana tenía apagado el móvil, así que no tuvo respuesta, después de tres intentos, se dio por vencida.
—Señorita Danna, ¿qué quiere que le prepare de desayunar? —Preguntó Juana, sacándola de sus pensamientos.
—Por favor ve a comprar unos huevitos a la veracruzana Juanita, me muero de hambre, toma dinero en la cocina y pídelos en la fondita de la esquina por favor, ya sabes como me gustan, que estén picositos.
—Está bien señorita, en lo que se los preparan le voy a ir a traer su café que
Wilmer salió de la casa de Danna con el corazón destruido, no le importaba que hubiera tenido cien amantes antes de él, pero esperaba que después de haberle dicho que la amaba, le fuera fiel a su relación.Se detuvo por un momento en la puerta antes de salir a la calle, escuchó la voz de Danna gritando su nombre, parecía sincera, pero solo de recordar su voz afirmando que ella y Carlos eran amantes y que lo hubiera llamado cuando apenas el día anterior se habían dicho que se amaban, era demasiado complicado de entender.Comenzó a caminar necesitaba pensar, despejar su mente y tratar de reparar su corazón.—Danna, Danna ¿Por qué me hiciste esto? ¡Soy un imbécil! —Se dijo en voz alta.—Efectivamente, eres un verdadero imbécil —Dijo la voz de Carlos Pacheco que caminaba tras él.Wilmer no soportó má
Por más que pensaba, Danna no sabía cómo confesarle a Wilmer toda la verdad, tenía miedo de su reacción, de que se sintiera burlado y la rechazara por haberse prestado al juego de Hanna para engañarlo.Pero sabía que era mejor que fuera ella quien le dijera la verdad y no dejar que lo supiera por alguien más, así que se armó de valor y lo llamó para que la ayudara a salir el baño, pero fue Juanita quien llegó auxiliarla.—El joven salió señorita, dijo que tenía que hacer una compra urgente y que volvía enseguida.Ella suspiró, tendría que esperar a que volviera hablar con él, así que le pidió a Juanita qué le ayudara a ducharse y a vestirse, quería que Wilmer la encontrada arreglada para él.Cuándo volvió, traía consigo el desayuno, el café favorito
Danna presionó la mano de Wilmer al escuchar las palabras de su hermana y él sintió el temor de ella en ese apretón. —¡Hanna no te atrevas! —Dijo Carlos que ya estaba en la iglesia y la sostuvo del brazo. —¡Por favor Danna! Tengo que hablar con ustedes dos—Dijo Hanna con voz determinante y soltando su brazo del agarre de Carlos. La tía Jeda no sabía que estaba pasando, fue ella la que le llamó a Hanna para decirle de la boda de su hermana, pensó que era importante que estuvieran juntas en ese día tan importante para Danna, pues desde el abandono de sus padres, solo se tuvieron una a la otra. —Hanna no tiene caso—dijo Wilmer tratando de tranquilizarla, porque se veía muy alterada. —Sí, si tiene caso, por favor, solo escúchenme - suplicó. —Hijos míos, yo creo que deben escuchar a esta mujer —dijo el sacerdote al ver la tensión entre los novios y la mujer que había irrumpido en la iglesia. Danna y Wilmer, tomados de la mano camina
En su luna de miel Danna y Wilmer coincidieron en que querían ir juntos a admirar de cerca "El beso", de Klimt en la Galeria Österreichische de Viena. Un museo en el que se encuentran otras maravillas de lo que se conoce como Sezession, un Modernismo a la vienesa. Recorrieron tomados de la mano el museo que está situado en uno de los palacios más llamativos de la ciudad, el Belvedere, rodeado de jardines por los que aprovechaban para besarse a cada momento.Dos meses después la inauguración del Museo de Arte Latino en Londres propiedad de Wilmer, fue todo un éxito, pero lo más emotivo fue que un día antes de la apertura, el museo recibió una donación por parte del reconocido pintor y escultor mexicano Ricardo Rivera y la obra “Sentimientos infantiles” de la pintora Danna Montiel, pudo ser expuesta a la derecha de la obra desconocida de Da Vinci.Junto con la obra de Danna, Wilmer rec
Eran las seis de la tarde y los invitados a la fiesta de cumpleaños comenzaban a llegar.—¡Dónde está Hanna? Ya están llegando los invitados y ella no aparece.—¡Aquí estoy tía! Me estaba bañando, pero ya estoy lista, en un momento salgo —Abrió la puerta de la habitación y asomó la cabeza para que su tía la viera.—¿Y Danna? Estaba aquí hace un momento.—¡Se está lavando los dientes!—Dense prisa, ustedes son las festejadas y deben salir a recibir a sus invitados.La joven cerró la puerta de la habitación y le puso el pestillo para que nadie entrara, se lavó la cara y se cambió la blusa. Una piedra golpeó a ventana y corrió a abrir, era su hermana gemela, se había escapado para ver a su novio, tenía que despedirse de él y terminar
El departamento que les alquiló su padre, era pequeño, pero estaba en una de las mejores zonas de la ciudad y tan sólo a dos calles de la universidad, así que podían ir y regresar caminando sin ningún problema.Hanna, decidió estudiar Administración de negocios, con el sueño de algún día dirigir su propia empresa, en cambio Danna, se inclinaba más por las artes, siempre le gustó la literatura, la música, pero sobre todo la pintura, realizaba unos maravillosos dibujos, y a dónde quiera que iba, llevaba su cuaderno de bocetos, lo que más le gustaba era hacer retratos, decía que algún día, iba a lograr plasmar las emociones de las personas en un lienzo y montar su propia galería.El pequeño departamento tenía dos habitaciones, Hanna, por supuesto, eligió la habitación principal, que tenía un gran ven
Hanna y Pablo, fueron novios durante un tiempo, pero nunca le presentó a Danna, a ella le gustaba conservar el misterio de su hermana gemela, no sabía cuándo iba a necesitar cambiar de identidad, todo iba bien, hasta que Pablo le pidió matrimonio.—Los siento mucho amor, te amo, pero yo no puedo casarme contigo, mi prioridad es terminar mi carrera, ejercer mi profesión y forjarme un futuro.—Pero puedes seguir estudiando, lo único que cambiaría sería que viviríamos juntos.—Perdóname, no me malinterpretes, pero es mejor que terminemos, eres muy guapo, me encantas y estoy enamorada de ti, pero yo no podría casarme con un plomero, estudia, prepárate y juntos saldremos adelante, yo no estoy buscando un novio millonario, pero sí un hombre con las mismas aspiraciones y preparación que yo.Danna escuchó desde su cuarto y sintió pena
A la mañana siguiente, Hanna pagó el vestido y los zapatos para la fiesta, costaban una fortuna, se gastó casi la mitad se sus ahorros, pero el objetivo, bien valía la pena, además por ser empleada del corporativo, le aplicaron un descuento.—¿Ya lista para la fiesta del año? Veo que ya adquiriste el mejor vestido del almacén.—¡Por supuesto! Es mi primera vez en esa fiesta y quiero que mi presencia se haga notar.—No hay manera de que tu presencia no se note Hanna, tu sabes que donde quiera que te pares, atraes todas las miradas y no solamente las miradas masculinas.—Tú dices eso porque me estimas Carlitos, pero te aseguro, que si me vieras cuando acabo de despertar, no pensarías lo mismo.—No te he visto, porque no has querido, siempre sales corriendo, si te quedaras, podría llevarte el desayuno a la cama y consentirte como te m