El departamento que les alquiló su padre, era pequeño, pero estaba en una de las mejores zonas de la ciudad y tan sólo a dos calles de la universidad, así que podían ir y regresar caminando sin ningún problema.
Hanna, decidió estudiar Administración de negocios, con el sueño de algún día dirigir su propia empresa, en cambio Danna, se inclinaba más por las artes, siempre le gustó la literatura, la música, pero sobre todo la pintura, realizaba unos maravillosos dibujos, y a dónde quiera que iba, llevaba su cuaderno de bocetos, lo que más le gustaba era hacer retratos, decía que algún día, iba a lograr plasmar las emociones de las personas en un lienzo y montar su propia galería.
El pequeño departamento tenía dos habitaciones, Hanna, por supuesto, eligió la habitación principal, que tenía un gran ventanal que daba a la calle y el baño era más grande y tenía una tina, ella siempre soñó con un baño de esos, así que en lo que desempacaba, abrió la llave para darse su primer baño de burbujas.
A Danna, nunca le importó que su hermana siempre eligiera lo mejor, lo más grande, lo más caro, lo más bonito, la quería mucho y le gustaba verla feliz, ya que a veces se portaba cómo una niña pequeña, y siempre se salía con la suya, así que ella optaba por consentirla para verla sonreír. Su habitación era más pequeña, pero le encantó porque tenía una pequeña terraza que daba a un pequeño jardín trasero y pensó que era excelente para montar su primer taller.
Siempre les dolió que sus padres nunca volvieran a buscarlas, tenían doce años cuando ellos se divorciaron, su padre fue el primero en irse, le ofrecieron un excelente trabajo en Canadá, pero su madre se negó a viajar con él, ya tenían serias dificultades como pareja, así que optaron por el divorcio, así ninguno de los dos se iba a sentir atado a un matrimonio que ya no tenía futuro.
Hanna, fue la que más sintió la separación de sus padres, era la consentida de su papá y sufrió mucho cuando se fue, siempre pensó que alguna vez iba a volver por ella, pero no sucedió, dejó de hacerse ilusiones cuando él, les dijo que se había casado nuevamente y que su esposa iba a tener un bebé; aun así, mantenían una buena comunicación por redes sociales y cada mes, les enviaba una cantidad de dinero para sus gastos.
El golpe más fuerte, fue cuando su madre decidió irse a Estados Unidos, apenas dos años después de que las dejara su padre, ella conoció a un hombre por internet y sin pensarlo dos veces, se fue y se casó, una vez establecida, quiso enviar por ellas, pero ya tenían quince años y las dos prefirieron quedarse en casa de su tía Jeda, que las adoraba, así que se prometieron que siempre, estarían juntas y ellas nunca se abandonarían.
Ya instaladas en su nuevo departamento, decidieron salir a conocer la ciudad, era la primera vez que iban a vivir solas y estaban ansiosas, sobre todo Hanna, de sentir el aire de libertad, ya no había a quien pedir permiso, ni un horario estricto para volver a casa, podían hacer lo que quisieran.
Como siempre, no se ponían de acuerdo, Danna quería ir al cine y Hanna quería ir a bailar y lo resolvieron con un típico juego de piedra, papel o tijeras, esta vez Danna, fue la ganadora, y a Hanna, no le quedó más remedio que aceptar ir al cine con su hermana, ya más adelante tendría amigos y podría salir sin ella, la adoraba, pero le fastidiaba que fuera tan ñoña y aburrida.
Se vistieron con mini falda de jeans y camiseta, hacía mucho calor y como eran nuevas en la ciudad y nadie las conocía, se vistieron igual, les divertía causar confusión en las personas.
Pensaron en pedir un servicio de auto de alquiler, no conocían el lugar así que era la mejor opción, Danna entró en su habitación, ya que había olvidado el móvil, cuando tocaron a la puerta, les extrañó, puesto que como no conocían a nadie, no esperaban visitas.
Hanna, abrió y se encontró con un guapísimo hombre de aproximadamente veinticinco años, cuerpo atlético, hermosos ojos castaños y una sonrisa encantadora.
—¡Hola! Mi nombre es Pablo Olvera, vivo en el edificio de atrás —Dijo señalando hacia la ventana que daba al jardín trasero — soy el encargado del mantenimiento del condominio y vine a ponerme a tus órdenes, —le dio una tarjeta —si tienes algún problema en el departamento, puedes llamarme y vendré en cuanto me sea posible.
—Hola Pablo, soy Hanna, y precisamente en este momento tengo un problema, quiero ir a bailar, pero no conozco la ciudad, ¿Me puedes acompañar?
Pablo sonrió, sabía que era atractivo y que llamaba la atención de las mujeres, pero nunca había conocido una chica tan directa y la que tenía enfrente, era muy hermosa, aunque no estaba seguro de que fuera mayor de edad.
—Yo no tendría problema si tus padres te dan permiso. — dijo para averiguar más sobre ella.
—No te preocupes, vivo sola, soy mayor de edad, y mis padres están tan lejos, que no se van a enterar si salgo.
—¿Justo ahora? ¿No es muy temprano?
—Tal vez podamos cenar algo antes. ¿No crees? —Pablo se miró y movió sus manos mostrando su ropa.
—No te preocupes, estás perfecto, no tenemos que ir a un lugar exclusivo, solo quiero conocer lo más divertido de la ciudad.
—¡Está bien, vamos!
Hanna corrió a la habitación de su hermana.
—Lo siento hermanita, ya conseguí con quien ir a bailar, perdóname, tu idea del cine era muy aburrida.
Danna puso los ojos en blanco, así era su hermana, no había nada que hacer para cambiarla, ya había pedido el auto, así que decidió ir a conocer la plaza, no le gustaba entrar al cine sola, en el pueblo, siempre tenía a su tía y su prima, que, aunque era más pequeña siempre estaba dispuesta a acompañarla, pero ahora no tenía a nadie. Esperaba que una vez que comenzaran las clases, pudiera hacerse de una buena amiga.
Caminó durante un rato, recorrió la Plaza México y la Plaza Morelos, pero comenzaba a oscurecer, así que pidió un auto para volver a casa., ella sabía que se iba a convertir en la mamá de su hermana, se puso pijama y se sentó a ver televisión para esperarla, Hanna, no medía nunca los peligros de nada, se había ido a bailar con un desconocido, a un lugar desconocido, menos mal habían acordado siempre mantener activa su ubicación en tiempo real y llevaba horas sin moverse del mismo sitio, seguramente era una discoteca, o un bar.
Se quedó dormida en el sillón de la sala, hasta que escuchó el ruido de las llaves queriendo abrir la puerta, las voces y las risas le indicaban que iba acompañada, así que corrió a encerrarse en su habitación para que no la vieran.
Esa, fue la primera noche de su nueva vida en Monterrey, y el primer hombre que desfiló por la cama de Hanna, a partir de ese día, cada fin de semana, salía con alguien, aunque Pablo, era su favorito, ellas habían acordado no decirle a nadie que eran gemelas, era la primera vez que estudiarían separadas, y las facultades estaban considerablemente retiradas una de la otra, así que tendrían amigos diferentes.
Ese juego comenzó a ser divertido también para Danna, la primera vez que tuvo a Pablo enfrente, era el primer día de clases y ella salió mucho más temprano que su hermana, porque quería caminar y Hanna se rehusaba, de hecho, ya le había pedido a su madre, que le compraran un auto.
Bajando por las escaleras, Danna se topó con Pablo, chocaron y a ella se le cayó su cuaderno de bocetos.
—¿A dónde tan temprano preciosa? ¿Qué te parece si nos echamos un mañanero antes de que te vayas?
Danna no tuvo tiempo de decir nada, porque el hombre ya la estaba besando, la puso contra la pared y comenzó a acariciarla por encima de la ropa, los senos y la entrepierna, era la primera vez que Danna sentía algo parecido, el beso de Pablo no se parecía en nada a los de sus anteriores experiencias, al parecer este hombre si sabía lo que hacía.
—Lo siento, debo irme o llegaré tarde. —Lo empujó con todas sus fuerzas y salió corriendo, llevaba la respiración agitada y la sensación del beso la acompañó durante todo el día, era obvio que había sido confundida con su hermana, pero estaba vez pensó que ser Hanna, por un momento, había sido bastante divertido.
No le contó a su hermana lo que había pasado, y al parecer Pablo, no notó la diferencia, así que cada mañana se besaba con él antes de irse a la universidad, hasta que Hanna, le confesó que se estaba enamorando de él.
Prefirió quedarse callada, era la primera vez que Hanna, se enamoraba de verdad, o al menos eso era lo que ella decía, así que decidió cambiar su rutina, ya no bajaba por las escaleras, usaba el ascensor y cambiaba sus horarios, siempre que sus clases se lo permitían.
Durante un tiempo, se sintió culpable disfrutar de los besos del novio de su hermana, porque además los extrañaba, ya se le había hecho costumbre y debía reconocer que Pablo, le gustaba mucho más de lo que ella quería aceptar.
Hanna y Pablo, fueron novios durante un tiempo, pero nunca le presentó a Danna, a ella le gustaba conservar el misterio de su hermana gemela, no sabía cuándo iba a necesitar cambiar de identidad, todo iba bien, hasta que Pablo le pidió matrimonio.—Los siento mucho amor, te amo, pero yo no puedo casarme contigo, mi prioridad es terminar mi carrera, ejercer mi profesión y forjarme un futuro.—Pero puedes seguir estudiando, lo único que cambiaría sería que viviríamos juntos.—Perdóname, no me malinterpretes, pero es mejor que terminemos, eres muy guapo, me encantas y estoy enamorada de ti, pero yo no podría casarme con un plomero, estudia, prepárate y juntos saldremos adelante, yo no estoy buscando un novio millonario, pero sí un hombre con las mismas aspiraciones y preparación que yo.Danna escuchó desde su cuarto y sintió pena
A la mañana siguiente, Hanna pagó el vestido y los zapatos para la fiesta, costaban una fortuna, se gastó casi la mitad se sus ahorros, pero el objetivo, bien valía la pena, además por ser empleada del corporativo, le aplicaron un descuento.—¿Ya lista para la fiesta del año? Veo que ya adquiriste el mejor vestido del almacén.—¡Por supuesto! Es mi primera vez en esa fiesta y quiero que mi presencia se haga notar.—No hay manera de que tu presencia no se note Hanna, tu sabes que donde quiera que te pares, atraes todas las miradas y no solamente las miradas masculinas.—Tú dices eso porque me estimas Carlitos, pero te aseguro, que si me vieras cuando acabo de despertar, no pensarías lo mismo.—No te he visto, porque no has querido, siempre sales corriendo, si te quedaras, podría llevarte el desayuno a la cama y consentirte como te m
Hanna se quedó de pie, mirando hacia el hombre que había elegido para ella, era mucho más guapo en persona que las revistas, y sin duda alguna, iba a conquistarlo, o dejaba de llamarse Hanna Montiel.—¿Así que pusiste tus ojos en Wilmer Nava? Yo creí que no te interesaba pescar a un hombre rico.—No te equivoques Carlitos, no son sus millones los que me atraen, aun cuando ese hombre se quedara en la ruina, entre los dos, volveríamos a forjar un imperio.—Sabía que eras vanidosa, pero veo que me quedé corto, creo que más bien, caes en el narcisismo.—Ja, ja, ja, ja, no me hagas reír, estás hablando por despecho, sabes que nunca te podrías comparar con él.—No, no me comparo con él, yo soy más guapo, solo que a él, le favorecen los millones, pero bueno, te deseo suerte, ojalá y logres que se fije
Danna entró temerosa en la delegación, era un lugar horrible, le suplicó al ministerio público para que dejaran salir a su hermana y ofreció pagar la multa, pero le dieron un rotundo ¡No!—Lo siento señorita, el reglamento no se puede romper, la señorita fue encontrada en una situación bastante comprometedora, cometer faltas a la moral en vía pública, además de intentar sobornar a un oficial de policía, no es algo que se deje pasar por alto tan fácilmente, voy a dejar que la vea unos minutos, pero no podrá volver a casa hasta que se hayan cumplido las veinticuatro horas.La dejaron pasar, si la oficina era un lugar feo, las celdas eran espantosas, era un pasillo frío, con paredes que alguna vez fueron blancas, pero estaban sucias y rayadas, sintió un escalofrío al ver a su hermana sentada en una banca dentro de la celda.—&ique
Danna sintió como un escalofrío recorrió su cuerpo, cuando Wilmer, al colocar su pie sobre el piso, rozó ligeramente su tobillo con el dedo pulgar, logrando que, con solo un pequeño roce, se le erizara la piel.—Eh… Lo siento señorita Montiel, es tarde, tengo que irme, continuaremos otro día, voy a estar dos meses en Monterrey y me daré un tiempo para ver por completo el funcionamiento de la tienda, con su permiso — Salió a toda prisa, discretamente, acomodó el bulto que había comenzado a crecer bajo su pantalón, él no era partidario de involucrarse con sus empleadas, pero sin duda esa mujer, era capaz de volverlo loco, sólo con mirarlo, y al notar como ella se estremecía al contacto con su piel, le indicó que ella también había sentido esa atracción sexual que no siempre se consigue, y menos, con alguien a quien apenas conoce
Cuando Danna sintió que el beso de Pablo estaba subiendo de intensidad, se empezó a sentir incómoda, ya no sentía lo mismo que hacía cuatro años, esa sensación de no querer que parara y de llegar a algo más que besos y caricias atrevidas, se había quedado en el pasado.—Pablo, lo siento, me tengo que ir —Lo empujó para separarlo de su cuerpo.—Hanna, démonos otra oportunidad, yo no te he olvidado, todavía te amo —Suplicó y Danna sintió pena por él, Hanna ya había puesto sus ojos en Wilmer Nava, y seguramente, ya no iba a querer nada con Pablo.—No sé, por favor, déjame pensarlo, en este momento, mi vida está muy complicada, perdóname, me tengo que ir.Subió rápidamente al auto y se alejó lo más rápido que pudo, cuando al fin llegó a su casa, se qu
Esa noche, Danna se fue a la cama recreando en su mente cada una de los acontecimientos del día, cerró los ojos y visualizó a Pablo, fueron cuatro años, en los que vivió añorándolo, deseando que no se hubiera ido, pero también soñando con que la eligiera a ella, por encima de Hanna, aunque eso no pasaría nunca, ningún hombre que hubiera conocido a su hermana, la elegiría a ella.Incluso sintió que Ricardo se impresionó al verla, vestida de manera más provocativa y con el rostro maquillado, el cabello voluminoso, le daba a Hanna, ese toque sensual, que ella no tenía, a veces se preguntaba si… ¿Habría alguien en el mundo que la prefiriera a ella? ¿Sin todo ese glamour y sensualidad de su hermana?«Caminaba por un pasillo largo, siguiendo el sonido de la música y el bullicio de la gente, cuando llegó hasta la puert
Hanna llegó al almacén muy temprano, tenía que revisar todos los pendientes, fue una suerte, que nadie hubiera notado, que la que estuvo el día anterior, no había sido ella.Los colaboradores comenzaron a llegar y el momento de abrir la tienda llegó, ella como siempre, realizó su recorrido, verificando que todo estuviera en orden para la apertura.—¿Me quieres explicar que pasó ayer? ¿Cómo le hiciste para estar en la cárcel y venir a trabajar al mismo tiempo?—¡Shhh, cállate! No hables tan alto, que no, nos conviene que nadie se dé cuenta, ven vamos a mi oficina —Carlos estaba impactado, le preguntaron por qué no había ido a trabar y él dijo que se había sentido enfermo, y cuando preguntó que quién había abierto la tienda, le dijeron que la Licenciada Hanna, como siempre, pero eso era imposible