Eran las seis de la tarde y los invitados a la fiesta de cumpleaños comenzaban a llegar.
—¡Dónde está Hanna? Ya están llegando los invitados y ella no aparece.
—¡Aquí estoy tía! Me estaba bañando, pero ya estoy lista, en un momento salgo —Abrió la puerta de la habitación y asomó la cabeza para que su tía la viera.
—¿Y Danna? Estaba aquí hace un momento.
—¡Se está lavando los dientes!
—Dense prisa, ustedes son las festejadas y deben salir a recibir a sus invitados.
La joven cerró la puerta de la habitación y le puso el pestillo para que nadie entrara, se lavó la cara y se cambió la blusa. Una piedra golpeó a ventana y corrió a abrir, era su hermana gemela, se había escapado para ver a su novio, tenía que despedirse de él y terminar su relación.
—¡Date prisa! La tía quiere que ya salgamos las dos, ya están llegando los invitados, te tardaste mucho quedamos que solo sería una hora, casi nos descubren.
—Si lo haces bien, nadie tiene porqué darse cuenta. ¿Hiciste lo que te dije?
—Sí, salí y me pasee por toda la casa para que me vieran y hasta me senté un rato a ver televisión y luego entré, me puse tu blusa y me pinté los labios, para que me viera la tía y le dije que me estaba bañando.
—Perfecto, ahora pásame ese atomizador, voy a humedecer mi cabello para que noten que me acabo de bañar, igual que tú.
—Si le hubieras dicho a la tía que tenías novio, tal vez no se hubiera enojado, y tú y yo no hubiéramos tenido que hacer esto.
—Danna, lo hemos hecho desde que teníamos tres años y nunca nadie ha notado la diferencia, te aseguro que ni mi novio se hubiera dado cuenta si un día tu salías con él en mi lugar.
—Estás loca Hanna y yo más por seguirte el juego.
—Ya no te enojes, que bien que lo has disfrutado también, ¿Ya se te olvidó cuando me dijiste que querías saber lo que se sentía que te besaran? Te dejé que besaras a César cuando era mi novio.
—Sí, pero después me arrepentí porque no me gustó nada la experiencia.
—Bueno, esa no es mi culpa.
—Pensé que volvería triste por haber terminado con tu novio.
—Sí, me da un poco de tristeza, pero allá donde viviremos, seguramente conoceré más chicos y no sé tú, pero yo no pienso regresar a este pueblo, cuando nos graduemos, buscaré trabajo allá, en Monterrey.
—¡Niñas dense prisa que ya están llegando los invitados!
Las hermanas salieron juntas de la habitación, nadie sospechó siquiera que Hanna había estado fuera casi todo el día, Danna, entraba y salía de la habitación representando las dos personalidades y no era la primera vez, era su cumpleaños número dieciocho, estaban cumpliendo su mayoría de edad y nadie, no siquiera su Tía Jeda, que se había hecho cargo de ellas cuando su madre viajó a Estados unidos en busca del sueño americano, sabría distinguir quien era Hanna y quién era Danna si se vistieran igual, por eso, solían comprarse ropa totalmente diferente, a Hanna le gustaba la ropa sexy, faldas cortas, escotes pronunciados y colores llamativos y siempre llevaba los labios pintados de rojo.
Danna, por el contrario, disfrutaba de colores claros, sus favoritos eran el gris, el marfil y el rosa pastel, así que todo mundo sabía con quien hablaba solo por la manera de vestir, lo que nadie sabía era que ellas, disfrutaban intercambiando papeles.
Salieron a recibir a los invitados, en realidad ellas hubieran preferido no tener una fiesta, pero su tía insistió tanto que no pudieron negarse.
Era una comida sencilla, su madre le envió dinero a Jeda para que contratara un servicio de banquetes y contratara un DJ, a Hanna le encantaba bailar y siempre era el alma de la fiesta, con su carácter extrovertido y amigable, encantaba a todo el mundo, sobre todo a los chicos, en cambio, Danna, parecía tener dos pies izquierdos y era tan introvertida, que se sonrojaba por todas las ocurrencias de su hermana.
Invitaron a todos sus amigos del bachillerato, unos días antes había sido su graduación, así que era un festejo doble, Hanna se encargó de que todos comenzaran a bailar, la fiesta estaba de lo más divertida, los jóvenes parecían estar disfrutando mucho.
Danna estaba sentada viendo a todos bailar, sobre todo a Eduardo, era tan guapo, el chico más popular de la escuela, pero él, sólo tenía ojos para Hanna, aunque ella, no le hacía caso.
—¿Te gusta mucho hermanita?
—Eh, no, no tanto.
—¡Vamos! A mí no puedes mentirme. Sabes que después de esta noche quizá no lo vuelvas a ver nunca, él irá a la universidad de la Ciudad de México y tú y yo nos iremos a Monterrey en unos días.
—¡Lo sé! Pero él ni siquiera me mira, y yo me conformo con verlo bailar, se ve tan contento y su sonrisa me la llevaré de recuerdo.
—¿Y no te gustaría llevarte más que eso? ¿Un beso tal vez?
—Tu sabes que yo no me atrevería.
—Pero yo sí, y si haces lo que te digo, haré que te bese.
—¡No! Moriré de vergüenza si se da cuenta del engaño.
—Danna, no se va a dar cuenta si no hablas, anda vamos a cambiarnos de ropa.
Tal vez, su hermana estaba loca, pero Danna no se iría sin besar a Eduardo, al menos una vez en la vida, era uno de esos sueños que quería que se volvieran realidad y si para eso tenía que suplantar la personalidad de su hermana lo haría.
Entraron a su habitación y rápidamente se cambiaron la ropa, Hanna se lavó la cara y se puso el brillo suave en los labios, cepilló su larga cabellera rubia ceniza, para quitarle volumen y ayudó a Danna a maquillarse como ella solía hacerlo para las fiestas y le dio un poco de volumen a su cabello.
—¡Listo! Te ves tan hermosa que te pareces a mi — Danna le hizo muecas y le mostró la lengua— ven vamos — la llevó a una zona oscura del jardín, justo detrás de una jardinera que impedía que alguien la viera—¡Aquí quédate, no te muevas y no hables!
Hanna, vestida y representando el papel de su hermana, se acercó hasta donde estaba Eduardo, lo llamó para que se agachara un poco y le dijo al oído —Hanna quiere que vayas un momento, está detrás de esa jardinera, en unos días nos iremos del estado y no quiere irse sin besarte, pero no quiere que nadie los vea.
Eduardo corrió a su encuentro con “Hanna”, había intentado salir con ella desde que iniciaron el bachillerato y ella nunca lo había aceptado y no iba a desaprovechar la oportunidad de pasar un buen rato con ella.
Danna estaba nerviosa, siempre aceptaba las locuras de su hermana, aunque siempre era ella la que llevaba la parte más difícil.
—Pensé que me iba a ir sin probar tus labios preciosa — Los atléticos brazos del capitán del equipo de futbol universitario, la abrazaron por atrás y un escalofrío recorrió su cuerpo cuando él besó su cuello, la tomó por la cintura y la hizo voltear hacia él, y cerró los ojos para sentir sus labios sobre los suyos.
El beso no fue lo que ella esperaba, el joven llenó su boca de saliva y a Danna le dio mucho asco, tanto, que estuvo a punto de vomitar y salió corriendo sin decir nada.
¿Por qué a su hermana le gustaba tanto besarse con sus novios? Era la segunda vez que Danna recibía un beso, y definitivamente, sería la última. No estaba dispuesta a pasar nuevamente por eso, al menos no, haciéndose pasar por su hermana.
Corrió hasta donde estaba su hermana y la arrastró a su habitación para que volvieran a cambiar de rol, y Hanna se burló de ella por haber huido de su amor platónico.
Días después entre lágrimas de nostalgia y agradecimiento, se despidieron de su tía, ella las cuido desde su madre se fue y les dolía dejarla, pero habían conseguido una beca para estudiar en la universidad más prestigiada en Monterrey Nuevo León y su padre, les había alquilado un departamento para que vivieran allí, ya eran mayores de edad y con su madre en Estados unidos y su padre en Canadá, no había nada que las detuviera.
Su idea era estudiar y trabajar en una de las ciudades más importantes del país, e independizarse de sus padres, nacieron juntas y seguirían juntas, su amor de hermanas era inquebrantable, o al menos, eso era lo que creían.
El departamento que les alquiló su padre, era pequeño, pero estaba en una de las mejores zonas de la ciudad y tan sólo a dos calles de la universidad, así que podían ir y regresar caminando sin ningún problema.Hanna, decidió estudiar Administración de negocios, con el sueño de algún día dirigir su propia empresa, en cambio Danna, se inclinaba más por las artes, siempre le gustó la literatura, la música, pero sobre todo la pintura, realizaba unos maravillosos dibujos, y a dónde quiera que iba, llevaba su cuaderno de bocetos, lo que más le gustaba era hacer retratos, decía que algún día, iba a lograr plasmar las emociones de las personas en un lienzo y montar su propia galería.El pequeño departamento tenía dos habitaciones, Hanna, por supuesto, eligió la habitación principal, que tenía un gran ven
Hanna y Pablo, fueron novios durante un tiempo, pero nunca le presentó a Danna, a ella le gustaba conservar el misterio de su hermana gemela, no sabía cuándo iba a necesitar cambiar de identidad, todo iba bien, hasta que Pablo le pidió matrimonio.—Los siento mucho amor, te amo, pero yo no puedo casarme contigo, mi prioridad es terminar mi carrera, ejercer mi profesión y forjarme un futuro.—Pero puedes seguir estudiando, lo único que cambiaría sería que viviríamos juntos.—Perdóname, no me malinterpretes, pero es mejor que terminemos, eres muy guapo, me encantas y estoy enamorada de ti, pero yo no podría casarme con un plomero, estudia, prepárate y juntos saldremos adelante, yo no estoy buscando un novio millonario, pero sí un hombre con las mismas aspiraciones y preparación que yo.Danna escuchó desde su cuarto y sintió pena
A la mañana siguiente, Hanna pagó el vestido y los zapatos para la fiesta, costaban una fortuna, se gastó casi la mitad se sus ahorros, pero el objetivo, bien valía la pena, además por ser empleada del corporativo, le aplicaron un descuento.—¿Ya lista para la fiesta del año? Veo que ya adquiriste el mejor vestido del almacén.—¡Por supuesto! Es mi primera vez en esa fiesta y quiero que mi presencia se haga notar.—No hay manera de que tu presencia no se note Hanna, tu sabes que donde quiera que te pares, atraes todas las miradas y no solamente las miradas masculinas.—Tú dices eso porque me estimas Carlitos, pero te aseguro, que si me vieras cuando acabo de despertar, no pensarías lo mismo.—No te he visto, porque no has querido, siempre sales corriendo, si te quedaras, podría llevarte el desayuno a la cama y consentirte como te m
Hanna se quedó de pie, mirando hacia el hombre que había elegido para ella, era mucho más guapo en persona que las revistas, y sin duda alguna, iba a conquistarlo, o dejaba de llamarse Hanna Montiel.—¿Así que pusiste tus ojos en Wilmer Nava? Yo creí que no te interesaba pescar a un hombre rico.—No te equivoques Carlitos, no son sus millones los que me atraen, aun cuando ese hombre se quedara en la ruina, entre los dos, volveríamos a forjar un imperio.—Sabía que eras vanidosa, pero veo que me quedé corto, creo que más bien, caes en el narcisismo.—Ja, ja, ja, ja, no me hagas reír, estás hablando por despecho, sabes que nunca te podrías comparar con él.—No, no me comparo con él, yo soy más guapo, solo que a él, le favorecen los millones, pero bueno, te deseo suerte, ojalá y logres que se fije
Danna entró temerosa en la delegación, era un lugar horrible, le suplicó al ministerio público para que dejaran salir a su hermana y ofreció pagar la multa, pero le dieron un rotundo ¡No!—Lo siento señorita, el reglamento no se puede romper, la señorita fue encontrada en una situación bastante comprometedora, cometer faltas a la moral en vía pública, además de intentar sobornar a un oficial de policía, no es algo que se deje pasar por alto tan fácilmente, voy a dejar que la vea unos minutos, pero no podrá volver a casa hasta que se hayan cumplido las veinticuatro horas.La dejaron pasar, si la oficina era un lugar feo, las celdas eran espantosas, era un pasillo frío, con paredes que alguna vez fueron blancas, pero estaban sucias y rayadas, sintió un escalofrío al ver a su hermana sentada en una banca dentro de la celda.—&ique
Danna sintió como un escalofrío recorrió su cuerpo, cuando Wilmer, al colocar su pie sobre el piso, rozó ligeramente su tobillo con el dedo pulgar, logrando que, con solo un pequeño roce, se le erizara la piel.—Eh… Lo siento señorita Montiel, es tarde, tengo que irme, continuaremos otro día, voy a estar dos meses en Monterrey y me daré un tiempo para ver por completo el funcionamiento de la tienda, con su permiso — Salió a toda prisa, discretamente, acomodó el bulto que había comenzado a crecer bajo su pantalón, él no era partidario de involucrarse con sus empleadas, pero sin duda esa mujer, era capaz de volverlo loco, sólo con mirarlo, y al notar como ella se estremecía al contacto con su piel, le indicó que ella también había sentido esa atracción sexual que no siempre se consigue, y menos, con alguien a quien apenas conoce
Cuando Danna sintió que el beso de Pablo estaba subiendo de intensidad, se empezó a sentir incómoda, ya no sentía lo mismo que hacía cuatro años, esa sensación de no querer que parara y de llegar a algo más que besos y caricias atrevidas, se había quedado en el pasado.—Pablo, lo siento, me tengo que ir —Lo empujó para separarlo de su cuerpo.—Hanna, démonos otra oportunidad, yo no te he olvidado, todavía te amo —Suplicó y Danna sintió pena por él, Hanna ya había puesto sus ojos en Wilmer Nava, y seguramente, ya no iba a querer nada con Pablo.—No sé, por favor, déjame pensarlo, en este momento, mi vida está muy complicada, perdóname, me tengo que ir.Subió rápidamente al auto y se alejó lo más rápido que pudo, cuando al fin llegó a su casa, se qu
Esa noche, Danna se fue a la cama recreando en su mente cada una de los acontecimientos del día, cerró los ojos y visualizó a Pablo, fueron cuatro años, en los que vivió añorándolo, deseando que no se hubiera ido, pero también soñando con que la eligiera a ella, por encima de Hanna, aunque eso no pasaría nunca, ningún hombre que hubiera conocido a su hermana, la elegiría a ella.Incluso sintió que Ricardo se impresionó al verla, vestida de manera más provocativa y con el rostro maquillado, el cabello voluminoso, le daba a Hanna, ese toque sensual, que ella no tenía, a veces se preguntaba si… ¿Habría alguien en el mundo que la prefiriera a ella? ¿Sin todo ese glamour y sensualidad de su hermana?«Caminaba por un pasillo largo, siguiendo el sonido de la música y el bullicio de la gente, cuando llegó hasta la puert