Hanna llegó al almacén muy temprano, tenía que revisar todos los pendientes, fue una suerte, que nadie hubiera notado, que la que estuvo el día anterior, no había sido ella.
Los colaboradores comenzaron a llegar y el momento de abrir la tienda llegó, ella como siempre, realizó su recorrido, verificando que todo estuviera en orden para la apertura.
—¿Me quieres explicar que pasó ayer? ¿Cómo le hiciste para estar en la cárcel y venir a trabajar al mismo tiempo?
—¡Shhh, cállate! No hables tan alto, que no, nos conviene que nadie se dé cuenta, ven vamos a mi oficina —Carlos estaba impactado, le preguntaron por qué no había ido a trabar y él dijo que se había sentido enfermo, y cuando preguntó que quién había abierto la tienda, le dijeron que la Licenciada Hanna, como siempre, pero eso era imposible
Hanna salió a toda prisa hacia su encuentro con Pablo, estaba furiosa, por no haber podido llegar a más con Wilmer, pero muy satisfecha, porque había conseguido que se interesara en ella, ya solo era cuestión de tiempo y de mover muy bien sus cartas, para tenerlo comiendo de su mano, igual que todos sus amantes, sí, era inteligente y millonario, pero no dejaba de ser un hombre con instintos carnales.Llegó al restaurante de comida tailandesa, su favorita, nada como poder disfrutar, de dos de sus grandes placeres a la vez, la compañía de Pablo y una deliciosa cena.Desde que entró en el establecimiento vio a Pablo sentado en una mesa, se olvidó por completo de lo sucedido con Wilmer, para ella, Pablo era mucho más atractivo, se veía muy guapo con ese nuevo look, de ejecutivo casual, que adoptan los ingenieros, y que los diferencia por completo de los licenciados, que tienden a ser m&aacu
Hanna despertó muy temprano para ir a trabajar, ella ya había tomado una decisión y no iba a cambiar sus planes, y menos ahora que Wilmer ya había dado muestras de estar interesado en ella, ya era viernes y el sábado era la gran noche del evento de aniversario, miró su vestido y sus zapatillas, no tenía ninguna duda de que Wilmer, iba a caer rendido a sus pies.Se duchó y se vistió para ir al trabajo, como siempre, era la primera en llegar.—¡Buenos días Licenciada! —Saludó el guardia con una sonrisa extraña, siempre era amable, pero Hanna sintió algo raro en su sonrisa.Cuando entró en su oficina se dio cuenta por qué el guardia estaba tan extraño, un precioso buquet de flores en tono pastel, finamente colocado en un florero de cristal cortado se encontraba sobre su escritorio, ella sonrió anticipadamente, no era necesar
El día del aniversario de almacenes Wilmars, era el único día en el año, que las tiendas cerraban sus puertas al público, antes de su horario habitual, ese día, los colaboradores, sólo trabajaban medio turno, para que tuvieran el tiempo suficiente, de regresar a casa y prepararse para la celebración, cada año, el CEO se presentaba en un estado diferente, era imposible asistir a todas las celebraciones, así que, encargaba a sus gerentes que dieran un discurso en su nombre.Cuando cerraron la tienda, todos estaban entusiasmados, sabían que, en la fiesta, iban a recibir un premio, por ser la mejor sucursal del año, así que rápidamente salieron para que les diera tiempo de ir a vestirse de gala, para la ocasión.—¿Ya estás lista para tu gran noche? — Le preguntó Carlos a Hanna, se moría de celos, por no ser él, quien la lle
Danna, quedó impresionada al ver al hombre que tenía en frente, vestido de esmoquin negro, zapatos relucientes y sonrisa seductora, se veía mucho más guapo que el día que lo había conocido en el almacén, con el cabello peinado hacia atrás y la barba de tres días, perfectamente recortada.Él, le ofreció su brazo y ella lo tomó tímidamente, Wilmer le gustaba tanto, que no sabía si iba a poder comportarse como Hanna, o inconscientemente, iba a dejar salir su verdadera personalidad, había otro detalle en el carácter de las gemelas que las diferenciaba y era que Hanna, no se sonrojaba con nada, en cambio ella, no podía controlar el rubor en sus mejillas, cada vez que algo la avergonzaba.—Esta noche te ves más hermosa que nunca— dijo Wilmer cuando subieron al elevador.Ella, sólo pudo balbucear un:— Gracias &md
Wilmer caminó hacia Danna y ella dio dos pasos hacia atrás, topando con el tocador a su espalda, él sonrió al ver que la tenía acorralada, el corazón de la chica comenzó a palpitar rápidamente, se encontraba en una situación bastante comprometedora, no tenía cómo justificar que estaba en el baño de hombres, no le iba a creer si decía que se había equivocado sin querer, aunque fuera la verdad.Él, se le acercó tanto, que podía respirar su aliento, sintió su propia respiración entrecortarse y comenzó a temblar cuando él se inclinó hacia ella, por un momento pensó que la iba a besar, recordó que su hermana fue muy insistente con su indicación — ”No te dejes besar”—pero ella se moría por probar esos labios perfectamente delineados.Se miraron a los ojos un momento, ella,
Wilmer, estaba seguro de que esa noche, la gerente iba caer en sus brazos, nunca esperó esa negativa de su parte, pero eso, la hacía todavía más atractiva.—No me siento ofendida, solo te dejo claro, que no esperes que actúe como las mujeres que se derriten por ti y corren a tu cama, te agradecería que me llevaras directamente a mi casa, ha sido una larga noche y estoy cansada.Él asintió, no quería forzar la situación, le gustaba y la tendría, pero sería paciente, ya ella había admitido que también le gustaba, así que solo era cuestión de tiempo y todavía lo tenía, pensaba quedarse dos meses más en Monterrey, porque quería estar pendiente de los avances de su Da Vinci, era una obra muy valiosa y no quería perderla de vista, había muchos ladrones de arte en el mercado negro.Cuando al fin llegaron a la en
Cuando Hanna volvió, Danna ya estaba recostada en su cama, con el pijama puesto y la cara lavada. —¡Vamos hermanita cuéntamelo todo o no voy a poder dormir! —He sufrido como tienes idea con esos benditos zapatos, en verdad, no sé cómo le haces para soportarlos todo el día. —Ya no te quejes tanto, si pude ver que te la pasaste bien. Ven mete los pies aquí —Dijo colocando un recipiente con agua caliente y sales refrescantes. —Bueno, es un hombre muy amable, y caballeroso, pero tiene el ego por el cielo y piensa que, si te truena los dedos, te irás a la cama con él. —¡Por supuesto le dejaste claro que conmigo eso no va! —Lo intenté, pero es muy difícil Hanna, la verdad es que es encantador, un poco más y me convence. —¡Danna! ¡Por dios! ¿Qué dices? ¿Quién lo diría hermanita? ¿Santa Danna ya quiere estrenar su cosita? ¡Por fi
Wilmer se quedó desconcertado con lo que escuchó, nunca hubiera esperado que Hanna le confesara que era virgen, había leído su expediente, sabía que tenía veinticinco años, que vivía sola desde los dieciocho y a simple vista, se veía que era una mujer muy liberal, su forma de vestir, era muy provocativa, se sintió mal por haberla juzgado sin conocerla. —Hanna, yo, lo siento, ahora entiendo por qué dices que necesitas tener sentimientos hacia una persona, para tener sexo, supongo que estás buscando a una persona especial, para dar ese paso tan importante, sé que para algunas mujeres, es muy significativa, su primera vez. —Sí, no quiero que pienses que soy una mojigata, no es que esté esperando casarme de blanco y mi noche de bodas, simplemente quiero que ese día, sea algo muy especial, quiero que haya amor y no solo deseo y placer carnal —Te entiendo y me disculpo nuevamente, debes haberme visto como un perro deseoso de carne. —No digas eso, es normal