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Capitulo 3: la razón de una trampa indecente

Julián era un joven muy atractivo, tenía una sonrisa perfecta y ojos realmente cautivadores, pese a sus extrañas bromas, era bastante respetable en el lugar, manteniendo una actitud distante del personal que se componía solo de mujeres, consideraba la broma qué le había hecho a Lía como una tradición de bienvenida.

Las cinco empleadas domésticas qué estaban en la mansión, anhelaban una mirada de parte de Julián, pero ninguna había logrado algo más que una respuesta cortante.

Una de las empleadas era sumamente ambiososa, siempre comentaba cuanto le gustaría casarce con el y ser parte de los señores de casa, recibiendo motivación de parte de sus cuatro compañeras que admiraban su seguridad.

Lía no participaba de esas conversaciones, se mantenía distante y se centraba en realizar su trabajo. Lo cual generaba burlas de sus compañeras.

- Lía, nunca opinas nada ¿te comió la lengua los ratones?¿ O al ser alguien tan de campo, no tienes aspiraciones? permítete soñar con un hombre como Julián, No con el, porque te digo desde ya qué es mio - dijo Anastasia mientras su compañeras se reian y apoyaban sus dichos.

Lía se levantó de su silla y camino directamente donde anastasia y respondió:

- Te equivocas Anastasia, lo que pasa es que mis aspiraciones no van diríjidas a abrirme de piernas para conseguir lujos, trato de cultivar algo más que la vanidad, se llama cerebro e inteligencia, no se si te suena - soltó mostrando su característica seguridad.

La habitación se llenó de un silencio incómodo, nadie se atrevió a defender a anastasia o ha decirle algo a Lía, cada uno se hizo la desentendida y se preparó para dormir, mientras anastasia se mordía los labios de rabia.

Anastasia tenía un objetivo claro, que Lía fuese despedida, no sólo por lo ocurrido recientemente sinó, porque vió como Julián en varias ocasiones miraba a Lía y buscaba oportunidades para permanecer cerca de ella, lo que acrecentó su rabia y envidia, ya había asegurado a todo su medío qué ese hombre sería suyo y no podía permitir que alguien se lo arrebatara.

Finjió sentirse preocupada y temerosa, para acercarse con la visita agachada donde Julián y señalarle:

- Patrón Julián, he estado buscándolo, solo quería comentarle que me parece que Lía se ha excedido, anoche sentí un ruido extraño a media noche, no creo que sea permitido qué traiga hombres a este lugar, no se que ha que se dedica pero es bastante sospechoso que cada noche .. - dijo mientras Julián la interrumpió y señaló

- anastasia, llevas un año trabajando aquí, se que tus intenciones jamás son buenas, te recomiendo no hablar mal de Lía, menos si ella no está aquí para defenderse - dijo mientras se retiraba del lugar.

Anastasia sentía hervir su sangre ¡Julián sentía algo por lía! Estaba completamente segura y no lo podía permitir, asique fue directo a los establos, el único hombre que tenia trabajos en la hacienda iba de vez en cuando, su labor era encargarse de los caballos y la limpieza de los establos, le decían kike y su comportamiento con las mujeres era un grito a voces, siempre se encontraba en líos de faldas, siendo increpado en una oportunidad por la misma hija de la señora de la casa, quien señaló qué el se le acercó de manera inapropiada, sin embargo no le quitaron su puesto, solo disminuyeron sus horas de trabajo las cuales debía desempeñar en horarios donde se encontrara solo.

Anastasia espero la noche y sin que nadie la viera, fue a ver a kike, su idea era clara, dejar mal a Lía frente a los ojos de Julián, esperando que ello terminará por ocasionar su despido.

El plan estaba listo y kike no se negó a llevarlo a cabo, decía que esas oportunidades eran únicas y cuando anastasia le juró que nadie se enteraría decidió sumarse al plan sin pensalo.

- dicen que Lía esta bastante buena, no se resistirá conmigo - dijo mientras quitaba el largo y delgado trozo de madera qué tenía en la boca.

Anastasia volteó los ojos y le dió las indicaciones correspondientes.

Justo a las 2 de la mañana, kike entro por La puerta, la cual, anastasia había dejado a medio abrir, para dirijirse sigilosa y directamente hacia la habitación de Lía. La puerta estaba cerrada asique tocó de manera silenciosa un par de veces.

Lía escucho golpear su puerta y se asustó, creyó que algo había sucedido en casa por los que se levantó de golpe y abrió la puerta, pero sin darse cuenta, ya estaba encima de la cama, con una mano tapando su boca y sintiendo el calor de un cuerpo masculino semi desnudo encima, mientras escuchaba que alguien cerraba silenciosamente la puerta y le ponía seguro desde afuera.

Sintió terror, no conocía al hombre que la tenía en esa situación, sentia sus piernas inmovilizadas y unos ojos maliciosos mirarla fijamente, sus golpes con la mano que tenia disponible no causaban que ese animal la soltara, por lo que poco a poco empezó a perder fuerza y comenzó a desesperarse, a sentir que nadie acudiría a su ayuda, qué ese hombre le arrebataria su más grande tesoro, su virginidad, de la manera más repugnante posible, a través de la fuerza.

Sus ojos comenzaron a humedecerse y las lagrimas brotaron con fuerza.

Lía recordó a sus padres, a don oració, sintió que debía luchar hasta el último instante y eso le devolvió fuerzas, asique sin dudarlo con su mano disponible apretó fuertemente el ojo de su agresor, hasta que el dolor consumió a ese hombre y la soltó de inmediato.

Lia se dirigió rápidamente hacia su puerta y con un sin número de golpes y patadas gritó con todas sus fuerzas ¡¡ayuda!! Por favor ¡¡qué alguien abra la puerta!!

Pero kike se recompuso y el temor de ser descubierto hizo qué le diera una gran palmada en el rostro, Lía sintió correr un líquido tibio por su boca.

Lía reaccionó al instante, tomando la lámpara qué estaba en su mesa de lectura y lanzandola con fuerza, impactando a kike justo en la nariz, los que lo hizo gemir de dolor.

De pronto escuchó que alguien se acercaba, a su puerta, asique gritó con más fuerzas, pero del otro lado de su puerta solo estaba anastasia.

- Lía, no te hagas la mojigata, dejate consentir, qué rico lo pasaras, después me lo agradecerás, ¡sucia puta! - dijo anastasia a modo de susurro.

En ese instante kike se abalanzó contra Lía empujandola hacía la puerta y aprisionadola de manera agresiva con su brazo y la fuerza de su cuerpo, lo que la mantuvo sin movilidad y con la otra mano comenzó a bajarle las bragas, mientras le susuraba- calmate linda, te va a gustar, esta listo para ti, para darte ese placer qué pides a gritos, después no querrás que me detenga - dijo con una voz ronca y respirando justo cerca de la oreja de Lía.

Lía sintió asco hasta de su voz mientras sus lágrimas corrían por su rostro, sintiendo como ese sucio ser humano la manoseaba por completo, empujandole el trasero hacia atraz y bajándose de un tirón los calzoncillos.

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