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Capitulo 7: ¡ Ahora o no será jamás!

Lía apretó la hoja en su mano con fuerza, pero las palabras estaban grabadas en su mente y corazón por completo. Su madre sollozaba en silencio, sosteniendo una foto con su esposo de su matrimonio por la iglesia, pero lía no tenía las fuerzas de consolar a su madre, salió de la casa corriendo y olvidó por completo qué Julián estaba a la espera.

Se dirigió al río qué se encontraba a unos mts de su casa, el cual, por la época del año, traía bastante agua, era un lugar no apto para bañarse, lleno de rocas y profundidades. Sin pensarlo se lanzó al lugar más profundo.

Ella no deseaba quitarse la vida, solo deseaba ahogar el dolor que le consumía el pecho, necesitaba escapar de ese dolor, sentir algo más que esa pena y esa fue su forma.

Al caer al agua, se sumergio profundo, mirando desde allí la lejanía de su salida como si ubiese caído en un inmenso túnel cuya luz se dislumbraba a lo lejos.

Estaba a punto de cerrar sus ojos, pero una mano la sujetó con fuerza, logrando sacarla hasta la orilla. Tosió varias veces y cuando vio con detalle, era Julián, quien la observaba con una mirada oscureciada.

-¡QUÉ ES LO QUE TE SUCEDE! ¿ ahogarte era el escape a tus problemas? te creí más valiente.. - dijo enfurecido mientras un apasionado beso lo interrumpió.

Lia hizo una pausa de ese beso, mirando a Julián fijamente, luego sostuvo su rostro con fuerza y le dijo - no te detengas, es ahora o no será jamás ¿lo entiendes? -

Julián acintió y no tardó en obedecer, pegándose a Lía con fuerza.

Mientras atardecia, Julián le hacía el amor una y otra vez, al principio con cautela y delicadeza y luego de manera apasionada, impactandola con fuerza mientras lía gemia de placer.

Recorrió cada parte de su cuerpo y la hizo suya como jamás lo había hecho con nadie más, en cuerpo y alma.

El deseo los consumió por completo, tanto que no podían separarse pese a la oscuridad de la noche, sus calidos cuerpos estaban hechos el uno para el otro y por un momento, la mente de lía estaba en paz, pudiendo escapar del inmenso dolor que había sentido por su padre.

Al detenerse, Julián abrigó a Lía con su ropa seca, mientras contemplaban las estrellas de esa cálida noche.

Lía le contó lo sucedió y sintió esa contención y apoyo que necesitaba, ese hombre lograba hacerla sentir protegida y segura, su voz directa pero amable le generaba tranquilidad, sentía que cualquier situación podía solucionarse si estaban juntos.

- Lía, puedo hacer que encuentren a tu padre, solo basta que me lo digas, pero la desicion es tuya - dijo Julián con su mirada hacia el rio.

- Si quiero, mi padre no puede negarme un último abrazo, después de seis meses sin verlo, no puedo quedarme con ese dolor en el pecho, necesito una despedida - argumento lía secando sus ojos.

Julián no tardó en contactar a un detective privado, el que rápidamente tenía respuestas, el padre de lía no estaba lejos, permanecía en la misma región, estaba interno en un hospital para enfermos terminales. Consiguió la dirección y se la facilitó a Lía.

Lía debía idear un plan par ingresar, el detective había sido claro, el padre no había admitido visitas, no había autorización de nadie que no fuese el personal de salud para ingresar hasta su habitación, por lo que debía ser astuta para lograr su objetivo.

Después de pasar el resto de la noche en casa de su madre, Julián y lía salieron muy temprano en dirección a la clínica, se estacionaron un buen rato cerca de la entrada, mientras veían entrar y salir enfermeras para realizar cambios de sus turnos laborales, no habían guardias en la entrada, solo la secretaria que autorizada o rechazaba la entrada de visitantes.

Había una enfermera esperando que vinieran a recogerla, llevaba unos minutos cerca de la entrada mirando el teléfono, al parecer nadie le contestaba.

Lía se acerco con amabilidad y le dijo:

- Buen día señorita, mi nombre es Lía, fui designada del ministerio de salud para Realizar una evaluación interna a esta clínica, nadie conoce está información, solo la directora, necesitaré su ayuda para no ser descubierta, si todo sale bien aumentaremos el sueldo del personal y mejoraremos considerablemente las condiciones laborales ¿estas dispuesta a colaborar?- Dijo mostrando seguridad y una pizca de arrogancia.

-eh eh si.. Claro que si! ¿En que puedo ayudar? - respondió la joven, mientras lía le explicaba que solo necesitaba tomar prestado su informe,

Lia estaba lista para ingresar a la clínica, asique mostró seguridad y entró, logrando pasar desapercibida. Tadó al menos 15 minutos en encontrar la habitación, debiendo revisar en tres pisos los apellidos de su padre, hasta que por fin los encontró, contemplandolos por unos segundos y dando el paso para ingresar a la habitación.

Al entrar, su padre se encontraba dormido, asique se detuvo justo a su lado mientras tomaba su mano y la acariciaba, contempló su descansar varios minutos, hasta que él moribundo hombre abrió sus ojos.

-¿ Lía? Debo estar soñando, hija, te extrañe mucho, no me dejes - dijo en tono angustioso, mientras lía le decía que no era un sueño y besaba su frente.

-Papa, no pude respetar tu desicion, no era justo para mi guardarme este abrazo que nos debemos hace seis meses, necesitaba verte, decirte lo mucho que te amo y lo agradecida que estoy por tu amor y tus cuidados, he aprendido mucho de ti y jamás te olvidaré, eres un hombre increíble. - dijo lía mientras su voz se quebraba.

El padre la miró con orgullo, observando su vestimenta y sonriendo por su astucia para conseguir lo que quiere. La abrazó fuertemente, le beso el rostro y unos minutos despues le dijo:

- trae a tu madre, tienes razón, quiero despedirme también de ella, mi amada compañera de vida. -

Lía contempló la despedida de sus padres, escuchó como se expresaron sus sentimientos y solo unos minutos más tarde, el padre había cerrado sus ojos para siempre.

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