Ingreso a casa y comienzo mi búsqueda en todo mis cuadernos de apuntes, teléfonos, contactos. Pero después de horas no encuentro nada sobre Edu.
Evidentemente no son cercanos. Miro el reloj y es hora de ir a la oficina, pero en que momento buscaré a ese engreído.
Estoy sentada frente a mi escritorio, mi teléfono vibra y veo una foto en el periódico.
Edward Costa deslumbra en la pasarela... - dice el encabezado de la revista de modas.
Esta foto es reciente.Busco el desfile y después toda la información.
¿Esta en Italia?
Estoy sorprendida y al mismo tiempo preocupada. Lo encontré pero no está aquí.
Tengo hasta mañana. Aplastó seguir a todas sus redes sociales y en su i*******m inmediatamente acepta mi solicitud.Busco en las fotos que lo han etiquetado y veo varios conciertos.Veo la última foto en la que se etiquetó, anuncia que habrá un concierto caritativo en la plaza mayor a las ocho de la noche.
Estoy en el bus y busco información sobre el evento y uno de lo auspiciadores es el grupo Costa. De inmediato busco en mi tablet los eventos planeados para el día de hoy y efectivamente es la asistencia a este evento del señor Costa.Sonrió.El señor Costa iba a ir a ver a su hijo.
Cuando llego a la oficina todos me rodean para preguntar por el señor Costa.—Su hermano está en la oficina - dice la asistente del ingeniero Ricardo. La miró a los ojos y ve mi miedo.
Avanzó hacia la oficina, hoy llegue tarde por estar buscando a Edu.
Ingreso a la oficina y lo veo sentado en el sillón del señor Costa, rodeado de todo los documentos.
—Señorita Vladi, Explique su tardanza.
—Señor Héctor, Buenos días - saludo cordialmente.
—No pedí su saludo, sino una explicación — exige.
Su ojos oscuros no lograrán intimidarme, menos su actitud tan típica de egocentrismo.
—Toda persona educada sabe que el día se comienza con un saludo, sino sabe las reglas de etiqueta se las puedo explicar — digo firme.
Él se pone de pie y es una cabeza y media más alto que yo.
—Buenos días señorita Vladi - saluda con una sonrisa al costado.
—Ahora si le explicaré porque llegué tarde.
Me mira esperando una respuesta y se la pienso dar mientras que en mi cabeza imagino muchas historias creíbles.—¿Ya? - pregunta.
—Si, aún sigo atontada por el choque, en el bus que venía tuvo un accidente. Un carro le cerró el paso y freno pero igual choco, entonces el cobrador bajo a hacerle problemas al carro y ahí paso mi tiempo, mientras que el chófer llamaba a la policía y que vean si solo fue un susto o si realmente alguien se encontraba lesionando.
Lo digo todo rápido, veo su rostro algo pensativo y después de eso asiente con la cabeza.
—Comprendo - dice él.
Me quedo en silencio y el también.
—Bueno comencemos, dame todo los pendientes de mi hermano.
Ahora si tendremos problemas.
—Señor disculpe pero el Señor Costa no me informo sobre el cambio de mandos, muy aparte me dijo que le delegaba el cargo a usted.
Veo su rostro arrugado, esta molesto y irritable, es de esperarse, pero yo solo recibo órdenes de mi jefe.
—Mi hermano no está, por ende yo soy quien debe tomar su lugar.
—La junta directiva debe de emitir un comunicado sobre el cambio de gerente general — le respondo con educación y en voz calmada.
—¿A quién le delego el cargo mi hermano?.
Esa pregunta me deja sin palabras. Sonrió y me acerco a él.—El señor Costa mañana regresa.
—Dudo que mi hermano regrese señorita Vladi.
Lo dice con mucha seguridad, como si supiera lo que realmente está pasando con su hermano. Mi imaginación vuela en ese momento y me imagino que debe saber porque él que causó el disgusto al señor Costa fue su hermano.
—No se me ha informado nada Señor Héctor, cuando la junta directiva anuncie algún comunicado, yo seguiré las órdenes por el momento debo de enviarle al señor Costa los documentos por correo para que él pueda emitir sus firmas si proceden.
Veo más enojo en su rostro, pero después cambiaba una sonrisa algo tranquila, pero perturbadora para mí.—Ya nos veremos señorita Vladi, no veremos en recursos cuando la despida.
Su rostro de molestia vuelve a aparecer y yo solo me mantengo firme en mi postura. Se retira de la oficina y cuando escucho cerrarse las puertas, me relajo en el sofá.Emilia: 1Los Costa: 0—Dios que miedo —me digo para mí misma, mientras la piel me regresa a su estado normal.
Ahora que lo pienso por qué habla con tanta seguridad sobre que no regresa. Miro hacia el escrito de mi jefe y aún recuerdo los nervios de iniciar el primer día en el trabajo, recuerdo lo amable y dulce que fue conmigo. Si el se encuentra delicado de salud y me encargo está misión suicida, porque lo es es una misión suicida, espero poder cumplirla, aunque con ese niño mimado lo dudo.
Miro al cielo techo y veo la luz.
—Dios ayúdeme a concretar mis labores, aún no mate a mi jefe, necesito trabajó, terminar por completo la Uni y continuar como una cuidadana...
Toda la puerta y me interrumpen mi conversación con el de arriba. Veo que todo esté ordena y veo algo extraño bajo el sofá, parace ser una carta o un documento. Me agacho para recogerlo y veo que son una sesion de acciones. Decido no indagar más y pongo el documento sobre su escritorio y encima pongo unos documentos. Cuando vuelva el señor Costa tendrá demasiado trabajo.En el por de los caso cuando Edu tome el control de la empresa tendrá demasiado trabajo. Agosto la luz de la oficina y antes de salir vuelvo a dar el último vistazo ya parezco una loca. Pero que todo se encuentre en orden, que todo esté limpio, siempre hago eso cuando estoy demasiado nerviosa y ahora lo estoy, estoy demasiado nerviosa con tanta responsabilidad.
Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.—¿Qué querés? — me pregunta con desdén. Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.Lo mismo les informo a los demás ingenieros.Termino cansada sin almorzar, pero lista para
La miró y es cabello algo alborotado, me mira y me entrega su pan, veo una mirada diferente a nuestro primer encuentro.Al parecer no es como yo me la imaginaba, la palabra cazafortunas siempre suena en mi cabeza con cada nueva secretaria que contrata mi papá.Abro la bolsita y luego me quito el papel. —¿Mayonesa le pregunto? Ella se lo piensa y asiente con la cabeza.—Bien, ese si me gusta.Le doy la primera mordida y comienzo a masticar, está delicioso. Ella me observa con algo de ternura pero de inmediato se da cuenta que le causó eso y sacude su cabeza.Masticó y trago.—¿De que deseas hablar? —le pregunto.—Termina tu pan y hablamos.Asiento con la cabeza. Veo a mi alrededor y es la primera vez que como en un baño, pero ella no tiene cara de asco ni de incomodidad.Termino de comer el pan con pollo, pero cuando me voy a levantar me regresan los mareos.—Emilia —susurro su nombre, ella me ayuda a sostenerme.—Oye oye, no Edu por favor no te desmayes —dice tomando mi rostro.—No
Abro la puerta para ve a Mario sin polo apunto de golpear a Edu.—No —le digo tomando del brazo a mi enamorado.—¿Qué mierda está pasando aquí Emilia? —pregunta molesto.Yo miro a mi alrededor y mi cama está algo desordenada y no recuerdo haberla dejado así en la mañana. Edu se ve pálido y algo cansado.—Mario es una larga historia.—Tengo todo el tiempo del mundo mi amor, vos cuéntame qué hace aquí el hijo de nuestro jefe.Lo tomo del brazo apartándolo de Edu. Lo llevo hacía la puerta, me acerco a Edu y toco su frente.—Te traeré agua caliente de abajo, ven echate en mi cama por mientras —le ordeno con voz baja y calmada.Él no protesta y rápidamente se va hacia mí cama y se echa, se cubre con mi colcha pequeña y nos da le espalda.—Ja —suelta Mario.—¿Qué pasa? —le pregunto molesta.—Traes a casa a un imbécil y le ofreces tu cama, eso pasa.Agarró de la mano a mi enamorado y lo miro a los ojos, veo algo en él que jamás he visto y es inseguridad, celos, hasta podría ver su desconfian
Ella me mira a los ojos y veo inseguridad en su mirada. Asiente con la cabeza y me extiende la mano.—Yo misma renunciaré —dice. Intento tomar su mano, pero no puedo.De cierta manera estoy alegre por alejarla de mi padre y por otro lado, ella sabe todo sobre este trabajo. No pensé que ella cedería tan fácil.—Bien ahora abre la puerta —exigo. Ella se pone de pie y avanza hacia la puerta.—Edu deberías de pedir un taxi a tu casa —su voz suena apagada. Es en estos momentos que me gustaría tener el super poder de leer las mentes así podría saber si mentalmente me está matando o pensando otras cosas.—Si, por favor pideme un taxi —le digo. Ella abre la puerta y ambos bajamos a esperar mi taxi luego de que ella lo pidiera.Para mí seguridad yo digite la dirección.—Emilia —llamo si atención mientras estamos sentados en la vereda. Ella me mira y quiero agradecerle por lo del pan y todo lo que ha hecho por mí hasta ahora y pedirle perdón por ser un desgraciado con ella.Veo ilusión en sus o
Observó la mano de Emilia, antes de que extienda la mano para darme ese sobre con su renuncia, le quitó el sobre y lo rompo en dos. Ella me mira sorprendida. —Sientate por favor —le ruego ella asiente con la cabeza y se sienta frente a mí. —Si salgo de esta junta victorioso sé que en menos de un día me echaran a patadas —lo digo con sinceridad y el enorme peso de la vergüenza de tener una carrera pero no ejercerla —.Lo cual causará serios problemas tanto para mi padre como pars mi, las futuras decisiones que tome... Ella está observándome detenidamente, me está estudiando, mis gestos mis acciones, todos, ya antes la he visto hacerlo. —Eduardo.... —Edward Costa —la corrijo. —Señor Costas tenemos una hora antes de la junta de los accionistas le explicare temas básicos y respuestas concretas a las que usted se puedo optar por decir. Ella toma su tablet y comienza a buscar en una carpeta de documentos. Todo el peso que llevaba encima desaparece cuando ella hace ese gesto, cuando el
Emilia tiene la mirada fría, fija en su teléfono. Esta pensativa... Tomo su brazo y ella tira de él. Sale del edificio y voltea.—No somos amigos Edu.—Valla ahora me llamas Edu.—Ya estamos fuera de la oficina — dice ella —Te puedo llamar así, pero si no es de tu agrado...—No, Dime Edu se siente incómodo el señor Costa.Mira el edificio y no puedo evitar reírme con fuerza. Ella avanza hacia mí y estamos a centímetros del otros, me mira a los ojos y quiero retroceder pero avanzó y ella no retrocede.—Lo hiciste bien hoy —dice intentando evitar sonreír. La miró a los ojos y ella no quita la mirada. Su voz me tensa de inmediato el cuerpo, esa frase. Sacudo un poco la cabeza.No sé si esta es su manera de coquetear o quiere demostrarme que ella tiene el control. Retrocedo y quito la mirada.—Emilia — le extiendo la mano.—Dime...—Gracias por lo de hoy —digo. Ella aún no toma mi mano, la observa.—No me he olvidado tu acto infantil, ni tus humillaciones y se que aún dudas de mí y tu pad
La piernas me temblaban y mi corazón se quería salir de mi pecho, maldecía internamente ser tan buena gente, pero no estaba dispuesta a perder mi trabajo aunque eso implicará seguir a un niño mimado corriendo por varias cuadras. Lo veía a lo lejos y sin duda se nota que estaba bien entrenado, la gente me miraba y yo sentía cierta vergüenza. —Detente - gritaba por quinta vez, con todas mis fuerzas. Mis tacos se me iban a malogras, me detuve de golpe y no lo pensé dos veces, me los quite y comencé a correr con los pies descalzos por toda la avenida principal. Veía su sonrisa santurrona a lo lejos, fingía correr en su mismo sitio mientras yo intentaba con todas mis fuerzas alcanzarlo. —Eres una lenta - gritó. Track - fue el sonido que emitió mi falda, mire al costado y efectivamente la costura había cedido. Puse los ojos en blanco antes de chocar con alguien y caer al piso. Sentí las palmas de mi mano arder con fuerza mi falda termino por romperse más y mi trasero impacto brutalmen
Miro a todos lados y veo a mis compañeras murmurar algo, pero ninguna me dice nada. Miro el polo de Edu y voy al baño a quitarmelo.Me miró al espejo y las lágrimas se me escapan, mis manos me arden, mis rodillas están raspadas, mi rostro está cansado y la vergüenza no puede más conmigo.Día de mierda - digo mentalmente mientras me hecho agua con ambas manos, duele mucho el contacto del agua con mi mano, pero me contego.Luego de terminar de limpiarme, tomo mi teléfono y marco a mi enamorado.—Luis - susurro.—Emilia - dice sorprendido.—Puedes ir a mi casa y decirle a mi papá que te dé algo de ropa, me lo puedes traer al trabajo.—¿Qué pasó amor? - me pregunta algo preocupado.—Te contaré cuando estés aquí, por favor ayúdame.Mi voz es de súplica.—Claro, ahora mismo voy para allá.Miro mi reloj y son las cuatro de la tarde. Él día paso rápido y de cierta manera eso alivia, ya pronto me iré a casa.Una compañera de trabajo ingresa al baño y me mira.—Aquí estabas, el jefe está buscán