Miro a todos lados y veo a mis compañeras murmurar algo, pero ninguna me dice nada. Miro el polo de Edu y voy al baño a quitarmelo.
Me miró al espejo y las lágrimas se me escapan, mis manos me arden, mis rodillas están raspadas, mi rostro está cansado y la vergüenza no puede más conmigo.Día de m****a - digo mentalmente mientras me hecho agua con ambas manos, duele mucho el contacto del agua con mi mano, pero me contego.Luego de terminar de limpiarme, tomo mi teléfono y marco a mi enamorado.—Luis - susurro.—Emilia - dice sorprendido.—Puedes ir a mi casa y decirle a mi papá que te dé algo de ropa, me lo puedes traer al trabajo.—¿Qué pasó amor? - me pregunta algo preocupado.—Te contaré cuando estés aquí, por favor ayúdame.Mi voz es de súplica.—Claro, ahora mismo voy para allá.Miro mi reloj y son las cuatro de la tarde. Él día paso rápido y de cierta manera eso alivia, ya pronto me iré a casa.Una compañera de trabajo ingresa al baño y me mira.—Aquí estabas, el jefe está buscándote.— Ya voy - le digo poniéndome de pie.Me mojo las manos y me lo seco en su polo.Respiró antes de salir del baño y comienzo a caminar rumbo a la oficina.Edu:Estoy mirando la puerta para ver en qué momento ella se digna a aparecer, los guardias de mi padre resguardan la puerta, saben como soy de escurridizo.No estoy orgulloso de lo que he hecho y menos con esa chica, pero mi padre se merece todo lo que le hago.—Ella vendrá y te vas a disculpar.—¿Por qué debo hacerlo? - le pregunto sin mirarlo a la cara.Sigo sin polo, intento darme una camisa pero se la rechacé tirándola al piso.—Edu siempre es lo mismo, cada secretaria que viene y la tratas peor que un exclavo, pero esta vez fuiste muy lejos, la muchacha ha regresado con sangre, golpeada y...—Ella me atacó, debería demandarla, yo vivo de mi apariencia, sabes cuántos contratos perderé por ella...Mi padre golpea con fuerza la mesa de su escritorio, pero yo ni me inmutó, la misma cantaleta de siempre con este señor. Pongo los ojos en blanco y miro nuevamente hacia la puerta.—Sabes ella es más joven que las anteriores, padre ella podría ser tu nieta - le digo.Alzo la mirada para ver las manos de mi padre hecha puños y ver sus ojos. Esa mirada llena de cansancio y decepción.—Pero es bonita, sin duda alguna si no tuviera sentimientos oportunistas contigo yo estaría con ella, quizá para matar el rato - digo sin pensarlo realmente. Emilia tiene el rostro delicado, su cuerpo es bonito pero no tanto para mi gusto, su cabello realmente no me gusta yo las prefiero castañas. Ni hablar de sus ojos.Sin duda alguna ella no es mi tipo de mujer.—Edu yo no puedo creer que tu madre te educara de esa manera, ahora ella se estará revolcando...—No me la recuerdes, ella me dejo solo con un depravado como tú - gritó.La puerta se abre cuando estoy apunto de seguir insultando y manifestando mi odio.—Señor Costa yo quiero..— Primero siéntese señorita Vladi.Ella me mira y veo sus manos hacerse puño, me odia.—Lo sé me odias, en todas causo ese mismo efecto, pero se te va a pasar cuando renuncies y desaparezcas de nuestras vidas.Le digo como consejo, ella me observa y niega con la cabeza. Me siento un imbécil, pero de cierta manera al mismo tiempo alivio pues aún me mira y no me está informando como las demás.—Si te callas todo sería más sencillo - suelta, me mira fijamente a los ojos y niego con mi cabeza mostrándole una sonrisa.—Edward comportarte como el adulto que eres - dice mi papá elevando el tono de voz.—Señorita Vladi...—Disculpe por ser tan impulsiva y agredir a su hijo, pero realmente me sentí humillada...—Ahora viene el acto de victimización, papá te va ha dar unos consejos y luego una cena romántica, serás quizá la quinta esposa - digo, su rostro es de sorpresa, la miró y ella se pone de pie —No, serias la sexta esposa, es que con muchas no se ha casado.—Callate la puta boca - grita ella —Que tu vallas por el mundo con pura oportunista ofrecida no te da el derecho de sentenciar a todas de esa manera, para tu información tengo un novio.Me quedo sin palabras, ella tiene los ojos cristalizados, veo sus puños apretados por la impotencia y se que esta vez fui muy lejos.—Yo lo....Ella relaja un poco el rostro esperando un perdón o un lo siento, lo lamentó o algo más.—No me fijo en tipas así. Pero mi padre tiene una suerte con la secretarias.Ella cae rendida en el sillón, mi papá tiene el rostro pálido, me mira y se que me va castigar pero ya soy un hombre adulto.—¿Puedo retirarme? - pregunta ella.—Pero aún no te despiden.Ella alza la mirada y mira a mi padre, quién le regala una mirada tranquilizadora.—Para tu información no la voy a despedir.—¿Entonces vas a renunciar?, es lo más lógico - digo poniendo mis manos en mis rodillas y frotandolas para levantarme.—No voy a renunciar - dice ella firme, se limpia las lágrimas que han escapado de sus ojos y me muestra una sonrisa.Me quedo mirando su rostro y es muy bella, no cabe duda que si mi papá se casa con ella o algo por el estilo yo terminaría siendo su amante.Borro mis pensamientos impuros de mi cabeza y siento esos ojos grandes invadir mi alma.—Pideme perdón...
—¿Por ponerte en tu sitio? - me pregunta.
Estamos ambos de pie y ella alza su puño y yo retrocedo y chocó con el sofá.—Te daría otro para hacerte un antifaz - dice con cierta ironía.
Mi papá suelta unas carcajadas.Tocan la puerta de la oficina y uno de los guardias borra su sonrisa para poner una más seria. Cuando abre la puerta veo a un chico con un polo blanco unos jeans oscuros, alto y delgado, de cabello oscuro, ondeado. Su manera tan segura de pararse se ve que tiene un carácter imponente.—Mario - lo saluda mi padre.—Jefe - dice él, avanza hacia nosotros y se detiene a mirar minuciosamente a Emilia.¿Por qué la mira así?.—¿Amor fuiste a la guerra o algo así?Estoy sorprendido, él toma el rostro de su novia y le da un beso en la frente.—Tuve que correr a tu casa, pero aquí tienes.—Emilis hoy puedes irte, mañana tomate el día y nos vemos el lunes como siempre - dice mi papá.Emilia me da una última mirada y luego mira a mi papá.—Esta bien, muchas gracias.—Vas a renunciar -amenazó cuando la veo salir por esa puerta.Mi padre me está mirando con cara de pocos amigos y yo solo le muestro una sonrisa.—¿Y bien, que me dirás ahora? - pregunto.—Primero que te alejes de mi secretaría, como
Veo a mi hermana reírse por teléfono y mirar la televisión. Subo las escaleras y ella se gira para verme.—¿Y como te fue en la cena? - me pregunta.—¿Ahora eres curiosa? - le pregunto.—Claro hermana, me importa toda su vida... - sonríe y luego mira sus uñas —Dire me importa toda tu vida, después de todo somos hermanas.—No te confundas, tú y yo no somos hermanas - le digo con seriedad.—¿Cuánto crees que te dure Mario? - me pregunta.Subo las escaleras y cierra la puerta, me pongo a meditar sobre mi cama, me cubro la cara con la almohada y gritó como loca.Luego de gritar y soltar todo mi malestar decido tomar mi teléfono y buscar al tipo que me humilló. La sangre me hierve cada cabeza que pienso en él. Quiero saber todo sobre él.Edu Costa pongo en Google y inmediatamente salta un montón de artículos del músico, modelo, fotógrafo y pintor.Me quedo maravillada por sus fotografías en blanco y negro, además de su pintura de una niña con una flor y llorando.Igual puede tener mucho ta
Ingreso a casa y comienzo mi búsqueda en todo mis cuadernos de apuntes, teléfonos, contactos. Pero después de horas no encuentro nada sobre Edu.Evidentemente no son cercanos. Miro el reloj y es hora de ir a la oficina, pero en que momento buscaré a ese engreído.Estoy sentada frente a mi escritorio, mi teléfono vibra y veo una foto en el periódico.Edward Costa deslumbra en la pasarela... - dice el encabezado de la revista de modas.Esta foto es reciente.Busco el desfile y después toda la información.¿Esta en Italia?Estoy sorprendida y al mismo tiempo preocupada. Lo encontré pero no está aquí.Tengo hasta mañana. Aplastó seguir a todas sus redes sociales y en su instagram inmediatamente acepta mi solicitud.Busco en las fotos que lo han etiquetado y veo varios conciertos.Veo la última foto en la que se etiquetó, anuncia que habrá un concierto caritativo en la plaza mayor a las ocho de la noche.Estoy en el bus y busco información sobre el evento y uno de lo auspiciadores es el gr
Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.—¿Qué querés? — me pregunta con desdén. Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.Lo mismo les informo a los demás ingenieros.Termino cansada sin almorzar, pero lista para
La miró y es cabello algo alborotado, me mira y me entrega su pan, veo una mirada diferente a nuestro primer encuentro.Al parecer no es como yo me la imaginaba, la palabra cazafortunas siempre suena en mi cabeza con cada nueva secretaria que contrata mi papá.Abro la bolsita y luego me quito el papel. —¿Mayonesa le pregunto? Ella se lo piensa y asiente con la cabeza.—Bien, ese si me gusta.Le doy la primera mordida y comienzo a masticar, está delicioso. Ella me observa con algo de ternura pero de inmediato se da cuenta que le causó eso y sacude su cabeza.Masticó y trago.—¿De que deseas hablar? —le pregunto.—Termina tu pan y hablamos.Asiento con la cabeza. Veo a mi alrededor y es la primera vez que como en un baño, pero ella no tiene cara de asco ni de incomodidad.Termino de comer el pan con pollo, pero cuando me voy a levantar me regresan los mareos.—Emilia —susurro su nombre, ella me ayuda a sostenerme.—Oye oye, no Edu por favor no te desmayes —dice tomando mi rostro.—No
Abro la puerta para ve a Mario sin polo apunto de golpear a Edu.—No —le digo tomando del brazo a mi enamorado.—¿Qué mierda está pasando aquí Emilia? —pregunta molesto.Yo miro a mi alrededor y mi cama está algo desordenada y no recuerdo haberla dejado así en la mañana. Edu se ve pálido y algo cansado.—Mario es una larga historia.—Tengo todo el tiempo del mundo mi amor, vos cuéntame qué hace aquí el hijo de nuestro jefe.Lo tomo del brazo apartándolo de Edu. Lo llevo hacía la puerta, me acerco a Edu y toco su frente.—Te traeré agua caliente de abajo, ven echate en mi cama por mientras —le ordeno con voz baja y calmada.Él no protesta y rápidamente se va hacia mí cama y se echa, se cubre con mi colcha pequeña y nos da le espalda.—Ja —suelta Mario.—¿Qué pasa? —le pregunto molesta.—Traes a casa a un imbécil y le ofreces tu cama, eso pasa.Agarró de la mano a mi enamorado y lo miro a los ojos, veo algo en él que jamás he visto y es inseguridad, celos, hasta podría ver su desconfian
Ella me mira a los ojos y veo inseguridad en su mirada. Asiente con la cabeza y me extiende la mano.—Yo misma renunciaré —dice. Intento tomar su mano, pero no puedo.De cierta manera estoy alegre por alejarla de mi padre y por otro lado, ella sabe todo sobre este trabajo. No pensé que ella cedería tan fácil.—Bien ahora abre la puerta —exigo. Ella se pone de pie y avanza hacia la puerta.—Edu deberías de pedir un taxi a tu casa —su voz suena apagada. Es en estos momentos que me gustaría tener el super poder de leer las mentes así podría saber si mentalmente me está matando o pensando otras cosas.—Si, por favor pideme un taxi —le digo. Ella abre la puerta y ambos bajamos a esperar mi taxi luego de que ella lo pidiera.Para mí seguridad yo digite la dirección.—Emilia —llamo si atención mientras estamos sentados en la vereda. Ella me mira y quiero agradecerle por lo del pan y todo lo que ha hecho por mí hasta ahora y pedirle perdón por ser un desgraciado con ella.Veo ilusión en sus o
Observó la mano de Emilia, antes de que extienda la mano para darme ese sobre con su renuncia, le quitó el sobre y lo rompo en dos. Ella me mira sorprendida. —Sientate por favor —le ruego ella asiente con la cabeza y se sienta frente a mí. —Si salgo de esta junta victorioso sé que en menos de un día me echaran a patadas —lo digo con sinceridad y el enorme peso de la vergüenza de tener una carrera pero no ejercerla —.Lo cual causará serios problemas tanto para mi padre como pars mi, las futuras decisiones que tome... Ella está observándome detenidamente, me está estudiando, mis gestos mis acciones, todos, ya antes la he visto hacerlo. —Eduardo.... —Edward Costa —la corrijo. —Señor Costas tenemos una hora antes de la junta de los accionistas le explicare temas básicos y respuestas concretas a las que usted se puedo optar por decir. Ella toma su tablet y comienza a buscar en una carpeta de documentos. Todo el peso que llevaba encima desaparece cuando ella hace ese gesto, cuando el