Veo a mi hermana reírse por teléfono y mirar la televisión. Subo las escaleras y ella se gira para verme.
—¿Y como te fue en la cena? - me pregunta.
—¿Ahora eres curiosa? - le pregunto.
—Claro hermana, me importa toda su vida... - sonríe y luego mira sus uñas —Dire me importa toda tu vida, después de todo somos hermanas.
—No te confundas, tú y yo no somos hermanas - le digo con seriedad.
—¿Cuánto crees que te dure Mario? - me pregunta.
Subo las escaleras y cierra la puerta, me pongo a meditar sobre mi cama, me cubro la cara con la almohada y gritó como loca.
Luego de gritar y soltar todo mi malestar decido tomar mi teléfono y buscar al tipo que me humilló. La sangre me hierve cada cabeza que pienso en él. Quiero saber todo sobre él.Edu Costa pongo en G****e y inmediatamente salta un montón de artículos del músico, modelo, fotógrafo y pintor.
Me quedo maravillada por sus fotografías en blanco y negro, además de su pintura de una niña con una flor y llorando.
Igual puede tener mucho talento pero es un imbécil sin duda alguna, busco si i*******m y lo tienen privado, en F******k me aparece demasiadas personas con ese nombre.Me rindo y veo que son las dos de la madrugada. Estoy sentada pensando en mi día, en como es que fui por un imbécil a la comisaría y terminé destrozada.
Pero su manera de responder y todo sus gestos, es como si protegiera algo, como si viera un monstruo a su padre.El fin de semana pasa rápido y el lunes estoy en la oficina como siempre media hora antes. ¿Por qué media hora antes? - siempre me hacen una pregunta.
Media hora antes porque saludo a mi padre que llega de trabajar y me evito la contaminación visual de mis ojos viendo a dos ridículas haciendo de buena hija y esposa.Pongo mi mochila en el piso, ordeno mi escritorio y veo todo los pendientes que tiene mi jefe, ingreso a la oficina a ver que todo esté impecable, pongo su tablet con la primera plana de periódico.
Termino de ver que todo esté bien para iniciar él día, luego veo ingresar a los ingenieros y los demás. Todos como siempre me saludan amablemente.Poco a poco van dejando los documentos para que pase por la revisión final, los ayudo con los horarios de las reuniones y sus proyectos, ordeno los documentos del ordenador, envío los pendientes a cada ingeniero y arquitecto de los clientes.Todo es normal, pero algunos tienes rostros de preocupación.Un ingeniero se acerca a mi escritorio.
—Señorita Vladi son las diez y quince de la mañana y el jefe aún no viene.
Nunca en lo que llevo trabajando aquí el jefe de ha tardado.
—Debe ser el tráfico lo más seguro, pronto llegará.
—Esta bien, por favor le informa que soy el primero que desea hablar con él.
Asiento con la cabeza y lo veo alejarse. Hago todo lo que debo hacer y veo el reloj y son las once de la mañana.
Busco correos o algún mensaje que me informe su ausencia, busco en mi teléfono y no hay rastro alguno.
Tengo demasiada preocupación, se que algo malo debe haber pasado pero soy optimista.
Una llanta desinflada, el tráfico terrible de la cuidad o quizá tuvo una emergencia menor.
Escucho que la gente comienza a murmurar y ya son las dos de la tarde.
En dos horas mi turno habrá terminado y de milagro pude contener el mal rato e algunos socios y accionistas de la empresa. Gente que tenía reuniones pactadas con el hace una mes.
Escuché gritos hasta insultos, pero no he perdido la calma, cada cierto tiempo veo mi teléfono reviso la bandeja de mensajes.
Llegan las cuatro de la tarde y apenas he tenido tiempo de ir al baño mi escritorio está lleno de documentos mientras veo las miradas de preocupación de varios ingenieros y asistentes de ellos.Son las seis y aún no termino de controlar los pendientes que tiene. Cuado el reloj marca las ocho de la noche por fin puedo respirar un poco. Agarró mi mochila me quito los tacos y me pongo una balerinas para disponerme a irme a casa.A esta hora no hay demasiado tráfico, así puedo respirar aliviada. Cuando subo al auto le mando varios audios a Mario contantodole mi terrible día y que nadie ha sabido de nuestro jefe.Cuando llego a casa luego de caminar tres cuadras desde el paradero de buses, subo las escaleras sin saludar a nadie, subo rápido y me tiró en mi dormitorio.
Estoy exhausta. Termino de cambiarme la pijama y miro mi teléfono. Mario no me ha respondido. Me imagino que debe estar trabajando.
El timbre de la casa suena y suena, escucho que gritan mi nombre desde afuera.
—Emilia Vladi, señorita Vladi.
Yo tengo el sueño ligero, así que al menor ruido me despierto. Mi ventana de la habitación da al traga luz interno de la casa, así que debo ir hasta el pasillo para ver un auto negro y a un señora elegante abajo.
¿ Y ella quien es? - me pregunto a mi misma.
Bajo las escaleras rápidamente y abro la puerta.
Veo a una mujer que es diez centímetros más alta que yo, bien arreglada con un saco que le llega a las rodillas.
Lo primero se haces es extenderme la mano.—Señorita Vladi buenas noches...
—Buenas noches - digo respondiendo al apretón de mano —¿Quién es usted?
La vuelvo a mirar, es una mujer mayor muy elegante.—Soy la abogada del señor Costa.
Un ligero escalofríos recorre mi cuerpo y dejó que siga hablando.
—El señor Costa me dio indicaciones que la busque a usted.
—¿Donde esta el señor Costa? - le pregunto.
—El señor Costa se encuentra muy delicado de salud, para ser más específico tuvo un paro cardíaco el día sábado en la noche.
Ella lo dice tan fríamente, pero para mí el señor Costa es importante, es como un ejemplo a seguir para mí.
—¿Dónde se encuentra? - le pregunto algo inquieta.
—Escucha con atención debes encontrar a Edward, su hijo.
¿Encontrar a Edu?
—Pero yo no sé dónde está...
—Te lo dejo como tarea, debes encontrarlo para el miércoles o sacarán del puesto de gerente general al señor Costa por incapacidad.
No suena mala idea, solo que si pierdo este trabajo o me toca un jefe horrible yo voy a renunciar.
—¿Quién?
—Su hermano Héctor Costa tomará su lugar.
Al escuchar eso mi cuerpo da un pequeño salto, ese hombre es lo peor de lo peor, aún recuerdo la discusión que tuvo con su hermano, donde lo amenazaba de quitarle todo.
Borro esos recuerdos de mi cabeza y miro a la abogada.
—Yo buscaré a Edu - le digo segura de mi misma.
Te voy a encontrar.
—Yo me encargaré de decirle al directivo que el señor Costa se encuentra en un pequeño retiro espiritual.
¿Se creerán ese cuento?
Ingreso a casa y comienzo mi búsqueda en todo mis cuadernos de apuntes, teléfonos, contactos. Pero después de horas no encuentro nada sobre Edu.Evidentemente no son cercanos. Miro el reloj y es hora de ir a la oficina, pero en que momento buscaré a ese engreído.Estoy sentada frente a mi escritorio, mi teléfono vibra y veo una foto en el periódico.Edward Costa deslumbra en la pasarela... - dice el encabezado de la revista de modas.Esta foto es reciente.Busco el desfile y después toda la información.¿Esta en Italia?Estoy sorprendida y al mismo tiempo preocupada. Lo encontré pero no está aquí.Tengo hasta mañana. Aplastó seguir a todas sus redes sociales y en su instagram inmediatamente acepta mi solicitud.Busco en las fotos que lo han etiquetado y veo varios conciertos.Veo la última foto en la que se etiquetó, anuncia que habrá un concierto caritativo en la plaza mayor a las ocho de la noche.Estoy en el bus y busco información sobre el evento y uno de lo auspiciadores es el gr
Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.—¿Qué querés? — me pregunta con desdén. Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.Lo mismo les informo a los demás ingenieros.Termino cansada sin almorzar, pero lista para
La miró y es cabello algo alborotado, me mira y me entrega su pan, veo una mirada diferente a nuestro primer encuentro.Al parecer no es como yo me la imaginaba, la palabra cazafortunas siempre suena en mi cabeza con cada nueva secretaria que contrata mi papá.Abro la bolsita y luego me quito el papel. —¿Mayonesa le pregunto? Ella se lo piensa y asiente con la cabeza.—Bien, ese si me gusta.Le doy la primera mordida y comienzo a masticar, está delicioso. Ella me observa con algo de ternura pero de inmediato se da cuenta que le causó eso y sacude su cabeza.Masticó y trago.—¿De que deseas hablar? —le pregunto.—Termina tu pan y hablamos.Asiento con la cabeza. Veo a mi alrededor y es la primera vez que como en un baño, pero ella no tiene cara de asco ni de incomodidad.Termino de comer el pan con pollo, pero cuando me voy a levantar me regresan los mareos.—Emilia —susurro su nombre, ella me ayuda a sostenerme.—Oye oye, no Edu por favor no te desmayes —dice tomando mi rostro.—No
Abro la puerta para ve a Mario sin polo apunto de golpear a Edu.—No —le digo tomando del brazo a mi enamorado.—¿Qué mierda está pasando aquí Emilia? —pregunta molesto.Yo miro a mi alrededor y mi cama está algo desordenada y no recuerdo haberla dejado así en la mañana. Edu se ve pálido y algo cansado.—Mario es una larga historia.—Tengo todo el tiempo del mundo mi amor, vos cuéntame qué hace aquí el hijo de nuestro jefe.Lo tomo del brazo apartándolo de Edu. Lo llevo hacía la puerta, me acerco a Edu y toco su frente.—Te traeré agua caliente de abajo, ven echate en mi cama por mientras —le ordeno con voz baja y calmada.Él no protesta y rápidamente se va hacia mí cama y se echa, se cubre con mi colcha pequeña y nos da le espalda.—Ja —suelta Mario.—¿Qué pasa? —le pregunto molesta.—Traes a casa a un imbécil y le ofreces tu cama, eso pasa.Agarró de la mano a mi enamorado y lo miro a los ojos, veo algo en él que jamás he visto y es inseguridad, celos, hasta podría ver su desconfian
Ella me mira a los ojos y veo inseguridad en su mirada. Asiente con la cabeza y me extiende la mano.—Yo misma renunciaré —dice. Intento tomar su mano, pero no puedo.De cierta manera estoy alegre por alejarla de mi padre y por otro lado, ella sabe todo sobre este trabajo. No pensé que ella cedería tan fácil.—Bien ahora abre la puerta —exigo. Ella se pone de pie y avanza hacia la puerta.—Edu deberías de pedir un taxi a tu casa —su voz suena apagada. Es en estos momentos que me gustaría tener el super poder de leer las mentes así podría saber si mentalmente me está matando o pensando otras cosas.—Si, por favor pideme un taxi —le digo. Ella abre la puerta y ambos bajamos a esperar mi taxi luego de que ella lo pidiera.Para mí seguridad yo digite la dirección.—Emilia —llamo si atención mientras estamos sentados en la vereda. Ella me mira y quiero agradecerle por lo del pan y todo lo que ha hecho por mí hasta ahora y pedirle perdón por ser un desgraciado con ella.Veo ilusión en sus o
Observó la mano de Emilia, antes de que extienda la mano para darme ese sobre con su renuncia, le quitó el sobre y lo rompo en dos. Ella me mira sorprendida. —Sientate por favor —le ruego ella asiente con la cabeza y se sienta frente a mí. —Si salgo de esta junta victorioso sé que en menos de un día me echaran a patadas —lo digo con sinceridad y el enorme peso de la vergüenza de tener una carrera pero no ejercerla —.Lo cual causará serios problemas tanto para mi padre como pars mi, las futuras decisiones que tome... Ella está observándome detenidamente, me está estudiando, mis gestos mis acciones, todos, ya antes la he visto hacerlo. —Eduardo.... —Edward Costa —la corrijo. —Señor Costas tenemos una hora antes de la junta de los accionistas le explicare temas básicos y respuestas concretas a las que usted se puedo optar por decir. Ella toma su tablet y comienza a buscar en una carpeta de documentos. Todo el peso que llevaba encima desaparece cuando ella hace ese gesto, cuando el
Emilia tiene la mirada fría, fija en su teléfono. Esta pensativa... Tomo su brazo y ella tira de él. Sale del edificio y voltea.—No somos amigos Edu.—Valla ahora me llamas Edu.—Ya estamos fuera de la oficina — dice ella —Te puedo llamar así, pero si no es de tu agrado...—No, Dime Edu se siente incómodo el señor Costa.Mira el edificio y no puedo evitar reírme con fuerza. Ella avanza hacia mí y estamos a centímetros del otros, me mira a los ojos y quiero retroceder pero avanzó y ella no retrocede.—Lo hiciste bien hoy —dice intentando evitar sonreír. La miró a los ojos y ella no quita la mirada. Su voz me tensa de inmediato el cuerpo, esa frase. Sacudo un poco la cabeza.No sé si esta es su manera de coquetear o quiere demostrarme que ella tiene el control. Retrocedo y quito la mirada.—Emilia — le extiendo la mano.—Dime...—Gracias por lo de hoy —digo. Ella aún no toma mi mano, la observa.—No me he olvidado tu acto infantil, ni tus humillaciones y se que aún dudas de mí y tu pad
La piernas me temblaban y mi corazón se quería salir de mi pecho, maldecía internamente ser tan buena gente, pero no estaba dispuesta a perder mi trabajo aunque eso implicará seguir a un niño mimado corriendo por varias cuadras. Lo veía a lo lejos y sin duda se nota que estaba bien entrenado, la gente me miraba y yo sentía cierta vergüenza. —Detente - gritaba por quinta vez, con todas mis fuerzas. Mis tacos se me iban a malogras, me detuve de golpe y no lo pensé dos veces, me los quite y comencé a correr con los pies descalzos por toda la avenida principal. Veía su sonrisa santurrona a lo lejos, fingía correr en su mismo sitio mientras yo intentaba con todas mis fuerzas alcanzarlo. —Eres una lenta - gritó. Track - fue el sonido que emitió mi falda, mire al costado y efectivamente la costura había cedido. Puse los ojos en blanco antes de chocar con alguien y caer al piso. Sentí las palmas de mi mano arder con fuerza mi falda termino por romperse más y mi trasero impacto brutalmen