Emilia tiene la mirada fría, fija en su teléfono. Esta pensativa... Tomo su brazo y ella tira de él. Sale del edificio y voltea.—No somos amigos Edu.—Valla ahora me llamas Edu.—Ya estamos fuera de la oficina — dice ella —Te puedo llamar así, pero si no es de tu agrado...—No, Dime Edu se siente incómodo el señor Costa.Mira el edificio y no puedo evitar reírme con fuerza. Ella avanza hacia mí y estamos a centímetros del otros, me mira a los ojos y quiero retroceder pero avanzó y ella no retrocede.—Lo hiciste bien hoy —dice intentando evitar sonreír. La miró a los ojos y ella no quita la mirada. Su voz me tensa de inmediato el cuerpo, esa frase. Sacudo un poco la cabeza.No sé si esta es su manera de coquetear o quiere demostrarme que ella tiene el control. Retrocedo y quito la mirada.—Emilia — le extiendo la mano.—Dime...—Gracias por lo de hoy —digo. Ella aún no toma mi mano, la observa.—No me he olvidado tu acto infantil, ni tus humillaciones y se que aún dudas de mí y tu pad
La piernas me temblaban y mi corazón se quería salir de mi pecho, maldecía internamente ser tan buena gente, pero no estaba dispuesta a perder mi trabajo aunque eso implicará seguir a un niño mimado corriendo por varias cuadras. Lo veía a lo lejos y sin duda se nota que estaba bien entrenado, la gente me miraba y yo sentía cierta vergüenza. —Detente - gritaba por quinta vez, con todas mis fuerzas. Mis tacos se me iban a malogras, me detuve de golpe y no lo pensé dos veces, me los quite y comencé a correr con los pies descalzos por toda la avenida principal. Veía su sonrisa santurrona a lo lejos, fingía correr en su mismo sitio mientras yo intentaba con todas mis fuerzas alcanzarlo. —Eres una lenta - gritó. Track - fue el sonido que emitió mi falda, mire al costado y efectivamente la costura había cedido. Puse los ojos en blanco antes de chocar con alguien y caer al piso. Sentí las palmas de mi mano arder con fuerza mi falda termino por romperse más y mi trasero impacto brutalmen
Miro a todos lados y veo a mis compañeras murmurar algo, pero ninguna me dice nada. Miro el polo de Edu y voy al baño a quitarmelo.Me miró al espejo y las lágrimas se me escapan, mis manos me arden, mis rodillas están raspadas, mi rostro está cansado y la vergüenza no puede más conmigo.Día de mierda - digo mentalmente mientras me hecho agua con ambas manos, duele mucho el contacto del agua con mi mano, pero me contego.Luego de terminar de limpiarme, tomo mi teléfono y marco a mi enamorado.—Luis - susurro.—Emilia - dice sorprendido.—Puedes ir a mi casa y decirle a mi papá que te dé algo de ropa, me lo puedes traer al trabajo.—¿Qué pasó amor? - me pregunta algo preocupado.—Te contaré cuando estés aquí, por favor ayúdame.Mi voz es de súplica.—Claro, ahora mismo voy para allá.Miro mi reloj y son las cuatro de la tarde. Él día paso rápido y de cierta manera eso alivia, ya pronto me iré a casa.Una compañera de trabajo ingresa al baño y me mira.—Aquí estabas, el jefe está buscán
Tocan la puerta de la oficina y uno de los guardias borra su sonrisa para poner una más seria. Cuando abre la puerta veo a un chico con un polo blanco unos jeans oscuros, alto y delgado, de cabello oscuro, ondeado. Su manera tan segura de pararse se ve que tiene un carácter imponente.—Mario - lo saluda mi padre.—Jefe - dice él, avanza hacia nosotros y se detiene a mirar minuciosamente a Emilia.¿Por qué la mira así?.—¿Amor fuiste a la guerra o algo así?Estoy sorprendido, él toma el rostro de su novia y le da un beso en la frente.—Tuve que correr a tu casa, pero aquí tienes.—Emilis hoy puedes irte, mañana tomate el día y nos vemos el lunes como siempre - dice mi papá.Emilia me da una última mirada y luego mira a mi papá.—Esta bien, muchas gracias.—Vas a renunciar -amenazó cuando la veo salir por esa puerta.Mi padre me está mirando con cara de pocos amigos y yo solo le muestro una sonrisa.—¿Y bien, que me dirás ahora? - pregunto.—Primero que te alejes de mi secretaría, como
Veo a mi hermana reírse por teléfono y mirar la televisión. Subo las escaleras y ella se gira para verme.—¿Y como te fue en la cena? - me pregunta.—¿Ahora eres curiosa? - le pregunto.—Claro hermana, me importa toda su vida... - sonríe y luego mira sus uñas —Dire me importa toda tu vida, después de todo somos hermanas.—No te confundas, tú y yo no somos hermanas - le digo con seriedad.—¿Cuánto crees que te dure Mario? - me pregunta.Subo las escaleras y cierra la puerta, me pongo a meditar sobre mi cama, me cubro la cara con la almohada y gritó como loca.Luego de gritar y soltar todo mi malestar decido tomar mi teléfono y buscar al tipo que me humilló. La sangre me hierve cada cabeza que pienso en él. Quiero saber todo sobre él.Edu Costa pongo en Google y inmediatamente salta un montón de artículos del músico, modelo, fotógrafo y pintor.Me quedo maravillada por sus fotografías en blanco y negro, además de su pintura de una niña con una flor y llorando.Igual puede tener mucho ta
Ingreso a casa y comienzo mi búsqueda en todo mis cuadernos de apuntes, teléfonos, contactos. Pero después de horas no encuentro nada sobre Edu.Evidentemente no son cercanos. Miro el reloj y es hora de ir a la oficina, pero en que momento buscaré a ese engreído.Estoy sentada frente a mi escritorio, mi teléfono vibra y veo una foto en el periódico.Edward Costa deslumbra en la pasarela... - dice el encabezado de la revista de modas.Esta foto es reciente.Busco el desfile y después toda la información.¿Esta en Italia?Estoy sorprendida y al mismo tiempo preocupada. Lo encontré pero no está aquí.Tengo hasta mañana. Aplastó seguir a todas sus redes sociales y en su instagram inmediatamente acepta mi solicitud.Busco en las fotos que lo han etiquetado y veo varios conciertos.Veo la última foto en la que se etiquetó, anuncia que habrá un concierto caritativo en la plaza mayor a las ocho de la noche.Estoy en el bus y busco información sobre el evento y uno de lo auspiciadores es el gr
Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.—¿Qué querés? — me pregunta con desdén. Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.Lo mismo les informo a los demás ingenieros.Termino cansada sin almorzar, pero lista para
La miró y es cabello algo alborotado, me mira y me entrega su pan, veo una mirada diferente a nuestro primer encuentro.Al parecer no es como yo me la imaginaba, la palabra cazafortunas siempre suena en mi cabeza con cada nueva secretaria que contrata mi papá.Abro la bolsita y luego me quito el papel. —¿Mayonesa le pregunto? Ella se lo piensa y asiente con la cabeza.—Bien, ese si me gusta.Le doy la primera mordida y comienzo a masticar, está delicioso. Ella me observa con algo de ternura pero de inmediato se da cuenta que le causó eso y sacude su cabeza.Masticó y trago.—¿De que deseas hablar? —le pregunto.—Termina tu pan y hablamos.Asiento con la cabeza. Veo a mi alrededor y es la primera vez que como en un baño, pero ella no tiene cara de asco ni de incomodidad.Termino de comer el pan con pollo, pero cuando me voy a levantar me regresan los mareos.—Emilia —susurro su nombre, ella me ayuda a sostenerme.—Oye oye, no Edu por favor no te desmayes —dice tomando mi rostro.—No