Tocan la puerta de la oficina y uno de los guardias borra su sonrisa para poner una más seria. Cuando abre la puerta veo a un chico con un polo blanco unos jeans oscuros, alto y delgado, de cabello oscuro, ondeado. Su manera tan segura de pararse se ve que tiene un carácter imponente.
—Mario - lo saluda mi padre.
—Jefe - dice él, avanza hacia nosotros y se detiene a mirar minuciosamente a Emilia.
¿Por qué la mira así?.
—¿Amor fuiste a la guerra o algo así?
Estoy sorprendido, él toma el rostro de su novia y le da un beso en la frente.—Tuve que correr a tu casa, pero aquí tienes.
—Emilis hoy puedes irte, mañana tomate el día y nos vemos el lunes como siempre - dice mi papá.
Emilia me da una última mirada y luego mira a mi papá.
—Esta bien, muchas gracias.
—Vas a renunciar -amenazó cuando la veo salir por esa puerta.
Mi padre me está mirando con cara de pocos amigos y yo solo le muestro una sonrisa.
—¿Y bien, que me dirás ahora? - pregunto.
—Primero que te alejes de mi secretaría, como te quedó claro tiene novio...
—Ese no creo que sea el problema para ti, mi mamá también tenía novio y era tu menor por 16 años - digo poniendo los ojos en blanco.
Siento como roza por mi rostro algo duro, estalla contra el vidrio.
Mi padre se sujeta con fuerza el pecho y se sienta en su sillón.—Largate ahora - grita.
Sin pensarlo dos veces me pongo de pie y me giro para irme, veo la cabeza del caballo y al lado su cuerpo.
—Debes controlar tu ira - digo mirando a un guardia.
Me cierran la puerta en la cara y veo a las demás personas de la oficina mirarme, cuando las miro con esa mirada de desprecio se ponen ha hacer sus cosas, ya no es la primera ves que estoy en esta oficina recibiendo gritos, casi siempre que me entero que una probe incauta vengo a molestarlos.
Camino hacia el elevador y ingreso con el resto de personas.
Estoy en el primer nivel, sin polo y dinero. Levanto la mirada para ver a Emilia aún con su ropa toda destrozada y a Mari...Mario sujetados de la mano esperando un carro.Los miro fijamente, nuestras miradas se encuentran cuando ella alza la mirada. Un taxi se detiene frente a ellos, ella sube primero. Alzó la mano y tomo un taxi hasta mi departamento.
Le doy la dirección de mi edificio y el taxista con mucha desconfianza decide llevarme. Voy todo el camino en silencio repasando mentalmente cada gesto de Emilia, llámenme loco pero no es una opción confiar en gente como ella.Mario y Emilia.Mario llamando jefe a mi padre.Sacudo mi cabeza y nos detenemos en mi edificio.—¿Desea subir conmigo o me espera a que baje el dinero? - le pregunto.
—Lo espero joven.
Bajo del auto y ingreso al edificio el de seguridad niega con la cabeza.
—¿Y esta vez quién fue?
Sonrió y miro la pantallita de la pared que indica que mi transporte está a dos pisos.
—Una chica.—¿En serio? - pregunta sorprendido.
—Si ahora no me molestes, ¿sabes si llego Alice? - le pregunto.
El asiente con la cabeza y ingreso al elevador, marco el botón con mi piso.
Ingreso a mi departamento, no hago mucho ruido, saco dinero de mi cajón de la sala y salgo.De regreso al departamento Alice ya está despierta.—¿Por qué no me has escrito? - me pregunta.
—Alice - advierto.
—Ed estuve despierta esperándote...
—Nadie te pidió eso...
—Estaba preocupada - dice tomando mi mano y deteniéndome para que ingresé a mi habitación.
La miró a los ojos y ella sabe de inmediato que quiero estar solo.
—¿Fuiste donde tu padre otra vez? - me pregunta.
—Si - gritó cerrando la puerta.
—Edu sabes que eso es dañino para tu salud.
—Ayer fue el aniversario de la muerta de mi mamá - digo antes de caer sobre mi cama y cubrirme con mi manta.
Emilia:Llego a casa y luego de bañarme, arreglarme salgo de mi habitación. Mario está esperándome en la sala.—¿Vamos a cenar algo? - me pregunta.—Mejor pidamos algo de comer - sugiero. Asiente con la cabeza y busca en su teléfono comida para pedir.
Mi padre hoy trabaja de madrugada, pero pronto llegará mi madrastra y su hija. Escucho la puerta y Mario se pone de pie.
—Mejor subamos - dice él.
Corremos escaleras arriba y nos metemos en mi habitación. Queremos reunirnos porque parecemos dos escolares escondiéndose.
—Emilia baja - grita ella.
Si no le hago caso subirá a gritar como loca, así que decido bajar, Mario me da ánimos con un fuerte abrazo y un beso en la frente.
—Emilia - grita.—Ya bajo - respondo también gritando. Sin pensarlo dos veces corro hacia abajo.
—Buenas noches, ¿dime? - le pregunto poniendo mis manos en mi cintura.
—¿Quién está arriba? - es lo primero que me pregunta.
—Mario.—¿Acaso piensas que mi casa es tu hotel? - me pregunta con una ceja alzada.
Quiero reírme, pero me cubro la boca.—No lo sé, eso le puedes preguntar a tu hija - le digo con una sonrisa.
Ella pone cara de indignación y siento que me pegará.—No soy esa estúpida niña a la cual podías golpear, si me tocas voy a responder - digo tomando su mano en el aire.
Presionó con mucha fuerza su muñeca. Mario me toma del hombro. Veo a Elvira mirarlo como si fuera un pastel de chocolate, le veo la baba caer por todo el piso de la sala.—Calmate Emilia, vamos arriba - dice él. Suelto la mano de mi madrastra y subimos los dos.
Yo no quiero que esté día de m****a termine peor, así que decidimos mejor salir a cenar a la calle, luego de una cena típica con Mario regreso a casa.Veo a mi hermana reírse por teléfono y mirar la televisión. Subo las escaleras y ella se gira para verme.—¿Y como te fue en la cena? - me pregunta.—¿Ahora eres curiosa? - le pregunto.—Claro hermana, me importa toda su vida... - sonríe y luego mira sus uñas —Dire me importa toda tu vida, después de todo somos hermanas.—No te confundas, tú y yo no somos hermanas - le digo con seriedad.—¿Cuánto crees que te dure Mario? - me pregunta.Subo las escaleras y cierra la puerta, me pongo a meditar sobre mi cama, me cubro la cara con la almohada y gritó como loca.Luego de gritar y soltar todo mi malestar decido tomar mi teléfono y buscar al tipo que me humilló. La sangre me hierve cada cabeza que pienso en él. Quiero saber todo sobre él.Edu Costa pongo en Google y inmediatamente salta un montón de artículos del músico, modelo, fotógrafo y pintor.Me quedo maravillada por sus fotografías en blanco y negro, además de su pintura de una niña con una flor y llorando.Igual puede tener mucho ta
Ingreso a casa y comienzo mi búsqueda en todo mis cuadernos de apuntes, teléfonos, contactos. Pero después de horas no encuentro nada sobre Edu.Evidentemente no son cercanos. Miro el reloj y es hora de ir a la oficina, pero en que momento buscaré a ese engreído.Estoy sentada frente a mi escritorio, mi teléfono vibra y veo una foto en el periódico.Edward Costa deslumbra en la pasarela... - dice el encabezado de la revista de modas.Esta foto es reciente.Busco el desfile y después toda la información.¿Esta en Italia?Estoy sorprendida y al mismo tiempo preocupada. Lo encontré pero no está aquí.Tengo hasta mañana. Aplastó seguir a todas sus redes sociales y en su instagram inmediatamente acepta mi solicitud.Busco en las fotos que lo han etiquetado y veo varios conciertos.Veo la última foto en la que se etiquetó, anuncia que habrá un concierto caritativo en la plaza mayor a las ocho de la noche.Estoy en el bus y busco información sobre el evento y uno de lo auspiciadores es el gr
Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.—¿Qué querés? — me pregunta con desdén. Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.Lo mismo les informo a los demás ingenieros.Termino cansada sin almorzar, pero lista para
La miró y es cabello algo alborotado, me mira y me entrega su pan, veo una mirada diferente a nuestro primer encuentro.Al parecer no es como yo me la imaginaba, la palabra cazafortunas siempre suena en mi cabeza con cada nueva secretaria que contrata mi papá.Abro la bolsita y luego me quito el papel. —¿Mayonesa le pregunto? Ella se lo piensa y asiente con la cabeza.—Bien, ese si me gusta.Le doy la primera mordida y comienzo a masticar, está delicioso. Ella me observa con algo de ternura pero de inmediato se da cuenta que le causó eso y sacude su cabeza.Masticó y trago.—¿De que deseas hablar? —le pregunto.—Termina tu pan y hablamos.Asiento con la cabeza. Veo a mi alrededor y es la primera vez que como en un baño, pero ella no tiene cara de asco ni de incomodidad.Termino de comer el pan con pollo, pero cuando me voy a levantar me regresan los mareos.—Emilia —susurro su nombre, ella me ayuda a sostenerme.—Oye oye, no Edu por favor no te desmayes —dice tomando mi rostro.—No
Abro la puerta para ve a Mario sin polo apunto de golpear a Edu.—No —le digo tomando del brazo a mi enamorado.—¿Qué mierda está pasando aquí Emilia? —pregunta molesto.Yo miro a mi alrededor y mi cama está algo desordenada y no recuerdo haberla dejado así en la mañana. Edu se ve pálido y algo cansado.—Mario es una larga historia.—Tengo todo el tiempo del mundo mi amor, vos cuéntame qué hace aquí el hijo de nuestro jefe.Lo tomo del brazo apartándolo de Edu. Lo llevo hacía la puerta, me acerco a Edu y toco su frente.—Te traeré agua caliente de abajo, ven echate en mi cama por mientras —le ordeno con voz baja y calmada.Él no protesta y rápidamente se va hacia mí cama y se echa, se cubre con mi colcha pequeña y nos da le espalda.—Ja —suelta Mario.—¿Qué pasa? —le pregunto molesta.—Traes a casa a un imbécil y le ofreces tu cama, eso pasa.Agarró de la mano a mi enamorado y lo miro a los ojos, veo algo en él que jamás he visto y es inseguridad, celos, hasta podría ver su desconfian
Ella me mira a los ojos y veo inseguridad en su mirada. Asiente con la cabeza y me extiende la mano.—Yo misma renunciaré —dice. Intento tomar su mano, pero no puedo.De cierta manera estoy alegre por alejarla de mi padre y por otro lado, ella sabe todo sobre este trabajo. No pensé que ella cedería tan fácil.—Bien ahora abre la puerta —exigo. Ella se pone de pie y avanza hacia la puerta.—Edu deberías de pedir un taxi a tu casa —su voz suena apagada. Es en estos momentos que me gustaría tener el super poder de leer las mentes así podría saber si mentalmente me está matando o pensando otras cosas.—Si, por favor pideme un taxi —le digo. Ella abre la puerta y ambos bajamos a esperar mi taxi luego de que ella lo pidiera.Para mí seguridad yo digite la dirección.—Emilia —llamo si atención mientras estamos sentados en la vereda. Ella me mira y quiero agradecerle por lo del pan y todo lo que ha hecho por mí hasta ahora y pedirle perdón por ser un desgraciado con ella.Veo ilusión en sus o
Observó la mano de Emilia, antes de que extienda la mano para darme ese sobre con su renuncia, le quitó el sobre y lo rompo en dos. Ella me mira sorprendida. —Sientate por favor —le ruego ella asiente con la cabeza y se sienta frente a mí. —Si salgo de esta junta victorioso sé que en menos de un día me echaran a patadas —lo digo con sinceridad y el enorme peso de la vergüenza de tener una carrera pero no ejercerla —.Lo cual causará serios problemas tanto para mi padre como pars mi, las futuras decisiones que tome... Ella está observándome detenidamente, me está estudiando, mis gestos mis acciones, todos, ya antes la he visto hacerlo. —Eduardo.... —Edward Costa —la corrijo. —Señor Costas tenemos una hora antes de la junta de los accionistas le explicare temas básicos y respuestas concretas a las que usted se puedo optar por decir. Ella toma su tablet y comienza a buscar en una carpeta de documentos. Todo el peso que llevaba encima desaparece cuando ella hace ese gesto, cuando el
Emilia tiene la mirada fría, fija en su teléfono. Esta pensativa... Tomo su brazo y ella tira de él. Sale del edificio y voltea.—No somos amigos Edu.—Valla ahora me llamas Edu.—Ya estamos fuera de la oficina — dice ella —Te puedo llamar así, pero si no es de tu agrado...—No, Dime Edu se siente incómodo el señor Costa.Mira el edificio y no puedo evitar reírme con fuerza. Ella avanza hacia mí y estamos a centímetros del otros, me mira a los ojos y quiero retroceder pero avanzó y ella no retrocede.—Lo hiciste bien hoy —dice intentando evitar sonreír. La miró a los ojos y ella no quita la mirada. Su voz me tensa de inmediato el cuerpo, esa frase. Sacudo un poco la cabeza.No sé si esta es su manera de coquetear o quiere demostrarme que ella tiene el control. Retrocedo y quito la mirada.—Emilia — le extiendo la mano.—Dime...—Gracias por lo de hoy —digo. Ella aún no toma mi mano, la observa.—No me he olvidado tu acto infantil, ni tus humillaciones y se que aún dudas de mí y tu pad