Trece

He dejado el teléfono cargando, me ha servido para alejarme de los mensajes interrogantes del por qué Ventura me invitó a salir. En cuanto me llegó la llamada de Sebastián, decidí dar el tema por zanjado. Si no quieren acompañarme, que no lo hagan, ya si termino muerta o secuestrada será mi culpa por ir sin refuerzos. Pero es que a veces los refuerzos persisten con la idea de que tienes algo que ver con el asunto de mierda porque ocurren cosas sospechosas. Pero no es mi culpa y al parecer ellos no lo pueden entender.

Voy hacia el teléfono porque ha empezado a vibrar demasiado, tal vez se trata de una emergencia.

Acosador: No son de fiar, hicimos un trato y lo quebraron.

Sebastián: Cabrón, fuiste tú quien no cumplió su parte, me secuestraste.

Acosador: No traías el video contigo, tuve que ir por tu computadora y tomar el teléfono.

Sebastián: Ahora que hablamos de eso, ¿cómo supiste donde guardé la última copia?

La discusión de Sebastián con el acosador me da pésima espina. No le hablas
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