Derek lo siguió con la mirada, tratando de contener la marea de pensamientos que lo asaltaban. Vittorio Carbone era un nombre que traía consigo una historia complicada, llena de poder y acuerdos que se sellaban en las sombras. Mientras observaba cómo Cristian tomaba una botella de whisky, esa sensación incómoda volvía a invadirlo. —¿Le preparo algo de beber, señor Carbone? —ofreció Cristian, su tono cordial, pero con un trasfondo claramente manipulador.—Un whisky, por favor —respondió Derek, sin apartar los ojos del hombre.Liam lo miró de inmediato, sorprendido de que Derek, que solía evitar las bebidas fuertes en situaciones tensas, aceptara una.Cristian regresó con las bebidas y le entregó el vaso a Derek, con una sonrisa calculada en sus labios. Se sentó nuevamente, pero esta vez con una postura más relajada, como si hubiera comenzado el juego y él tuviera la ventaja.— Me gusta tomarme mi tiempo para conocer bien a mis socios, señor Carbone —comenzó Cristian, su tono más liger
Derek estaba inquieto, caminando de un lado a otro en el amplio despacho que compartía con James en la mansión que alguna vez había pertenecido a Vittorio. Sus pensamientos iban y venían, intentando buscar las palabras adecuadas para explicar lo que lo tenía tan preocupado. Decirle a James que Cristian Soto, el padre de Liam, estaba reclamando algo suyo no era un asunto que pudiera tomarse a la ligera. No sólo porque Cristian era un hombre poderoso, sino porque, de algún modo, parecía tener información que ni siquiera Derek, con todo lo que sabía del pasado de los Carbone, había logrado descubrir.James, sentado cómodamente en uno de los sillones de cuero junto al minibar, observaba a su hermano adoptivo con cierta impaciencia. Sabía que cuando Derek se ponía así, era porque tenía algo serio en mente, pero odiaba esperar.—¿Se puede saber para qué me llamaste? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio mientras servía un poco de whisky en un vaso. Su tono era frío, pero lleno de exas
Derek asintió, aunque la idea no lo convencía del todo. Hablar con Liam significaba involucrarlo más de lo que ya estaba, y lo último que quería era ponerlo en el centro de un conflicto que podía salirse de control. Sin embargo, sabía que James tenía razón.El silencio se instaló en la habitación por unos instantes, mientras ambos hombres procesaban lo que esto significaba. Finalmente, James tomó su vaso de whisky, lo levantó y bebió un sorbo antes de romper el silencio con un tono más ligero, aunque todavía cargado de seriedad.—Por cierto, Derek... —dijo, con una media sonrisa que no alcanzaba a suavizar del todo la tensión en su rostro—. ¿Cómo reaccionó Liam cuando conociste a su padre? Porque me imagino que la reunión no fue precisamente... cordial.Derek soltó una risa seca, llena de ironía.—Digamos que Cristian no parece estar muy emocionado con la idea de que su hijo esté conmigo.James levantó una ceja, claramente divertido por la ironía de la situación.—Bueno, bienvenido al
Cristian lo miró en silencio, su mandíbula apretada. La tensión en la habitación era palpable, como si el aire mismo se hubiera vuelto más pesado.—Sólo dime de una vez qué tiene James que sea tuyo —gritó Liam finalmente, su paciencia agotada—. ¡Dímelo!El silencio que siguió fue casi ensordecedor. Cristian se levantó lentamente de su silla, caminando hacia la ventana mientras miraba al horizonte. Su espalda era una barrera que Liam no podía cruzar, un muro que ocultaba la verdad.—No puedo decírtelo aún —murmuró Cristian después de un largo momento—. Pero te aseguro que cuando lo descubras, entenderás por qué estoy dispuesto a todo para recuperarlo.Liam se levantó de su asiento, frustrado y cansado de los juegos de su padre.—Si no me dices la verdad, no cuentes conmigo —dijo, con una mezcla de tristeza y determinación—. No voy a ser parte de tus guerras personales, papá.Y sin esperar respuesta, se dio la vuelta y salió de la oficina, dejando a Cristian sumido en sus propios pensam
Finalmente, cuando Liam estaba completamente desnudo, Derek lo tomó de la mano y lo guió hacia la ducha. Abrió el grifo, dejando que el agua tibia comenzara a fluir, llenando el espacio con vapor. Pero antes de entrar, lo acercó de nuevo a su cuerpo, envolviéndolo en un abrazo cálido.—Gracias por estar aquí conmigo —susurró Derek, apoyando su barbilla en el hombro de Liam—. Contigo, siento que puedo con cualquier cosa.Liam no respondió de inmediato, simplemente se hundió más en el abrazo, sintiendo el latido firme del corazón de Derek contra su propio pecho. Finalmente, levantó la cabeza y lo miró a los ojos.—Siempre voy a estar contigo, Derek —dijo con una sinceridad que caló hondo.Ambos entraron a la ducha, dejando que el agua caliente cubriera sus cuerpos mientras el mundo exterior quedaba momentáneamente olvidado.A la mañana siguiente, Derek se levantó antes de que el sol estuviera completamente arriba. Miró a Liam, que dormía profundamente, con el rostro relajado y la respir
Derek cerró la puerta tras de sí, dejando el bullicio de la ciudad afuera. Su apartamento estaba silencioso, tan silencioso que le pareció aún más frío de lo habitual. Las paredes desnudas y los muebles minimalistas no ayudaban, pero su vista se dirigió inmediatamente hacia el balcón, donde una figura conocida permanecía de pie, mirando la inmensidad de la ciudad iluminada.Liam estaba allí, con una postura relajada pero pensativa, sosteniendo algo en sus manos. Sus cabellos oscuros se movían ligeramente con la brisa nocturna, y la luz de la ciudad parecía envolverlo en un halo de melancolía.Derek dejó su chaqueta con descuido sobre el sofá, sin apartar la mirada de su pareja. Caminó hacia la puerta de cristal que separaba la sala del balcón, la deslizó con suavidad y salió al aire fresco de la noche. Se colocó detrás de Liam, rodeándolo con sus brazos en un abrazo firme pero reconfortante, y besó suavemente su cuello.—Buenas noches, amor —murmuró Derek, dejando que sus labios rozar
Derek suspiró y se inclinó hacia él, apoyando los codos en las rodillas mientras juntaba las manos.—Sí, tal vez, Liam. Pero Vittorio siempre fue un hombre ambicioso. Nunca le importó nadie más que él mismo. —Su tono se endureció ligeramente al recordar al hombre que había marcado su pasado—. Sin embargo, creo que con tu padre era diferente. Quizá por eso esté tan desesperado por encontrar algo que les pertenecía a ambos.Liam lo miró, aún desconcertado, mientras sus cejas se juntaban en una expresión de profundo conflicto interno.—Derek... tú mismo me dijiste que cuando Vittorio te adoptó no recuerdas a mi padre junto a él. Nunca mencionaste que ellos se conocieran.Derek levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Liam. Había una mezcla de compasión y firmeza en su expresión, consciente de que debía mantener la calma para poder ayudar a su pareja a procesar todo esto.—Bebé... sé que es difícil de entender. Pero creo que tu padre quiere decirte la verdad. Tal vez este sea el m
Durante el trayecto, Liam permaneció en silencio, observando las calles que pasaban frente a él sin realmente verlas. Su mente estaba demasiado ocupada ensayando las palabras que usaría, aunque sabía que probablemente olvidarían todo en cuanto estuviera frente a Cristian.Cuando finalmente llegaron al imponente edificio donde su padre tenía su empresa, Liam vio el coche de Cristian estacionado en la entrada. Fue como una señal, una confirmación de que no había marcha atrás.—Voy a bajarme ahora —dijo Liam de repente, su voz firme aunque sus manos aún temblaban.Derek lo miró de reojo, evaluando su estado antes de asentir con un leve movimiento de cabeza.—Estaré aquí si me necesitas.Liam tragó saliva, agradecido por el apoyo silencioso de Derek, y salió del coche. Caminó rápidamente hacia la entrada, con los latidos de su corazón resonando en sus oídos. Cada paso lo acercaba más al momento que había estado temiendo y deseando a partes iguales.Al entrar al edificio, sus ojos buscaron