Derek suspiró y se inclinó hacia él, apoyando los codos en las rodillas mientras juntaba las manos.—Sí, tal vez, Liam. Pero Vittorio siempre fue un hombre ambicioso. Nunca le importó nadie más que él mismo. —Su tono se endureció ligeramente al recordar al hombre que había marcado su pasado—. Sin embargo, creo que con tu padre era diferente. Quizá por eso esté tan desesperado por encontrar algo que les pertenecía a ambos.Liam lo miró, aún desconcertado, mientras sus cejas se juntaban en una expresión de profundo conflicto interno.—Derek... tú mismo me dijiste que cuando Vittorio te adoptó no recuerdas a mi padre junto a él. Nunca mencionaste que ellos se conocieran.Derek levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Liam. Había una mezcla de compasión y firmeza en su expresión, consciente de que debía mantener la calma para poder ayudar a su pareja a procesar todo esto.—Bebé... sé que es difícil de entender. Pero creo que tu padre quiere decirte la verdad. Tal vez este sea el m
Durante el trayecto, Liam permaneció en silencio, observando las calles que pasaban frente a él sin realmente verlas. Su mente estaba demasiado ocupada ensayando las palabras que usaría, aunque sabía que probablemente olvidarían todo en cuanto estuviera frente a Cristian.Cuando finalmente llegaron al imponente edificio donde su padre tenía su empresa, Liam vio el coche de Cristian estacionado en la entrada. Fue como una señal, una confirmación de que no había marcha atrás.—Voy a bajarme ahora —dijo Liam de repente, su voz firme aunque sus manos aún temblaban.Derek lo miró de reojo, evaluando su estado antes de asentir con un leve movimiento de cabeza.—Estaré aquí si me necesitas.Liam tragó saliva, agradecido por el apoyo silencioso de Derek, y salió del coche. Caminó rápidamente hacia la entrada, con los latidos de su corazón resonando en sus oídos. Cada paso lo acercaba más al momento que había estado temiendo y deseando a partes iguales.Al entrar al edificio, sus ojos buscaron
Cristian se llevó las manos al rostro, como si intentar cubrirse pudiera protegerlo del juicio en los ojos de su hijo. Sus hombros temblaban levemente, y aunque mantenía la voz firme, su vulnerabilidad era evidente.—Me he vuelto loco, Liam —dijo, su voz rota por la desesperación—. Día y noche trato de no pensar en él, en Vittorio. Me repito que ya está muerto, que tengo que seguir adelante. Pero no puedo. No puedo sacarme este amor del corazón, no importa cuánto lo intente.Liam lo miraba en silencio, sintiendo una mezcla de compasión y alarma. Cristian levantó la mirada, con los ojos brillantes por lágrimas contenidas, y habló con más intensidad.—Cuando tú entiendas lo que es el amor de verdad, Liam, quizás entonces serías capaz de comprender. De comprender lo que he hecho, lo que he soportado, por el hombre que amaba.Liam frunció el ceño, confuso, preocupado por el tono sombrío de su padre.—Papá, ¿de qué estás hablando ahora? —preguntó con cautela—. ¿Qué fue lo que hiciste? ¿Qué
Derek apretaba con fuerza el volante mientras su rostro reflejaba una mezcla de frustración y pánico. Pisaba el acelerador con una intensidad que parecía desafiar las normas del tráfico. Su mandíbula estaba tan apretada que los músculos de su rostro se marcaban. Golpeó el volante con una mano mientras sostenía el teléfono con la otra, intentando, sin éxito, contactar a su hermano adoptivo.—¿Dónde estás, James? ¡Contesta, maldita sea! —gritó con voz desgarrada, su frustración alcanzando el límite. El eco de su grito llenó el coche, haciendo que Liam se encogiera en el asiento, su cuerpo todavía temblando por el nerviosismo.Derek giró brevemente hacia Liam, quien estaba paralizado, con el teléfono aún en la mano.—¡Llama a Sean, ahora! —exigió Derek—. Si James no está contestando, Sean tiene que saber algo. ¡Deben estar juntos!Liam asintió frenéticamente, sus manos torpes luchando por desbloquear su teléfono. El temblor de sus dedos complicaba incluso la tarea más simple, pero finalm
El chirrido de los neumáticos al frenar resonó con un eco desgarrador mientras Derek detenía el coche frente a la imponente mansión. El corazón de Liam latía con fuerza, casi ensordeciéndolo. Apenas el vehículo se detuvo, Derek salió corriendo hacia la reja, con Liam pisándole los talones.—¡James! —gritó Derek desesperado, su voz quebrada por el miedo.Frente a ellos, la enorme reja metálica parecía un obstáculo insuperable. El candado oxidado brillaba bajo la tenue luz, pero eso no detuvo a Derek, quien comenzó a trepar con una determinación casi sobrehumana.—¡Derek, espera! —exclamó Liam, intentando alcanzarlo, pero Derek ya estaba del otro lado.Derek aterrizó con un salto brusco y comenzó a correr hacia la mansión, mientras gritaba con una mezcla de furia y desesperación.—¡James! ¡James, maldita sea, respóndeme! —gritaba, golpeando la puerta principal con toda su fuerza.Liam observaba desde el otro lado de la reja, impotente, su respiración agitada y el sudor corriendo por su
Liam observaba a Sean desaparecer por el pasillo junto al doctor, sus pasos llenos de prisa y desesperación. Aunque no tenía palabras para describir lo que veía, en su interior podía entenderlo. Eso también era amor: un sentimiento tan profundo que podía arrancarte el aliento, llenarte de miedo y consumir cada pensamiento. Ver a Sean así le recordó a su padre, a Cristian, y todo lo que había vivido con Vittorio. Pensó en el amor que lo había llevado a hacer cosas inimaginables, a romperse completamente al perderlo. Por un instante, la idea lo atravesó como una ráfaga helada: ¿ese mismo dolor era inevitable para todos los que amaban?Derek, que había permanecido en silencio cerca de él, notó la expresión ausente de Liam.—¿En qué piensas? —preguntó Derek, con un tono más suave del que había usado en todo el día.Liam parpadeó, regresando a la realidad. Al girarse para mirarlo, sus ojos se encontraron con los de Derek, y en ese momento no pudo contenerse más. Las lágrimas comenzaron a
Liam se apartó apenas un poco del abrazo de Derek, secando sus lágrimas con el dorso de la mano, mientras en su rostro comenzaba a formarse una leve sonrisa. Había algo en la presencia de Derek que lo reconfortaba como nunca antes. Ese hombre había logrado en poco tiempo darle una seguridad y una protección que Liam no sabía que necesitaba desesperadamente.—Te amo, Derek —dijo Liam con una sinceridad que resonaba en cada palabra.Derek alzó una mano y con su pulgar limpió los restos de lágrimas que aún quedaban en las mejillas de Liam.—Yo también te amo —respondió Derek, su voz profunda y cálida, mirándolo directamente a los ojos.Por un momento, todo pareció detenerse, como si el caos que los rodeaba se desvaneciera en un silencio cómodo. Pero entonces, algo cruzó por la mente de Liam, y su expresión cambió, tornándose más seria.—¿Crees que pueda preguntarte algo? —dijo Liam, su voz más baja, como si estuviera dudando si era correcto hablar de lo que lo inquietaba.Derek frunció l
Los días habían pasado con una extraña calma, aunque cargada de tensiones no resueltas. Liam no había vuelto a visitar a su padre desde aquella explosión. Cada vez que intentaba contactarlo, Cristian ignoraba sus llamadas y mensajes. Por momentos, Liam quería insistir, exigirle respuestas, pero se detenía al pensar en el daño que podría causar a Derek y James si Cristian volvía a cruzarse en sus vidas. Era un conflicto interno constante: amar a su padre, pero no poder ignorar el dolor que había provocado.En la sala principal de la mansión, el ambiente era más relajado, al menos en apariencia. Derek estaba acomodando con cuidado la almohada detrás de James, quien se encontraba aún en recuperación tras el atentado.—¿Cómo te sientes? —preguntó Derek mientras ajustaba la posición de su hermano para que estuviera más cómodo.James rodó los ojos, aunque se veía agradecido por la atención.—Estoy bien, Derek. Lo que no entiendo es por qué no puedo retomar mi vida normal sin que me anden vi